A la confirmación por parte de la
Agencia Espacial Europea (ESA) de la pérdida del satélite Envisat tras
sobrepasar su límite teórico de vida pero antes de poder ser reemplazado por
los nuevos satélites Sentinel, se han sumado algunas noticias procedentes de
Norteamérica que alertan de ciertos peligros sobre la continuidad de sus programas de satélites meteorológicos ambientales debidos, al menos
parcialmente, a las restricciones económicas. Así, una nota informativa de las
Academias Nacionales de Estados Unidos hace referencia a un informe de su
Consejo Nacional de Investigación en el que se muestra una marcada preocupación
por la posible reducción de los
satélites de observación de la Tierra ya que, de no llevarse a cabo una serie de correcciones, para el 2020 se podría haber
perdido gran parte de la actual capacidad de observación. Por su parte una nota aparecida en "Nature" muestra que en Canadá crece también la preocupación por la reducción o incluso la supresión
de su programa Radarsat de observación de la Tierra. Hasta el momento no ha
circulado ninguna noticia sobre el impacto que podría tener las fuertes medidas
de ajuste económico sobre los programas europeos de este tipo de satélites pero
a la vista de las noticias que llegan de América no se puede ocultar cierta
preocupación por si también pudieran verse afectados.
El tema es preocupante
porque estos satélites son fuentes prácticamente irremplazables de información para
el conocimiento del estado del planeta y de su evolución. A través de sus datos hemos podido conocer
las evoluciones de las coberturas de hielo en el Ártico y en Groenlandia, la
evolución de distintas corrientes marinas o del fitoplancton, de los gases de
efecto invernadero o de la vegetación de los grandes bosques y selvas,
sólo por citar algunos ejemplos. La falta o la escasez de este tipo de datos en
un momento tan crucial de la evolución del clima con todos sus impactos
asociados, podría equipararse a la falta de medios de diagnóstico en la
vigilancia de la evolución de un paciente con un pronóstico reservado… con el
agravante de que en ese paciente estamos todos
nosotros.
Recreación de un conjunto de satelites Meteosat de tercera generación (una unidad de toma de imágenes y otra de obtención de sondeos (Imagen de Space Fellowships) |
En el conjunto de estos satélites
de observación ambiental se engloban también los más específicamente
meteorológicos tales como los Meteosat de segunda generación actualmente
operativos, los de la ambiciosa tercera generación que podría empezar a operar
si todo va bien hacia el año 2020 o el programa Metop de satélites polares que
ha empezado a operar hace pocos años. La
disponibilidad de los datos de todos ellos son cruciales, no sólo para la
vigilancia de los fenómenos meteorológicos adversos, sino también para asegurar la
calidad de las predicciones ofrecidas por los modelos numéricos de predicción.
Son sus datos los que permiten en buena medida obtener un análisis de partida
de alta calidad, algo que influye de manera notabilísima en que las evoluciones calculadas por los modelos
se ajusten mucho más a la realidad. Tan importante es su contribución que una
disminución sustancial de sus datos podría
hacer retroceder algunos años el nivel de calidad de las predicciones
meteorológicas.
Esperemos que las llamadas de
atención de los científicos surjan efecto en Norteamérica y que, por otra parte, la
difícil situación económica europea tenga el menor impacto posible en los
programas de la Agencia Espacial Europea (ESA) – de la que España es el quinto
país contribuyente- y de la Sociedad Europea de Satélites Meteorológicos
(Eumetsat) de la que nuestro país es también el quinto contribuyente a través de la Agencia Estatal de Meteorología.
No lo entiendo, de verdad, pero esto en qué cabeza cabe?
ResponderEliminarNo se puede prescindir de algo así, estamos locos o qué?