23 de febrero de 2022

Una dana para un (pequeño) rescate

En esta situación de prolongada ausencia de lluvias en amplias zonas de España, cualquier atisbo de llegada de precipitaciones es una noticia de mayor importancia que la de otras que se suelen considerar así. De este modo, la probable afectación por una dana de parte de la Península Ibérica durante este fin de semana es contemplada con un cierto alivio por amplios colectivos sociales y sobre todo por el mundo agrícola y ganadero, al borde de la catástrofe en algunas zonas. En principio sería mucho más deseable un prolongado temporal de borrascas atlánticas, pero éstas siguen estando muy lejanas y, como apuntaba en la anterior entrada del blog, hay que fijarse cada vez más en las precipitaciones que nos puedan venir de la atmósfera subtropical. 

En la situación actual, una dana que se formó en días pasados como consecuencia del paso de una débil vaguada sobre la Península, y que ha quedado semiestacionaria entre Madeira y Canarias, se va a desplazar hacia la Península “atraída” -como suele ocurrir- por el paso de otra vaguada sobre el área Cantábrica. Se situará en el área del golfo de Cádiz y, tras permanecer durante un par de días sobre el interior peninsular, se dirigirá después posiblemente hacia el norte de África.

Decir que esta dana se va a situar sobre esa zona del golfo de Cádiz resulta en principio muy esperanzador dado que es una ubicación propicia para la generación de precipitaciones significativas. Pero, aún siendo esa una condición importante, no es por sí sola determinante para que eso ocurra. Se necesita también que la circulación de vientos que rodea a la dana -a la que ésta sirve como una especie de engranaje director- sea vigorosa. Cuando ocurre así, en la zona delantera de “salida” de esa circulación se producen marcados ascensos verticales con caídas de presión en superficie. Ello genera la convergencia del aire en bajos niveles que, succionado por esas corrientes verticales, crean grandes masas nubosas de las que caen lluvias abundantes y más o menos intensas. Si además en las capas medias también esos vientos han arrastrado humedad significativa, ello contribuye a una mayor eficiencia de la precipitación

Pero desgraciadamente este fin de semana no va a ser del todo así. Aunque el mecanismo que acabo de describir va a estar presente, no parece que la circulación de niveles altos sea lo suficientemente vigorosa ni transporte la cantidad de humedad adecuada para que las precipitaciones puedan tener la abundancia que nos permitiera solucionar -al menos en parte- la situación en la que nos encontramos. 

Topografía de 300 hPa prevista para las 12 UTC del viernes 25 de febrero. Si bien la dana se ubica sobre la zona del golfo de Cádiz, los vientos que la rodean -que como puede verse son un pequeño ramal de un chorro subtropical situado más al sur- no parece que tengan la intensidad suficiente como para crear grandes ascensos sobre amplias zonas del sur y centro peninsular.

Análisis de contenido total de agua precipitable a las 08 UTC de hoy 23 de febrero. No parece que la rama que se dirige hacia la Península Ibérica vaya a aportar grandes cantidades.

Si bien en algunas zonas, no muy extensas de Andalucía, o del sur de Extremadura podrían alcanzarse durante el fin de semana hasta 20 o 30 mm de precipitación, en la mayor parte de las zonas no pasarán probablemente de unos cuantos mm. 

Precipitaciones previstas desde la tarde de mañana jueves hasta la medianoche del domingo al lunes. Salvo en algunas zonas de Andalucía y del sur de Extremadura no parece que, en general, puedan ser muy significativas en el resto de las zonas 

En cualquier caso, si al menos sirven para reblandecer la tierra y darla un poco de humedad, bienvenidas sean y quizás permitan esperar unos días más para ver si a principios de marzo -como empiezan a apuntar los modelos- una vaguada más activa del chorro polar nos trajera precipitaciones más significativas. 

18 de febrero de 2022

Las circulaciones atmosféricas sobre España: más preguntas que respuestas

Como era de esperar, la situación de sequía se ha convertido ya en un tema de alta prioridad y no solo para los informativos sino, sobre todo, para el medio rural y para las autoridades que tienen que tomar decisiones sobre medidas a tomar desde ya o en las próximas semanas en relación con la gestión del agua.

