30 de septiembre de 2012

Víctimas de lluvias torrenciales: ¿Que más se puede hacer?


El último temporal de lluvias en el área mediterránea ha dejado un saldo de al menos once víctimas mortales, buena parte de ellas al ser arrastrados por el agua los vehículos en los que viajaban. Cuando esto ocurre –y por desgracia ocurre en mayor o menor medida en todas las situaciones de este tipo- nos preguntamos ¿Qué pasó? ¿Se podía haber evitado?...Las preguntas quedan algunos días en el aire…se organiza cierta polémica…y se olvidan por lo general hasta un nuevo episodio.

Es verdad que otra pregunta que cabría hacer es ¿Y cuantas personas se han salvado mediante los avisos, la mentalización por los medios o las obras de mejora realizadas en las infraestructuras? Pues muchas, probablemente. Pero no podemos quedar tranquilos mientras todavía siga produciéndose alguna víctima mortal y se sigan originando daños tan cuantiosos.

Para intentar llevar a cabo medidas adecuadas para evitar, o al menos suavizar estos hechos, las preguntas que cabe hacerse son, desde mi punto de vista, dos. La primera es sí las víctimas tenían una información clara y eficaz sobre la situación y sus riesgos. Y la segunda, sí tenían esa información ¿que les llevó a desafiar el riesgo o a no tomar –cuando ello haya sido así- medidas protectoras? Estas cuestiones se han planteado muchas veces y han originado multitud de respuestas y apreciaciones. Se habla a veces de que los avisos no son lo claros y precisos que debieran o que tendrían que incluir información sobre los impactos que la situación puede originar (algo así se está ensayando ya en Estados Unidos). O que no circulan adecuadamente hasta los directamente afectados. Se dice también que las personas no valoramos adecuadamente los riesgos de estas situaciones dado que no estamos acostumbrados a ellas o bien que ponemos en marcha ese mecanismo psicológico que se resume en la frase “A mi no me va a pasar” y que nos lleva a negar o relativizar el problema.

Seguro que todos estos razonamientos tienen una parte de verdad y que hay que mejorar la información, hacerla llegar más eficazmente y llevar a cabo mas y mejores campañas de información y concienciación. Pero para hacerlo del mejor modo posible hay que tener la contestación a las preguntas que antes exponía… pero dadas por los propios afectados. Desgraciadamente no podemos preguntarlo ya a los fallecidos pero estoy seguro que familiares y amigos pueden respondernos por ellos. No me refiero a ninguna entrevista periodística sino a una investigación llevada a cabo por psicólogos sociales y realizada de forma sistemática después de cada suceso de este tipo. Indudablemente la muestra sería, afortunadamente, pequeña y puede que las conclusiones no fueran muy valiosas pero entiendo que esa investigación debería quedar englobada en otra mas amplia y ambiciosa basada en encuestas periódicas entre las poblaciones del área mediterránea mas comúnmente afectadas por las inundaciones y que también son víctimas directas por los daños causados en sus bienes. De este modo podríamos obtener un modelo psicosociológico de cómo se reciben las informaciones de aviso, si se entienden, si se valoran adecuadamente y, sí es así, porqué se actúa de una u otra forma. Y todo ello no referido solamente a las personas particulares sino también a aquellas que deben tomar medidas preventivas o correctivas en relación con estas situaciones.

Siempre he pensado que para generar informaciones correctas es necesario partir del usuario de las mismas y desde ahí recorrer el camino “hacia atrás” y llegar así a un adecuado diseño y realización. La información meteorológica es ya muy rica y variada y por tanto un mejor servicio a la población no pasa solamente por seguir mejorando modelos matemáticos y tecnologías sino fundamentalmente por mejorar la realización y difusión de esas informaciones. Para ello he abogado con frecuencia por la puesta en  marcha de un trabajo conjunto de investigación aplicada entre meteorólogos, psicólogos sociales, responsables de protección civil y comunicadores.

Hay que saber qué le llega al público, si lo que le llega es adecuadamente procesado y comprendido y si es posible mejorarlo aún más. Pero para eso hay que preguntarle y organizar adecuadamente ese conocimiento. Y después, si con toda la información disponible, la persona decide no actuar o hacerlo de modo erróneo serían de nuevo los psicólogos sociales los que tendrían que indicar qué acciones de información y concienciación podrián ayudar a la elección de una conducta adecuada en estas situaciones.

