Aunque esta situación de anormales temperaturas para el mes de septiembre aún no ha finalizado del todo, es posible hacer algunas valoraciones a vuelapluma así como algunas reflexiones a la espera de datos más completos y estudios o investigaciones por parte de AEMET o departamentos universitarios. La excepcionalidad ha sido tan grande, con registros que en muchos sitios han superado ampliamente los anteriores récords de septiembre, que hace muy aconsejable la realización de esos trabajos.
Parece claro que la situación ha superado sobre todo en intensidad a la que hasta ahora ocupaba el primer puesto en el ranking de temperaturas máximas de septiembre: la de 1988. Si la máxima más alta registrada en aquella ocasión fue de 43,8ºC en Córdoba, ahora ha sido este mismo observatorio el que la ha alcanzado de nuevo pero nada menos que con 45,4º C. si bien es verdad que en Montoro han llegado a registrarse los 45,7ºC. Es una lástima que no dispongamos, al menos por ahora, de otras observaciones no sinópticas del episodio de 1988 pero parece difícil que se pudieran haber sobrepasado estos valores. En cualquier caso, este excelente resumen que acaba de publicar la RAM da una clara visión de la situación que ahora comienza a remitir.
Un primer comentario está en relación con mi propia entrada en este blog del pasado domingo. En ella opinaba que, aún tratándose de temperaturas muy altas, no se rebasarían en general los valores del episodio de septiembre de 1988, el más intenso hasta ahora para un mes de septiembre. Craso error: se han batido muchos récords y no por unas décimas sino en muchos observatorios por dos, tres y hasta casi cuatro grados, sobre todo en zonas mediterráneas, de la baja Andalucía y después en algunos del noroeste peninsular.
Parece claro que la situación ha superado sobre todo en intensidad a la que hasta ahora ocupaba el primer puesto en el ranking de temperaturas máximas de septiembre: la de 1988. Si la máxima más alta registrada en aquella ocasión fue de 43,8ºC en Córdoba, ahora ha sido este mismo observatorio el que la ha alcanzado de nuevo pero nada menos que con 45,4º C. si bien es verdad que en Montoro han llegado a registrarse los 45,7ºC. Es una lástima que no dispongamos, al menos por ahora, de otras observaciones no sinópticas del episodio de 1988 pero parece difícil que se pudieran haber sobrepasado estos valores. En cualquier caso, este excelente resumen que acaba de publicar la RAM da una clara visión de la situación que ahora comienza a remitir.
Un primer comentario está en relación con mi propia entrada en este blog del pasado domingo. En ella opinaba que, aún tratándose de temperaturas muy altas, no se rebasarían en general los valores del episodio de septiembre de 1988, el más intenso hasta ahora para un mes de septiembre. Craso error: se han batido muchos récords y no por unas décimas sino en muchos observatorios por dos, tres y hasta casi cuatro grados, sobre todo en zonas mediterráneas, de la baja Andalucía y después en algunos del noroeste peninsular.
Puede entenderse en parte mi equivocación si se compara el mapa previsto del Centro Europeo para la noche del 5 al 6 de septiembre:
Mapa previsto para las 00 UTC del 6 de septiembre a partir del análisis de las 00UTC del 4 de septiembre |
con el análisis para ese mismo momento:
Análisis de H500 y T850 del 6 de septiembre a las 00 UTC |
Aunque la coincidencia es francamente buena hay una diferencia importante: en el previsto no aparece la isoterma de +28ºC a 850 hPa, que si lo hace en el análisis sobre el extremo sur de la Península. También, tanto en el mapa previsto como en el análisis, la isoterma de +24 aparece más o menos sobre Madrid cuando el valor obtenido directamente del radiosondeo de la misma hora da un valor de +25,4ºC, y el de doce horas después (a las 12 UTC del día 6) de 25,8 es decir entre un grado y medio y dos grados más de lo previsto 48 horas antes. Por tanto, cuando apliqué la relación que a mi me ha sido siempre muy útil entre las temperaturas a 850 hPa y las de superficie y que ya he comentado algunas veces, pensé que era difícil que se superaran los 43ºC o como mucho los 44 y que si ocurría debería ser de forma muy aislada. Pero claro, con ese núcleo de +28 sí se podría haber pensado en los 45 o 46 grados...aunque, por otro lado...era ya septiembre...
Aclarado este extremo, mi primera impresión es que la situación se ha ajustado bien a los modelos conceptuales de olas de calor o de temperaturas muy altas. Ninguna sorpresa en ese aspecto. Sin embargo, creo que hay algunas cosas que se nos escapan. Por ejemplo: lo exagerado de algunas superaciones de valores máximos de temperatura en superficie por tres o casi cuatro grados pero con unas temperaturas a 850 hPa muy similares -salvo estudios más detallados- a las de septiembre de 1988. O la razón por la que el enfriamiento nocturno, normalmente más acusado en septiembre, no parece modular en absoluto o muy poco los valores máximos alcanzados.