Poco se puede añadir a lo ya dicho estos días sobre las zonas más castigadas por esta situación o por las perspectivas, en general poco halagüeñas, para esta última decena de febrero e incluso, al menos, para la primera quincena de marzo. Se ha comentado también el hecho de que las sequías son un elemento característico del clima de la Península Ibérica y que, aunque es difícil saber cuál está siendo su evolución en el contexto del calentamiento global, parece que los periodos secos -de mayor o menor duración- van aumentando. Ante todo ello quizás la pregunta fundamental que cabe hacerse es la que hace unos días me planteaba una periodista: ¿Qué podemos hacer? 

Más allá de las directrices que tanto a nivel personal como general están establecidas, creo que meteorólogos y climatólogos tendríamos que seguir ofreciendo -y si es posible potenciando-  la mayor y mejor información disponible sobre cómo está evolucionando el clima en la Península Ibérica, Baleares y Canarias y cuál es la evolución más previsible. Se trata de algo fundamental para la planificación adecuada a medio y largo plazo en relación con el mantenimiento y desarrollo de recursos e infraestructuras de todo tipo, y muy en especial las de carácter energético, ambiental, industrial o agrario por citar solo algunas de ellas.

Podría decirse que ya conocemos estas tendencias: aumento de la temperatura media, olas de calor más frecuentes y quizás más extensas, una reducción progresiva de la precipitación dependiendo en zonas geográficas y estaciones del año… Sin embargo, sería importante poder profundizar más en las evoluciones y tendencias de la precipitación y del viento dada su importancia crítica y su estrecha ligazón con los chorros extratropicales y subtropicales, siendo la evolución  de éstos una de las cuestiones todavía más controvertidas en el contexto del cambio climático. Y España una de las zonas más afectadas por esas incertidumbres. Por esta razón  hace tiempo que insisto en la importancia  que para esa potenciación tendría la creación por el Gobierno de un plan estatal de investigación adecuadamente dotado que -tras establecer las prioridades más oportunas-  profundizara y particularizara para España, hasta donde sea posible, lo que los resultados a gran escala van ofreciendo.

A este respecto, y sólo como opinión puramente personal, me atrevería a señalar qué es lo que vamos sabiendo y lo que tendríamos que conocer mejor sobre la evolución de la atmósfera en nuestras latitudes:

a) Creo que hay un consenso general en una mayor y progresiva expansión hacia el norte de la atmósfera subtropical, lo que se traduce en una dorsal atlántica más persistente, quizás con una recolocación algo más al oeste y puede que cambiando algo su estructura en cuña algo más hacia el norte.  Es verdad que ya se han llevado a cabo algunas investigaciones a este respecto pero con la amplia disponibilidad de los archivos de reanálisis podría ser interesante estudiarlo más a fondo y ver cuál es la tendencia que señalan los modelos globales. 

b) Es indudable que esta evolución de la dorsal atlántica tiene al menos dos consecuencias claras. La primera es la casi completa desaparición de los temporales de Poniente. Las borrascas que se forman en el Atlántico discurren ya de forma casi generalizada por latitudes más septentrionales o se dirigen claramente hacia las zonas polares aportando allí calor y humedad. Por otra parte la estructura y ubicación de la citada dorsal hace que –al menos aparentemente- se vayan haciendo más frecuentes sobre la Península y Baleares las circulaciones del noroeste. Circulaciones que solo dejan precipitaciones significativas en el área cantábrica y parte de Pirineos pero mucho menos abundantes en el resto de la mitad norte de la Península y norte del archipiélago balear y prácticamente nulas en el resto. Al menos esto es lo que parece desde un punto de vista cualitativo pero convendría estudiarlo cuantitativamente y ver cómo coincide todo ello con lo que han apuntado los modelos y hasta qué punto seguirán apuntando así. 