Creo que éste sería un reto interesante para algunos departamentos universitarios de Psicología Social y que podría ser el propio Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) el responsable del trabajo de campo por lo que se refiere a la realización de las encuestas. Pocos trabajos estadísticos podrían  tener mayor prioridad que éste desde el punto de vista de la seguridad pública y el bienestar social.

28 de septiembre de 2012

Sobre "gotas" y "danas"


Nos encontramos en el primer temporal importante de lluvias de otoño. Está afectando a  las vertientes atlántica y mediterránea siendo en esta zona donde los valores alcanzados pueden ser muy altos si bien muchas zonas del interior peninsular van a recoger también cantidades importantes de lluvia.

Los temporales de este tipo suelen venir provocados por la presencia de una borrasca en niveles medios y altos de la troposfera (la parte inferior de la atmósfera entre la superficie y los 10 o 12 km. de altura) que se origina a partir de un “estrangulamiento” de la corriente en chorro. Varias veces me he referido en este blog a esa corriente que circunvala cada hemisferio a gran altura, que de alguna manera marca la separación entre las masas de aire polar y las subtropical y que presenta una estructura ondulada con  vaguadas y dorsales, que se reflejan mas o menos sobre la superficie por borrascas y anticiclones que a su vez son conducidos o mantenidos por esas estructuras. Pues bien, cuando una vaguada se estrecha mucho, normalmente por diferencias en la velocidad de propagación de una onda frente a la anterior, con cierta frecuencia llega a cerrarse, a “estrangularse”, dejando aislada en la troposfera una masa de aire frío, en rotación contraria a las agujas del reloj (sentido ciclónico) que se llama “borrasca de niveles altos” o una “depresión separada” (traducción del término inglés “cut off low”). Cuando esa borrasca de altura se extiende hasta la superficie y aparece ahí también una borrasca se la denomina “borrasca fría”.

Imagen del canal de absorción de vapor de agua de "Meteosat". Entre el golfo de Cadiz y Canarias queda delimitada una estructura casi circular: es la "gota fría" o "Dana". Las lluvias mas importantes aparecen, no bajo ella, sino en su parte delantera y siempre que haya buena "gasolina" (aire cálido y húmedo disponible). A la izquierda, en pleno Atlántico aparece "Nadine" acercándose al record de vida de una perturbación tropical. Sobrevolando África aparece una inyección húmeda procedente de la zona de convergencia intertropical.

Cuando una borrasca de niveles altos aparece en los mapas meteorológicos, su forma es mas o menos circular y, dado que su núcleo está formado por aire frío, los meteorólogos españoles comenzaron a denominarla en los años 40 como “gota fría”, que era la adaptación de un término alemán con un significado similar. Incluso en la imagen del canal de absorción de vapor de agua de Meteosat obtenida esta madrugada -que es como una radiografía de los niveles atmosféricos medios- puede verse una zona oscura, con cierta apariencia de “gota”, situada entre el golfo de Cádiz y Canarias. Ese es el núcleo de esa borrasca de niveles altos o “gota”.

Ese núcleo de la perturbación puede dar como mucho algunos chubascos tormentosos pero en general nada importante, no tiene “potencia” para ello. Si se dan otros ingredientes, estas lluvias donde aparecen es en su zona delantera –la zona mas blanca afectando a la Península en la imagen- que es donde se producen por cuestiones de dinámica de fluidos marcados  ascensos del aire y por tanto facilidad para la formación de estructuras nubosas importantes. Pero para que esas estructuras se formen y para que produzcan lluvias significativas tiene que existir una buena cantidad de aire cálido y húmedo en las capas bajas de la atmósfera, es la “gasolina” necesaria; sin ella ningún “motor” podría funcionar. Si no existe, en esa zona aparece nubosidad poco importante o incluso lo que puede ocurrir es, sobre todo pero no sólo en verano, una subida de temperaturas al arrastrar aire de latitudes mas meridionales.

