Algunas veces ya he comentado en este blog mi percepción -y la de muchas personas- de que desde finales de la década de los setenta y de los primeros ochenta, la circulación del chorro polar pasó a tener una estructura de ondulaciones más marcadas que las que probablemente tuvo durante décadas anteriores, en las que eran más frecuentes las circulaciones zonales con vaguadas y dorsales menos pronunciadas. Con este cambio llegó también una disminución de los vientos atlánticos del oeste-suroeste sobre la Península, los vientos "ábregos" o "llovedores" tan conocidos -y deseados- en las Castillas, Extremadura y Andalucía. El resultado de ello fue un cambio progresivo en el tipo de precipitaciones en la vertiente Atlántica, precipitaciones que pasaron a ser más irregulares y menos aprovechables para los acuíferos y los pantanos de los ríos atlánticos.
Todo ello no quiere decir que ya los "llovedores" no nos visiten. Lo hacen, aunque menos frecuentemente, y sus llegadas son esperadas casi siempre con interés y un punto de alegría en la vertiente atlántica. Y ello no sólo por su interés económico, social y ambiental, sino también por el agradable ambiente de limpieza y humedad que se nota...y se respira.
Pues bien, nos encontramos ante la inminente llegada de una situación de este tipo que probablemente nos afectará a partir de la tarde-noche del martes hasta el viernes o sábado. Bienvenidas sean casi en cualquier momento, y más en la situación de sequía en que se encuentran muchas zonas de la Península... Pero qué buena hubiera sido la aparición de un temporal de este tipo en pleno otoño, allá por finales de octubre o principios de noviembre. La razón es que en la vertiente atlántica los temporales otoñales del suroeste suelen ser más generosos en lluvias que los primaverales, y también de precipitaciones más "tranquilas", más "empapadoras" de tierras y acuíferos. Sin embargo, en primavera, la atmósfera empieza a tener ya más energía y las masas de aire que entran desde el golfo de Cádiz tienen con frecuencia un carácter inestable , e incluso se inestabilizan más en su recorrido peninsular. El resultado son lluvias más dispersas, intensas y en general menos productivas que las otoñales. Además, dependiendo de la estructura vertical del viento, pueden ir acompañadas de fenómenos convectivos violentos como granizos y algún tornado de mediana intensidad, más probable cuanto más hacia el suroeste peninsular.
Es curioso que en esta ocasión se va a cumplir casi al pie de la letra el periodo que la meteorología popular denomina como "los santos de hielo", unos días -normalmente del 11 al 15 de mayo- en que las temperaturas experimentan un marcado descenso. A veces este hecho se ha producido por una entrada fría desde el nordeste, que ha llegado a producir incluso aguanieve en algunas zonas. Este año no va a ser así, va a ser más lluvioso y suave, pero en cualquier caso también va a ser notable el descenso de las temperaturas en la vertiente atlántica.
La meteorología popular apunta además que, tras los "santos de hielo", el tiempo vuelve a estabilizarse y las temperaturas ascienden. Es el "veranillo de las rosas y del ruiseñor". Ahora bien, si se cumple lo que empieza a atisbarse en los mapas previstos a medio plazo, ese veranillo será un verano sin diminutivo ya que las temperaturas podrían ser bastante elevadas. En los últimos años, mayo nos está sorprendiendo con algunos picos de calor bastante marcados. Quizás un síntoma del acortamiento de la primavera en la Península Ibérica....
De momento, disfrutemos de los ábregos....aunque ya se que en la vertiente mediterránea no son tan bienvenidos. Pero conviene recordar que al menos en las Comunidades de Valencia y Murcia si se produjeron un par de curiosos e importantes temporales de otoño-invierno.
El 14 de mayo hará dos años del día del infierno en la tierra... Cuánto daño hizo en Valencia ese día. Como una helada, por los efectos. Por lo menos este año estaremos mejor. Un saludo y gracias.
ResponderEliminarLo recuerdo perfectamente, un día impresionante y al que dedique una entrada de este blog. Esperemos que aunque haga bastante calor la próxima semana, no se repita algo así. Saludos Antonio.
ResponderEliminarPor edad no recuerdo bien los años 70, pero sí recuerdo el otoño de 1987 o los de 1995 y 1996, donde las situaciones de suroeste empezaban en Noviembre y no acababan hasta pasadas las navidades acumulando de forma paulatina gran cantidad de agua en todo el centro y oeste. Desde esa época creo que no ha habido unas situaciones similares por su duración. Saludos y enhorabuena por el blog
ResponderEliminarMuchas gracias por la aportación Álvaro. Creo que hubo una situación parecida hace tres o cuatro años pero cada vez menos y menos frecuentes y marcadas.
ResponderEliminarSaludos.