Con una tendencia de la dorsal atlántica a una mayor extensión hacia el N. parece que las circulaciones del NW se van haciendo cada vez más frecuentes a la vez que han decrecido drásticamente las del  W y SW. El impacto de ello en la distribución de las precipitaciones -y del viento- en España puede ser muy importante.

c) De vez en cuando una vaguada del chorro polar se agudiza y hace que momentáneamente la dorsal retroceda. A veces pasa sobre la Península como una vaguada del noroeste o del oeste pero las precipitaciones que la acompañan no suelen ser muy significativas. Otras veces la vaguada se estrangula y forma una dana, el tipo de estructura atmosférica que puede darnos precipitaciones significativas ante la ausencia casi total de los temporales atlánticos. Sin embargo, da la sensación de que, o se forman menos danas o se quedan en latitudes más altas y en caso de afectarnos lo hacen  también por una trayectoria  NW-SE dando menos precipitaciones de las que cabría esperar si se ubicaran en aquellas ubicaciones típicas del golfo de Cádiz o del mar de Alborán. Y aquí sí hay también un gran campo de investigación. ¿Nos afectan menos danas? ¿Lo hacen en el mismo número aunque con menos precipitaciones? ¿Están cambiando ubicaciones o trayectorias? ¿Hacia donde apuntan los modelos de evolución climática? Y no olvidemos en este contexto cuál puede ser la evolución de los "medicanes" ligados con frecuencia a danas sobre el Mediterráneo.

 ¿Está variando la frecuencia de formación de danas, su ubicación o su recorrido?

d) Es verdad que se han reducido drásticamente los temporales atlánticos “clásicos” pero muy de vez en cuando nos llegan circulaciones del W/SW muy cargadas de humedad que dejan durante dos o tres días precipitaciones muy significativas en amplias zonas de la Península. Todo indica que, más que a borrascas concretas, parecen estar ligadas a los denominados “ríos atmosféricos” que desde zonas muy al oeste, incluso desde el Caribe o más al sur, se dirigen hacia la Península Ibérica. Podría argüirse que estas son las típicas situaciones de Poniente, pero hay algunos elementos en ellas –cantidad de agua precipitable, gran extensión vertical, frentes casi inexistentes o muy poco marcados, borrascas bastante lejanas- que inducen a pensar en un fenómeno distinto. ¿Lo es?, ¿está relacionado con el cambio climático? ¿Tenderían a aumentar? ¿Podría ser una fuente significativa de precipitaciones en el futuro?

Estas bandas de las imágenes del canal de vapor de agua van ligadas frecuentemente  a ríos atmosféricos con origen en zonas del Caribe, e incluso más al sur, que transportan gran cantidad de agua precipitable a las áreas donde inciden y pueden no tener relación directa con borrascas extratropicales

e) La progresión hacia el norte de la atmósfera subtropical podría suponer una afectación creciente en Canarias e incluso en la Península por estructuras ciclónicas tropicales y/o subtropicales que parece que tienden a moverse más claramente hacia nuestras zonas o incluso  a desarrollarse en las cercanías. ¿Podrían ser en el futuro un elemento significativo en cuanto a precipitaciones?

"Leslie" llegando a la Península Ibérica. Si bien, oficialmente, era ya un ciclón postropical, mantengo mis dudas sobre si todavía era un huracán clase I cuando tocó las costas portuguesas.

f) Otra cuestión que parece también que debería abordarse en profundidad son las situaciones que provocan fenómenos adversos, fenómenos que parecen ir ganando en intensidad y frecuencia debido probablemente a la mayor energía disponible en la atmósfera, y que van afectando a zonas donde eran raros o prácticamente desconocidos. ¿Cuál ha sido la tendencia en los últimos años? ¿Cuál va a ser en el futuro?


La gran nevada de "Filomena". En mi opinión su intensidad tuvo mucho que ver con la gran cantidad -para enero- de energía y humedad proporcionada por el aire subtropical que entró en juego.

g) Para finalizar cabe señalar también la importancia de cómo puede evolucionar el régimen de vientos en relación con la generación de energía eólica dada la fuerte y comprensible apuesta que se está haciendo por ella. La decreciente frecuencia de la aparición del chorro polar sobre muchas zonas –excepto las del norte y nordeste donde las frecuentes circulaciones del norte y noroeste parecen incrementarse- deberá llevar a estudiar cuál va a ser la disponibilidad de este recurso en años venideros y sí será capaz de satisfacer la demanda de energía que se espera.