Pues bien, cuando una de esas borrascas de niveles altos se sitúa al suroeste o el sur de la Península Ibérica, esa zona delantera de vientos del sur o del suroeste se coloca sobre nuestro Mediterráneo que, normalmente y mas en esta época del año, suele tener sobre él un excelente “colchón” de aire cálido y muy húmedo. Los movimientos ascensionales de la zona delantera provocan que baje la presión sobre el mar y se forme una pequeña borrasca que formaliza una circulación  de vientos húmedos del este o del sureste sobre nuestro litoral mediterráneo. Además ese viento tiende a converger algo hacia el centro de la borrasca de superficie…se acumula…y tiene que salir por “arriba” ayudado por esos movimientos ascendentes que provoca la zona delantera de la borrasca de niveles altos. (Algo parecido puede ocurrir cuando la borrasca de niveles altos pasa a ser borrasca fría y llega también a inducir en superficie una circulación de este tipo).

De esta forma se producen potentes estructuras nubosas y muy “llovedoras”. Algunas son potentes cumulonimbos tormentosos que dan lluvias muy intensas pero de no mucha duración y que pueden dar lugar a inundaciones locales denominadas “relámpago” mientras que otras, denominadas “sistemas convectivos”, tienen una extensión mucho mayor y se quedan sobre una misma zona varias horas dando lugar por persistencia de lluvia a avenidas serias en los ríos de la zona debido a la gran acumulación de agua en su cuenca.

Como puede verse por tanto no es el núcleo frío de la perturbación –la “gota”-lo que da lugar a los diluvios e inundaciones sino esos cumulonimbos y sistemas convectivos que se forman en su parte delantera y que no están en absoluto bajo la parte mas fría de la perturbación en altura. Además, la aparición de estas estructuras nubosas no es sólo exclusiva de este tipo de situaciones por lo que pueden darse sin que haya ninguna “gota” en las cercanías.

El término “gota fría” fue popularizado por Mariano Medina en sus intervenciones en radio y televisión aunque, como ya dije antes, no lo creó él. Mariano lo utilizaba correctamente pero como en el caso de España la presencia de una “gota” suele estar asociada –en otoño o primavera- a lluvias intensas, el público comenzó a establecer –incorrectamente- una estrecha relación causa-efecto. De este modo el término se empezó a utilizar ampliamente pero muchas veces fuera de contexto y de forma equívoca o poco matizada. Por esta razón, durante los años 90 en el INM introdujimos para estas borrascas de niveles altos la denominación de “DANA” (Depresión Aislada de Niveles Altos) que es mucho mas correcto y se va extendiendo y aceptando entre la comunidad científica y la de expertos aficionados.

Pero mucho me temo que la “gota fría” se quedará ya para siempre con nosotros utilizándola para “rotos y descosidos” y creando a veces confusión ya que puede haber lluvias intensas sin “gota” y viceversa. Cuando sobre un tema la gente elabora canciones y hasta romances creo que ha entrado ya en la memoria colectiva y es difícil de olvidar. Desde mi punto de vista, científicos y sobre todo comunicadores deberían ayudar a que fuera así y explicar claramente cual es el mecanismo de las lluvias intensas aunque sé que no es fácil. Es mi opinión; hay otras y todas son respetables, sobre todo si están adecuadamente fundamentadas.


Un excelente artículo sobre el tema de mi buen amigo el meteorólogo Francisco Martín León puede encontrarse aquí.

27 de septiembre de 2012

Recuerdo vivo de Mariano Medina


"No es a morir a lo que van los ríos a la mar"
Juan Cobos Wilkins


Ayer se celebró en la Universidad de Castilla La Mancha en Toledo un homenaje póstumo a Mariano Medina, el primer “hombre del tiempo” español e indiscutible puntal de la meteorología española.



Mariano Medina era natural del pueblo toledano de las Ventas con Peña Aguilera y a la vez también un enamorado de la ciudad de Toledo. Aunque no residía habitualmente en ella sí tenía familia allí y eran muchos los fines de semana que pasaba en la ciudad. Mariano presumía de su “toledanidad” en cualquier sitio.Es pues un homenaje verdaderamente merecido y esperemos, porque es lógico y de justicia, que el Ayuntamiento acabe dedicándole alguna de sus calles o plazas.

Aunque esta vertiente toledana de Mariano me es muy querida ya que también soy toledano y ello me permitió tener varias conversaciones con él sobre la ciudad y sus gentes, lo realmente importante para mi fue la posibilidad de aprender con él casi todo lo que sé de predicción, bien a través de sus libros, sus clases, sus intervenciones mediáticas –le escuchaba absorto por la radio ya a mis diez u once años- pero sobre todo pudiendo estar a su lado cuando junto con otro gran meteorólogo, Paco García Dana, trabajaban en la predicción de cada día.

