En mi entrada del miércoles de la pasada semana planteaba la posibilidad de que el fuerte flujo de aire húmedo mediterráneo que provocaría el temporal en todo el área mediterránea pudiera ser considerado desde el punto de vista técnico como un "río atmosférico". Mi intención era abrir un debate sobre el tema y algunas personas expresaron sus razones por las que pensaban que a ese flujo no se le podía catalogar de tal manera. Creo que el debate es interesante y que puede seguir, pero de momento me parece más importante hablar sobre lo que me ha resultado más significativo de este temporal de levante o llevantada.
Debo admitir que me han sorprendido las cantidades acumuladas. De mi experiencia de otros temporales de este tipo pensé que se podían alcanzar en algunos puntos hasta los 300 o 350 mm, y un valor medio de unos 100 mm. Me ha llamado por tanto mucho la atención que ese valor medio haya sido, según datos de AEMET, de 127 mm en la Comunidad Valenciana y de 144 en la Murciana. Y, sobre todo, los datos de valores máximos, tales como el de L´Orxa donde se han alcanzado los 621 mm (dato de AVAMET). Además, los umbrales de 400, e incluso de 500 mm, se han superado en distintas estaciones de estas redes. Por lo que se refiere a la Comunidad de Murcia, el registro máximo fue de 239 mm en San Javier.
De esta forma pueden haberse alcanzado diversos récords para precipitaciones en el mes de diciembre, como. por ejemplo, ser el segundo diciembre más lluvioso en la Comunidad Valenciana, al menos desde 1950, sólo superado por el diciembre de 1989 y muy igualado al de 1964.
Debe recordarse en cualquier caso que el récord histórico de lluvia en el área mediterránea en 24 horas lo sigue ocupando Oliva con sus 817 mm registrados el 3 de noviembre de 1987. Cabe señalar que en aquella situación, la precipitación tenía fundamentalmente carácter convectivo por lo que las lluvias, aún muy intensas, presentaban una distribución mucho más focalizada que en un episodio como éste, de carácter claramente advectivo aunque con algunos brotes convectivos.
Por tanto, el temporal que acaba de ocurrir puede considerarse histórico y entre los más importantes de nuestra zona mediterránea, pero con la singularidad de haber ocurrido en las puertas del invierno, de una forma más tardía que otros parecidos.
Cuando se llega a estas situaciones extremas cabe preguntarse, como siempre, si se trata de una muestra más de la variabilidad natural de la atmósfera o si el fenómeno del calentamiento global está incidiendo en ello. No tengo conocimientos como para establecer una opinión fundada, pero sigo con la intuición de qué sí tiene algo que ver. Lo afirmo así porque, no se trata a mi juicio de un hecho aislado, sino que se engloba en el conjunto de otros varios sucedidos en los dos o tres últimos años y que, desde mi punto de vista tienen un denominador común: la subida continuada hacia el norte de las masas subtropicales con aire más cálido en capas medias y bajas de lo que correspondería a la época del año. Recordemos -y puede consultarse este blog- las intensas lluvias de marzo de 2015 que ocasionaron el desbordamiento del Ebro; el desusado "subidón" térmico de mediados de mayo de ese mismo año, la ola de calor de julio, también de 2015, con ese récord de -1,1ºC a 500 hPa sobre Palma, el insólito huracán Alex de enero de 2016 o el también insólito episodio de calor del pasado mes de septiembre con 45,4ºC en Córdoba. Y todo ello en un contexto mundial de los años más cálidos registrados.
Pues bien, en la situación que nos ocupa, creo que la fuerte circulación del este en capas medias-bajas establecida sobre una amplia zona mediterránea advectó en su origen una masa de aire cálido y seco ¿quizás más que lo que correspondería climatológicamente al mes de diciembre?- que alcanzó el Mediterráneo desde Libia o incluso Egipto.
Esas condiciones permitieron que absorbiese una gran cantidad de humedad a través de su largo recorrido marítimo, ¿quizás también más elevada, que la normal para esta época del año? Ello podría explicar de algún modo esos valores de precipitación casi o del todo desconocidos para el mes de diciembre.
En cualquier caso, más allá de estas conjeturas, sigo insistiendo en el interés y la importancia de que departamentos universitarios españoles estudiaran esta situación y algunas otras muy llamativas de los últimos años. Es importante conocer la probabilidad -alta, baja o nula- de que puedan haber estado influenciadas, generadas o amplificadas por el calentamiento global. Ya no podemos argumentar como hasta hace unos años -yo mismo lo hacía- que es imposible saber si un fenómeno concreto puede tener una mayor o menor relación con el calentamiento global. Los estudios de atribución, de los que una buena muestra de ellos son recogidos cada año por una edición especial de la American Meteorological Society (aquí está la publicada este año referida a fenómenos extremos del 2015), muestran como ya es posible conocer -siempre probabilísticamente, como no puede ser de otra manera- hasta que punto esa relación existe.