Todo lo anterior es lo que se me ocurre cómo las cuestiones más significativas que habría que tener sobre la evolución climática en España, y es probable que no sea ni mucho menos completa o incluso muy discutible. No ignoro que sobre estos temas se han llevado ya a cabo algunas investigaciones y se siguen haciendo pero insisto en mi convencimiento de que sería muy útil el establecimiento del plan al  que me refería al  principio para priorizar, coordinar y potenciar todas ellas. 

1 de febrero de 2022

Sin lluvia...y con poco viento

Acaba un enero muy seco en la mayor parte de las regiones españolas y comienza febrero con escasas -casi nulas- esperanzas de que, al menos en su primera mitad, aparezca un temporal de lluvias que alivie la gran escasez de agua que se siente en gran parte del país. Las pocas bajadas de latitud del chorro polar han generado circulaciones de norte o noroeste con precipitaciones muy circunscritas a zonas de la mitad norte mientras que el resto de los días han predominado las situaciones anticiclónicas que han dado lugar a un prolongado periodo de cielos despejados con noches muy frías y con algunos récords de temperatura media de las mínimas. Pero la lluvia, la necesaria y abundante lluvia no ha llegado con generosidad salvo a algunas zonas del norte. 

Las precipitaciones de enero han sido muy escasas e incluso nulas en algunas zonas. Salvo en algunas zonas del norte, han estado muy por debajo de los valores habituales del mes en toda la Península y Baleares (fuente: AEMET)

Situación de la sequía en Península y Baleares a  mediados de enero de acuerdo con el índice SPEI que tiene en cuenta la precipitación y la demanda de agua por la atmósfera. Este producto denominado "Monitor de la sequía" de CSIC/AEMET y otros organismos puede consultarse aquí.

Evolución del agua embalsada en lo que va de año. Bastante por debajo de la media y -por ahora- de la de los años 2021 y 2022 (fuente: embalses.net)


Tras afectarnos ahora una fugaz dorsal anticiclónica con aire muy cálido para la época que dará lugar a temperaturas máximas muy por encima de las habituales,  nos  llegará a continuación desde Canarias un débil embolsamiento de aire frío que producirá bastante nubosidad pero muy pocas precipitaciones, siendo incluso posible que aparecieran ya los primeros desarrollos convectivos del año. 

Simulación de imagen infrarroja prevista por el modelo del Centro Europeo para las 12 UTC del 4 de febrero. Una masa nubosa procedente de Canarias afectará este día y el siguiente a la Península pero con precipitaciones muy dispersas y escasas.

Después volverá el régimen anticiclónico con calmas o vientos débiles del este probablemente hasta mediados de mes al menos.

Las anomalías de precipitación previstas del 31 de enero al 6 de febrero son claramente negativas en todo el territorio peninsular y Baleares. De llover algo siempre sería por debajo de los valores normales para esta semana. 

...Y las de la semana del 7 al 13. El panorama es casi idéntico

En la semana del 14 al 20 de febrero parece contemplarse la aparición de lluvias en el tercio oriental peninsular aunque, como es lógico, según avanza el plazo la predicción es menos fiable.

Todo ello es producto, una vez más, de una circulación muy alta del chorro polar que deja a la Península en una atmósfera de carácter más bien subtropical y dependiendo de las estructuras que se desarrollen en su seno y pudieran darnos algunas precipitaciones. 

Es verdad que la Península Ibérica ha estado sujeta siempre a periodos de sequía pero sería muy interesante estudiar si las circulaciones y estructuras atmosféricas que las han originado se siguen conservando con las mismas características, o hay -o puede haber- alguna evolución en el contexto del cambio climático. Y en ese mismo contexto sería muy útil, casi necesario, estudiar con todo el detalle que fuera posible, cómo puede evolucionar el régimen de vientos en nuestras zonas, y más cuando tanto se apuesta por una amplia expansión de los generadores eólicos en el marco de la sostenibilidad energética. 

Lluvia y viento son factores de vital importancia para el desarrollo de la sociedad española y para planificar adecuadamente sus apuestas de futuro. Por eso, y aún reconociendo los desarrollos de algunos trabajos muy valiosos, sigo pensando que es necesario un reforzamiento muy profundo de la investigación española sobre cómo el cambio climático va a afectar -o está afectando ya- a las circulaciones atmosféricas - sobre todo chorros extratropicales y subtropicales- en nuestra zona y, por tanto a vientos y precipitaciones. España debe contar lo antes posible con un programa estatal adecuadamente dotado y coordinado que pueda ir poco a poco aportando las claves que conduzcan a decisiones estratégicas correctas en campos de vital importancia.

