22 de febrero de 2016

Eugenio Martín Rubio: la desaparición de un pionero.


Eugenio Martín Rubio, el segundo "hombre del tiempo" español, falleció ayer 21 de febrero en Alicante

Cuando en la familia meteorológica española todavía no nos habíamos repuesto de la desaparición de ese excelente meteorólogo y climatólogo que fue Antonio Mestre, nos llega ahora la noticia del fallecimiento de Eugenio Martín Rubio, el "segundo hombre del tiempo" español tras Mariano Medina. En su recuerdo y como agradecimiento a Eugenio, con el que he tenido la suerte de mantener una cariñosa amistad desde mis catorce años hasta ahora, retomo ahora algunos párrafos de la entrada que le dediqué en este blog hace casi cuatro años:

Eugenio Martín Rubio, en una de sus diarias apariciones en Televisión Española

Eugenio Martín Rubio fue el segundo “hombre del tiempo” tras Mariano Medina y se convirtió en una persona muy conocida y apreciada por los españoles durante las décadas de los 60, 70 y principios de los 80.

Mis recuerdos de Eugenio se remontan a mediados de los 60 cuando le veía todas las noches en el telediario y además los lunes -haciendo doblete- en un entrañable programita que se llamaba “El tiempo para el campo” junto a otro querido meteorólogo, Lorenzo García de Pedraza  y con unos sugerentes dibujos de Summers.  Como en aquella época a mí ya me había picado la mosca de la meteorología, se me ocurrió escribirle diciéndole que me dibujaba mis propios mapas del tiempo y que me gustaría que me aconsejara sobre el camino a seguir para ser meteorólogo.  Unos meses después me contestó y me dijo que -ya que parecía que yo estaba más loco que él- me fuera a visitarlo a la oficina meteorológica de Barajas. Allí me acogió maravillosamente y dio comienzo una amistad que aún perdura.

Eugenio era y es una persona cercana, cariñosa, ocurrente, excelente comunicador y con un buen punto humorístico. Si en aquellos tiempos de los primeros “hombres del tiempo” Mariano Medina aparecía con una imagen científica y profesoral, Eugenio era la espontaneidad, la narración coloquial de lo que acababa de ver en la calle relacionado con la meteorología o de lo que le había comunicado un piloto recién llegado de un vuelo transoceánico. Su forma de contar las evoluciones atmosféricas era por tanto distinta pero complementaria a la de Mariano y entre ambos ofrecían a los telespectadores una visión muy integradora de la meteorología de aquel tiempo. Fue precisamente  su desparpajo y  campechanía lo que le llevó a apostarse el bigote si al día siguiente al que estaba dando la predicción no llovía en España tras un largo periodo de sequía. Llover llovió, pero con un ligero retraso sobre el plazo previsto. Y Eugenio apareció sin bigote en la tele aquella siguiente noche. Era enero de 1967.

En alguna de las múltiples competiciones aeronáuticas en las que participaba (Foto: www.jjbenitez.com)

Eugenio ha sido siempre un gran enamorado de la atmósfera y la ha vivido estudiándola, prediciéndola y “estando” en ella. Ha conocido por dentro corrientes en chorro, tormentas, engelamientos  o turbulencias y ello tanto en las cabinas de aviones comerciales junto a las tripulaciones, en pequeñas avionetas dando la vuelta a España, en múltiples travesías en globos o en veleros practicando el vuelo sin motor o en cualquier otro tipo de aerostato o "aerodino". De hecho él fue uno de los fundadores y organizadores de muchas de estas actividades en España y me consta que, al igual que hizo conmigo en la meteorología, también ayudó y animó a otros chavales jóvenes a abrirse camino en estos campos.

Hace unos días tuve la ocasión de visitarle de nuevo junto a Jose Miguel Viñas en su casa de Alicante que es, a la vez, todo un museo de sus múltiples actividades. Con sus 88 años, Eugenio sigue siendo el que siempre fue. Pasamos unas horas deliciosas, llenas de anécdotas, de recuerdos de nuestra historia meteorológica y aeronáutica y de tantas otras actividades a las que aún tuvo tiempo de dedicarse como, por ejemplo, la reparación y conservación de coches antiguos. Y todo ello vivido, más que contado, con su sencillez y su humor de siempre. 

