30 de julio de 2018

Megaincendios y vientos en altura

Hace unos días "El País" publicó un artículo muy interesante titulado "Incendios como bombas atómicas" firmado por Marc Castellnou y Alejandro García, ambos ingenieros de montes, en el que se hacían una serie de consideraciones y reflexiones sobre las causas y el control de los denominados "megaincendios" o "incendios de sexta generación" en los que la extensión de la superficie quemada es muy grande y en los que, además, el fuego se propaga con una rapidez inusitada originando un gran número de víctimas que son sorprendidas casi instantáneamente, incluso a bastante distancia del núcleo principal. 

El artículo apunta a la gran acumulación de material inflamable en los montes y a las condiciones ambientales creadas por el cambio climático como causas fundamentales de estos "megaincendios" y establece algunas pautas y recomendaciones para la adecuada prevención y gestión de este tipo de situaciones. En cualquier caso lo que más me ha llamado la atención son algunas ideas sobre la dinámica del incendio y en las que me parece oportuno profundizar un poco más. 

Exponen los autores que la gran cantidad de material inflamable y las tremendamente adecuadas condiciones para su combustión crea, una vez iniciado el fuego, una columna ascendente que, en condiciones atmosféricas adecuadas, puede alcanzar gran altura -hasta 15 km en el caso de los de Portugal del pasado año- que genera, no ya un pirocúmulo, sino lo que se denomina ya un "pirocumulonímbo". 


"Pirocumulonímbo" (Foto: Eric Neitzel/Wikimedia)

Añaden que cuando disminuye la alimentación de la columna, la gran nube puede colapsar y su desplome puede originar una especie de "downburst" que puede propagar el incendio a bastante distancia como un fuego que cae súbitamente desde el cielo o llega lateralmente con inusitada rapidez. Ello justificaría esas imágenes de personas y animales calcinados de forma súbita en su huida del foco principal. Incluso e
n algunos otros artículos se afirma que el propio pirocumulonímbo puede desarrollar actividad eléctrica con rayos a tierra que pueden dar lugar a nuevos focos de ignición. 

En el contexto de esa gran columna ascendente se me ocurre otra posibilidad más, relacionada con la evolución que podría darse si, además, existieran vientos moderados o fuertes en los niveles medios o altos de la troposfera. En el caso de que fuera así, la columna ascendente podría propagarse más aún en la dirección de esos vientos y dar lugar a que el desplome pueda tener lugar a más distancia aún del incendio principal. Además, es posible que pudiera crearse una marcada cizalladura vertical entre el viento en capas bajas -muchas veces generado por el propio incendio- y el existente en capas superiores. Podrían darse de este modo  las condiciones necesarias para la producción de "tornados de fuego" (como han relatado muchos supervivientes de este tipo de incendios), que pueden originar propagaciones aún más súbitas y violentas. 

En este planteamiento de la importancia que podrían tener en los "megaincendios" las condiciones del viento en niveles medios y altos he consultado las topografías de 500 hPa correspondientes a dos días antes, al propio día y al posterior del reciente gran incendio en Grecia. Si no estoy mal informado el incendio se produjo el lunes 23. Pues bien, dos días antes, el sábado 21, una clara dorsal anticiclónica estaba ubicada sobre país favoreciendo el calentamiento de suelo y capas bajas: 

Topografía de 500 hPa del sábado 21 de julio (Fuente: ECMWF)

Cuarenta y ocho horas después, ya el día del incendio, aparece una marcada circulación del suroeste que ayudaría, o desde luego no se opondría, a los fuertes movimientos verticales:

Topografía de 500 hPa del lunes 23 de julio (Fuente: ECMWF)

Ya el martes 24 la circulación en niveles medios había girado al W/NW y no existían ya facilidades para el ascenso: 

Topografía de 500 hPa del martes 24 de julio (Fuente: ECMWF)

A la vista de todo ello he vuelto a repasar la entrada que dediqué al paso del huracán Ophelia con una trayectoria cercana a Portugal, el día 15 de octubre de 2017 cuando se produjo el impresionante "megaincendio" en el centro y norte de Portugal con un gran número de víctimas atrapadas en sus coches cuando pretendían huir. 





