Aunque tras el muy cálido otoño que hemos tenido cueste trabajo aceptarlo, mañana comienza diciembre y con él el trimestre invernal desde el punto de vista climatológico. El texto que sigue a continuación es un fragmento del capítulo titulado: Diciembre: las visitas de la nieve de mi libro Meses y tiempos. Una visión personal de la meteorología de España recientemente publicado y que refleja como suele ser diciembre desde el punto de vista de la climatología y la meteorología tradicional:
¿Abrirá este diciembre el camino a las nevadas en los llanos? |
Aunque astronómicamente
diciembre pertenezca en gran parte al otoño, es un mes típicamente invernal,
tal como la climatología científica atestigua y la popular asegura:
En
diciembre, hielos y nieves
Los refranes también
asumen la oportunidad, e incluso la necesidad, de ese tiempo frío y temen las
distorsiones que su ausencia pudiera ocasionar:
Navidad en
la azotea, Semana Santa en la chimenea
Y si es con nieve, aún
mejor, ya que se asegura la preservación del frío excesivo de la semilla recién
plantada -dado que la nieve es un buen aislante- y, al mismo tiempo, su lenta
fusión y absorción por el terreno procura el necesario aporte de agua, aunque
sea en pequeña cantidad. Por tanto:
Cuando en
diciembre veas nevar, ensancha el granero y el pajar
y, por supuesto,
Navidades
nevadas, primavera con galas
Ahora bien, siempre que
esa nieve no dificulte en exceso las labores de recogida de aceituna o, el
frío, las de la naranja en Levante.
Pero si no hace frío, la
preocupación aumenta:
Diciembre
caliente, trae al diablo en el vientre
y, si predomina la lluvia
sobre la nieve:
Navidad
lluviosa, año de poca cosa
Ahora bien, como de una
forma u otra, la naturaleza se va durmiendo y no hay posibilidad de establecer
muchos refranes sobre el comportamiento de plantas o animales, el refranero se
inclina hacia los pronósticos a largo plazo. Así, parece que al comportamiento
de los primeros días del mes se le da un cierto carácter predictivo. Por
ejemplo:
En lloviendo
el día de Santa Bibiana (día
2) llueve cuarenta días y una semana
o bien,
En diciembre,
como el tres, todo el mes
También parece tener esa
condición el día de la Purísima (día 8):
Si llueve en
la Purísima Concepción, llueve en Carnaval, Semana Santa y Resurrección
Y siguen las “predictoras”
femeninas:
Si el día de
Santa Lucía (día
13) salen las mujeres al sol, en mayo los
santos en procesión
un refrán que, como se ve,
insiste en los peligros de un diciembre seco o cálido. Y se trata de un peligro
real porque, si predominan las situaciones de carácter meridiano (sur-norte o
norte-sur), predominará también el calor (relativo) o el frío y, sobre todo,
faltará el agua tan necesaria, salvo que una vaguada de la circulación general
“se estrangule” y dé lugar a una borrasca fría con temporal de lluvia y nieve;
algo, en cualquier caso, generalmente efímero.
¿Qué nos dice, no ya la
climatología popular, sino la científica sobre diciembre? Pues, por una parte,
que es normalmente el segundo mes más frío del año, “honor” que comparte con
febrero y siempre detrás de enero. También, que es uno de los meses mas
lluviosos (o nivosos) en la vertiente Atlántica y, probablemente, el más
lluvioso en Galicia. Además, la temperatura media en España desciende unos tres
grados y el tiempo de luz solar disminuye en unos 13 minutos, si bien a partir
del solsticio de invierno, los días empiezan ya tímidamente a ganar algún
minuto aunque en la práctica aún no se note nada, tal como reza este refrán:
Días de
diciembre, días de amargura; apenas amanece, ya es noche oscura
Quizás, para combatir esa
“amargura”, la gente se refugia en las casas si bien ahora la televisión o
internet ha sustituido en buena medida a las tertulias y narraciones junto a
estufas y hogares. También se hace acopio de comida y de regalos para las
próximas fiestas y se aprovecha algún día claro y tranquilo para salir al
campo, sobre todo si hay posibilidades de “puente”. Y están siempre, por
supuesto, los obligados desplazamientos navideños que con frecuencia se
complican por la situación atmosférica.
