Estos días coinciden tres noticias interesantes sobre olas de calor y la evolución del calentamiento global. La primera es el resultado de un estudio sobre la pasada ola de calor de Australia, la segunda, la nueva que se avecina de forma inmediata en buena parte de Estados Unidos y la tercera se refiere a las dificultades de los modelos climáticos para simular adecuadamente la fase de "meseta" o estancamiento en que se encuentra el proceso de calentamiento global. Voy a referirme a continuación a cada una de ellas para explorar después posibles relaciones o conexiones.
Como apuntaba antes, la primera noticia se refiere a los resultados de una investigación llevada a cabo por científicos de la Universidad de Melbourne sobre las características de la gran ola de calor registrada en Australia durante el último verano austral. El estudio afirma que, con una confianza aproximada del 90 por ciento, esa ola de calor tenía cinco veces mas probabilidad de ocurrir en un escenario de calentamiento global antropogénico que en otro que sólo tuviera en cuenta la variabilidad natural de la atmósfera; es decir, hay una probabilidad muy elevada de que esa ola de calor tenga bastante que ver con el aumento de gases de efecto invernadero.
La segunda es la predicción, que se va a cumplir con casi toda seguridad, de una importante ola de calor durante este fin de semana y comienzos de la próxima sobre el tercio occidental de Estados Unidos. La magnitud prevista de la misma es tal que se estima que pueden igualarse o superarse algunos récords absolutos de temperatura en zonas de California o de Nevada. Una vez mas, la situación viene provocada por una profunda oscilación del chorro polar que da lugar a la formación y permanencia de una gran dorsal anticiclónica unida a una lengua de aire muy cálido extendiendose desde el norte de Méjico hasta Alaska (hay que recordar que Alaska acaba de sufrir otra importante ola de calor hace muy pocos días).
Todas estas situaciones tan repetitivas de intenso calor junto con los últimos grandes diluvios de los últimos dias o meses en Centroeuropa, Calgary (Canadá), o los ligados al monzón reforzado en zonas de India están ligados a esa configuración de chorro tan ondulada y a veces tan persistente que da lugar a bruscos contactos entre masas de aire polares con otras tropicales o subtropicales. Como ya se ha repetido tantas veces, este tipo de configuración tan predominante parece que puede estar muy relacionado con las anomalías en la circulación atmosférica inducidas por la fusión del Ártico, siendo esta fusión -o al menos lo parece- una de las muestras mas evidentes del calentamiento global.
Sin embargo, y también como se viene poniendo de manifiesto últimamente, algo no acaba de encajar: la temperatura media del planeta se mantiene prácticamente estacionaria durante los últimos quince años, en contra de lo que la inmensa mayor parte de los modelos climáticos pronosticaban. Un prestigioso científico alemán, el doctor Hans von Storch, en una reciente entrevista televisada y a la que hacen referencia varias publicaciones, afirmaba -y esta es la tercera noticia a la que hoy me quería referir- que, hasta ahora, nadie ha podido dar una explicación coherente al hecho de que, prácticamente ningún modelo, haya sido capaz de reproducir adecuadamente el comportamiento que ha tenido la atmósfera en estos últimos años. De hecho, pronosticaban un aumento de la temperatura de 0,25º en 10 años mientras que el real no ha pasado de 0,06º en 15 años. Von Torch afirma que, si esta tendencia se mantiene durante los próximos cinco años, habrá que reconocer definitivamente que existe algún problema fundamental en estos modelos.
Por tanto la gran cuestion es, sí el efecto invernadero sigue funcionando y el planeta sigue almacenando mas energía...¿donde va a parar para que la atmósfera no esté calentándose más? Aparte de la posibilidad de que, por variabilidad natural, la temperatura estuviera ahora en descenso y el calentamiento lo esté frenando, la principal línea de investigación se dirige a un mayor almacenamiento por parte de los oceános, algo que parece bastante plausible. Sin embargo, a la vista de la gran cantidad de fenómenos adversos que se vienen produciendo con un gran gasto de energía, me pregunto si una parte sustancial de ese calentamiento, que no se traduce en un aumento global de las temperaturas, no se estará empleando en la producción de todos esos fenómenos. Aunque no soy en absoluto un experto en modelos climáticos y seguramente alguien me puede corregir por este planteamiento, creo que estos modelos no representan, o lo hacen de una manera muy burda, los fenómenos tan complejos que conducen a las lluvias torrenciales, a los fuertes tornados o las grandes tormentas, productos en gran medida de esas marcadas oscilaciones del chorro polar. De ser así, eso podría explicar, al menos parcialmente, por qué la temperatura del planeta no asciende cuando si lo hace, y de forma muy notable, el dióxido de carbono. En fin, otra hipótesis más para tratar de comprender este complicado puzzle del calentamiento global. Como saben mis lectores cualquier idea, comentario u observación es siempre bienvenida y más en un tema tan complejo como éste.