La topografía de 500 hPa a las 00 UTC del día 16, pocas horas después de generarse, es ésta:

Topografía de 500 hPa del 16 de octubre de 2017 a las 00 UTC (Fuente: ECMWF)

Y ésta es la imagen de satélite de las 21 horas del día 15:

Imagen de METEOSAT en el canal WV en el que se aprecia el paso cercano a la Península Ibérica de "Ophelia" con marcados vientos en niveles medios y con la aparición de unas posibles ondas gravitatorias -que sería interesante investigar -sobre la mitad norte de Portugal y Galicia.

Como se ve en horas cercanas a la aparición y sobre todo mayor propagación de los fuegos había también una marcado flujo del S/SW sobre zonas de Portugal y de Galicia. 

Por tanto, al menos en dos situaciones de "megaincendios" una marcada circulación del SW ha estado presente sobre las zonas en cuestión. Desde luego no soy experto en incendios forestales y quizás todo esto es bien sabido y está trabajado, pero se me ocurre pensar si, además de las condiciones en capas bajas, no habría que prestar más atención a las capas medias y altas y modelar con todo el detalle posible este tipo de situaciones que posiblemente sean de importancia en los denominados "megaincendios" y permita afinar un poco más en predicción y prevención tratando de conocer las posibles zonas afectadas más allá del foco principal. 

En cualquier caso, y tal como el artículo apunta, "se hace verdaderamente urgente un cambio de paradigma en la gestión de incendios forestales y la experiencia y el conocimiento científico apuntan a la gestión del paisaje como única alternativa con garantías" Esperemos que el nuevo Gobierno lo incluya entre sus máximas prioridades.



18 de junio de 2018

Algunas sugerencias para la "transición ecológica"

Una vez conocida la estructura del nuevo Ministerio de Transición Ecológica así como de sus competencias, me parece el momento adecuado para exponer las que, a mi juicio, tendrían que ser dos cuestiones prioritarias a abordar con prontitud y diligencia por lo que se refiere a clima y tiempo. Una de ellas es la referida a la potenciación de los estudios de cambio climático en nuestro entorno y la adecuada divulgación de sus resultados y otra la del replanteamiento del sistema de avisos de fenómenos adversos. En cualquier caso dejo esta cuestión para una posterior entrada del blog y me centro ahora en la primera de ellas. 

Parece claro que para la planificación a medio y largo plazo de esa "transición ecológica", una clave muy importante es ir conociendo cada vez más y mejor el escenario climático hacia el que nos dirigimos. Es verdad que ya conocemos según el IPCC la gran probabilidad de aumento de las olas de calor así como la creciente irregularidad que van a ir mostrando las precipitaciones y con una tendencia hacia su disminución progresiva. Sin embargo, sigo pensando, y así lo he expresado con frecuencia en este blog, que hay cuestiones que nos pueden afectar de forma importante y sobre las que se requiere todavía mucho trabajo de investigación, tal como puede ser el comportamiento de una atmósfera y de un océano tropical y subtropical cada vez más cálidos y expandidos hacia el norte. ¿Cómo puede ello afectar a la formación de danas en nuestro entorno?, ¿Qué estructuras ciclónicas pueden crearse en esas zonas por distintos mecanismos que pudieran significar una mayor probabilidad de precipitaciones de tipo convectivo y/o fuertes vientos en Canarias o en la Península?




Por otra parte, y junto con la prospección de lo que nos puede venir, creo también que es importante prestar más atención a lo que ya está pasando. Todos sabemos que el motor para muchas acciones políticas es la presión desde la opinión pública cuando se logra un buen conocimiento y una clara concienciación sobre lo que está ocurriendo en nuestro propio entorno. A tal efecto, creo que es fundamental la potenciación de los estudios de atribución por los que es posible conocer en plazos relativamente cortos la probabilidad de que un determinado fenómeno o situación adversa que acontezca en un momento esté -o no- directamente relacionado con el cambio climático. 

