Al fin parece que la titánica lucha que, según nuestro admirado Forges, mantenía el "Jefe del Servicio de Anticiclones" de AEMET con el sempiterno anticiclón de Azores para que se retirara hacia el norte, y dejara paso a las borrascas atlánticas, ha dado resultado. Y es una lástima que él no haya podido conocer el buen final de ese tremendo esfuerzo.
Viñeta publicada por Forges en "El País" a mediados del pasado mes de noviembre |
Pero haya sido el "Jefe del Servicio de Anticiclones" o bien esa reestructuración invernal que ocurre cada cierto tiempo entre la estratosfera y la troposfera, y que se conoce por uno de sus efectos -el calentamiento súbito estratosférico-, lo cierto es que el anticiclón se ha retirado y las húmedas masas de aire atlánticas penetran ya por el suroeste peninsular dejando lluvias abundantes en la vertiente atlántica. Lluvias que, en principio, fueron nieve en muchas zonas, ya que a ésta la costaba trabajo fundirse al encontrar en su camino hacia la superficie una cuña de aire muy frío. Aire que venía a ser como la frontera sur de la masa gélida que en los últimos días se extendió por la mayor parte de Europa desde latitudes siberianas y que ha sido denominada en los medios con los más rocambolescos apelativos.
También impresiona, por casi olvidada, esta imagen de hoy, 28 de febrero, a las 9 UTC. Camino totalmente abierto para que los vientos ábregos fluyan sobre la Península |
Es ahora por tanto, el turno de la visita de sucesivos sistemas frontales o de frentes secundarios. Frentes que separan masas de aire algo distintas y que convergen atraídas por las borrascas pero que, aún distintas, en general son de carácter húmedo y relativamente templadas. A su paso darán lluvias abundantes en la vertiente atlántica, que serán muy copiosas en sus montañas debido al efecto de represamiento y ascenso que esas zonas provocan sobre el flujo. Y será interesante observar en el seno de esos frentes, o de los cinturones transportadores de aire cálido (warm conveyor belts), la aparición de "ríos atmosféricos" o zonas de máximo contenido de agua precipitable.
Cuando se miran los mapas previstos de acumulación de precipitación en una semana aparecen en general, pero sobre todo en esas zonas montañosas del cuadrante suroeste, valores que impresionan, ya que apuntan a cantidades de más de 300 o incluso 400 mm. Ello indica que esos modelos detectan la llegada de aire subtropical rebosante de humedad, para lo cual debe ser bastante templado. Y aquí me surge una pregunta...¿lo es, o será, más de lo que sería climatológicamente normal en estas fechas y ello podría contribuir a las grandes cantidades de precipitación? No lo sé, y lo dejo como una hipótesis sobre la que se podría volver cuando el temporal haya finalizado y conozcamos las precipitaciones reales registradas. En cualquier caso esperemos que se llenen pantanos y no haya que lamentar inundaciones importantes.
En este contexto me parece importante prestar especial atención, además de a los fuertes vientos de hoy y mañana por el paso de la borrasca atlántica hacia Francia, a la llegada el viernes al suroeste y sur de la Península Ibérica de un marcado máximo de viento en el chorro, algo que podría provocar fuertes ascendencias, mucha precipitación y quizás algunos fenómenos violentos.
¿Cuánto va a durar este temporal? Si bien el modelo determinista del Centro Europeo insinúa para el final de su periodo de predicción, hacia mediados-finales de la próxima semana, un cierto ascenso hacia la Península y el Mediterráneo de una dorsal norteafricana, el sistema probabilista muestra todavía, como es lógico, una gran incertidumbre y no apoya claramente esa opción.
Por otra parte, y como hemos recordado estos días, el último gran temporal atlántico -no entradas atlánticas menores- se extendió desde finales de diciembre de 2009 hasta -creo recordar- comienzos de febrero de 2010. Difícil que éste pudiera tener una extensión tan larga. La primavera empieza a estar cercana -mañana, uno de marzo, comienza el trimestre primaveral- y en ella la atmósfera se hace muy cambiante como para ser capaz de mantener muchos días una situación más o menos estacionaria. En cualquier caso, acabe cuando acabe, qué interesante sería que lo hiciera con la formación de una dana sobre Golfo de Cádiz-Gibraltar que originase un eficaz temporal de levante sobre el este y sureste peninsular, zonas que se van a ver poco afectadas por este temporal atlántico. Pero, para ello, la dorsal tendría que crecer en el Atlántico cercano, y no sobre la Península o el Mediterráneo.
Y una reflexión para acabar. Ojalá el ver los pantanos llenos, o al menos con una cantidad importante de agua embalsada, no nos lleve a bajar la guardia en los planes hidrológicos a medio y largo plazo y en las campañas y medidas de ahorro de agua. Han pasado varios años desde el último gran temporal atlántico, y no sabemos cuando llegará el próximo.