Los últimos mapas de predicción probabilística no dejan ya lugar a dudas sobre la ocurrencia entre hoy jueves y, al menos, hasta el próximo martes o miércoles, de un periodo de temperaturas muy elevadas en gran parte de las regiones españolas. Si hacemos caso a la correlación que suele existir entre las temperaturas previstas a 850 hPa (unos 1500 metros de altura) a mediodía y las máximas en superficie, cabe pensar que, en los valles medios y bajos del Guadalquivir y del Guadiana, éstas puedan llegar a rondar el lunes o el martes los 43 grados, o incluso los 44 en algún punto. Al ocurrir todavía durante el mes de junio, es probable que esos valores se acerquen mucho a algunos récords del mes aunque su superación sería, en principio, difícil.
Pero, a mi juicio, lo más interesante, ocurre a partir del miércoles-jueves. Los modelos probabilísticos muestran para esas fechas un descenso de la predecibilidad de la evolución atmosférica que, hasta ese momento, ha sido muy elevada. Ello proviene de las dudas sobre el comportamiento final de una vaguada atlántica que se acercará a la Península.
Lo que parece más probable es que afecte a la mitad occidental peninsular con tormentas y una cierta suavización de máximas y mínimas, excepto, quizás, en el cuadrante sureste peninsular. Pero, si las cosas ocurren del modo que apunta el modelo determinista, -algo a lo que no se opone del todo la visión probabilística- de nuevo, a partir del viernes, volverían las temperaturas muy elevadas en todo el interior peninsular. Es verdad que en la vertiente atlántica habría habido un par de días de relativo descanso, algo que es muy poco probable que se diera en el ya citado cuadrante sureste.
Y hablando de esa posible prolongación de las altas temperaturas: En la mayoría de las predicciones que se están difundiendo estos días, se especifica con suficiente detalle la evolución hasta el martes, dejando la predicción desde ahí en adelante, bastante más abierta. Me parece lógico, dado el nivel de incertidumbre existente. Sin embargo, teniendo en cuenta lo perjudicial que un periodo muy prolongado de temperaturas tan altas puede ser para la salud de muchas personas, o incluso para distintas actividades sociales...¿no sería bueno hacer un avance probabilístico de lo que cabría esperar para el resto de la semana que viene? No es muy difícil hacerlo contando con los posibles escenarios de evolución con sus probabilidades asociadas de los que no disponemos en Internet. En cualquier caso, supongo que, al menos, las autoridades sanitarias tienen esa información.
Y de nuevo, como no, se hablará -ya se está hablando- de ola de calor; y más ahora que ya existe una definición oficial por parte de AEMET: Un episodio de al menos tres días consecutivos, en que como mínimo
el 10 % de las estaciones consideradas registran máximas por encima del percentil del 95 % de
su serie de temperaturas máximas diarias de los meses de julio y agosto del periodo 1971-2000.
Pues bien, esa condición básica de que las temperaturas máximas en, al menos un diez por ciento de los observatorios afectados, queden por encima del percentil 95 de su serie -aunque para su cálculo sólo se considere julio y agosto- durante, al menos tres días, parece bastante fácil que pueda cumplirse. Otra cosa es cómo se catalogaría según estos criterios la posible prolongación de la situación durante los primeros días de julio.
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