Ayer fueron noticia las importantes lluvias acaecidas en las zonas de la Safór y de la Marina Alta. Hubo valores muy significativos, pero destacó sobre todo el registro de Tavernes de Valldigna, donde, de forma puntual, se sobrepasaron los 200 mm en muy pocas horas.
El entorno sinóptico en que se desarrolló el episodio es bien conocido: pequeña vaguada en 500 hPa en lento desplazamiento y con temperaturas bastante "cálidas" (entre -8 y -10ºC), débil caída de presión en superficie y cierta convergencia en niveles bajos actuando sobre un aire mediterráneo pleno de energía, tanto por temperatura como por humedad disponible. En todo caso, quizás, lo que me extraña un poco de la situación es un cierto adelanto temporal, porque suelen ser más bien situaciones de finales de agosto o de primera quincena de septiembre. Pero, como este año muchas cosas parecen ir con 15 o 20 días de adelanto...
Lo que si ha causado un cierto debate en las redes era si se trataba de nubes cálidas, muy eficientes y de moderado desarrollo vertical o bien existía convección profunda. Ya he comentado otras veces que en este tipo de situaciones pueden convivir los dos procesos y, si nos centramos en el caso de ayer, estas magníficas imágenes de Meteosat que ayer compartió por facebook Joan Carles Fortea, son verdaderamente ilustrativas al respecto.
Aunque no sé la hora exacta de la foto, está claro que amanece. Lo primero que llama mucho la atención es la larguísima y casi increíble sombra que proyecta el gran torreón nuboso que se desarrolla más o menos sobre la zona de la Safór y que, salvo ilusión óptica, alcanza hasta el valle del Guadalquivir.
La segunda imagen debe estar tomada no más de media hora después, de forma que la sombra, aún significativa, ha disminuido:
El gran "borbotón" debe estar ahora centrado en la zona de Tavernes o muy cercano a ella y, aunque habría que ver el pluviograma, probablemente fue el responsable de buena parte de la lluvia registrada allí. En cualquier caso, hay varios detalles importantes en la imagen, pero lo que quiero comentar fundamentalmente es lo siguiente:
Vemos muchos brotes convectivos crecer entre nubes más bajas. En general, salvo el de Tavernes, no parecen necesariamente ligados a la orografía (veánse incluso los existentes entre Murcia y Almería) sino, a mi parecer, bastante unidos a zonas de convergencia. Así, pueden verse varios brotes alineados en bandas que confluyen hacia el golfo de Valencia. Y, lo que sí parece claro es que, cuando alguna de esas bandas interfiere con la zona costera de la Safór, los desarrollos parecen ser mucho más importantes, como en el caso que se refleja aquí.
Lo expuesto me hace insistir más en mi intuición -ya expuesta hace tiempo en esta otra entrada del blog- de que no es solamente el relieve lo que genera el disparo de grandes cumulonimbos en esa zona, sino más bien la convergencia realzada por el "triángulo" que finaliza en el cabo de la Nao y que perturba de algún modo el flujo del nordeste previamente establecido. Por supuesto, las cadenas montañosas litorales tienen un papel insustituible en el acalanamiento y represamiento del flujo húmedo y, de este modo, en la alimentación continuada de nubes cálidas que originan las eficientes precipitaciones de la zona. Pero, en el seno de ellas, un foco -o focos- de convergencias potenciadas, pueden forzar grandes desarrollos convectivos quizás con más eficiencia que el ascenso puramente orográfico, tal como las imágenes parece que sugieren. Es verdad, y no me atrevo a negarlo del todo, que a veces se han postulado como causa de esos desarrollos, pequeños embolsamientos fríos en niveles medios. Puede ser, pero mi intuición es que son más importantes aún las zonas de máxima convergenci forzadas por esa singular disposición geográfica.
En cualquier caso son intuiciones abiertas a la opinión y al debate. Como decía en mi entrada del blog a la que hacía referencia anteriormente, ¡qué importante sería un buen experimento de campo que permitiera un estudio en profundidad de estas situaciones y procesos! Aún sin él, es posible que experimentos numéricos con modelos cómo el HARMONIE (que ya debería estar en abierto en la web de AEMET) y la utilización a fondo de las redes de observación en la zona y muy particularmente la de AVAMET (a la que felicito por su excelente trabajo) nos permitiría llegar más allá de intuiciones. Creo que estas situaciones están pidiendo insistentemente que avancemos más en su comprensión y predicción.