En la visita que José Miguel Viñas y yo le hicimos en su casa de Alicante hace tres años

Ahora ya, tras sobrepasar la barrera de los 90 años, Eugenio se ha marchado definitivamente. Mi última conversación con él fue hace un par de meses y aunque ya cansado y debilitado su única queja era que el estado de su vista no le permitía leer ni escribir. Era algo que, además de hacerle sentir muy dependiente, le entristecía porque su cabeza seguía estando tan lúcida como siempre. Su recuerdo y su forma de contar la meteorología queda con nosotros. Y, en mi caso, permanecerá siempre el agradecimiento y el cariño a ese maestro que se tomó muy en serio los sueños de un chaval de catorce años.

¡Hasta siempre, Eugenio!


19 de febrero de 2016

Se nos fue Antonio Mestre

Es difícil hablar de la muerte de un querido compañero, y más si se ha presentado de un modo tan fulminante, como en el caso de Antonio Mestre, que nos dejó el pasado miércoles por la tarde, tras haber estado trabajando toda la mañana en su despacho de la sede de AEMET en Madrid.




Antonio, oficialmente jefe del Área de Climatología y Aplicaciones de AEMET, era mucho más que eso. Tras su sólida formación en física y matemáticas, se convirtió por oposición en meteorólogo del Estado y centró su trabajo en la climatología operativa y en las aplicaciones hidrológicas, agrícolas y ambientales en general. Llegó a ser un gran experto en todo ello y se convirtió en el interlocutor necesario por parte del INM/AEMET en muchos foros nacionales e internacionales, donde sus trabajos y opiniones eran esperadas y valoradas. 

Pero todavía había algo más en él. Esa sólida formación a la que antes me refería, junto con su pasión por la atmósfera y su interacción con el medio natural, le convertía en un "todoterreno" que transitaba con toda facilidad, como si para él no existiera ninguna frontera, de la climatología a la predicción en uno u otro sentido y, desde ahí, a las distintas aplicaciones. Si a eso se unía su gran capacidad para retener y recordar de forma inmediata todo tipo de efemérides y récords meteorológicos, se convertía en el interlocutor necesario ante la predicción de cualquier fenómeno adverso o en el análisis global posterior a su ocurrencia e impactos. 

Por otra parte, Antonio, junto con su pequeño equipo de excelentes profesionales, era el responsable de los informes climatológicos mensuales, trimestrales y anuales emitidos por AEMET, esos tan esperados y seguidos por comunicadores y aficionados -y más en estos tiempos-, en los que puntualmente se informa de las anomalías de precipitación y temperatura, del carácter climatológico del periodo o de los récords alcanzados. Y no puedo dejar de reseñar su magnífica labor en la realización del Atlas Climático de España.

Además Antonio sabía comunicar bien. Tenía la habilidad de proporcionar muchos datos de interés en un marco de objetividad y de sencillez. Se le entendía perfectamente por muy complejo que fuera lo que explicara, y por eso se hizo también muy querido -y muy buscado- por periodistas y comunicadores meteorológicos. Recuerdo que, cuando ante cualquier situación significativa, los periodistas llamaban al gabinete de Comunicación de AEMET, la pregunta no era tanto sobre ese tema. La pregunta era...¿Me puedes poner con Antonio?

 Por todo ello se convirtió también en un participante insustituible en las ruedas de prensa trimestrales de AEMET -en las que todavía ha seguido estando presente- y en las que, tenerle al lado, era un seguro de tranquilidad: no habría pregunta sobre climatología que Antonio no supiera responder con toda concisión y sencillez.

Recuerdo con  cariño tantas y tantas charlas que mantuve con él -incluso tras mi jubilación- sobre muy diversos temas, y muy en concreto sobre predicción probabilística. Su profunda formación  estadística me ayudaba a comprender e interpretar mejor los productos provenientes de los modelos "ensemble". Pero eso, o la valoración de la situación meteorológica de cada día, era el comienzo de una conversación realmente agradable e instructiva que acababa derivando hacia las singularidades del clima de España o hacia las señales o efectos del cambio climático. 