La cuestión qué surge a continuación es quién debería llevar a cabo estos estudios. Parece claro que un entorno adecuado sería de los departamentos universitarios especializados en meteorología y climatología. Es verdad es que, dada su autonomía, debe ser su propia decisión y estrategia la que oriente el rumbo de sus investigaciones. Pero parecería raro que estas cuestiones no pudieran ser claramente un objetivo prioritario en sus trabajos -y así lo manifiestan personas vinculadas a algunos de ellos- si bien argumentan la gran escasez de recursos para poder emprender, o en otros casos reforzar, esos estudios. 

 Por lo que se refiere al ámbito gubernamental sería la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) la que, en principio, parecería encargada de llevar a cabo trabajos de este tipo siempre que se resuelva -de nuevo- la escasez de personal que se argumenta, o se cambien algunas de sus prioridades. Y otra posibilidad, de acuerdo con lo que un colega ya ha sugerido por las redes sociales, podría ser la creación de un centro específico de investigación; una interesante solución si se pueden dedicar algunos recursos a  ello.  En este contexto, parece clara la importancia que tendría la acción conjunta entre el Ministerio de Transición Ecológica y el de Ciencia, Innovación y Universidades para el establecimiento de un plan de acción que, de una forma u otra, sirviera para impulsar este tipo de actividades que, en mi opinión, serían fundamentales para un correcto enfoque de las medidas de adecuación y mitigación. 

Sin embargo todo esto perdería eficacia -y empuje- si no hay un esfuerzo eficaz, equilibrado y coherente de comunicación pública. Creo que, hasta ahora, no se ha facilitado a la sociedad un relato continuado, sencillo y cercano sobre lo que está pasando en nuestro territorio, su mayor o menor relación con el cambio climático y qué es lo que cabe esperar a distintos plazos. Con estas informaciones sería más fácil la puesta en marcha, la aceptación y la colaboración con las distintas acciones que es necesario llevar a cabo tanto a nivel personal como social o político. Desde este punto de vista el papel de los medios públicos de comunicación -con mucha mayor presencia que la actual en redes sociales- y de los comunicadores especializados, me parece absolutamente necesario e irrenunciable. 

Esperemos próximas decisiones gubernamentales en estos aspectos. Ojalá que se produzcan y orienten más y mejor el camino por el camino que necesariamente tenemos que recorrer en esa bienvenida "transición ecológica". 

2 de junio de 2018

Persistencias

Empieza el trimestre veraniego pero, en la práctica, seguimos en plena primavera...y primavera reiterativa. Es normal que junio sea frecuentemente tormentoso y algo fresco, y que el "cuarenta de mayo" se convierta muchas veces en el "cincuenta" y hasta de vez en cuando en el "sesenta". Y esa parece ser la tónica que quiere presentar este junio que acaba de empezar si hacemos caso a las predicciones de anomalías del Centro Europeo que abarcan hasta el próximo día 24: Claras anomalías negativas de temperaturas y lluvias normales o por encima de lo normal. 


Llama mucho la atención en estos mapas la estructura espacial de las anomalías e incluso la intensidad de las térmicas en todo el noroeste africano, extendiéndose hasta la Península Ibérica. Todo parece compatible con una continuación del "descuelgue" de danas o borrascas frías de norte a sur en la fachada oriental atlántica  

Lo que me llama la atención no es tanto que junio pueda ser así, sino la persistencia de la situación de "descuelgue" de circulaciones ciclónicas (por no entrar en el debate de si unas u otras son danas, borrascas frías o frontales) con aire frío, que entrando por el noroeste o el oeste inestabilizan nuestra atmósfera día tras día. Una situación que fue muy reiterativa el pasado año, que se revirtió bruscamente cuando a finales de este enero se instaló una larga y casi desconocida situación de suroestes, pero que tras su pervivencia de más de dos meses ha vuelto a dejar paso a esta continuada llegada de vórtices fríos desde el noroeste. 

