Impresionan las imágenes de la devastación producida por la ola de tornados que afectaron al menos a seis estados de Estados Unidos en la noche del pasado viernes. Pero impresiona también el gran número de tornados simultáneos -se habla de hasta treinta- y el tremendo recorrido de algunos de ellos, manteniéndose y realimentándose continuamente en el seno de las supercélulas que se desplazaban del SW a NE. Se ha comentado que incluso alguno de ellos llegó a recorrer cerca de 400 km, algo casi increíble cuando un recorrido típico de un tornado podría ser como mucho de unas decenas de kilómetros. Y más extraño aún cuando han ocurrido en diciembre, un mes en el que, sin ser desconocidos en Estados Unidos, no es en absoluto uno de los más proclives para su ocurrencia.
Impresionante recorrido visto por radar de una de las supercélulas "tornádicas" con una estructura casi continua "en gancho" (lo que indica una fuerte rotación en su seno y posibles tornados) en todo su recorrido de unas 600 millas durante once horas.
La situación meteorológica que los produjo es bien conocida. La zona delantera de una marcada vaguada de aire frío acompañada de un frente frío en superficie iba levantando como una cuña el aire subtropical cálido que había por delante de él. Ello, unido a las fuertes condiciones de ascenso provocadas por la advección de vorticidad en las capas altas, provocaba la creación de grandes nubes tormentosas. Si a ello se unía la cizalladura vertical por el giro y el aumento de viento con la altura, resultan las condiciones propicias para la generación de estos fenómenos.
Pero por qué esta vez han sido tantos, tan duraderos y con tanto poder de destrucción. ¿Por qué y de dónde tanta energía? A la espera de los muchos estudios que sin tardar aparecerán en Estados Unidos intuyo que la respuesta podría estar en las características de la masa de aire subtropical que, al parecer con temperaturas inusualmente altas - del orden de unos 28ºC- se había establecido uno o dos días antes sobre esos estados. Ello puede haber sido, si no la única causa de la extremada intensidad, sí una de las más importantes (otra cuestión a considerar sería las grandes ondulaciones que en los últimos tiempos muestra el chorro polar).
Por tanto, sería una vez más la continuada expansión del aire cálido y húmedo subtropical -habría que ver si más cálido y húmedo que en anteriores decenios- hacia latitudes más septentrionales, el actor, quizás no suficiente, pero sí necesario, para la producción de tantos fenómenos atmosféricos adversos incluso en épocas del año tradicionalmente muy poco adecuadas para ellos. (A este respecto cabe señalar que según NOAA este otoño ha sido el tercero más cálido en Estados Unidos)
En cualquier caso esperemos los estudios que con toda seguridad saldrán muy pronto sobre este impresionante episodio.
Gracias Ángel por tu explicación del fenómeno evento Kentucky, porque en los medios televisivos predomina el sensacionalismo, nos muestran los destrozos pero no nos informan del mecanismo con herramientas de mapas etc, cosa que tú si nos lo aclaras sobradamente.
ResponderEliminarIntroduzco por mi parte un factor o causa aparte de los que nos explicas. Me refiero a la velocidad de la vaguada y su frente de choque, me parece que hay una tendencia a la lentitud, creando fenómenos adversos reiterativos.
Algo de esa lentitud p ej, la observé en este último episodio peninsular de la Borrasca Barra y su hija posterior mediterránea.
Los males simpre han barrido regiones, pero ahora parece que se "engatillan". Un saludo
Hola Jorge. Sí, cuanto más profunda es la vaguada, más lento va el frente que discurre ligeramente por delante de su eje. También las tormentas que van con él avanzan más despacio y por tanto al incidir más tiempo sobre una misma zona, los fenómenos adversos asociados son más destructivos. Saludos.
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