Muchas veces le comentaba que, ni profesionales ni aficionados, podíamos quedarnos sin sus amplísimos conocimientos, y que tenía que regalarnos un libro donde se recogieran en la medida de lo posible. Le decía: "Antonio, llevas el clima de España en tu cabeza y nos lo tienes que contar como tú sabes". Me miraba con una expresión entre incrédula y sorprendida, como si él mismo no fuera consciente de lo sumamente valiosa que podía ser su aportación. Después me contestaba que, bueno, que a lo mejor cuando se jubilara. Desgraciadamente la muerte ha llegado antes y nos ha hurtado a Antonio y a ese libro con el que yo al menos soñé.

Era ante todo una persona sencilla, sensata y profundamente servicial. Siempre estaba disponible para cualquier requerimiento. De ahí su magnífica trayectoria en la Asociación Meteorológica Española (AME), sus numerosas colaboraciones en publicaciones como Tiempo y Clima, El Observador o Ambienta, por citar sólo algunas, y tantas y tantas participaciones en reuniones y congresos nacionales e internacionales para las que estaba siempre disponible. En todas ellas la presencia de Antonio siempre aseguraba rigurosidad, amenidad...y aplicación práctica.

Sé que la mayor pérdida es para su mujer -recién jubilada, lo que a él también le animaba ya a hacerlo- y para sus hijos. Pero es grande también para la comunidad meteorológica y climatológica española. Le vamos a echar mucho de menos, pero le vamos  a estar siempre profundamente agradecidos. Seguirá con nosotros.


16 de febrero de 2016

¿Vamos a seguir en invierno?

La evolución atmosférica se cumplió tal como preveían en sus líneas generales los modelos de predicción a medio plazo y cómo comentaba en mi entrada de la semana pasada. El aire polar consiguió al fin "romper" la contumaz barrera del aire subtropical y penetrar claramente hacia latitudes mucho más meridionales. En cualquier caso, esta penetración vino precedida por la acción sobre la mitad norte peninsular de un marcado río atmosférico que dio abundantes precipitaciones en zonas de la mitad norte y que incrementaron mucho el caudal de los ríos de esas zonas. 

La gran vaguada asociada ha efectuado una cierta -no completa- retrogresión, lo que ha dado lugar a que el aire polar, marítimo primero, y ahora más bien continental, discurra sobre la Península y Baleares dando por fin una clara sensación invernal. Las nevadas han aparecido en zonas de la mitad norte peninsular y en algunas, más altas de la mitad sur. 


Merece la pena mostrar hoy la imagen global completa en el canal de absorción de vapor de agua. Si resulta impresionante la gran vaguada a escala planetaria, no lo es menos el marcadísimo remonte tropical -esta vez podemos decir incluso ecuatorial- que se dirige hacia el Mediterráneo y Europa central y al que parece unirse sobre el nordeste del continente africano otra inyección húmeda proveniente del hemisferio sur.

Pero, como es lógico, a esa gran entrada fría hacia el sur, le ha correspondido una muy marcada entrada del aire cálido tropical -incluso ecuatorial- hacia el norte. Si nos preguntamos que ha sido, o está siendo más excepcional, el mapa del Extreme Forecast Index (EFI) del Centro Europeo previsto para hoy y mañana, nos ofrece la respuesta: mucho más excepcional la remontada del aire cálido africano hacia la Europa central y oriental. 

Índice EFI previsto para hoy. Debe recordarse que no se trata de un mapa de anomalías sino de "rareza" del fenómeno presentado para la zona geográfica en cuestión y en la época concreta del año. Vemos que las temperaturas asociadas a esa remontada del aire tropical son de una rareza extrema para febrero en todas las zonas señaladas en rojo. En comparación las temperaturas ligadas al aire frío sobre la Península no son tan excepcionales. Por tanto, aunque en esta ocasión no nos afecte de lleno, el aire cálido parece qu sigue "mandando" más que el frío.

Este es el mapa de EFI previsto para el jueves, 18. La "rareza" de la entrada cálida todavía persiste, aunque ya más moderada mientras que al oeste de la Península, aparece un importante EFI negativo ligado a la formación de la próxima dana.

