En mi entrada de ayer del blog me refería a la reunión de la Comisión de Fomento del Congreso que se iba a celebrar por la tarde y en la que el ministro Íñigo de la Serna informaría a los diputados sobre las circunstancias que rodearon a la situación de nevadas del pasado enero, así como de sus consecuencias en el transporte por carretera y ferrocarril.
Pude seguir la comparecencia por Internet y me resultó bastante interesante. Se reconoció la adecuada predicción de la nevada por parte de AEMET y se apuntaron como causas de los problemas surgidos la formación de hielo en las catenarias por lo que respecta al problema ferroviario, la caída -no se si por viento o por hielo- de muchas torres de conducción eléctrica y los problemas con muchos camiones que se habían cruzado, sobre todo en la autopista A-3. Esos cruces son los que en buena medida paralizaron la circulación, algo que, a su vez, dificultó mucho el acceso a los equipos que debían arreglar las conducciones eléctricas.
En algún momento se insinuó, o así me pareció entenderlo, que, aunque la nevada estaba prevista, era difícil pensar que la intensidad o las consecuencias fueran a ser tan grandes; es decir, no se estaba considerando en modo alguno que el aviso no era ni amarillo ni naranja, sino ROJO. Pero lo que me extrañó sobremanera es que, en sus réplicas, ninguno de los miembros de la Comisión que intervinieron se refirieran a esta circunstancia que tan fácil contraargumentación les brindaba. ¿ Sabían de la existencia del ROJO? ¿Saben lo que un ROJO supone?,
¿Por qué no se argumentó? ¿Olvido? ¿Estrategia? No, en mi opinión, -y me gustaría estar equivocado y disculparme-, puro desconocimiento.
Y si es así, me entristece y me preocupa mucho pensar que se dé a esos niveles -y por tanto a otros muchos- esa ignorancia sobre nuestro sistema de avisos y, más aún, ver cómo se pierden por ese desconocimiento informaciones absolutamente relevantes cuya elaboración es compleja y delicada por parte de los predictores. Si se hubiera manejado bien esa información... ¿se habría prohibido de antemano la circulación, al menos de camiones, y se hubieran evitado así muchos de los atascos? ¿Se hubiera facilitado de este modo el acceso de los vehículos de trabajos a las zonas con las torres eléctricas caídas y se hubieran resuelto antes las incidencias?
Y si a estos niveles no llega -o no se interpreta adecuadamente- el ROJO...¿que le llega a la mayor parte de la población afectada? ¿como lo interpreta? Una vez más insisto -pesadamente, lo sé- en la necesaria formación y divulgación del plan de avisos y en la realización de estudios sociológicos sobre cómo manejar estas informaciones.
Mañana miércoles comparece sobre el mismo tema el ministro del Interior, responsable entre otros organismos de la Protección Civil. ¿Estará presente el ROJO...o seguirà siendo un desconocido?
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