Con esta entrada sobre enero para la que me he ayudado de los trabajos de dos queridos meteorólogos que ya no están con nosotros -Lorenzo García de Pedraza y José Sanchez Egea- , de las efemérides de la agenda de AEMET y del interesantísimo libro que acaba de publicar Vicente Aupí sobre el "triángulo de hielo" español, quiero desearos a todos mis lectores y seguidores un año 2014 mucho menos "crítico" que el que acabamos de pasar y también lleno de paz y entendimiento. Del mismo modo, os agradezco profundamente vuestra compañía a lo largo de las 58 entradas que he compartido con vosotros durante 2013. Espero que nos sigamos acompañando durante este nuevo año.
Enero
es el invierno profundo, el mes más frío del calendario, si bien los días se van alargando de forma que, a lo largo del
mismo, se gana casi una hora de luz solar. Es un frío que hace reposar a la
Naturaleza, al tiempo que la prepara para empezar a recibir, muy poco a poco,
una mayor energía solar que la haga ir despertando. Por eso, el saber popular quiere
a enero tranquilo, sereno, frío:
Enero es claro y heladero
o
En enero, el mejor sol, el brasero
Todo
va bien cuando:
Diciembre mojado y enero bien helado
Y con
toda claridad:
Para que el año sea bueno, enero claro y sereno.
Y de
esa claridad de los cielos limpios y transparentes de enero, no hay mejor
reflejo que este dicho:
No hay luna como la de enero ni amor como el primero
Ese
profundo frío, junto con las resacas de las fiestas que acaban de pasar y la
necesidad de emplearse de nuevo a fondo en el trabajo, hace también de enero un
tiempo menos comunicativo, tal como afirma el refrán:
En las mañanas de enero ni se dan los buenos días ni se quitan los
sombreros
Pero, lo que sí se le pide a enero, es que no haga viento porque entonces la sensación
térmica es de varios grados menos y además, de alguna manera, se perturba el
efecto beneficioso de las calmas en la agricultura. Por tanto:
Enero es buen caballero si no se hace ventolero
Aunque
Enero está caracterizado por los fríos y los cielos claros, eso es una verdad a
medias. En Galicia y en el área Cantábrica es uno de los meses del año
mas lluviosos y también puede llover –o nevar- en la vertiente atlántica y en
algunas zonas mediterráneas, si bien todo ello es mas frecuente en la segunda mitad
del mes.
En general, aunque no tanto este año, enero suele comenzar con predominio del tiempo
anticiclónico y días tranquilos, fríos y despejados. Sin embargo, no es difícil
que hacia Reyes el anticiclón bascule y por su flanco oriental se cuele aire
frío del norte o del nordeste, lo que puede dar lugar a una marcada ola de frío y
posteriormente a intensas heladas. Así lo refleja el refranero:
Por los Reyes, los días y el frío crecen
Con
predominio generalmente anticiclónico durante varios días, lo que hace mas
generales e intensas las heladas, llegamos a mediados de mes donde aparecen las
festividades de los llamados “santos de hielo” (San Antonio o San Antón el día
17 y San Sebastián el 20) cuyos “fríos” quedan bien reflejados en el refranero:
Por San Antonio hace un frío de todos los demonios
De los santos frioleros, San Sebastián el
primero; aunque dijo San Antón: aquí el mas frío soy yo.
Ya, en la segunda quincena, o como tarde en la última decena, se suele producir un
cambio de tiempo. El anticiclón baja de latitud dando entrada a borrascas
atlánticas o bien se retira algo hacia el oeste y permite la entrada de vientos
del noroeste con algunos frentes asociados. Llegan así, de una forma u otra,
las precipitaciones a las que antes me refería (excepto en Levante) y una
cierta suavización de las temperaturas. Desde el punto de vista de la meteorología
popular éste es un momento significativo de la evolución atmosférica que puede
llevar bien a una continuación del tiempo muy frío o a una suavización de las
temperaturas:
San Vicente el barbado (día 22) rompe el gelado o lo pone mas refinado
En cualquier
caso, al tiempo que haga en estas fechas, se le da de nuevo un cierto carácter
predictivo:
Si llueve por San Canuto (día 19), lloverá tres meses justos
San Pablo se convierte (día 25) y un año entero advierte
De
una forma u otra, no es raro que el mes
se despida con una importante entrada fría y un temporal de nieve conectando ya
con los primeros días de febrero, que tienen la fama de “decidir” si lo mas
duro del invierno se va o permanece.
Cuando
se repasan sucesos y efemérides meteorológicas de enero predominan como es
lógico los recuerdos y datos de frío. Sin embargo aparecen también muchas
noticias de temporales de lluvia, nieve y viento unidos en muchos casos a las
penetraciones atlánticas a las que hacía referencia anteriormente. Así, en la
vertiente Atlántica se han dado con alguna frecuencia inundaciones por fuertes
lluvias –quizás también deshielos- tales como en 1970 cuando se desbordaron
muchos de los grandes ríos ibéricos o en 1962 cuando sucedió algo parecido en la cuenca del Duero. Sin
llegar a causar inundaciones de importancia, se han recogido con cierta
frecuencia cantidades importantes de precipitación en zonas montañosas
orientadas al sur y muy especialmente
en las laderas sur de la sierra de Gredos o los montes de León. Cabe recordar
en este punto la tragedia ocurrida el 9 de enero de 1959 cuando la rotura de la
presa de Vega de Tera inundó el pueblo de Ribadelago, junto al lago de Sanabria.
