Comienza un primer temporal de invierno que va a dejar lluvias y nieves en amplias zonas del país, junto con una sensible bajada de temperaturas máximas. Y una vez más la causa no es una entrada de borrascas atlánticas, sino la llegada por el noroeste peninsular de una profunda vaguada del chorro polar que va a dar lugar a la formación de una dana sobre el interior peninsular.
Imagen del canal de absorción de vapor de agua de primera hora de la tarde, de hoy 21 de noviembre. Arriba y en el centro se adivina la vaguada que se va estrechando cada vez más y dará lugar a una dana -que en seguida pasará a ser una borrasca fría- sobre el interior peninsular. Su borde sur queda bien delimitado por la banda oscura que señala la posición del chorro polar. Hacia Azores una borrasca fría genera un remolino nuboso con características claramente subtropicales, mucho mejor definidas en este canal que en el infrarrojo. Una pequeña onda subtropical que circula algo más al este genera un pequeño y efímero sistema convectivo algo al norte de Canarias.
Pero más que ocuparme en detalle de dónde va a nevar y dónde va a llover -como siempre en estos casos el problema para la predicción son los territorios situados entre los 600 y 800 metros de altitud- quiero referirme al tipo de circulación atmosférica causante de esta situación. El chorro polar, más alto de latitud de lo que venía siendo normal para la época, sigue muy ondulado y sus grandes dorsales anticiclónicas “rompen” al llegar a las costas europeas de un modo parecido a como lo hacen las olas del mar al acercarse a la orilla. La dorsal se alarga y se estrecha y crea delante de ella una profunda vaguada que con frecuencia da a lugar a una dana que afecta a zonas al sur de esa circulación manteniéndose el chorro más al norte. Mientras tanto, otra dorsal va creciendo sobre el Atlántico y... a la espera de un nuevo “rompimiento” sobre Europa occidental.
Mapa de 300 hPa previsto para la madrugada del domingo al lunes. La gran dorsal atlántica "rompe" ante las costas europeas y genera en su zona delantera una vaguada muy aguda que durante el lunes dará lugar a una dana/borrasca fría sobre la Península Ibérica. Al sur del chorro polar, que se reconstruye de nuevo al norte, quedan estructuras de carácter subtropical. Una configuración de la circulación general cada vez más frecuente en nuestras zonas.
Naturalmente la trayectoria de las danas que se originan no es siempre la misma. Pueden entrar en la Península por el noroeste, norte o nordeste, y dado que las precipitaciones más importantes se encuentran en su zona delantera, las áreas más afectadas por éstas varían en consecuencia. Hay que tener en cuenta, además, que la eficiencia -y utilidad- de estas precipitaciones depende del mayor o menor aporte de aire húmedo hacia esa zona delantera. Con frecuencia el prever adecuada y detalladamente esa trayectoria -me refiero a no más de unas pocas decenas de kilómetros- no es fácil para los modelos numéricos y de ahí la necesidad de vigilarla mucho tratando de minimizar errores en el corto y muy corto plazo.
A veces, las vaguadas son tan profundas que las danas generadas alcanzan latitudes subtropicales o muy cercanas. Si hay suerte, y se ubican entre Madeira y golfo de Cádiz, pueden originar lluvias abundantes en la vertiente atlántica en lo que sería un “falso” pero bienvenido y útil temporal de Poniente. Otras veces se quedan casi estacionarias entre Azores, Madeira y Canarias y en esa situación, con aguas oceánicas relativamente cálidas bajo ellas, pueden albergar en su seno el desarrollo de estructuras ciclónicas de carácter subtropical. Y también en esa situación la circulación que las rodea puede interaccionar con otra ligada al chorro subtropical y generar estructuras más intensas de ese tipo. Algo así es lo que desde hace unos días viene apuntado el modelo del Centro Europeo para la zona entre la Península y Canarias en la segunda mitad de la semana, aunque existe también la posibilidad de que esa borrasca afectara más a Andalucía occidental.
Predicción de la topografía de 300 hPa para las primeras horas del próximo jueves 25 de noviembre. Mientras la borrasca fría que nos habrá afectado durante la primera mitad de la semana se centra sobre Cataluña desplazándose ya claramente hacia el este, de nuevo la dorsal atlántica "rompe" en las costas europeas y genera una nueva dana que aparece centrada al oeste de Galicia. Los vientos más fuertes que la rodean (sombreados en amarillo) indican que seguiría desplazándose algo más hacia el sur. (Conviene advertir que utilizo mapas del modelo determinista de alta resolución solo para hacer más claro este tipo de evolución. Naturalmente, para la predicción operativa, debe hacerse uso del modelo probabilista, y más en situaciones como ésta).
Un par de días después la dana que se formaba en el mapa anterior aparecería sobre el sur de la Península mientras que una reestructuración de la dorsal atlántica acabaría originando otra dana en la zona de Canarias, dónde interaccionaría con una circulación subtropical y habría que estar atentos a los posibles desarrollos. Como puede verse, el mismo mecanismo de la circulación general habría originado tres danas en menos de una semana.
Pero aunque la evolución que nos presenta el modelo determinista resulte muy interesante habrá que ver cuán fiable puede ser. El "plume diagram" o "penacho" del geopotencial de 500 hPa mostrado en esta imagen, y obtenido del modelo probabilista para un punto de esa zona crítica Golfo de Cádiz-Madeira-Canarias, nos muestra una evolución bastante fiable hasta el miércoles-jueves mientras que muestra bastante más dispersión para la segunda mitad de la semana. Una evolución a seguir cuidadosamente para ver dónde se sitúan las nuevas danas.
Por tanto, dos puntos de interés meteorológico esta semana. En la primera parte de ella, la borrasca fría que va a afectar sobre todo a la mitad nordeste de la Península y quizás Baleares. En la segunda, la actividad de esa nueva segunda y/o tercera dana todavía muy por concretar. Pero más allá de todo ello quiero volver a resaltar este tipo de estructura de la circulación general de la atmósfera en nuestro entorno que parece camino de convertirse en la nueva normalidad climatológica.
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