¿Cuándo tendremos estudios de este tipo para nuestras situaciones?
Mapa de contenido de agua en columna sobre el área mediterránea a las 19 horas del 17 de diciembre de 2016 (fuente: AEMET) |
El mismo producto pero a las 9 horas del 18 de diciembre (fuente: AEMET) |
Debo admitir que me han sorprendido las cantidades acumuladas. De mi experiencia de otros temporales de este tipo pensé que se podían alcanzar en algunos puntos hasta los 300 o 350 mm, y un valor medio de unos 100 mm. Me ha llamado por tanto mucho la atención que ese valor medio haya sido, según datos de AEMET, de 127 mm en la Comunidad Valenciana y de 144 en la Murciana. Y, sobre todo, los datos de valores máximos, tales como el de L´Orxa donde se han alcanzado los 621 mm (dato de AVAMET). Además, los umbrales de 400, e incluso de 500 mm, se han superado en distintas estaciones de estas redes. Por lo que se refiere a la Comunidad de Murcia, el registro máximo fue de 239 mm en San Javier.
Mapa de precipitaciones entre los días 16 y 19 de diciembre según AEMET |
El mismo producto según AVAMET. Como puede verse la estructura es la misma aunque pueda diferir algún valor máximo |
De esta forma pueden haberse alcanzado diversos récords para precipitaciones en el mes de diciembre, como. por ejemplo, ser el segundo diciembre más lluvioso en la Comunidad Valenciana, al menos desde 1950, sólo superado por el diciembre de 1989 y muy igualado al de 1964.
(fuente: AEMET) |
Debe recordarse en cualquier caso que el récord histórico de lluvia en el área mediterránea en 24 horas lo sigue ocupando Oliva con sus 817 mm registrados el 3 de noviembre de 1987. Cabe señalar que en aquella situación, la precipitación tenía fundamentalmente carácter convectivo por lo que las lluvias, aún muy intensas, presentaban una distribución mucho más focalizada que en un episodio como éste, de carácter claramente advectivo aunque con algunos brotes convectivos.
Mapa de precipitaciones del 3 al 4 de noviembre de 1987 (fuente: AEMET) |
Por tanto, el temporal que acaba de ocurrir puede considerarse histórico y entre los más importantes de nuestra zona mediterránea, pero con la singularidad de haber ocurrido en las puertas del invierno, de una forma más tardía que otros parecidos.
Cuando se llega a estas situaciones extremas cabe preguntarse, como siempre, si se trata de una muestra más de la variabilidad natural de la atmósfera o si el fenómeno del calentamiento global está incidiendo en ello. No tengo conocimientos como para establecer una opinión fundada, pero sigo con la intuición de qué sí tiene algo que ver. Lo afirmo así porque, no se trata a mi juicio de un hecho aislado, sino que se engloba en el conjunto de otros varios sucedidos en los dos o tres últimos años y que, desde mi punto de vista tienen un denominador común: la subida continuada hacia el norte de las masas subtropicales con aire más cálido en capas medias y bajas de lo que correspondería a la época del año. Recordemos -y puede consultarse este blog- las intensas lluvias de marzo de 2015 que ocasionaron el desbordamiento del Ebro; el desusado "subidón" térmico de mediados de mayo de ese mismo año, la ola de calor de julio, también de 2015, con ese récord de -1,1ºC a 500 hPa sobre Palma, el insólito huracán Alex de enero de 2016 o el también insólito episodio de calor del pasado mes de septiembre con 45,4ºC en Córdoba. Y todo ello en un contexto mundial de los años más cálidos registrados.
Pues bien, en la situación que nos ocupa, creo que la fuerte circulación del este en capas medias-bajas establecida sobre una amplia zona mediterránea advectó en su origen una masa de aire cálido y seco ¿quizás más que lo que correspondería climatológicamente al mes de diciembre?- que alcanzó el Mediterráneo desde Libia o incluso Egipto.
Análisis de superficie del 18 de diciembre a las 12 UTC (fuente: AEMET) |
Esas condiciones permitieron que absorbiese una gran cantidad de humedad a través de su largo recorrido marítimo, ¿quizás también más elevada, que la normal para esta época del año? Ello podría explicar de algún modo esos valores de precipitación casi o del todo desconocidos para el mes de diciembre.
