6 de septiembre de 2023

Dana, avisos y alertas

“Con los mismos mapas volveríamos a hacer lo mismo”. Aplaudo y no puedo estar más de acuerdo con las declaraciones del portavoz de Aemet Rubén del Campo ante las críticas -muy pocas- en relación con los avisos emitidos por la Agencia en relación con las lluvias provocadas por la dana durante el pasado fin de semana. Creo que el trabajo de los predictores de la Agencia basándose en los mejores modelos de predicción existentes fue impecable. Con los datos que ofrecían era necesaria la emisión de avisos rojos teniendo en cuenta lo que ello supone en cuanto a impacto social, pero estableciendo como prioridad irrenunciable la salvaguarda de vidas y bienes. Pues bien, en este sentido me parece interesante recordar algunas cuestiones y exponer algunas opiniones personales:


a) Una predicción es siempre una probabilidad de ocurrencia -mayor o menor-  de un fenómeno atmosférico. Las técnicas de predicción ha avanzado de forma increíble durante los últimos veinte años pero debido a la propia naturaleza de las evoluciones atmosféricas, nunca se podrá tener una seguridad absoluta en cuanto a su aparición o sobre la zona concreta y el momento específico en que se desarrollará. Es una limitación física que no hay más remedio que asumir pero que puede hacerse más manejable si se establece la probabilidad de ocurrencia, algo imposible hasta hace unos años pero que ahora sí es factible. 

b) Mientras Aemet emite avisos meteorológicos, las alertas meteorológicas son responsabilidad de las autoridades de Protección Civil. A partir de lo que los predictores de Aemet informan sobre lo que puede ocurrir, con su probabilidad asociada, los técnicos de Protección Civil deben valorar el impacto que puede causar en la población teniendo en cuenta muchos otros factores (sociales, económicos, hidrológicos...) que el predictor no puede conocer, ni es su cometido. De este trabajo técnico conjunto  debe salir el mensaje que llegue al público, que creo que debe contener al menos: 

  •  Una somera y sencilla descripción del fenómeno, 
  •  que consecuencias puede tener para la población
  •  en su caso, alternativas o medidas a adoptar.

c) Creo que es un gran avance la difusión general de las alertas a través de los móviles y ojalá se extienda pronto a toda España. Pienso que para ser útiles deberían refrescarse con mucha frecuencia e irse adecuando a la evolución de los acontecimientos. Estoy convencido de que si contienen toda la información a que antes me refería se convertirán en un instrumento muy eficaz de salvar vidas y bienes.




d) Hay una cuestión que puede ser polémica pero que debe considerarse en profundidad. Muchas personas afectadas comentan que los avisos dejan poco tiempo de reacción entre su recepción y la aparición del  fenómeno en cuestión, sobre todo en situaciones de gran impacto como la de la pasada dana. Actualmente creo recordar que se dan con un adelanto de sesenta horas en el mejor de los casos o bien con plazos menores dependiendo de la probabilidad de ocurrencia del fenómeno. ¿Cuál sería el equilibrio necesario entre la probabilidad de ocurrencia, el mayor o menor impacto potencial y la antelación en la emisión del aviso? ¿Estaríamos dispuestos a aceptar -en los casos en que fuera posible- una menor probabilidad de ocurrencia pero con más tiempo disponible para actuar? Y en ese caso, ¿qué umbral de probabilidad sería aceptable?

Es un tema complejo pero ante la evolución y la gravedad de los fenómenos que nos afectan creo que deben plantearse estas y otras cuestiones para que los avisos y alertas sean lo más útiles posibles a una sociedad cada vez más afectada por la violencia de algunos fenómenos atmosféricos. Y algo absolutamente necesario: Urge una mayor formación de la sociedad a todos los niveles para conseguir una mejor y comprensión y utilidad de todas estas informaciones.


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