Ahora que los efectos de la ola de calor en forma de graves incendios forestales van ya disminuyendo, me siguen resonando las palabras, creo que de un bombero forestal, en relación con el incendio de la sierra de la Culebra. No recuerdo la literalidad de sus palabras pero la idea que expresaba es que "aunque se sabía desde una semana antes que llegaba una de ola de calor, no se hizo nada". Pues bien, quiero ahora fijarme en las dos partes de esa idea, porque me parece de sumo interés hacerlo.
“Se sabía desde una semana antes que llegaba una ola de calor”. Es verdad que el modelo de predicción del Centro Europeo apuntaba desde siete u ocho días antes a una marcada probabilidad de que en el periodo en el que luego ocurrió, se estableciera sobre la Península una situación atmosférica típica de ola de calor, o al menos de temperaturas muy elevadas, y desde luego muy propicia a la aparición de incendios por una u otra causa. Lo que no estaba tan claro era si iba a venir acompañada de una mayor o menor actividad tormentosa, ya que eso dependería a su vez del mayor o menor acercamiento a la Península de la dana que se iba a formar en el lado occidental de la dorsal; algo que se iría concretando en días posteriores. La situación se comentó mucho entre los aficionados en las redes sociales y varios medios de comunicación se hicieron eco de ello. Por su parte Aemet emitió una nota especial sobre esta situación de acuerdo con lo establecido en su plan Meteoalerta aparte de los avisos a más corto plazo sobre temperaturas elevadas.
“No se hizo nada”. No soy yo quien para expresar una opinión sobre lo que se hizo o se dejó de hacer. Pienso sinceramente que cada organismo involucrado cumplió con su deber e hizo lo que pudo de acuerdo con los protocolos establecidos. Bien, pues es en esta cuestión de los protocolos donde, en mi opinión, se debería actuar para intentar optimizar las actuaciones de prevención y mitigación de los incendios.
La predicción meteorológica ha avanzado mucho en los últimos años y predicciones que nos parecían difíciles y arriesgadas hace una década ahora son mucho más posibles y fiables. De esta forma podemos conocer con bastante más antelación la probabilidad mayor o menor de que ocurra una situación potencialmente adversa. A este respecto, entre todos los fenómenos adversos, las olas de calor son los que en general presentan una mejor predecibilidad, es decir los que permiten establecer una predicción de su probabilidad de ocurrencia desde ocho o diez días antes. Así se desprende de bastantes estudios, siendo uno de los más recientes éste muy recientemente publicado.
Mapa de EFI (Extrem Forecast Index) previsto por el Centro Europeo para el pasado día 17. Estos mapas tienen como objetivo proporcionar indicadores de áreas donde es probable que ocurran valores anómalos de temperatura máxima de 2 m según el sistema de predicción por conjuntos. Junto con algunos otros productos de la misma procedencia pueden orientar a medio plazo sobre la posible ocurrencia de una ola de calor.
Como entiendo -y me parece lógico- que los organismos oficiales involucrados en la prevención y lucha de incendios forestales sólo actúan cuando se reciben las comunicaciones establecidas en el Plan Meteoalerta, mi sugerencia sería que, al menos para las olas de calor, se establecieran avisos específicos a medio plazo. De esta forma se podrían emitir al menos seis o siete días antes de la probable ocurrencia de una situación de este tipo avisos, renovados diariamente, informando de su probabilidad de ocurrencia con toda la información asociada que sea posible. De este modo, los organismos afectados tendrían un apoyo oficial para llevar a cabo diversas actividades de planificación y predicción.
Se puede argüir que esas predicciones podrían fallar y se perderían de este modo algunos recursos que podrían haberse movilizado. Cabe decir a este respecto que, en el caso de las olas de calor, serían desde luego bastante mayores los aciertos que los fallos pero que, aún en ese caso, y en un balance global, serían muchísimo menores las pérdidas e inconvenientes que los producidos por un gran incendio como los que estamos conociendo.
La atmósfera va evolucionando con rapidez en el contexto del cambio climático pero también lo están haciendo las predicciones meteorológicas desde el plazo de horas hasta el de semanas (cada uno con sus características y posibilidades por supuesto). Qué no sean los procedimientos o protocolos ningún obstáculo para lograr su máximo aprovechamiento.