¿Tiene que ver en ello un chorro polar más alto y lento? ¿Es ésta una tendencia de futuro o es simplemente variabilidad natural de periodo largo? Es verdad que existe la NAO, sus estudios históricos y predicciones, pero sería muy interesante disponer de otros estudios centrados en la evolución de la estructura del chorro polar (intensidad, posición y longitud de onda) sobre el Atlántico y Europa en los últimos cuarenta o cincuenta años. Seguramente existen y yo no los conozca. Si es así, cualquier referencia es bienvenida.


29 de mayo de 2018

Danas, ciclones...¿subtropicales? y una tesis interesante

Se suele utilizar como argumento para justificar una mayor intensidad de los ciclones tropicales en el contexto del cambio climático el aumento de temperaturas de los océanos. Sin embargo, siendo ésta una condición necesaria, no lo es en absoluto suficiente. A mi juicio hay dos factores de carácter dinámico que necesitan más investigación. Uno es la redistribución que ese aumento de temperaturas podría originar en las corrientes oceánicas, con una consecuente reestructuración de las zonas proclives a alimentar vigorosamente la necesaria convección. Y otro, creo que fundamental, es la modificación que experimentarán -o experimentan ya- los chorros polar y subtropical. Es algo muy importante, ya que otro factor básico para el desarrollo de los huracanes, es la necesidad de una débil o nula cizalladura que permita el desarrollo intensivo y extensivo de los cumulonimbos, que están en su origen y mantenimiento. 

Parece claro, tanto por la teoría como por la observación, que la tendencia en general del chorro polar es a estar más alto de latitud de lo que hasta hace poco ha sido climatológicamente normal, así como a hacerse cada vez más ondulado. A este respecto, y tal como ya he comentado en algunas otras entradas de este blog,  existe la impresión creciente de que, a raíz de ese chorro cada vez más alto, las danas se cierran también a latitudes más elevadas. De esta forma llegan a la Península, -tal como estamos viendo estos mismos días- desde el norte o desde el noroeste, abandonando cada vez más su clásico camino por Madeira-golfo de Cádiz-mar de Alborán, con el impacto negativo que ello tiene sobre las precipitaciones en el Sureste peninsular. Por otra parte, creo que está menos claro cuál es -o va a ser- el comportamiento del chorro subtropical, el más crítico para el desarrollo de los huracanes y, en general, el de los posibles cambios en el nacimiento y génesis de los futuros ciclones tropicales y subtropicales. 

En una atmósfera tropical y subtropical más expandida hacia el norte como consecuencia de la subida de latitud del chorro polar... ¿cuál será la evolución del chorro subtropical?, ¿qué harán las ondas del este?, ¿cambiarán las zonas de formación de los ciclones tropicales?, ¿y sus trayectorias?, ¿subirá todo también hacia el norte?, ¿se seguirán integrando en el chorro polar muchos de los que viajen hacia el noroeste?  Y por otra parte, ¿como se comportarán y evolucionarán en este contexto las danas escindidas del chorro polar? Aún formándose más hacia el norte...¿podrán albergar en su seno la formación de ciclones...subtropicales? 

Toda esta reflexión sobre la que ya llevo mucho tiempo pensando se me ha vuelto a despertar hoy viendo los mapas previstos de 500 hPa por el Centro Europeo para estos próximos días, y en concreto el del próximo sábado:


Me llama la atención lo alto de latitud que circula el chorro polar, al menos sobre el Atlántico y Europa, y la presencia de dos danas/borrascas frías, perfectamente cerradas a unas latitudes también relativamente altas. A medida que avance el cambio climático...¿van a ser estas danas capaces -como me preguntaba más arriba- de albergar la formación de ciclones subtropicales en su seno? ¿Va a haber más o menos danas de este tipo? A este respecto me parece realmente interesante la tesis recientemente presentada por Juan José González Alemán en la Universidad Complutense titulada "Ciclones con características tropicales sobre el Atlántico nordeste y el Mediterráneo: Análisis en clima presente y proyecciones de futuro" dónde presenta ya algunos resultados muy interesantes sobre estas cuestiones.

