Con frecuencia me refiero a los
aficionados a la Meteorología como un colectivo en importante crecimiento que
debe ser tenido muy en cuenta -lo comienza a ser, pero tiene que serlo más
aún- en la organización y gestión de la meteorología española.
Hasta hace 15 o 20 años los
aficionados a la meteorología eran en su gran mayoría personas del medio rural que, debido a su contacto y a
su dependencia diaria de los fenómenos atmosféricos, los observaban
detalladamente y desarrollaban un amplio conocimiento de ellos de forma que su seguimiento, e incluso predicción, llegaba a formar parte de sus vidas. Labradores, maestros,
sacerdotes de pequeños y grandes pueblos eran conocidos y consultados por sus
convecinos con respeto, cariño y eran también objeto –como no- de alguna que otra broma. Los que gozaban de mayor
formación llegaban a escribir algún libro u opúsculo mientras
que los otros transmitían oralmente sus conocimientos alimentando así entre todos esa gran fuente de sabiduría
arcana que es la meteorología popular.
El desarrollo de la electrónica
de bajo coste hizo posible la aparición de estaciones meteorológicas
automáticas de fácil instalación a precios muy asequibles. Nuevos colectivos se
sumaron a los aficionados. Jóvenes y habitantes de las grandes ciudades
descubrieron a través de sus estaciones el placer de observar la atmósfera de
forma continuada y desde ahí muchos desarrollaron un enorme interés por la meteorología y
climatología. Pero, como en tantas otras cosas, fue la llegada de Internet lo que
dio lugar a un “salto cuántico” en el mundo aficionado. La posibilidad de
compartir datos e imágenes en tiempo real, el conocimiento instantáneo del
tiempo que hace en cualquier lugar del mundo, la disponibilidad de imágenes de
satélite -y posteriormente de radar- y el acceso creciente a las salidas de los
modelos numéricos de predicción dio
lugar a un crecimiento exponencial y a una profundización de conocimientos.
Junto a ello, la afición creciente por otros temas como la fotografía, las
rutas campestres, el deseo de vivir nuevas
experiencias o la disponibilidad de las redes sociales y sobre todo twitter
como forma instantánea de transmitir informaciones, originó un conjunto de
sinergias que ha dado lugar a que los “meteoaficionados” se hayan convertido ya en un amplio
colectivo maduro, especializado y empezado a tener en cuenta por los distintos
Servicios Meteorológicos como magníficos colaboradores en distintos campos.
En España, la Agencia Estatal de
Meteorología (AEMET) organizó hace algo más de un
año una primera reunión con representantes
de las asociaciones de aficionados legalmente constituidas hasta ese momento
para explorar líneas de colaboración e intereses comunes. El establecimiento de
canales adecuados para el envío de informaciones en tiempo real o la
colaboración en temas de formación y
divulgación fueron algunos de las líneas de actuación acordadas para el
desarrollo de un camino conjunto que es
de esperar que se afiance y fructifique. En cualquier caso AEMET abrió un apartado en su web con las coordenadas de estas Asociaciones y ha dedicado también un
espacio periódico en su publicación bimestral de “El Observador” desde su número 75 a la presentación de las
mismas.
Mi opinión es que, además de sus otras actividades, las
asociaciones de aficionados pueden desarrollar un papel fundamental en la
divulgación de la meteorología y climatología en España. Bien a través de sus
propios medios y conocimientos, o con el apoyo de AEMET o de la Universidad
para distintos aspectos formativos e informativos, pueden convertirse, mediante
su penetración profunda en el tejido social (escuelas, colegios, otras
asociaciones, medio rural…), en un eficaz vector de divulgación de todo ello. Una labor que sólo pueden desarrollar a ese nivel social profundo los aficionados junto con los comunicadores meteorológicos de los
medios de comunicación.
Para terminar –y si los
aficionados me lo permiten- mi opinión es que sería importante conseguir un
mayor grado de organización mediante la constitución
de una federación de asociaciones que se
convirtiera en el interlocutor legal y único para acordar y organizar apoyos y
colaboraciones con las distintas instituciones tales como las que me he
referido más arriba y seguramente algunas otras de carácter mas administrativo.
Y para aquellos aficionados “por
libre” que me lean, mi recomendación de
que se integren en alguna de las
asociaciones existentes o incluso creen otra si no tienen ninguna cercana. Creo
que, unidos, pueden conseguirse más cosas…y disfrutar mucho más de esa experiencia inigualable que es la observación y seguimiento de las evoluciones de la atmósfera.
Mi padre Meteoaficionado en toda regla :)
ResponderEliminarLe comentaré esto, aunque no sé si él va por libre o está en algún sitio.
saludos! :)