Estamos en un mes en el que, climatológicamente, el aire polar "manda" en el hemisferio norte. Sin embargo, en esta ocasión, y siguiendo con la tendencia que empezó hace ya un año el aire subtropical sigue teniendo una presencia y una actividad muy significativa. De momento, pues, no ha variado el guión y sólo cabe esperar que el debilitamiento que ya parece comenzar de El Niño ayude a "bajar" su fortaleza  antes del próximo verano...aunque  me temo que, quizás, esa petición sea algo prematura. 

Pero, de forma más próxima, la situación se muestra de nuevo muy interesante. Por una parte, mañana miércoles por la tarde, penetra por el occidente peninsular otra vaguada que marca el retorno del aire polar marítimo a la Península, una vaguada que tal como apuntaba en mi entrada anterior,  está unida a un complejo reajuste de las ondas de la circulación general, y que parece haber contribuido a que la retrogresión completa de la vaguada que nos afecta y que ha originado que la entrada del aire continental no vaya ser muy intensa ni duradera. Naturalmente, la llegada de este aire atlántico, más suave y húmedo, y su desplazamiento sobre el aire más frío que ahora todavía está sobre la Península, va a dar lugar a nevadas -que irán pasando a lluvias- en amplias zonas de la mitad norte y que podrían afectar de forma muy testimonial a algunos puntos de la mitad sur. Una vez más surgen las dudas -ya están en las redes- sobre si podrá verse la nieve en Madrid en la madrugada del miércoles al jueves. Sería ya cansino por mi parte seguir abundando en las dificultades que tiene la predicción de la nieve en Madrid, algo que he expuesto repetidamente en mis libros en y en este mismo blog. Creo que en caso de llegar a verse -que no es seguro- no tendría gran importancia. A lo que sí parece que deba prestarse atención es a las nueva racha de  precipitaciones que esta vaguada producirá en zonas ya muy saturadas de la mitad norte. y que podrían provocar un nuevo aumento del caudal de los ríos, aunque afortunadamente sería pasajero.

Pero esta vaguada no va a atravesar rápidamente la Península, sino que se va a "frenar" sobre ella dando lugar a la formación de una dana sobre el norte de África, algo que los mapas probabilísticos apoyan aceptablemente. 

La formación de la dana parece bastante probable a lo largo del próximo viernes. Si la evolución es la que aquí aparece, su zona de "salida" delantera, se ubicará sobre las zonas de Palos y Alborán. Una zona favorable a las ascendencias y muy adecuada para inducir viento húmedo mediterráneo sobre el sureste peninsular. Donde existe una incerteza algo mayor es en el ramal de chorro trasero -el que se dirige hacia Canarias- y que podría condicionar el comportamiento de la baja.

Donde albergan algunas dudas más es en la posición e intensidad del máximo de su ramal de chorro trasero, que es el que de alguna manera va a condicionar la ubicación más concreta de esa dana. En cualquier caso, parece que su zona delantera afectará a zonas del cuadrante sureste peninsular con lluvias y algunas nevadas que podrían aliviar en algo la reiterada sequía mediterránea. Cuán de intensa va a ser esta situación y cuanto puede profundizar hacia el interior de la Península está todavía por ver. Al menos parece que evitaremos una entrada del sur -algunos síntomas había de eso en los últimos días- que nos habría conducido, una vez más, a temperaturas anormalmente elevadas e incluso a la fusión de la nieve caída en las montañas del norte. Pero hay que estar al tanto porque una retirada de la dana más hacia el sur o al oeste podría provocar esa entrada. En cualquier caso, los mapas probabilísticos para mediados de la próxima semana no parecen contemplar mucho esa posibilidad.



Por tanto, si estas configuraciones, se cumplen, seguirá el invierno con temperaturas "normales" y sin grandes entradas frías, algo a lo que apunta también la última predicción mensual del Centro Europeo/AEMET:



Como puede verse no se prevé ninguna anomalía significativa sobre nuestras zonas al menos hasta la primera semana de marzo ¿Está ya vencido el invierno?