En este contexto tengo siempre la duda -que ya he expresado otras veces- sobre qué parte del calentamiento registrado podría provenir de supuestos movimientos subsidentes in situ y de, sí ese aire recalentado por la subsidencia podría llegar hasta el suelo de forma ocasional, y más recalentado aún. A este respecto, sólo apuntar que en las zonas de Argelia desde donde, según topografías y trayectorias, provenían las masas de aire que nos han afectado, las temperaturas dos o tres días antes, parece que se movían como mucho entre los 24 a 28ºC a 850 hPa y aquí hemos registrado valores como 27,8ºC en Madrid o 27,6ºC en Murcia. Llama la atención por otra parte la profunda intrusión hacia el norte de la masa cálida, lo que ha llevado a observar 24,8ºC sobre La Coruña y nada menos que 26,4ºC sobre Santander, todo ello a 850 hPa.
Creo, por tanto, que es una situación con muchas facetas -y algunas incógnitas- tanto dinámicas como termodinámicas que, como antes decía, obligan a su estudio. Y no olvidemos a este respecto -porque casi ya se ha olvidado- la insólita situación del 13 de mayo del año pasado cuando otro fenómeno de este tipo nos llevó, de un día para otro, a valores de pleno verano pulverizando también bastantes récords.
En este contexto tengo siempre la duda -que ya he expresado otras veces- sobre qué parte del calentamiento registrado podría provenir de supuestos movimientos subsidentes in situ y de, sí ese aire recalentado por la subsidencia podría llegar hasta el suelo de forma ocasional, y más recalentado aún. A este respecto, sólo apuntar que en las zonas de Argelia desde donde, según topografías y trayectorias, provenían las masas de aire que nos han afectado, las temperaturas dos o tres días antes, parece que se movían como mucho entre los 24 a 28ºC a 850 hPa y aquí hemos registrado valores como 27,8ºC en Madrid o 27,6ºC en Murcia. Llama la atención por otra parte la profunda intrusión hacia el norte de la masa cálida, lo que ha llevado a observar 24,8ºC sobre La Coruña y nada menos que 26,4ºC sobre Santander, todo ello a 850 hPa.
Creo, por tanto, que es una situación con muchas facetas -y algunas incógnitas- tanto dinámicas como termodinámicas que, como antes decía, obligan a su estudio. Y no olvidemos a este respecto -porque casi ya se ha olvidado- la insólita situación del 13 de mayo del año pasado cuando otro fenómeno de este tipo nos llevó, de un día para otro, a valores de pleno verano pulverizando también bastantes récords.
Pero más allá de todo ésto, quizás las cuestiones más interesantes desde un punto de vista social son hasta qué punto es raro este fenómeno y qué relación podría tener con el cambio climático. Esbozo algunas reflexiones u opiniones rápidas. En un principio, y antes de conocer algunos de los récords de estos días, pensé que la ocurrencia de un episodio de estas características cada 15 o 20 años muy bien podría provenir de la variabilidad natural de la atmósfera. Sin embargo, al ver que varios de esos valores han sido superados por tres o incluso casi cuatro grados y que se han repetido algunos durante un par de días, se me plantean algunas dudas. Lo normal sería que el récord se batiera por décimas o por un grado a lo sumo, pero que sea por bastante más... da que pensar. Parece claro que lo que se ha producido es una persistencia durante el mes de septiembre de masas de aire subtropical terrestre (¿quizás también marítimo?) con características más propias de julio o de la primera mitad de agosto. Pero es que, sin ir más lejos, y tal como ya apunto más arriba, algo muy parecido pasó -aunque en primavera- el 13 de mayo del año pasado. Por tanto...¿ hay una tendencia a la expansión del verano hacia el otoño y hacia la primavera, es decir a una mayor duración del verano? Algunos estudios apuntan a ello ¿Hay una mayor expansión en bloque o por rachas de las circulaciones tropicales y subtropicales hacia el norte? Algo de eso podría también haber.
¿Es cambio climático? Si se puede demostrar -y espero que haya pronto estudios en este sentido- que esta situación pueda "caber"dentro de los límites de la variabilidad natural de acuerdo con las series climatológicas de los observatorios más afectados, no habría por qué considerarlo así...pero con las fuertes anomalías observadas creo que en algunos casos va a ser difícil que los datos encajen.. Si eso ocurre ¿podríamos pensar en algún tipo de contribución de la acción antropogénica? Esperemos a ver. En cualquier caso, lo que me parece más significativo a este respecto es esta contínua sucesión de años muy cálidos, cada uno superando al anterior, tal como parece que también va a hacer 2016 de acuerdo con los últimos datos.