En cualquier caso, más allá de estas conjeturas, sigo insistiendo en el interés y la importancia de que departamentos universitarios españoles estudiaran esta situación y algunas otras muy llamativas de los últimos años. Es importante conocer la probabilidad -alta, baja o nula- de que puedan haber estado influenciadas, generadas o amplificadas por el calentamiento global. Ya no podemos argumentar como hasta hace unos años -yo mismo lo hacía- que es imposible saber si un fenómeno concreto puede tener una mayor o menor relación con el calentamiento global. Los estudios de atribución, de los que una buena muestra de ellos son recogidos cada año por una edición especial de la American Meteorological Society (aquí está la publicada este año referida a fenómenos extremos del 2015), muestran como ya es posible conocer -siempre probabilísticamente, como no puede ser de otra manera- hasta que punto esa relación existe.
¿Cuándo tendremos estudios de este tipo para nuestras situaciones?
Como siempre un placer leerle. Gracias por darnos la oportunidad de aprender con sus aportaciones.
ResponderEliminarMuchas gracias Pepe. Me alegra mucho que sea así.
ResponderEliminarUn saludo cordial.
Hola Ángel, excelente entrada de blog. ¿Crees que para este temporal de levante podría haberse usado el término 'gota fría' o te parece inapropiado por ser demasiado simplista u otras causas? Muchas gracias.
ResponderEliminarHola Rubén. Si por "gota fría" aceptamos que se trata de una situación de lluvias importantes en Levante (como parece "consensuarse" cada vez más), se puede usar aunque nunca confundiéndolo con el concepto físico de dana o de gota fría en su acepción provisional surgida en los años 40. De todos modos, en este caso, me parece que lo fundamental ha sido la marcada advección de aire húmedo que podría probablemente haberse producido aunque la dana hubiera estado más alejada y desdibujada. Al haberse situado más cerca puede haber desarrollado algo más de convectividad y con sus movimientos, ser responsable de los de la "manguera" primero hacia el sur y luego hacia el norte.
Eliminaren su acepción "original" quise decir ;-)
EliminarMolt interessant
ResponderEliminarGracias Josep.
EliminarCoincido al 100% con tus impresiones aquí expresadas.
ResponderEliminarMe alegra que sea así, Pedro. Un abrazo!
EliminarMuchas gracias, Ángel. Yo me refería precisamente a su uso para destacar la influencia de esa dana, que por lo que cuentas, no fue determinante. Entonces, mejor hablar de una dana cuando tenemos una ídem y aparcar el término gota fría, usándolo sólo para fines divulgativos, no técnicos, en temporales de levante como este, ¿verdad?
ResponderEliminarEsa es mi opinión Rubén. Precisamente de ahí viene mi reticencia a usar "gota fría" ya que puede haber lluvias muy abundantes sin ella, o sin que esté en clara cercanía. Basta que se forme una zona de bajas presiones sobre Marruecos-Argelia-Libia y un fuerte anticiclón centroeuropeo para que la advección del este se ponga en marcha. Que en esa situación pueda tener que ver una dana más o menos indirectamente, si. Que sea del todo necesaria, lo dudo. Lo que sí es verdad es que si su zona de salida queda sobre el flujo, puede potenciar todo.
EliminarMuchas gracias, Ángel, queda claro.
EliminarTambién me gustaría comentar este párrafo: "Cabe señalar que en aquella situación, la precipitación tenía fundamentalmente carácter convectivo por lo que las lluvias, aún muy intensas, presentaban una distribución mucho más focalizada que en un episodio como éste, de carácter claramente advectivo aunque con algunos brotes convectivos".
¿Hay que entender entonces que la mayor parte de las precipitaciones se produjeron a partir de nubes no convectivas del tipo Nimbostratus? Serían en todo caso, imagino, nubes de varios kilómetros de grosor constantemente alimentadas por el flujo húmedo de levante. Creo que Benito Elvira, estupendo predictor de Aemet, comentó una vez precisamente que las mayores lluvias en el Mediterráneo se producen con este tipo de nubosidad -digamos advectiva- más que con nubes convectivas (potentes Cumulonimbus), que pueden dejar importantes registros, pero de forma más localizada y quizás con menor persistencia.
Me parece un tema muy interesante. En las regiones monzónicas "clásicas", ¿qué tipo de precipitación predomina? ¿La convectiva o la advectiva?
Un saludo.
Los datos de radar y descargas hacían ver que había algo de actividad convectiva -quizás por la cercanía de la zona delantera de la dana- embebida en la advectiva. Curiosamente, el echotop de estas nubes no está muy alto, pero son nubes muy eficientes y en renovación contínua. Siempre he pensado lo interesante que sería un experimento de campo, con aviones y sondeos, para conocer la microfísica de estas nubes y su dinámica interna. Por lo que respecta a las zonas monzónicas clásicas, no te sabría decir, pero me imagino que es parecido.