4 de enero de 2022

Tras la "primavera", vuelta -de momento- al invierno

Con la vaguada atlántica que hoy atraviesa la Península y la de carácter más secundario que lo hará mañana, se pone fin a un periodo meteorológico muy interesante que comenzó algún día antes de Navidad con un temporal de lluvias por zonas de la vertiente atlántica y que continuó con unas jornadas de temperaturas anormalmente altas para esta época del año. Ahora, de nuevo, volvemos a nuestras conocidas circulaciones de norte y noroeste con algunos periodos en que la dorsal atlántica se desplazará hacia la Península. 

A primeras horas de hoy, 4 de enero, la imagen del canal de vapor de agua mostraba la vaguada atlántica que nos afecta y que marcará el final del periodo del predominio del aire cálido subtropical y su sustitución por aire polar marítimo.


Por lo que respecta al periodo de lluvias que afectó a la vertiente atlántica, si bien en algunas zonas del bajo Guadalquivir, sierras de Cádiz, Galicia y puntos de Extremadura fueron relativamente abundantes, lo cierto es que poco han paliado la situación de las zonas de déficit hídrico, un déficit que es especialmente preocupante en la mitad oriental de Andalucía y Sureste. 

Mapas correspondientes al último Balance Hídrico Nacional elaborado por Aemet y cerrado el 31 de diciembre. A la derecha la precipitación acumulada en la última decena del mes y a la izquierda el porcentaje de la precipitación acumulada desde el 1 de septiembre sobre la normal. Aunque en las zonas donde las lluvias han sido más abundantes el déficit se ha suavizado algo, sigue siendo importante en el tercio sur peninsular y Canarias e incluso extremo en algunas zonas.

Por el contrario han sido realmente espectaculares las elevadas temperaturas máximas y también las mínimas sobre todo en zonas medias y altas no afectadas por las nieblas. Se han batido récords de todo tipo con unas anomalías que a veces han alcanzado puntualmente los 10ºC y nada menos que 6ºC en el conjunto peninsular. Un estudio muy interesante e ilustrativo de este periodo puede verse en el artículo que ayer publicó AEMET en su blog y en el que quedan más detallados y ampliados estos datos. 

Un espectacular gráfico publicado en la mencionada entrada del blog de Aemet. Mientras que la línea verde muestra la variación climatológica promedio de la temperatura media en España a lo largo de diciembre y primeros días de enero, la línea negra quebrada representa la evolución de la temperatura media observada en el periodo que acaba de finalizar. Se ve con toda claridad la irrupción del aire subtropical a partir del 19 de diciembre con un primer periodo de lluvias en la vertiente atlántica y un segundo escalón tras la Navidad con aire más cálido acompañado de subsidencia anticiclónica. 

En cuanto a sus causas es cansino, pero obligatorio, referirse al protagonismo del aire muy cálido subtropical procedente del oeste y suroeste, moviéndose -no lo olvidemos- sobre un océano con anomalías térmicas positivas, y cuya temperatura -la del aire- se ha visto algo incrementada en algunas casos y zonas por fenómenos de subsidencia. 

Anomalías de la temperatura del agua superficial atlántica el 31 de diciembre. Aunque predominan de forma casi general las positivas son significativas en nuestro caso las más acusadas en la zona Azores-Canarias-Golfo de Cádiz (NOAA)

Por tanto, una vez más, y son ya muchas, este aire subtropical mucho más cálido de lo que climatológicamente le correspondería, ha vuelto a jugar un papel determinante en esta situación, tal como lo ha hecho en gran parte de los fenómenos atmosféricos adversos de los últimos años. Todo parece por tanto corroborar la hipótesis de una progresiva ganancia de latitud de la atmósfera subtropical.