Si diciembre es fiel a su
propia climatología, el “puente” de la Constitución y la Inmaculada puede ser
esa oportunidad para salir al campo o viajar. En la primera decena del mes
suele presentarse un tiempo encalmado, aunque frío y con abundantes heladas,
con buena transparencia atmosférica y cielos muy azules: el llamado a veces
“cielo de la Inmaculada”. Ya, a mediados, es fácil que se presente algún
temporal de lluvia o nieve, sobre todo en la vertiente Atlántica, que puede
extenderse hasta Nochebuena. Sin embargo, entre Navidad y el Día de Inocentes pueden entrar vientos del norte que incrementan la sensación de frío, frío ya
de puro invierno. Y, salvo que los temporales atlánticos vuelvan otra vez, el
fin de año suele registrar en general tiempo estable y no exageradamente frío.
En cualquier caso, en estos últimos días del mes conviene prestar mucha
atención a la posible aparición de profundas y rápidas borrascas atlánticas que
generan importantes temporales de viento, lluvia y nieve en buena parte de
Europa occidental. Aunque su trayectoria suele discurrir al norte de la
Península Ibérica, no es difícil que la parte más meridional de la perturbación
pueda afectarnos con vientos fuertes y lluvias abundantes.
Pero una cosa es la
evolución normal que nos presenta la climatología y otra, las anomalías que la
interrumpen de una forma u otra. Así, esa primera decena del mes, en principio
tranquila, se ha visto con cierta frecuencia alterada por temporales de nieve, tales como el del año 1950 en Madrid con importantes espesores, o el de los primeros días
del mes en 1998, cuando algunos
pueblos del interior montañoso de Murcia quedaron aislados. También el frío se
hizo extraordinariamente presente a principios de mes, el año 2010, en Andalucía con una
mínima de -12º en Santiago de la Espada. Y, aunque ya un poco fuera de
la época más propicia para ello, todavía el área Mediterránea experimentó
fuertes diluvios en esa primera decena como los acaecidos en 1971 en Cataluña.
Los
temporales atlánticos
que pueden presentarse en la franja central del mes quizás tuvieron su máxima
expresión en los acaecidos en Canarias
tanto en el 2002 como en el 2007 y 2013. En la Península destaca el del año 1996,
en el que la lluvia y la nieve ocasionaron 22 fallecimientos, y el de 1961 con graves inundaciones en las
cuencas del Guadiana y del Guadalquivir.
También, a veces, el frío ha atacado con intensidad en
este periodo; así el aeropuerto de Madrid-Barajas registró una mínima de -10,5º
el 16 de diciembre del 2001, lo que
constituye su record de temperatura mínima en este mes. Y en el 2009, el día 20, Burgos alcanzó -17,1º.
Esta mínima, junto con los -18,8º de Albacete en 1989 (el día 16) y los -19º de
Teruel en el 2009 (aunque ya el día 29), forman hasta ahora el ranking de
temperaturas más frías de diciembre en capitales de provincia. Ahora bien,
tomando en cuenta todo los observatorios, el récord absoluto de frío en zonas
no montañosas, tanto para diciembre como para todo el año, lo tiene el
observatorio de Calamocha-Fuentes Claras con una temperatura mínima de -30º el
17 de diciembre de 1963.
Y ya, esos últimos días
del mes que suelen caracterizarse por su “frialdad”, han albergado también
algunos temporales importantes tales
como el de levante en Cataluña en el 2008
o los de viento de 1978 en
Sevilla (incluso con la aparición de un pequeño tornado) o el de 1999 en zonas de la Cornisa Cantábrica.
Basten estas muestras para
comprobar la alta variabilidad meteorológica de este mes, en el que se mezclan
borrascas típicas de finales de otoño con entradas frías de invierno.
De momento, diciembre va a empezar con un cambio sustancial en el tipo de circulación atmosférica sobre España:
Esta imagen de las 18 horas de hoy, 30 de noviembre, muestra la complejidad de la gran borrasca que nos afecta estos días con su enrevesada estructura multivórtice. Sobre Bélgica aparece ya la pequeña DANA que mañana atravesará el área mediterránea española en su camino hacia el norte de África y será interesante desde el punto de vista meteorológico ver su interacción con la borrasca mediterránea. Después, ya el martes, con la llegada de una onda atlántica a las costas europeas, se consolidará un fenómeno de retrogresión, de alguna manera ya iniciado, que dará lugar a una nueva DANA sobre la Península Ibérica. Como siempre, sus consecuencias por lo que se refiere a precipitaciones, van a depender mucho de su ubicación final aunque, salvo en alguna zona costera, las precipitaciones no parece que puedan ser importantes al no existir un aporte de aire húmedo y cálido en niveles bajos. En cualquier caso, empieza diciembre, cambia el patrón atmosférico, entran nortes o nordestes y de momento temperaturas a la baja, que ya toca.