9 de febrero de 2016

Ondas, máximos de viento y... ¿nevadas?

En mi entrada de la semana pasada, apuntaba hacia la posibilidad de que el próximo fin de semana se produjera una entrada importante de aire muy frío sobre la Península Ibérica y Baleares. Una entrada que nos condujera a una situación típica de invierno riguroso, algo que, hasta ahora, no hemos tenido. Los modelos van confirmando esa evolución, si bien la retrasan algo, y las dudas ahora se centran sobre si el aire frío será de origen polar, arrastrado por una circulación norte-sur, o bien esa circulación sería más bien del nordeste, con entrada de aire más frío procedente de las estepas rusas o siberianas. En este último caso, cabría la posibilidad de que se formara una dana al sur o suroeste de la Península. Si fuera así, las precipitaciones en forma de nieve podrían afectar a amplias zonas. Pero vayamos por partes.

El análisis hemisférico de 500 hPa de la pasada madrugada realizado por el Centro Europeo aparecen dos zonas de aire muy frío: una sobre el norte de Canadá y Groenlandia y otra sobre Asia oriental. Sobre el Atlántico norte discurre un chorro polar bastante rectilíneo, buen generador de borrascas, vientos fuertes e intensos oleajes, tales como los que están afectando al norte peninsular con alturas de olas superiores a las que parece que pronosticaban los modelos. En cualquier caso no se trata de un aire muy frío y la sensación de desapacibilidad viene dada fundamentalmente por ese viento más que por la temperatura en sí misma


Si nos movemos al mismo mapa previsto para la madrugada del viernes, aparecen evoluciones muy interesantes. Vemos como el aire frío de Canadá invade ya el nordeste de Estados Unidos dando lugar a una situación de mucho frío y de blizzards, situación que a algunos meteorólogos norteamericanos les recuerda la de los eneros de 2014 y 2015, aquellas que hicieron saltar a la popularidad al vórtice polar. En cualquier caso, sí es verdad que esta situación puede estar muy unida a la reestructuración de ese vórtice (que recordemos que se encuentra en la estratosfera) y que, a su vez, puede ser una primera consecuencia del calentamiento súbito estratosférico que se puso en marcha en la tercera semana de enero y que estos días está alcanzando su pico de intensidad.



Dos días después, en la madrugada del próximo domingo, la vaguada de aire muy frío se ha intensificado sobre Estados Unidos y también lo ha hecho la asiática. Aunque sobre el Atlántico norte sigue predominado la circulación zonal, se va a producir de inmediato una reestructuración importante de la circulación del chorro polar.



Y, en el mapa que sigue, aparece esa reestructuración: una amplia dorsal crece con rapidez sobre el Atlántico norte y profundiza a su vez a la vaguada situada desde Escandinavia al Mediterráneo. Sobre España la circulación del chorro pasa a ser del oeste-noroeste a norte-noroeste y comienza a entrar aire más frío.



Esa situación se hace aún  más claramente "de norte" al día siguiente, el martes 16 de febrero, con una entrada ya directa del viento de esa procedencia.



Sin embargo, es en este punto cuando llega el momento crítico para nuestra zona: en situaciones de este tipo, es muy difícil prever la evolución concreta de este conjunto dorsal-vaguada. Ocurre que cuando se producen estos crecimientos tan fuertes y rápidos en estas dorsales atlánticas, suele darse al principio un desequilibrio entre el campo de geopotencial y el de temperaturas. Ello da lugar a un chorro desequilibrado, que no sigue las líneas de geopotencial, sino que se cruza a ellas en la cresta de la dorsal haciendo que ésta avance hacia el este. De este modo, se inclina el eje de la vaguada y se origina una entrada de aire muy frío del nordeste sobre Europa occidental, es el fenómeno de la retrogresión. Es un aire que llega con frecuencia a la Península y Baleares y ocasionalmente alcanza a Canarias. Creo que era Mariano Medina el que hablaba de estas situaciones de chorros desequilibrados en su libro Meteorología básica sinóptica, y decía que su comportamiento en estos casos es como el de un tren que, al tomar una curva a mayor velocidad de la debida, se saliera de los carriles y tomara su camino natural. 