Y ahora, como si la atmósfera hubiera finalizado también su periodo vacacional, volvemos a la configuración atmosférica que nos es tan bien conocida. La dorsal atlántica se irá elongando progresivamente de sur a norte sobre el Atlántico central y  forzará sobre nuestras zonas circulaciones de norte y de noroeste, con una tendencia hacia un mayor acercamiento de la dorsal a la Península, pudiendo llegarse de nuevo al establecimiento al cabo de varios días de una posible estructura en omega. 

Mientras las líneas azules muestran la situación a 500 hPa el próximo día 13 de enero según el modelo determinista del Centro Europeo apuntando hacia una situación más o menos en omega, los sombreados en magenta obtenidos del sistema de predicción por conjuntos del mismo Centro señalan el mayor o menor grado de "incertidumbre" de la configuración en distintas zonas. En la nuestra la parte con evolución más incierta es la de la rama oriental de la dorsal situada desde Francia al sur de Baleares. Ello podría señalar una tendencia hacia una entrada fría del nordeste hacia mediados de mes, pero hay que irlo viendo día a día. 

Por tanto, lo que por ahora parece poco probable a corto y medio plazo, tras el paso de estas dos inmediatas vaguadas, es una nueva entrada de lluvias atlánticas sino más bien el predominio del tiempo anticiclónico con la posibilidad de una entrada fría del nordeste que habría que ver si daría -o no- lugar a una dana. 




17 de diciembre de 2021

Pues si, al fin un temporal atlántico

Con frecuencia me he referido en este blog a la creciente escasez de situaciones de Poniente con su sucesión de borrascas y frentes y a la gran preponderancia de situaciones de NW o NE, algo que provoca una sequía persistente en amplias zonas de la vertiente atlántica peninsular y parte del Sureste. 

Precipitación acumulada desde el 1 de septiembre al 10 de diciembre de 2021. Salvo en zonas del tercio norte, de la Ibérica, Baleares y puntos de la vertiente mediterránea, el otoño ha sido escaso en lluvias. Destacan claramente los déficits del tercio sur peninsular y de Canarias.

Sin embargo, comentaba ya en una entrada anterior, refiriéndome a la predicción trisemanal de AEMET, que los mapas de anomalías sugerían el establecimiento de una situación de este tipo tras pasar la Navidad. Pues bien, el modelo determinista ha ido reafirmándose día a día en esta posible evolución llevando a una debilitada dorsal atlántica hacia posiciones más septentrionales y dejando que un fuerte ramal del chorro pueda conducir algunas borrascas atlánticas hacia la Península. 

Topografía del modelo determinista del Centro Europeo previsto para la madrugada del día de Nochebuena. Si bien ya, entre el martes y el miércoles una vaguada/dana habrá provocado lluvias abundantes (en la imagen ya situada en el sur de Grecia), un fuerte chorro, conducirá borrascas atlánticas hacia la Península en la segunda mitad de la semana. 

En este mapa de presión en superficie y precipitación previsto para el mismo día y hora que el anterior puede verse la incidencia de los vientos ábregos (o llovedores) sobre la Península al tiempo que las bandas azules y moradas de precipitación señalan las ondas frontales embebidas en ese flujo.

De este modo hoy ya se puede apostar con bastante probabilidad en el establecimiento de esa situación a partir del martes 21, si bien parece que las precipitaciones más intensas corresponderían a los días de Nochebuena y Navidad aunque es posible que pudieran prolongarse algunos días más.  Podrían serán copiosas y abundantes en las zonas de barlovento de las montañas y ocasionalmente también en algunas zonas llanas.


Cantidad de precipitación que podría acumularse durante la semana de Navidad: una distribución típica de los temporales atlánticos. Destacan sin embargo los escasos valores que pueden en el área mediterránea.


 El viento, de carácter moderado y a veces algo fuerte, soplará de componente oeste con algunos giros al SW y NW de acuerdo con el paso de ondas frontales. Y como suele ocurrir en situaciones de este tipo, las temperaturas serán suaves si bien la fuerza del viento y la humedad pueden dar a veces una cierta sensación de desapacibilidad. 

Supongo que a estas alturas algunos lectores -tan acostumbrados ya a la gran escasez de estas situaciones- se preguntarán si esta predicción puede resultar errónea o al menos parcialmente equivocada. A este respecto los mapas probabilistas muestran bastante confianza en el establecimiento de esa situación del oeste si bien todavía presentan algunas incertidumbres sobre la mayor o menor actividad de algunos de los frentes asociados. 