También
en el área Mediterránea hay noticia de inundaciones en este mes tales como las de la provincia de Girona en 1977, las fuertes lluvias de Baleares
en 1978 o las trombas del 2000 en Melilla o del 2010 en Málaga. Canarias tampoco
se ha librado de estas situaciones dada la relativa facilidad con que en el
invierno el chorro polar desciende de latitud ocasionando la formación de
borrascas frías que provocan fuertes lluvias y vientos. Cabe recordar a este respecto
los eneros del 1970 o el de 1979 cuando, en muy poco tiempo, Izaña llegó a
acumular dos metros y medio de nieve. En el 2005, una tormenta “anclada” en la Gomera dejó mas
de 250 mm en San Sebastián, la capital de la isla, y mas recientemente, el 27 de
enero del 2007, la isla del Hierro recogió en un día nada menos que 320 mm.
A
veces las borrascas atlánticas de enero también provienen, como suele ocurrir
con frecuencia en invierno, de ciclogénesis explosivas desarrolladas en pleno
Atlántico. Como ya se ha comentado en otras ocasiones, no suelen afectar de lleno a la Península
pero aún así los fuertes lluvias y sobre todo, los intensos vientos si afectan
al cuadrante noroeste peninsular y fundamentalmente a Galicia. Aparte de la últimamente registrada, destacan mucho
los vientos provocados por una perturbación de este tipo los días 23 y 24 de
enero de 2009 cuando se registró una racha de 229
km/h en el observatorio de la Estaca de Bares. También, en 1998, el 13 de
enero, el mismo observatorio midió 180
km/h.
Aunque, muy raramente, a veces en
enero son noticia las altas temperaturas. Las causas de las mismas pueden ser
fundamentalmente dos. Una se da en el Mediterráneo y tiene que ver con la
elevación de las mismas que provoca allí el efecto foehn de los vientos
atlánticos en su descenso racheado hacia el mar. La otra, que afecta a toda la
Península y Baleares pero es si cabe mas notoria en la vertiente Atlántica, está ligada a la entrada de vientos de
componente sur, bien por la presencia de un anticiclón sobre el centro y norte
de Europa o por la llegada de una borrasca atlántica con aire subtropical
relativamente cálido y húmedo. En el primer caso la conjunción del suave aire del sur con los cielos despejados o
escasamente nubosos povoca un ascenso de las temperaturas diurnas aunque por la
noche puedan volver a aparecer heladas. Una situación de este tipo se dio los
días 19 y 20 de enero de 2007 cuando se registraron valores tales como 26 ºC en Tortosa, 22,6 en Cuenca, 22,5 en Cádiz, 21,2 en
Teruel, 19,6 en Ávila o 19,3 en Logroño,
todos éstos valores máximos absolutos de sus series para enero.
En cualquier caso el
fenómeno atmosférico más significativo de enero es el frío, las bajas temperaturas. En la memoria meteorológica han quedado
grabadas para siempre los datos de algunos eneros que destacaron por sus
bajísimos registros o por la reiteración de los episodios muy fríos. Sólo como muestra cabe
recordar así el enero de 1945 en el que se alcanzaron un valor mínimo absoluto
de -27,6ºC en Ávila y valores alrededor de los -25ºC en Calamocha (Teruel), en
el embalse de Camporredondo (Palencia) y en Uña (Cuenca). Es en esta situación cuando el observatorio
de Madrid-Retiro registra -10,1ºC que es, hasta ahora, su mínima absoluta. También el enero del año siguiente, 1946,
destacó por sus situaciones de intenso frío, si bien las mínimas más bajas no
lo fueron tanto como en el anterior; aún así en varios lugares tales como
Monreal del Campo y Santa Eulalia, ambos en Teruel o Uña y la Ciudad Encantada
en Cuenca, se alcanzaron o sobrepasaron ligeramente los -22ºC. Curiosamente,
también enero de 1947 destacó por sus bajísimas temperaturas si bien en este
caso se registraron en los últimos días del mes. Destaca -26,7ºC en Monreal del
Campo y -24,4ºC en Santa Eulalia y
-24,4ºC en Molina de Aragón (Guadalajara). . Otro episodio frío
en enero muy notable fue el de 1971 que había comenzado en los últimos días de
diciembre de 1970; afectó a toda la Península con intensas nevadas y
temperaturas muy bajas. Destacan sobre todo -28ºC de Santa Eulalia, -27,6 en
Camesa de Valdivia (Palencia) o -27 en
Piqueras (Guadalajara) y, en cualquier caso, es de destacar que fueron bastante
los observatorios de España en que se alcanzaron o sobrepasaron los -22ºC.
Quizás tras este resumen de cómo suele ser enero según la climatología y de sus efemérides, sería lógico hacer algunas cábalas sobre como va a ser el que ahora comienza...pero hoy no, hoy nos quedamos, dado el tiempo de vacación y de fiesta en que estamos, sólo con el recuerdo y un punto de nostalgia. Pronto volveremos a esas cábalas y comentarios. Mientras tanto:
¡Feliz 2014!
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