En cualquier caso esta situación puede ocurrir o no, o hacerlo en mayor o menor medida. Todo va a depender de la velocidad de ese chorro que es de lo que va a a hacer que "siga los carriles" o los remonte. A veces, el que ocurra una cosa o la otra depende de diferencias de velocidades sólo de 20 o 30 nudos. Esa relativa pequeña diferencia es lo que puede provocar que las distintas integraciones de los ensembles den soluciones muy dispares, con la consiguiente dispersión muy amplia y las probabilidades bajas para las distintas soluciones ofrecidas.

Esos máximos de viento "desequilibrados" pueden darse con más frecuencias cuando la configuración de ondas se hace estacionaria, es decir, cuando no hay avances hacia el este de vaguadas y dorsales. Cuando los hay, la retrogresión casi no se da, la dorsal se mueve hacia el este y una nueva vaguada viene a ocupar su lugar. Es lo que parece apuntar hoy el modelo determinista para mediados de la semana que viene, tal como aparece en el mapa que sigue. Si fuera así, la entrada fría sería breve, se esfumaría la posibilidad de formación de danas y las consiguientes nevadas extensas, si bien la nueva vaguada entrante, las daría por otras zonas y con otros mecanismos.



Pero todo ésto son elucubraciones aunque, eso sí, podríamos asignar su probabilidad asociada si determinados productos ensemble estuvieran disponibles. En cualquier caso, los que tenemos ya reflejan la baja predecibilidad de la situación a principios de la próxima semana. En el mapa que sigue vemos "las dudas" del modelo ensemble respecto a lo que dice el operativo. 



Vemos la zona de baja predecibilidad del chorro entre Terranova e Islandia, así como la, algo menos baja, del que entra a la Península por Portugal. Del juego entre ambos -que a su vez estará supeditado al reajuste que se produzca en el movimiento de las ondas principales- dependerá de que tengamos más o menos frío y de que la nieve nos visite de una forma amplia. En cualquier caso, la transición hacia "más invierno" parece ya mucho más probable.

2 de febrero de 2016

¿Febrero de locuras?

Acaba de comenzar febrero con una situación atmosférica muy parecida a la que venimos teniendo durante ya muchos meses: dominio del aire subtropical con breves y no muy fuertes irrupciones del aire polar, temperaturas muy por encima de las normales de la época y, en general, precipitaciones poco abundantes. Cunde en muchas personas la sensación de que "nos quedamos sin invierno", al tiempo que muchos agricultores andan preocupados por la gran aceleración del ciclo vegetativo de muchos cultivos y por la posible escasez de recursos hídricos. Y otra preocupación, más de fondo, es cómo puede afectar también este prolongado exceso de energía a la vida y a su calidad en todos sus aspectos.

Tal como se ve en este mapa procedente del Balance Hídrico de AEMET, el déficit de precipitación es significativo en amplias zonas y se suma al que ya se arrastraba del periodo anterior
Las esperanzas están puestas en que "las locuras" por las que siempre se ha caracterizado febrero, y que tan abundantemente están reflejadas en el refranero, nos traigan todavía un invierno donde la nieve asegure una buena reserva hídrica y donde las temperaturas normalicen -o, a lo peor, para algunos ya perjudiquen- los ciclos vitales de la naturaleza.

De momento, hoy es el día de la Candelaria o de las Candelas, un hito muy importante en la meteorología popular y en el que los refranes, en sus distintas variantes, señalan que, si llueve, el invierno puede considerarse finalizado y si no llueve pueden aparecer todavía episodios invernales. Lo que parece haber tras estos refranes es que un temporal de lluvia en estas fechas supone la entrada de aires más húmedos y suaves y que, a partir de ahí, al invierno le costaría mucho mostrarse con gran severidad. Pero el problema es que dudo si realmente hemos tenido hasta ahora invierno -algo que el refrán da por supuesto- y, por tanto, si en esta ocasión es aplicable. 