En este mapa de 500 hPa para la madrugada del día de Nochebuena procedente del modelo determinista se sombrea con morados más o menos intensos las incertidumbres proporcionadas por la predicción probabilista. El establecimiento de la situación de oestes parece bastante probable; más incertidumbre aparece en lo pronunciada que pueda ser la vaguada atlántica y por tanto la actividad de los frentes asociados.

¿Cuánto se prolongaría esta situación? Pues si miramos los mapas trisemanales de predicción de anomalías de precipitación publicados hoy por AEMET vemos que, quizás con menos intensidad, el temporal atlántico pueda extenderse algunos días más en la semana del 27 de diciembre al 2 de enero.

En la semana del 27 de diciembre al 2 de enero, parece que las precipitaciones podrían ser las climatológicamente normales en la mitad noroeste peninsular y algo superiores en la sureste y Baleares. 

Solo queda por apuntar que algunos otros productos del Centro Europeo indican que estas precipitaciones podrían ser muy copiosas en algunas zonas, algo que no sería de extrañar dada la gran cantidad de energía que el aire subtropical está proporcionando en los últimos tiempos a distintas evoluciones atmosféricas. Conviene estar al tanto de las predicciones y posibles avisos de AEMET.



15 de diciembre de 2021

¿Otra vez tornados en Estados Unidos?

Aunque resulte casi increíble, y más en el mes de diciembre, el Servicio Meteorológico norteamericano ha emitido un aviso de convección severa válido entre las 15 Z de hoy, 15 de diciembre, y las 12 Z de mañana. Dentro de una zona general más amplia se señalan otras donde pueden aparecer vientos fuertes, granizo…y también tornados. Y estos, algo que también sorprende, en una zona algo más al norte de dónde ocurrieron la pasada semana y de los que me ocupé en esta otra entrada.

Avisos de zonas con probabilidad de convección severa entre las 13Z de hoy 15 de diciembre y las 12Z de mañana 16. Los colores señalan zonas con distintos niveles de riesgo de ocurrencia de fenómenos adversos (vientos fuertes, granizo y/o tornados)

El mismo mapa anterior pero señalando ahora la probabilidad de ocurrencia de tornados. Aunque la probabilidad no es muy elevada es en cualquier caso significativa y a tener muy en cuenta.

La situación sinóptica es muy parecida a la de la semana pasada. Una profunda vaguada con aire frío fuerza en su zona delantera una advección de aire subtropical cálido y húmedo. Este aire, succionado con fuerza desde arriba por la marcada difluencia del chorro, va a provocar probablemente la presencia de grandes cumulonimbos, y allí donde la cizalladura vertical sea más marcada es donde existe la posibilidad de ocurrencia de fenómenos convectivos adversos y, en su caso, tornados. 

Topografía de 500 hPa/temperatura a 850 hPa prevista para las 18Z de hoy 15 de diciembre. La profunda vaguada del chorro, advecta en su zona delantera una nueva masa de aire subtropical cálido y húmedo. Puede apreciarse la notable difluencia de la zona delantera de la vaguada superpuesta sobre la masa cálida a 850 hpa. 



En este mapa de presión en superficie y viento a 10 m. sobre el suelo previsto para la misma hora que el anterior, puede verse como ese viento viene del sur mientras que en altura sopla del SW. Por tanto aparece una cizalladura vertical que favorece la creación de fenómenos severos.

Por tanto, de nuevo, un chorro polar con ondulaciones muy marcadas y un aire tropical/subtropical muy cargado de energía son los componentes básicos de esta situación y de unos tornados que, al igual que otros fenómenos adversos de origen convectivo, van extendiéndose poco a poco a épocas del año en las que en general eran bastante raros. 

Aunque las investigaciones sobre la evolución de los tornados en el contexto del calentamiento global van avanzando, aún  quedan muchas dudas. En mi opinión las mayores provienen de no conocer aún con claridad cuál va a ser el comportamiento de los chorros de niveles altos, los "motores de arranque" de estas situaciones, porque la "gasolina" suministrada por el aire subtropical va a estar siempre  disponible y, probablemente, con una calidad creciente. 

