En
esta extraña temporada de huracanes en la que la mayoría de las perturbaciones están
desarrollando su ciclo de vida sobre el océano yendo a “morir” en altas
latitudes –lo que supone un marcado y creo que no del todo deseable transporte
de energía hacia esas zonas- ha nacido una nueva tormenta tropical, la
decimocuarta: “Nadine”.
“Nadine”
emergió de África con dirección hacia el archipiélago de Cabo Verde hace ya bastantes días como una amplia masa
nubosa que fue desarrollando cada vez mas estructuras tormentosas en su seno hasta
hacer aparecer una zona de bajas presiones en su interior y con ella una
convergencia de vientos en bajos niveles, lo que, junto a unos vientos superiores favorables y un mar cálido, la convirtió poco a poco en
tormenta tropical. Éste es el estado en que se encuentra cuando escribo estas
líneas siendo probable, aunque no seguro, que en un plazo de unas 24 horas pase
a la categoría de huracán.
"Nadine" a las10,15 UTC del 13 de septiembre (NOAA) |
“Nadine”
ha despertado mucha expectación entre los aficionados españoles ya que, en
principio, las trayectorias previstas por los modelos la conducían hasta las
cercanías de la Península Ibérica, convertida poco a poco en una profunda
borrasca. En cualquier caso -y como es lógico cuando el periodo de predicción es relativamente largo- había amplias divergencias entre
los modelos ya que esas trayectorias oscilaban desde un paso al Mediterráneo a través de Gibraltar, afectar a Galicia en dirección hacia el sur de Gran
Bretaña o bien dirigirse hacia esta zona directamente sin afectar de lleno a
ningún área terrestre. Hoy todo se ha
complicado un poco más cuando uno de los modelos mas importantes y certeros, el
ECMWF, nos ha presentado un giro “copernicano” en la trayectoria del ciclón de
modo que lo envía rápidamente hacia el norte a través de aguas abiertas. El problema, hoy por hoy, parece estar en la interacción entre el martes y el miércoles de la próxima semana entre una vaguada atlántica acercándose a las Islas Británicas, una “vieja” borrasca fría en el área de Azores, el propio “Nadine”. Y de momento los distintos modelos
resuelven esa interacción de formas distintas aunque con tendencia a aproximarse.
Pero
mas allá de lo que finalmente haga “Nadine” aparece el gran reto de la mejora
de la predicción de la trayectoria e intensidad de los ciclones tropicales dado
el grave riesgo que suponen para los territorios habitados que pueden recorrer
en su ciclo de vida. Como ya he comentado en otras ocasiones, si los modelos de
predicción parten de unos análisis erróneos o al menos no muy correctos, sus
resultados diferirán notablemente de lo que la atmósfera luego haga realmente.
Además, la dinámica interna del ciclón es tan compleja y tan sutil a la vez que
es muy difícil que los modelos la puedan representar con el detalle necesario;
por eso es tan crítico disponer de buenos y abundantes datos. En el caso de los
ciclones, dadas sus características y sus relativamente pequeñas dimensiones,
estos datos son difíciles de obtener y sería misión casi imposible si no fuera
por la cobertura de los satélites meteorológicos que discurren sobre ellos y
por la actividad de los aviones denominados “cazahuracanes” que volando en
pleno huracán obtienen datos vitales para la correcta inicialización de los
modelos y para la necesaria investigación.
Pero
la actividad de estos aviones es sumamente costosa y además sus tripulaciones
han corrido y corren graves riesgos y molestias dadas las severas turbulencias
y fuertes vientos a que tienen que enfrentarse. Por eso desde hace bastante
tiempo se viene hablando de emplear pequeños aviones robotizados sin piloto
pero a su vez verdaderos laboratorios meteorológicos volantes. Pues bien esa época
parece haber llegado o al menos estamos en sus comienzos. La NASA con su
programa Sentinel HS3 ha comenzado esta temporada a enviar a aviones no tripulados "Hawk" a investigar ciclones.
Avión no tripulado "Hawk" para la investigación de huracanes (NASA) |
La primera visita la recibió hace unos días el huracán “Leslie” y ayer y antes de ayer un
Hawk hizo un vuelo de 26 horas para visitar a “Nadine” recopilando datos de
gran importancia y muy en especial de la interacción entre el ciclón y el polvo
del Sahara que con frecuencia se mueve sobre el océano y que parece ser una de
las causas que intervienen mas directamente en los abruptos cambios de
intensidad con que los ciclones nos sorprenden a menudo.
Trayectoria de "Hawk" sobre "Nadine" (NASA) |
Creo
que la utilización de esta nueva tecnología va a suponer un paso adelante muy
importante para el conocimiento y
predicción de estos fenómenos. Y por ahora disfrutemos viendo la complejidad y
la belleza de la atmósfera cuando la vaguada atlántica, la borrasca fría y el propio “Nadine” decidan su futuro.
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