En cualquier caso espero que el propio Juan José y otros investigadores españoles se focalicen también en el Atlántico tropical y subtropical porque, en general, y desde luego para España en su conjunto, tiene mucho interés conocer qué puede ocurrir en el seno de esas aguas cada vez más expandidas y cálidas. Ello es importante para llevar a cabo planificaciones sensatas de futuro -en especial en los sectores hídrico y agrícola- a medio y largo plazo. 

23 de mayo de 2018

¿Dana o borrasca fría?

La presencia de la borrasca atlántica que ahora empieza a afectarnos ha alimentado estos días el debate sobre si se trata de una borrasca fría o de una dana. En principio la distinción "técnica" es muy clara. Si la circulación ciclónica afecta en la vertical a toda la troposfera llegando hasta la superficie hablaríamos de borrasca fría. Si esa circulación ciclónica afecta sólo a niveles medios y altos y no tiene reflejo en superficie se trataría de una dana.




El problema se plantea cuando, como ocurre en estos días, la circulación ciclónica superficial es muy débil o casi inexistente, y además desaparece en poco tiempo dejando como mucho un débil seno de bajas presiones sin circulación cerrada. Yo mismo expresé estas dudas ayer en la anterior entrada de mi blog. Aún con ellas optaba por clasificarla como dana al ver una circulación superficial muy débil y efímera, que acababa prácticamente desapareciendo en los mapas previstos. Y me cuestionaba....¿Una borrasca fría que se convierte en muy poco tiempo en dana es realmente una borrasca fría? Mi impresión es que las borrascas frías, al menos la mayoría de ellas, mantienen de una forma u otra su circulación superficial. E incluso si ésta llega a desaparecer....¿lo que queda "arriba" es entonces una dana?

Ante esta situación es posible que las cosas puedan plantearse de otro modo. ¿Y si cualquier dana tuviera siempre un reflejo -aunque fuera débil- en superficie tal como se va afirmando cada vez más ampliamente? Conviene tener en cuenta que cuando se hizo la diferenciación entre una estructura y otra -probablemente hacia los años cuarenta- no se disponía de tantos datos de superficie como ahora, ni por supuesto de imágenes de satélite, imágenes con las que actualmente podemos observar hasta con 250 metros de resolución y ver incluso débiles remolinos. ¿Podría ser que, al ser débil la circulación de superficie típica de una dana, no llegara a ser observada en aquella época en que se definió y se supusiera que no existía? En este contexto también habría que tener en cuenta que la aparición en los mapas sinópticos de un seno de baja presión no debería llevarnos a concluir sin más que no existe una circulación cerrada, ya que puede quedar sin representar explícitamente por el intervalo de contorneo. En este caso, un buen complemento para saber si existe es la observación de las nubes bajas en las imágenes de satélite...siempre que las nubes altas no impidan su visión. 

Si esto se aceptara así, la verdadera diferencia estaría entre aquellas borrascas de niveles altos en las que la transferencia de giro ciclónico es más efectiva hacia capas bajas y aquellas otras en las que por una u otra razón esa transferencia lo es mucho menos. En ese caso...¿debería seguir distinguiéndose entre borrascas frías o danas?....¿o más bien entre borrascas frías de dos tipos, distinguiéndose entre ellas por su proceso de formación y su eficacia para transmitir giro ciclónico a las capas bajas? 

No sé si éste es un planteamiento válido y mi única intención al exponerlo es contribuir a un debate que me parece muy interesante. En cualquier caso, no sería la primera vez -ni mucho menos será la última- en las que los nuevos, o no tan nuevos, métodos de observación, obligan a la redefinición de conceptos en principio ampliamente aceptados. 

