Con el nombramiento de Miguel Ángel López como nuevo presidente de
la Agencia Estatal de Meteorología, se abre una nueva etapa en este organismo. En ella me gustaría que se pudieran revisar algunas decisiones o actitudes, a mi juicio, no bien orientadas y, sobre todo, que se profundice en el objetivo fundamental de convertir a AEMET en una institución muy abierta y cercana a la sociedad y en consolidarla como núcleo coordinador y dinamizador de la meteorología española. Si bien
son muchos los temas a considerar en ese contexto, quiero referirme sólo a
algunos de ellos, aquellos que conozco mas directamente, y que muestran campos
donde podría desarrollarse más esa orientación que deseo para la Agencia.
Hace unos nueve meses, escribí otra entrada de este blog en la que
expresaba mi disconformidad con la decisión de cerrar el servidor ftp de datos
de la Agencia. Este servidor facilitaba la utilización completa de un gran conjunto de
datos, tanto de observación como de predicción, y ayudaba a potenciar y
mejorar las actividades de muchos sectores de la meteorología española, tanto
públicos como privados. La medida fue protestada por la práctica totalidad de
ellos pero no fue revocada, argumentando que contravenía la Orden Ministerial de
precios públicos de la Agencia. Sin embargo, si esa Orden suponía un escollo o una dificultad administrativa para mantener la medida
tomada, y la voluntad del Ministerio hubiera sido facilitar ese acceso
electrónico y gratuito porque se creyera en su utilidad y oportunidad, se
podría haber modificado en muy poco tiempo; es sólo una decisión del
propio Ministerio. Esperemos que, en esta nueva etapa, esa decisión pueda ser
reconsiderada; creo que conviene mucho al servicio público en el marco de las directrices europeas sobre datos ambientales, a todos los usuarios y, por supuesto, a la propia imagen de servicio y de cercanía de la Agencia.
He defendido también con frecuencia la importancia creciente de
las asociaciones de aficionados a la Meteorología como un soporte eficaz para varias actividades de AEMET, tales como la observación, la vigilancia o la
divulgación. Si bien en una etapa anterior se inició un acercamiento a ellas, en la última ha quedado en suspenso creo que debido,
en buena medida, al temor de que personas o colectivos no bien preparados pudieran perturbar o ensombrecer la actividad de AEMET.
No creo que haya que albergar preocupación ninguna; cuando se conoce a estas asociaciones, se comprueba su amor por la
meteorología, el cuidado y pulcritud con que efectúan sus trabajos y su tremendo interés
por ser formados e incluso supervisados por la propia Agencia para convertirse
así en eficaces colaboradores. Adelante pues a establecer acuerdos o convenios con ellas, algo para lo que las propias asociaciones también se están organizando.
Por otra parte, en los últimos tiempos, se han observado ciertas
reticencias hacia los comunicadores meteorológicos especializados
considerándolos en cierta manera como "intrusos" o personas no muy preparadas para la comunicación de ciertas informaciones meteorológicas. Tampoco creo que deban ser considerados así. Por una parte, estos comunicadores ocupan un espacio
necesario en el escenario informativo español que no puede ser llenado por profesionales de la propia Agencia, sin que ello implique que algunos de esos profesionales tuvieran cualidades sobradas para hacerlo. Por otra, son con frecuencia personas con licenciaturas en ciencias físicas e incluso en meteorología y siempre muy conscientes de la responsabilidad de la labor que realizan. Dado que los medios -y muy especialmente la televisión- son el principal canal de difusión de las informaciones de la Agencia, la relación y el apoyo a estos comunicadores deberían ser cuidado sobremanera, teniendo en cuenta además que ellos también
están deseosos de una colaboración mas estrecha con AEMET, siempre con la
esperanza de que la Agencia trate de comprender sus especificidades y
necesidades y quiera ayudarles en ellas.
Estoy firmemente convencido que en un mundo tan complejo como el
actual y con una creciente escasez de recursos tanto técnicos como sobre todo
humanos en el sector público, son del todo necesarios los proyectos
cooperativos; no es posible cerrarse a aquellas instituciones o colectivos que
muestren un deseo sincero de colaborar en la potenciación de la meteorología
española sobre todo e su vertiente de servicio público. Es verdad que hay actividades que solo pueden desarrollar los profesionales de la Agencia. Entre otras, tanto las actividades específicas e irrenunciables de vigilancia y
predicción operativa, o proyectos de los que tanto se esperan como la
puesta definitiva en operación del modelo Harmonie o de los modelos de predicción por
conjuntos para el corto plazo (SREPS), por citar sólo algunos de ellos, requieren la
dedicación completa de estos experimentados profesionales, pero en otros es
posible esa colaboración si bien, claro está, debe ser adecuadamente diseñada y regulada. Pero, desde luego, nunca cerrarse a ella.
Muchos retos para esta nueva etapa; unos más fáciles y otro más difíciles pero que van a necesitar siempre partir de la sintonía interna, la ilusión y el gusto por el trabajo bien hecho de los excelentes profesionales de AEMET.
Confío en que para el nuevo presidente conseguir esa situación, ese punto de arranque, sea el primero, o al menos, uno de sus mas importantes objetivos.