Con esta falta de concreción "popular" nos volvemos hacia los modelos de predicción y vemos como el aire polar, tras una pequeña aproximación mañana y pasado, parece querer entrar con más rotundidad durante el fin de semana dando un tiempo invernal aunque sin extremos significativos. Un tiempo que se prolongaría durante varios días mantenido por circulaciones del noroeste. 

Para el próximo fin de semana, los mapas probabilísticos apuestan, aún con algunas dudas de segundo nivel, a una marcada circulación sobre la Península de una circulación polar del noroeste.
Cinco días después, hacia el 12 de febrero, los mismos mapas muestran la continuación del flujo del noroeste aunque con bastante más incertidumbre. ¿Habría una retrogresión con entradas de viento del nordeste debida a un calentamiento súbito estratosférico? Estos mapas no lo sugieren, pero si apuestan por la continuación de un tiempo más invernal que el que ahora tenemos.

Como vemos, por tanto, el invierno asoma un poco más, pero sería con aire polar. Si el deseo es de un tiempo riguroso con entrada de aires árticos o siberianos, sólo cabe poner esperanza en el calentamiento súbito estratosférico (ver aquí una estupenda entrada publicada en la RAM sobre esta cuestión) que parece estar empezando a producirse y que podría originar a su vez, por rotura y reestructuración del vórtice polar, una llegada de ese aire gélido hacia nuestra zona geográfica. ¿Podría ocurrir a partir de mediados de mes, tal como apuntan los expertos en astrometeorología? Vamos a verlo.

Por su parte, los modelos de predicción mensual no apuntan demasiado hacia el frío ni hacia el exceso de precipitaciones:

Predicción de anomalías de precipitación y temperatura en periodos semanales del 1 al 21 de febrero elaborado por el Centro Europeo de Medio Plazo. Precipitaciones algo más significativas -aunque no mucho-en el noroeste peninsular y temperaturas por encima de lo normal, aunque van bajando por el noroeste peninsular. No parecen verse signos, en principio, de una entrada fría del nordeste.

Tampoco lo hacen los de predicción estacional que se muestran muy conservadores prolongando aparentemente el predominio del aire subtropical con incursiones del polar, al menos por el cuadrante noroeste peninsular. 

La predicción estacional del Centro Europeo/AEMET apunta hacia un trimestre febrero-abril más cálido que lo normal con una ligera mayor incertidumbre en el cuadrante noroeste.

A la vista de este panorama -que ojalá cambie- ya mucha gente se pregunta temerosa si se nos avecina otro verano como el del 2015. A este respecto, la mejor información disponible se encuentra en la última nota informativa hecha pública por el Servicio Meteorológico británico y en la que se estima que sí, que este próximo verano puede ser al menos tan caluroso como el pasado ya que, aunque El Niño comienza ya su declive, sus efectos deberían seguirse aún notando a lo largo del año. También apunta, -menos mal-, que con la desaparición de El Niño, en 2017 podría ya romperse esta racha -2014 a 2016- de años récord si bien el calentamiento global seguiría originando una tendencia al alza de las temperaturas.


Las líneas negras muestran la evolución observada por diferentes metodologías de la temperatura media de la Tierra desde 1960 con sus intervalos de confianza, de acuerdo con la escala de colores. En azul aparece el intervalo en el que debería moverse la evolución de esta temperatura entre 2016 y 2020, todo ello referido como diferencia respecto al periodo 1981-2010 (Met. Office)

A este respecto -y es lo más interesante de esta nota - es que, por primera vez se hace pública una predicción de evolución de la temperatura para el periodo 2016-2020. La gráfica presentada sigue mostrando un ascenso de la temperatura media del planeta en un intervalo entre 0,28ºC y 0,77ºC, dando como referencia que el valor del año 2015 fue de 0,40ºC. Sin embargo, señala que, en el caso de Europa, la incertidumbre es mayor debido al comportamiento que pueda desarrollar el llamado giro subpolar atlántico, (ver artículo aquí) una zona oceánica en el Atlántico norte que puede influir en la evolución climática durante estos años en algunas áreas geográficas y entre ellas el continente europeo. 

De momento esperemos que el invierno no "esté fora" aún y que a febrero no se le ocurra hacer la que sería la mayor y más preocupante de sus locuras: no hacerlas.