22 de mayo de 2018

Las danas, sus laberintos y nuestras dudas

Durante un periodo de bastantes días se ha establecido sobre la Península, en niveles medios y altos de la atmósfera, una débil circulación del norte/nordeste que ha generado diversos remolinos -pequeñas danas, pequeños embolsamientos de aire frío-, que han provocado bastante actividad tormentosa en gran parte de la geografía española. 

Son estas pequeñas danas de un origen muy distinto a las grandes danas "sinópticas", que se forman por el cierre de una estrecha vaguada del chorro polar. Se trata más bien de pequeñas perturbaciones de ese flujo del nordeste que, como muchos flujos de componente este, tienden a ser dinámicamente inestables como si de algún modo quisieran enrollarse sobre sí mismos, pero con tendencia clara a ser conducidos en su desplazamiento por el flujo básico reinante en la zona. 

Una característica de esos remolinos es que llevan muy poca o casi ninguna circulación asociada, con lo cual, de las dos zonas típicas de nubosidad asociada a las danas -la zona baroclina delantera con ascensos ligados a la circulación asociada y sobre todo a su zona de salida o zona difluente, y la convección del núcleo con inestabilidad básicamente convectiva- ha predominado la segunda. 

La predicción detallada del comportamiento de la convección del núcleo es muy compleja ya que nos encontramos en el terreno de la mesoescala gamma o incluso microescala, donde las interacciones -constructivas o destructivas- entre los diversos núcleos convectivos son en buena medida las que rigen la evolución espacio-temporal de las tormentas, y donde sería necesaria la utilización de modelos de altísima resolución, por supuesto no hidrostáticos, e inicializados cada muy pocas horas con datos también de mucha resolución espacial y temporal. 

La convección del núcleo de una de las pasadas danas


En cualquier caso, la situación ahora cambia. La nueva dana que nos va a afectar de modo inmediato tiene un origen más "clásico". Esta vez sí se ha formado por el cierre de una vaguada del chorro polar, aunque para mi gusto un poco más alta de latitud de lo que hubiera sido deseable para dar un buen temporal de lluvias, sobre todo en el Sureste. Por otra parte, y al menos de momento, va a tener una buena circulación asociada, y de las posibles asimetrías en el campo de vientos de esa circulación es de lo que dependerá en gran medida su evolución ya que -y ésto es una regla de la meteorología sinóptica clásica-, su desplazamiento viene marcado por la dirección de los vientos más fuertes que la rodean. Y ahí estriba buena parte de las incertidumbres sobre su ubicación y desplazamientos porque, con frecuencia, la diferencia de velocidad entre los vientos que la rodean puede ser de 20 o 30 km/h, variaciones que pueden cambiar con rapidez y a veces con dificultad para poder quedar bien recogidas en los análisis de partida de los modelos.

Nuestra nueva dana a las 09 UTC de hoy, 22 de mayo. Estrictamente hablando en estos momentos es una débil borrasca fría por su -también débil- reflejo en superficie. Dado que ese reflejo se va a ir perdiendo cada vez más hasta quedar en una zona relativa y abierta de baja presión, me inclino por calificarla como dana ya desde ahora...pero es discutible.

Pero hay otra cuestión más a tener en cuenta en estos laberintos "dánicos" y es el comportamiento de su zona delantera o baroclina; una zona donde a veces también aparece la inestabilidad convectiva dando lugar entre ambas a violentos ascensos del aire e intensas y relativamente extensas lluvias. Es ésta una zona, que no es para nada "estática" sino que evoluciona constantemente, bien sea por la llegada ahí de algunas ondas secundarias formadas al girar la dana sobre sí misma y que crecen al llegar a esa zona, o bien por el ingreso en ella de otras corrientes más débiles que se acercan y son captadas a modo de "engranaje" y que también se potencian. Son éstos unos procesos que donde se pueden ver con mayor claridad es en las animaciones de imágenes del canal de vapor de agua. 

