1 de noviembre de 2024

Danas intensas, "Filomena", olas de calor...Hay que emprender otro camino

 Cuesta trabajo ponerse a escribir ante la tremenda magnitud y el gran dolor de lo ocurrido -y que aún sigue ocurriendo- en la provincia de Valencia, pero es el momento en que unos y otros aportemos nuestra reflexión sobre las respuestas y actitudes que la sociedad y los gobiernos deben necesariamente dar ante este tipo de sucesos atmosféricos cada vez más frecuentes.

En mis dos artículos anteriores esbocé unas primeras ideas sobre la física atmosférica que dio lugar a esta dana así como a las medidas que a mi juicio deberían adoptarse para una mejor comunicación del riesgo a la población. En éste quiero establecer una reflexión de carácter más general.

Durante estos dos últimos días he dedicado muchas horas a estudiar mapas meteorológicos e imágenes de radar y satélite en relación con esta situación atmosférica. Me ha llamado la atención la gran energía desarrollada por esta dana. Las imágenes de satélite no mostraban la apariencia de otras situaciones de este tipo, en la que se desarrollaban uno o dos sistemas convectivos casi estacionarios que dejaban grandes cantidades de precipitación en zonas costeras o no muy alejadas de ella. En este caso había estructuras convectivas de distintos tipos por muchas zonas y dando lugar a precipitaciones muy intensas en zonas bastante alejadas. Ahí están los 168 mm recogidos en Mira, ya en la provincia de Cuenca en la zona del nacimiento del tan nombrado estos días Río Magro, y que no me extrañaría que haya sido un record en su serie climatológica. Muy poco aguas abajo, Utiel registró 230 mm, después Chiva con unos 400 e incluso parece que Turis llegó a registrar alrededor de 600, cantidades tremendas de agua que rio y barrancos llevaron a las poblaciones del llano. Pero también se alcanzaron precipitaciones torrenciales en otras zonas más del interior como demuestra la tragedia acaecida en Letur, lejos de la zona anterior, y es probable, viendo imágenes de radar y satélite, que hayan ocurrido también en zonas deshabitadas. ¿Todo ello proviene de un Mediterráneo más caliente? No solo, hay más cosas como más adelante comentaré. 

La energía disipada por esta dana se hacía visible por la gran cantidad de potentes estructuras convectivas muy cambiantes por amplias zonas de la mitad oriental peninsular, si bien las mayores precipitaciones las originaban las estructuras mejor alimentadas por el flujo húmedo del viento de levante.

Y si sorprendente ha sido esta situación no lo fue menos la acaecida a primeros de septiembre de 2023 en las provincias de Toledo y Madrid  cuando una dana -en muchos aspectos parecida a la actual- dejó cantidades desconocidas de precipitación en estas zonas con daños materiales que llevó muchos meses reparar.

Imagen IR de Meteosat obtenida a las 20 horas locales del 3 de septiembre de 2023. Las "calles" nubosas procedentes del norte de África y que alcanzan el centro peninsular reflejan un flujo de niveles medios y altos que se hace difluente sobre esa zona del centro desarrollando grandes estructuras convectivas.

Sorprendente fue también como la borrasca denominada "Filomena" dejó un increíble medio metro de nieve en enero de 2021 en zonas del centro peninsular en una situación en la que tuvo mucho que ver la participación de una gran masa de aire cálido y húmedo, con valores impropios de un mes de enero, que llegó a la Península desde el norte de Canarias.

La gran superficie nevada provocada por la borrasca "Filomena"


Sorprendentes también las intensas olas de calor que, sobre todo en los veranos de 2022 y 2023, no dieron respiro durante días y días creando serios problemas de salud e incluso cambios en los hábitos de muchas personas.

Análisis del geopotencial de 500 hPa y de la temperatura de 850 hPa del jueves 14 de julio de 2022. Junto con la dorsal muy apuntada hacia el NW aparece la dana de la que llama la atención su intensa circulación asociada. Podría ser debida al marcado contraste térmico entre masas de aire.

Podría seguir con mas sorpresas, y para quien desee conocer o recordar otras, puede revisar distintas entradas de este blog. Pero el hecho indiscutible es que lo sorprendente se está convirtiendo ya en habitual. El origen, o al menos el origen próximo de todo ello, son los cambios que se están dando en la circulación general de la atmósfera a escala planetaria a partir de un calentamiento progresivo de la atmósfera tropical y subtropical -y de gran parte de los océanos- así como con un debilitamiento del denominado chorro polar. Y aunque hace falta más investigación, todo ello parece estar unido, o a dar lugar, a un reforzamiento del chorro subtropical y a la generación de grandes ondas casi estacionarias en la atmósfera por unos mecanismos muy poco estudiados en su mayoría y que es necesario conocer más a fondo. 

Pues bien, en las zonas de dorsal o de crestas de estas ondas queda encerrado aire muy cálido y estable que al permanecer casi sin movimiento durante varios días crea las condiciones para las olas de calor. Y en los senos o vaguadas aparecen danas a veces casi estacionarias que generan precipitaciones cuantiosas en una misma zona. Pero en este caso hay que tener en cuenta otro factor que a mi juicio ha sido de gran importancia en esta situación de Valencia y en la del centro peninsular a la que antes  me refería: cuando el contacto entre el aire frío del núcleo de la dana se acerca mucho en su zona delantera al cálido aire subtropical que la rodea, se origina una zona de fuertes vientos en altura que al llegar a una zona de la circulación de la dana que los meteorólogos llamamos área difluente originan un intensos movimientos verticales con el desarrollo de grandes tormentas. Y ello puede ocurrir en cualquier zona geográfica no necesariamente mediterránea, aunque si hay aire húmedo en capas bajas todo puede ser más intenso.

En resumen, es algo cada vez más evidente que las circulaciones atmosféricas estan cambiando, y que la mayor disponibilidad de energía tanto en los mares como en las distintas capas atmosféricas dan lugar a fenómenos más extremos de un modo creciente, si bien con una distribucion espacial y temporal bastante irregular. Estamos ante un medio ambiente en cambio y ello debe llevarnos a la concienciación de que es necesario emprender ya otros caminos acordes con esa realidad. Es un tema tan crítico y general que la clase política debería no hacer uso del mismo para luchas partidistas sino alcanzar un consenso que permita a cualquier gobierno liderar con firmeza el necesario cambio.

Son muchas las acciones que deben emprenderse en sectores muy distintos. En el campo de la meteorología que es el que más conozco, apuntaría los siguientes:

a) Amplias campañas divulgativas y formativas para toda la población española sobre prevención y actuación en situaciones atmosféricas potencialmente adversas

b) Potenciación de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) en distintas facetas tanto técnicas como operativas y muy en especial de las actividades de vigilancia.

c) Revisión profunda de los protocolos de avisos, en la que deben intervenir meteorólogos, hidrólogos, técnicos de protección civil y expertos en comunicación social. La información meteorológica es parte esencial de los avisos pero no puede ser la única, y estos deberían generarse de forma coordinada en el día a día. Al público debería llegarle de forma continuada y a través de los móviles y de los medios de comunicación una información continuamente refrescada sobre que vá a pasar o está pasando, cómo puede afectarle y que medidas se aconseja tomar. Y habría que pensar si en situaciones de avisos rojos algunas medidas deberían ser obligatorias.

d) Creación y potenciación desde los ministerios correspondientes de un plan coordinado de investigación a gran escala sobre los cambios que se están produciendo en la atmósfera y sus potenciales impactos en la población.

Y como decía en un artículo anterior: que este profundo dolor y estas terribles pérdidas no sean  en vano.