14 de diciembre de 2021

¿Un temporal de lluvias tras la Navidad?

Tras la finalización de la situación en la que una intensa y muy húmeda circulación del NW dejó importantísimas cantidades de precipitación en las áreas cantábrica y pirenaica con importantes avenidas de algunos ríos -sobre todo en la cuenca del Ebro donde todavía siguen- se empieza a estructurar ahora una situación de las denominadas “omega” con una marcada dorsal anticiclónica sobre la Península Ibérica y danas o borrascas frías a su derecha e izquierda.

La topografía de 500 hPa prevista para mañana 15 de diciembre muestra una casi perfecta situación "omega" con una fuerte dorsal sobre Francia y España y el chorro circulando por latitudes elevadas. Mientras tanto una dana afecta a Canarias y una borrasca fría a Grecia. 

De una situación de este tipo poco se puede esperar, y menos en invierno: cielos despejados aunque con amplias zonas de niebla, fuertes heladas nocturnas en los valles y disminución drástica de la calidad del aire sobre todo en las grandes ciudades. Es quizás una situación apropiada para permitir una cierta recuperación de las zonas que han resultado más afectadas por las copiosas precipitaciones y las riadas, pero muy poco apreciada para los habitantes de esas grandes ciudades y, sobre todo, para las amplias zonas de la Península donde la falta de lluvias es ya una preocupación apremiante.

Es difícil saber cuándo y cómo va a finalizar una situación de este tipo porque son bastante estacionarias y así lo comentaba en una de las últimas entradas del blog. Sin embargo hoy AEMET ha publicado una actualización de la predicción trisemanal del Centro Europeo de Predicción a Medio Plazo que muestra algunos detalles interesantes -y esperanzadores- respecto a un posible temporal de lluvias de carácter atlántico. 

Veamos la evolución mediante los mapas de anomalías previstas de precipitación (colores verdes indican valores por encima de la media climatológica y morados por debajo de ella. Las zonas en blanco indican que el modelo no encuentra una señal clara para la aparición de una anomalía positiva o negativa, lo que se suele interpretar como que la precipitación no se alejará mucho de los valores climatológicos). Son productos que, más que ofrecer valores cuantitativos, ofrecen tendencias generales de cada semana. 

La semana en la que estamos (13 al 19) la precipitación está por debajo de los valores normales en todas las zonas, si bien la anomalía es menos marcada en el tercio oriental peninsular debido probablemente a las lluvias dispersas que puede provocar la llegada de vientos de levante en capas bajas. Por su parte Canarias se encuentra entre valores normales o ligeramente por debajo.



En la semana del 20 al 26 de diciembre empiezan a observarse algunos cambios. Si bien gran parte de la Península aparece en blanco, se observan valores por debajo de los climatológicos en el tercio norte (lo que, en este caso puede ser una buena noticia), mientras que aparecen valores positivos en el suroeste peninsular, alguna zona mediterránea y desde luego Canarias. Probablemente todo ello sea debido a  un acercamiento de una baja situada al SW de la Península y un cierto reforzamiento de los vientos de componente este.


Es en la tercera semana, del 27 de diciembre al 2 de enero, donde ya se observan cambios más significativos y esperanzadores. Salvo el tercio norte peninsular todas las zonas presentan anomalías positivas. La estructura de ellas sugiere el posible establecimiento de una o varias borrascas en el golfo de Cádiz transitando luego hacia el Mediterráneo,  como si la dorsal atlántica emigrara hacia el N. o se debilitara, permitiendo así el paso o establecimiento de esas borrascas en unas latitudes propicias para nuestras zonas.


Como apuntaba más arriba estos mapas deben ser interpretados como tendencias sin tratar de hacer demasiadas aproximaciones cuantitativas. De hecho, cuando los valores climatológicos de un mes en una zona son nulos o muy bajos, la tendencia de las anomalías no son muy significativas. Sin embargo, en un mes de diciembre que suele ser lluvioso en muchas zonas españolas, creo que estas tendencias nos traen cierta esperanza. Iremos siguiendo la evolución y vayamos viendo si llega ese deseado temporal de lluvias a las vertientes atlántica y mediterránea.