Creo que es importante incidir en ese carácter de "sistema de engranaje" de distintas corrientes que ejercen las danas, y que a mi juicio es donde juegan su gran papel. Por un lado, me refiero al engranaje de esas corrientes secundarias a que antes me refería, pero, sobre todo,  al posible enganche y giro del chorro subtropical, algo muchas veces asociado a las grandes precipitaciones mediterráneas. Y en este contexto, qué importantes son los estudios del chorro subtropical y de la atmósfera tropical en general en el contexto del cambio climático para el conocimiento de nuestro futuro clima...y de nuestras futuras lluvias.  

Y ahora a seguir a la nueva dana y a sus laberintos....Advección de aire africano con polvo en suspensión... fuertes tormentas...¿en?..... captación y potenciación de otras circulaciones... comportamiento de la convección del núcleo....trayectoria y comportamiento a medio plazo... En fin, realmente interesante. 


19 de abril de 2018

Del monólogo al diálogo en "El tiempo compartido"







Me complace anunciar la presentación de mi nuevo libro titulado “El tiempo compartido. Diálogos de meteorólogos”. Mi intención tras la publicación de mi tercer libro era no escribir ninguno más porque no tenía ya mucho más que contar. Sin embargo me di cuenta que, más que contar, lo que sí me vendría bien era contrastar o debatir mis conocimientos, aprendizajes y opiniones con otros compañeros pero de generaciones y entornos profesionales distintos, aunque dentro del campo de la meteorología.

En esos pensamientos estaba cuando a través de las redes sociales conocí a Beatriz Hervella. Fui siguiendo sus publicaciones y opiniones y me di cuenta que sería la persona perfecta para llevar a cabo ese intercambio. Beatriz, que es física por la Universidad de Santiago y meteoróloga pionera en MeteoGalicia y la Televisión Galega, me sorprendió desde el primer momento por la unión que se da en ella entre rigurosidad científica, creatividad y frescura comunicativa. Me atreví a proponerle la idea y en seguida aceptó al tiempo que con sus ideas enriquecía el proyecto y lo hacía más atractivo.

Elegimos conjuntamente ocho temas de debate y nos propusimos mantener los diálogos a través del correo electrónico. No decidimos en principio que pudieran transformarse en un libro y pospusimos esa decisión hasta ir viendo los resultados. Tras más de tres años en los que mantuvimos nuestro compromiso a través de distintas dificultades, completamos los ocho diálogos y nos pareció que podrían resultar de interés para otras personas. Así que, finalmente, nos decidimos a publicarlo.

Para dar una idea del contenido y el estilo del libro copio a continuación su índice:


I.- OBSERVAR LA ATMÓSFERA: PASIÓN Y NECESIDAD 

II.- LOS RETOS DE LA PREDICCIÓN 

III.- ¿QUIÉN SE ENCARGA DE PREDECIR? 

IV.- CÓMO CONTAMOS EL TIEMPO

V.- ¿AVISAMOS BIEN?

VI.- LOS MIL Y UN USOS DE LAS PREDICCIONES 

VII.- LA NUEVA CLIMATOLOGÍA 

VIII.- PERO… ¿NOS ESTAMOS CALENTANDO?

DESPEDIDA


Beatriz y yo presentaremos "El tiempo compartido" mañana viernes 20 de abril a las 19 horas en la Librería Desnivel, en la plaza Matute, 6 en Madrid. Nos acompañará nuestro buen amigo José Miguel Viñas que nos ha prologado el libro. También tenemos prevista otra presentación en Santiago de Compostela a finales de mayo.

Por ahora el libro está disponible en:

 https://libros.cc/El-tiempo-compartido.htm  y en 

https://www.libreriadesnivel.com/libros/el-tiempo-compartido-diagolos-de-meteorologos/9788417365059/ 

Y en pocos días lo estará también en Amazon.

Beatriz y yo esperamos que estos diálogos os resulten de interés
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