Las aguas de abril todas caben en un
barril; pero si el barril se quiebra, ni en el mar ni en la tierra.
Abril
es pura primavera, si por primavera se entiende la rápida alternancia de ratos
de ambiente delicioso con temperaturas muy agradables con otros donde la
tormenta inunda todo con chubascos fuertes, granizo a veces y un molesto frío
húmedo. El sol va ya calentando bastante la tierra y ésta cede al aire que está
sobre ella energía suficiente para que se eleve y forme esas nubes tipo
“coliflor”, esas que los meteorólogos llamamos convectivas.
Si en las capas medias y altas de la atmósfera el aire está lo suficientemente
frío esas “coliflores” acaban convirtiéndose en cumulonimbos, las nubes de
tormenta, que al no disponer todavía de la energía suficiente, colapsan pronto y
se desparraman en forma de esos chubascos intensos y granizadas a que antes me
refería. Pero el día es ya largo, se ha pasado el equinoccio, las horas de
luz son ya más que las de oscuridad, y de este modo, antes de que acabe el día,
aún puede salir el sol de nuevo y finalizar la jornada de una forma tranquila y
agradable.
Son éstas, pues, las lluvias de primavera tan
deseadas por la gente del campo y en general por toda la sociedad, las que
aseguran muchos cultivos y manantiales. Su falta o escasez suponen un verdadero
drama sobre todo si el invierno ha sido también seco, algo que, afortunadamente, este año no ha sido así.
Cuando estas lluvias están
ligadas al paso de sucesivos frentes atlánticos, suelen ser poco importantes
debido a su paso normalmente rápido. Las cosas se complican cuando aparecen
embolsamientos fríos en las capas medias y altas de la atmósfera en forma de
DANAs más o menos intensas; entonces la inestabilidad se dispara y aparecen por
doquier cumulonimbos y tormentas. Como en niveles bajos todavía no suele haber
mucha energía disponible, en general estas tormentas son de escasa duración y de precipitación
poco importante. Sin embargo, con la misma facilidad que se forman se deshacen y
otra vez vuelven a formarse; son las típicas aguas mil y todas caben en un
barril del refranero. En cualquier caso, hay ocasiones en que, bien sea por que la perturbación de
niveles altos sea más intensa o porque en capas bajas la alimentación de aire
cálido y húmedo sea más eficiente, la
inestabilidad se hace mucho más marcada y se registran cantidades importantes
de precipitación -cuando el barril se quiebra- e intensas granizadas que originan grandes daños. Puede ocurrir también que, por alguna cuestión de pequeña escala, la tormenta se quede anclada en alguna zona concreta -aunque no suele ocurrir mucho en abril- y se registre allí una gran cantidad de precipitación.
En cualquier caso, es en el área Mediterránea donde se recogen ya cantidades más importantes de precipitación, si bien me parece que las cantidades
recogidas suelen ser mayores en la mitad norte que en la sur. Así, el 11 de
abril de 2002 se registran en un solo día 367,5 mm en Darnius (Girona) en el
transcurso de un fuerte temporal de llevant. El 14 de abril de 2007, un
temporal de lluvias generado por una borrasca fría afecta a Baleares dejando
273 mm en Fornalutx, 177 en Lluc y 160 en Sóller. También en Baleares, con una
DANA situada sobre el centro peninsular, el 22 de abril de 1981 Alaró registra
210 mm. Si nos desplazamos hacia la mitad sur mediterránea las cantidades recogidas son menores.
Así, el 15 de abril de 2010 con una borrasca fría sobre el golfo de Cádiz, Manilva,
en Málaga, registra 124 mm mientras que también el 15 de abril pero esta vez de
2002 con una DANA sobre Marruecos y levante en superficie San Javier anota 82
mm.
Por tanto,
las lluvias importantes de abril, por una parte tan deseadas pero por otro tan
temidas en el caso de celebraciones como las de Semana Santa, van muy unidas a
DANAs y borrascas frías. Como ya he comentado en otras ocasiones, este
tipo de perturbaciones no son las que mejor manejan los modelos y, además, en primavera
es cuando la predecibilidad de la atmósfera es menor. Por todo ello, esas lluvias llevan en su predicción una gran incertidumbre
asociada, tanto por lo que se refiere a su ocurrencia espacial como temporal. Es en estas situaciones, aunque no
guste mucho, cuando una predicción probabilista es esencial y es la mejor información que puede
suministrarse al público.