Con frecuencia me he referido en este blog, en relación a la concienciación pública sobre el cambio climático, a la necesidad de que la sociedad reciba un relato claro, coherente y continuado. Y a que ese relato esté referido en buena medida a lo que está pasando en su entorno más inmediato, así como a sus impactos en la vida diaria. Por esta razón me ha alegrado mucho la reciente presentación en Toledo del "Estudio sobre efectos constatados y percepción del cambio climático en el medio rural de Castilla-La Mancha" que responde en buena medida a estos planteamientos.
Se trata del segundo informe de este tipo realizado por el Gobierno de Castilla La Mancha, y en concreto por su Consejería de Agricultura, Medio Ambiente y Desarrollo Rural. En él han intervenido un gran número de especialistas regionales en clima, recursos hídricos, medio natural, socioeconomía, salud y comunicación.
A partir de la constatación del aumento general de las temperaturas, de la extensión del periodo veraniego o de la creciente irregularidad de las precipitaciones, a lo largo de más de cuarenta artículos los autores exponen qué impactos se están observando en los distintos sectores socioeconómicos y en las distintas zonas geográficas de la región, cómo está siendo trasladada la información de todo ello por los medios de comunicación regionales y qué percepción tiene de esta situación la sociedad castellano-manchega.
El informe resulta interesante y atractivo, y más que detenerme en sus conclusiones quiero destacar el valor intrínseco que posee. Lo tiene tanto por su caracter multidisciplinar, como por su enfoque hacia los impactos reales y no potenciales -aunque de algún modo también se entra en ellos- así como por el esfuerzo realizado -tanto en el fondo como en la forma- para que el relato, aún generado en el ámbito académico, resulte accesible y de fácil comprensión para un amplio público. Por todo ello es de justicia felicitar a todas las personas que han intervenido en el mismo y muy en especial al coordinador principal del informe: el geógrafo y climatólogo toledano Jonathan Gómez Cantero.
En cualquier caso querría incidir en mi convicción de que el informe no daría todo su fruto si no va acompañado de un contundente y bien planificado plan de comunicación y divulgación. Estoy seguro que los responsables del informe lo tienen en cuenta y están en ello. Es importante que los mensajes básicos lleguen a los distintos sectores afectados de una forma breve, concreta y, en la medida de lo posible, práctica a través de los distintos medios y redes de comunicación social. Además, qué interesante sería que se promovieran actividades de distintos tipos para que, sobre todo el sector más joven de la población, conociera las conclusiones básicas del informe y se animara a observar y comunicar datos, evoluciones o impactos y, por supuesto, que sugiriera o emprendiera, bajo la dirección adecuada, posibles acciones de concienciación, atenuación o mitigación en su entorno más próximo.
Creo que un flujo informativo continuado y cuidado sobre todo ello -quizás coordinado por los mismos responsables de este informe- contribuiría a lo que yo llamo "mantener el relato", a que no se pierda el hilo, a que vaya calando en la sociedad una visión global, coherente y comprensible de la situación. Es verdad que no es posible ni tendría sentido realizar un informe de este tipo cada año, pero lo que sí se puede es mantener un contacto periódico con la sociedad mediante actividades, programas o publicaciones frecuentes donde se recojan informaciones significativas, nuevos resultados o puesta en marcha de distintas acciones. Y contextualizado todo ello en un marco de referencia común, en una narración coherente, y no en informaciones dispersas, desubicadas, o mal explicadas o divulgadas. Ante un relato continuado, sencillo, homogéneo y trasparente, la sociedad se sentiría fortalecida y concienciada para asumir el reto, imaginar soluciones o tomar acciones y, en resumen, a colaborar de forma activa en la estructuración de un tipo de vida que se hace cada vez más necesario. Ojalá sea así no sólo en Castilla-La Mancha sino en toda España.
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