EliminarTambien se dan fenomenos poco habituales en latitudes bajas como la nevada en el Atlas Sahariano,puede que haya que preguntarse mas bien que factor provoca que se ondule tanto el Jet Stream como para que hayan esos intercambios de masas de aire fuera de sus zonas habituales.
ResponderEliminar...Sin embargo, que la nieve caiga a las puertas del Desierto del Sahara es un fenómeno inusual. Así, la nieve cayó en la ciudad argelina de Ain Sefra el pasado 19 de diciembre de 2016. La localidad, que se le conoce con el sobrenombre de “la puerta del desierto”, tiene una población aproximada de 35000 habitantes y se sitúa entre el Atlas y el borde septentrional del Sahara. La última vez que nevó en esta localidad fue en febrero de 1979.
La NASA también indica que, en general, en esa zona del Atlas sahariano, la nieve también es un fenómeno poco habitual, basándose en observaciones vía satélite de años atrás...
http://www.cazatormentas.net/jesus-calleja-testigo-de-las-raras-nevadas-a-las-puertas-del-sahara/
Ya conoces la teoría de que a un polo más cálido corresponde un menor gradiente térmico con los trópicos y subtrópicos, y por tanto un chorro menos marcado y con más meandros (como un río casi sin pendiente). Eso puede llevar a esas profundas intrusiones frías hacia el sur, que son infrecuentes pero no desconocida. Pero, al final, si sumamos (algebraicamente) intrusiones frías con remontadas cálidas el resultado neto, a mi juicio, es y seguirá siendo de calentamiento global.
EliminarHola Ángel. La verdad que me he quedado muy sorprendido con esta última situación. No se si también la temperatura de la superficie del mar ha tenido también causa efecto. Un abrazo
ResponderEliminarPuede haber influido, pero, a falta de estudios detallados, intuyo que el aire tropical y subtropical va siendo algo más cálido que lo que, climatológicamente, correspondería. Eso explicaría además otros récords de los últimos tiempos. Un abrazo, José Luís.
EliminarBuenas tardes Ángel,
ResponderEliminarAyer salió en Levante-EMV un artículo mio con un análisis somero sobre este mismo episodio, luego lo que me ha alegrado mucho comprobar es que nuestros puntos de vista son realmente similares. Y es que algo está canviando en nuestro entorno.
Por otra parte lo que también me ha agradado mucho leerte es que parece ser que la comunidad científica ya acepta nuevos métodos de estudio de episodios pluviométricos extremos, puesto que los estudios climatológicos de los mismos tradicionalmente se han topado con que las series de datos nunca son lo sificientemente largas como para tomar conclusiones.
Por si te apetece echarle un vistazo al artículo que menciono:
http://www.levante-emv.com/opinion/2016/12/22/viendole-orejas-lobo/1507488.html
Un saludo des de Alzira(València),
Toni
Hola Toni,
ResponderEliminarSi, leí tu artículo ayer y me pareció sensato muy sensata también la valoración sobre la cercanía del "lobo"!
Como ves, estoy bastante convencido de que vamos a tener que convivir cada vez más con una atmósfera subtropical. Y vamos a tener que aprender qué resulta de la interacción de esa atmósfera con nuestro entorno geográfico, que obviamente no es el mismo que el de las zonas subtropicales "clásicas".
En cuanto a los estudios de atribución, se hagan por el método que se hagan, hay que contar siempre con que el resultado va a ser probabilístico, y eso desde mi punto de vista es más una ventaja que un inconveniente. El problema es que tenemos que formarnos -y formar- sobre la importancia y el valor de esos resultados.
Además, con el enfoque probabilístico creo, aunque no soy experto en ello, que puede obviarse de algún modo el problema de la longitud de las series.
Un saludo cordial y mis mejores deseos para estos días y 2017.
Hola Toni,
ResponderEliminarSi, leí tu artículo ayer y me pareció sensato muy sensata también la valoración sobre la cercanía del "lobo"!
Como ves, estoy bastante convencido de que vamos a tener que convivir cada vez más con una atmósfera subtropical. Y vamos a tener que aprender qué resulta de la interacción de esa atmósfera con nuestro entorno geográfico, que obviamente no es el mismo que el de las zonas subtropicales "clásicas".
En cuanto a los estudios de atribución, se hagan por el método que se hagan, hay que contar siempre con que el resultado va a ser probabilístico, y eso desde mi punto de vista es más una ventaja que un inconveniente. El problema es que tenemos que formarnos -y formar- sobre la importancia y el valor de esos resultados.
Además, con el enfoque probabilístico creo, aunque no soy experto en ello, que puede obviarse de algún modo el problema de la longitud de las series.
Un saludo cordial y mis mejores deseos para estos días y 2017.