Cuando era un chaval y vivía en un pueblo de La Mancha toledana, recuerdo que cuando se producían varios días de mucho calor, los hombres del campo decían que tanto calor no podía sino traer después un episodio de tormentas fuertes, como así solía ocurrir en muchas ocasiones. Bastantes años más tarde ya comprendí que tenía que haber algo más que mucho calor para que esos fenómenos se produzcan: es necesario que aparezca alguna onda, aunque sea débil, o alguna dana en niveles medios y altos para que ello ocurriera. Y justamente es esa onda o dana la que, en su lento acercamiento a la Península, y antes de entrar, genera en su zona delantera, las condiciones para una fuerte subida de temperaturas. En cualquier caso ahí ha quedado esa continuada atribución de algunas situaciones de tormentas a los muchos días de calor: las todavía populares "tormentas de calor".
Algo así va a suceder en los próximos días: tras un progresivo crecimiento de la dorsal africana sobre la Península Ibérica, la suma de la llegada de aire ya cálido de origen, la subsidencia anticiclónica y los cielos poco nubosos o despejados va a provocar un marcado ascenso de temperaturas que alcanzarán o incluso rebasarán algo los 40º C en algunas zonas del centro y sur peninsular. Esa situación tocará a su fin entre el domingo y el martes por la llegada de una pequeña pero activa dana que desde el jueves, momento aproximado de su formación, deambulará entre Azores, Canarias y la Península. Es probable que las tormentas que genere a su paso puedan provocar algunas fuertes tormentas, pero a su vez dará lugar a una clara suavización de las temperaturas. La única duda que muestran los modelos es el momento concreto en que esa dana nos afectará, teniendo en cuenta sus movimientos de difícil predicción ya que dependen de variaciones muy sutiles de los vientos que la rodean.
Este mapa mixto del geopotencial de 500 hPa y de la temperatura de 850 hPa previsto por el ECMWF para el mediodía del próximo domingo muestra la típica situación de altas temperaturas en la Península y Baleares. La extensión de la masa cálida norteafricana forzada en mayor medida por la presencia de la dana al oeste de Portugal, los vientos débiles o en calma, los cielos despejados y algunos fenómenos de subsidencia crean el escenario ideal para la aparición de las elevadas temperaturas.
La incertidumbre básica que presenta este mapa proveniente del sistema de predicción por conjuntos del ECMWF previsto para la madrugada del domingo es la ubicación concreta de la pequeña dana al oeste de Portugal, que podría influir de algún modo en las temperaturas máximas que puedan alcanzarse. En cualquier caso, la confianza en que esta dana atraviese la Península entre el domingo/lunes y el martes es bastante alta.Por lo que respecta a la situación de altas temperaturas no viene sino a seguir confirmando la tendencia ya demostrada del adelanto progresivo de los días claramente veraniegos invadiendo poco a poco la segunda mitad del trimestre primaveral. En mi opinión es esta evolución así como el cambio de trayectoria de las borrascas atlánticas las muestras más claras de la presencia del cambio climático en nuestras zonas geográficas.
Ante esta situación cabe preguntarse sí se van a batir los récords de temperaturas máximas y/o mínimas del mes de mayo o, por otra parte si se trata de una de "ola de calor". Es posible que algún récord pueda caer pero va siendo difícil porque ya tanto en años anteriores -por ejemplo 2015 o 2020- hemos tenido situaciones de muy altas temperaturas; tal como quedó reflejado en esta entrada del blog, en esta y en esta otra. En cuanto a sí se trata de una "ola de calor" es difícil afirmarlo desde un punto de vista técnico ya que los criterios establecidos por Aemet para definirla se refieren a los meses de junio, julio y agosto; criterios que a la vista de esta rápida evolución deben ser probablemente ampliados. En cualquier caso, sí, desde la percepción subjetiva estos días van a ser considerados por muchas personas como una clara ola de calor y conviene tenerlo muy en cuenta, sobre todo desde el punto de vista sanitario y quizás también energético y ambiental.
Para finalizar, recordar una vez más la necesidad de que en España se investigue con mayor profundidad las causas de este adelanto del periodo veraniego: ¿Son más frecuentes las entradas de las dorsales norteafricanas? ¿Es más cálido "de origen" el aire que nos llega de África? ¿Hay más o más intensos fenómenos de subsidencia? ¿influye la sequedad de algunos territorios con déficit hídrico prolongado sobre todo en zonas de la vertiente atlántica? Como tantas veces he apuntado ojalá se organice cuanto antes un esfuerzo cooperativo, priorizado y bien coordinado entre nuestros centros o instituciones de investigación climática y ambiental. Nos seguimos jugando mucho.
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