Cuestión relacionada pero muy distinta ha sido el tratamiento informativo de la situación. Más allá de las consabidas imágenes callejeras con termómetros marcando más de 50ºC, se ha confundido bastante la calificación -o no- de esta situación como una "ola de calor" con los criterios utilizados para la emisión de avisos "rojos" o "naranjas". Y justamente la no emisión de avisos "rojos" en lugar de bastantes "naranjas" es algo que se ha comentado repetidamente por muchas personas en las redes sociales.
Por lo que respecta a la calificación como "ola", entiendo que para los periodistas no es asumible esperar a que tras la situación aparezca el informe de AEMET calificándola o no de tal forma. Eso da lugar a reacciones y "soluciones" de todo tipo que tienden a confundir al público. Se me ocurre que, quizás, una solución pudiera ser referirse en predicciones y avisos - creo que ya habría técnicas y metodología suficiente para poder hacerlo- a la "posibilidad de ocurrencia de una ola de calor" dando siempre una probabilidad asociada. A posteriori se vería si ha sido así, y no creo que se produjeran muchas equivocaciones. En cualquier caso, toda esta problemática exigiría un nivel mucho mayor de difusión y divulgación.
Por lo que respecta a la calificación como "ola", entiendo que para los periodistas no es asumible esperar a que tras la situación aparezca el informe de AEMET calificándola o no de tal forma. Eso da lugar a reacciones y "soluciones" de todo tipo que tienden a confundir al público. Se me ocurre que, quizás, una solución pudiera ser referirse en predicciones y avisos - creo que ya habría técnicas y metodología suficiente para poder hacerlo- a la "posibilidad de ocurrencia de una ola de calor" dando siempre una probabilidad asociada. A posteriori se vería si ha sido así, y no creo que se produjeran muchas equivocaciones. En cualquier caso, toda esta problemática exigiría un nivel mucho mayor de difusión y divulgación.
Por lo que respecta a los debates sobre la aplicación del plan de avisos y al establecimiento o no de determinados niveles existe un primer problema y es que, con frecuencia, los criterios operativos del plan no se conocen o se conocen deficientemente. Evidentemente, y al igual que comentaba antes, es necesario un eficaz esfuerzo de comunicación, pero en mi opinión, lo más importante de todo es la puesta en marcha de una acción mucho más amplia de revisión y adecuación del plan Meteoalerta tras sus diez años de aplicación. Para un tema tan crítico como son los avisos de tiempo adverso, diez años es mucho tiempo sin haber efectuado una revisión en profundidad a raíz de toda la experiencia aprendida por unos y otros. Es verdad que es difícil llevarla a cabo dada la distribución de competencias en materia de protección civil pero, insisto, la creo muy necesaria.
En fin, todo lo expuesto son opiniones muy personales y muy debatibles. Si algún lector quiere establecer su propia visión sobre estos puntos, estaré encantado de recogerla en los comentarios del blog.
En fin, todo lo expuesto son opiniones muy personales y muy debatibles. Si algún lector quiere establecer su propia visión sobre estos puntos, estaré encantado de recogerla en los comentarios del blog.
Una hipotesis de trabajo, podria ser como ya comentas. Una mayor circulacion tropical y extratropical. Porbocando una mayor duracion de los veranos en la peninsula,y la aparicion de fenomenos extremos con mayor frecuencia.
ResponderEliminarGracias por tu comentario Antonio. Es posible que sea así...y que la lluvia acabe viniendo más de esas circulaciones que de las polares...
EliminarSaludos
Ángel Rivera
Totalmente de acuerdo con tus comentarios, voy a compartir en twitter y facebook. Me gustaría compartirlo en el blog, pero dado que no se facilita y sería cuestión de cortar y pegarlo allí, necesito tu permiso.
ResponderEliminarGracias Ana. Sin problema, haz lo que estimes oportuno.
EliminarPosiblemente,esas circulaciones sean las culpables,pero no pienso que sea una anomalía como tal, la anomalía real proviene de que se dan de forma mas habitual y superando records anteriores, en ese caso mi humilde opinión es que hace 20 años China todavía era un país en desarrollo a nivel industrial, al igual que India, hace 20 años eramos mil millones de personas menos y hace 20 años habías mas bosques que ahora, todos los factores influyen ,hay un calentamiento claro al alza.
ResponderEliminarGracias Adrian. Indudablemente; una anomalía procede con frecuencia de otra anomalía y parece que se incrementan.
EliminarSaludos
El co2 pesa mas que el aire, por lo tanto cae a las partes mas bajas de la atmósfera y lo que significa que no puede hacer efecto invernadero,pero mirando los mapas a varios años si se observa una alteración de las situaciones en las que la corriente en chorro se arquea mas de lo normal y toma una dirección sur o suroeste ya en el oeste de la peninsula lo que conlleva aumento de temperaturas y gravisimas sequías en el mediterráneo al estilo de California pero con unos años de retraso y para mi está claro que se debe a la geoingenieria clímatica.Y no me extiendo mas por que esto no da para mas.
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