Con frecuencia los meteorólogos hemos hecho notar que no todas las situaciones de dana suponen la aparición de lluvias torrenciales en el área mediterránea ni, por el contrario, todas las lluvias torrenciales aparecen en presencia de danas. Un buen ejemplo de esto último son los diluvios que estos pasados días han dado lugar a altísimos registros de lluvia -que puntualmente han alcanzado los 200 mm en muy poco tiempo- en poblaciones de la Comunidad Valenciana como Benicassim o Sagunto.
Cuando se observan los mapas de niveles medios de la atmósfera en estos días no aparece ninguna dana sino una borrasca situada al oeste/noroeste de la Península Ibérica que fuerza sobre ésta un débil a moderado flujo de Poniente. En superficie las circulaciones de viento han sido muy débiles si bien en algunas zonas mediterráneas aparecía alguna no muy marcada ni muy extensa circulación de levantes, algo típico en estas configuraciones sinópticas cuando un anticiclón se estaciona sobre las Islas Británicas. En resumen, nada que desde el punto de vista dinámico pudiera hacer pensar en algo más que, como mucho, algunos chubascos de poca importancia en el área mediterránea.
Topografía de 500 hPa de las 00 UTC del 29 de agosto elaborada por el Centro Europeo, muy pocas horas antes de las fuertes precipitaciones sobre Benicassim. Como se ve no existe ninguna dana afectando al área mediterránea y la circulación sobre la zona no favorece los ascensos verticales aunque habría que investigar si llegó a existir una pequeña "colaboración" del extremo sur de la borrasca centroeuropea. En superficie no había prácticamente gradiente de presión aunque como suele ser frecuente en estas situaciones existía en algunas zonas del Mediterráneo una débil circulación de viento de levante.
La misma topografía para 24 horas después. La situación es muy parecida a la anterior y nada proclive a generar ascensos significativos del aire en el área mediterránea
Sin embargo, si la dinámica era poco o nada propicia para la generación de lluvias intensas, la termodinámica de la zona mediterránea sí lo era…siempre que recibiera una pequeña ayuda. Los sondeos, tanto observados como previstos por los modelos numéricos, mostraban una estructura vertical muy inestable con aire cálido y sobre todo muy húmedo en las capas bajas y unas capas medias y altas también con humedad y temperaturas algo frías, correspondientes al aire atlántico subtropical que la borrasca situada al oeste peninsular estaba impulsando sobre la zona aunque no cabe descartar alguna contribución de aire centroeuropeo. Un perfil vertical que, con la ayuda de un pequeño empuje ascensional, podía dar lugar a las precipitaciones que posteriormente se registrarían.
Esta magnífica imagen obtenida por el meteorólogo y fotógrafo José Antonio Quirantes obtenida la tarde del 29 desde la provincia de Cuenca muestra con la profunda simetría del cumulonimbo que incluso en el interior peninsular la "termodinámica", con sus ascensos verticales, predominaba clarísimamente sobre cualquier intento de organización proveniente de la dinámica de niveles altos.
....como también lo muestra esta otra de autor desconocido que ha circulado por las redes y obtenida en vuelo entre Valencia e Ibiza
Pues bien, en situaciones de dana, y sobre todo cuando la zona delantera de ésta se encuentra sobre el área mediterránea, son las características del flujo de viento que la rodea a niveles medios-altos (podríamos hablar técnicamente de advección de vorticidad o, desde otro enfoque, de difluencia) lo que fuerza el ascenso vertical del aire de las capas bajas generando las grandes masas nubosas que dan lugar a los diluvios…Pero en este caso, esa dana no existía… ¿entonces?
Entonces, el empuje tiene que venir de otras zonas y lo hace desde la superficie o capas muy próximas. Tal como ya han apuntado algunos meteorólogos expertos en temas mediterráneos basta la confluencia de algunas brisas de tierra con el débil flujo de levante durante la noche o madrugada, o la confluencia de pequeñas circulaciones aéreas sobre el mar o incluso la incidencia de un débil flujo de levante sobre las montañas cercanas a la costa, para que la atmósfera reciba ese pequeño empujón que la lleve a liberar esa gran inestabilidad que se observa en los sondeos. Y lógicamente ello desemboque en los vigorosos ascensos que se traducen en el desarrollo de grandes cumulonimbos, o incluso algún sistema convectivo, con sus torrenciales lluvias asociadas. En cualquier caso, y como ha ocurrido en esta situación, son desarrollos nubosos de relativa pequeña extensión espacial de forma distinta a las situaciones de danas donde las zonas de ascensos suelen ser bastante más extensas.
En esta imagen de Meteosat obtenida a primeras horas de la mañana del día 29 puede verse la pequeña extensión de la zona tormentosa cuyo extremo afectó a Benicassim dando lugar a precipitaciones de unos 150 mm en muy poco tiempo. Este tipo de estructuras se desarrollan preferentemente sobre el mar donde por la noche las condiciones para liberar la inestabilidad suelen ser más favorables y penetran poco en tierra, pero cuando lo hacen muestran su grandísima eficiencia en precipitación.
Esta otra imagen del canal infrarrojo de Meteosat corresponde a la madrugada del día 30. La estructura convectiva es mayor y más estructurada que en el caso anterior y quizás se trate de un pequeño sistema convectivo. El "roce" con la zona de Sagunto es muy pequeño y duró poco tiempo pero suficiente para dejar valores de hasta 200 mm.
Durante años la ocurrencia de estas lluvias sin una clara causa dinámica que las pudiera justificar constituía un quebradero de cabeza para los meteorólogos. Fueron las observaciones y sobre todo los estudios a mesoescala (una escala de mayor resolución espacial y temporal que la escala denominada “sinóptica”) lo que permitió comprender mejor estas situaciones que también durante mucho tiempo fueron deficientemente manejadas por los modelos numéricos de predicción. Afortunadamente, y aunque aún queda espacio de mejora, su cada vez mejor representación de las evoluciones atmosféricas y su aumento de resolución, nos anticipan ya la posible ocurrencia de situaciones sobre las que los meteorólogos deben estar atentos y vigilar muy de cerca.
¿Tiene algo que ver el calentamiento global? Imposible saberlo sin desarrollar estudios de atribución. En principio son situaciones típicas de final de verano, sobre todo cuando en niveles medios y altos empiezan a notarse los primeros “alientos” del aire atlántico o centroeuropeo. ¿Tienen estas masas o la de niveles bajos un mayor contenido energético y una mayor eficiencia de precipitación a causa del calentamiento? Sería muy importante estudiarlo a la vista de las grandes cantidades de lluvia registradas y la importancia de algunos fenómenos asociados como fuertes vientos locales o intensas granizadas. En cualquier caso no es un fenómeno único sino la reiteración de episodios que muestran la presencia de una gran cantidad de energía en la atmósfera, la pista que debe seguirse en una investigación cada vez más necesaria de potenciar en España sobre los efectos del calentamiento global en nuestras zonas.
Mañana, 1 de septiembre, la situación meteorológica cambia sustancialmente sobre la Península y la atmósfera se muestra bastante inestable y con mucho contenido de humedad. Conviene estar, una vez más, muy al tanto.
NOTA: Quiero subrayar, y agradecer, a mis colegas Paco Martín León (RAM) y José Ángel Núñez (AEMET en la Comunidad Valenciana) la excelente cobertura que han dado a esta situación con interesantes datos y análisis así como sus contribuciones personales.