La figura de Mariano Medina puede ser glosada desde muchos puntos de vista pero  quiero referirme hoy aquí a una de ellas que quizás sólo conozcamos los que trabajamos cerca de él. Me refiero a su papel fundamental en la transición desde la meteorología sinóptica clásica hacia la basada en los modelos numéricos de predicción, la predicción actual. Mariano era un gran especialista en esa meteorología sinóptica tanto desde un punto de vista conceptual como aplicado.Su libro “Meteorología básica sinóptica” e incluso el primero de todos “El tiempo es noticia” son de una claridad conceptual inigualable. Después, en sus clases en el INM como en algún curso de Doctorado en la Facultad profundizaba más pero mantenía siempre esa gran claridad conceptual y esa facilidad de comunicación que también le hizo ganar una merecidísima fama en sus intervenciones mediáticas mediante las que “formó” en meteorología básica a millones de españoles.

Sin embargo Mariano siempre estuvo muy atento a la evolución de los primeros modelos numéricos de predicción que empezaban a ponerse en marcha en Estados Unidos a raíz del advenimiento de los primitivos ordenadores a finales de los 60 y principios de los 70. También a la evolución de la predicción numérica en Europa que tuvo un hito fundamental en 1975 con la puesta en marcha del Centro Europeo de Predicción a Plazo Medio. Pues bien, Mariano, que en aquel momento era jefe del Centro de Análisis y Predicción, potenció significativamente en su seno una unidad de Predicción Numérica que poco a poco fue creciendo y convirtiéndose en el núcleo de lo que hoy es la predicción numérica en AEMET.

En esta línea de apuesta decidida de Mariano por los nuevos modelos y tecnologías recuerdo siempre con mucho cariño como pudo ver calculados  sus mapas del “tercer término” a partir ya del modelo del Centro Europeo y obtenidos por el sistema de proceso e información meteorológica denominado McIdas desarrollado por la Universidad de Wisconsin e introducido en el INM muy a principios de los 80 en el marco del Plan de Renovación Tecnológica”. Para los que no lo conozcan lo del “tercer término “ la expresión se refiere al tercer término de una importante  ecuación matemática en meteorología, la de la vorticidad, término normalmente despreciado en los cálculos de los modelos debido a sus pequeños valores pero que, según las investigaciones de Mariano, cobraba importancia fundamental en situaciones de fenómenos violentos y en nuestras latitudes sobre todo en los de tipo mediterráneo. Durante un tiempo el propio Mariano, y a veces también sus alumnos, calculábamos gráficamente a mano, haciendo uso de las mejores técnicas sinópticas, mapas de ese “tercer término”. Cuando uno de nosotros, Ricardo Riosalido, empezó a desarrollar aplicaciones en el recién llegado McIdas, ofreció a Mariano la posibilidad de calcular esos mapas de forma automatizada e inmediata a través de ese sistema. Mariano aceptó encantado y siempre que podía venía al Servicio de Técnicas de Análisis y Predicción a consultar los mapas obtenidos….y de paso él y yo charlábamos un rato sobre Toledo. Los mapas del “tercer término” se calcularon durante algunos años y se utilizaron  en el Centro Nacional de Predicción. La prematura desaparición de Mariano y el advenimiento de otras técnicas y productos hizo que se dejaran de utilizar quizás también prematuramente.

Pero lo que nunca desaparecerá es el recuerdo suyo en todos los que le conocimos y aprendimos con él gran parte de lo que hoy sabemos. Ni desaparecerá tampoco de la memoria colectiva de España, esa España que conoció con él al anticiclón de las Azores, el barco K, los frentes cálidos y fríos. Durante casi treinta años fue parte de nuestra familia. Ahora y siempre es uno de nosotros.

Hablaría mucho más de Mariano, de cómo era y de lo que significaba estar junto a él pero no es necesario. Como los ríos, que no van a la mar sino para fecundarla, Mariano no murió para la meteorología española sino que la fecundó y la fecunda. Ahí está el recuerdo cariñoso de aquel primer “hombre del tiempo” en tantas y tantas personas, el ejemplo de tantos aficionados jóvenes para los cuales él es una referencia básica y casi un mito y ahí estamos muchos profesionales que tanto en nuestras tareas técnicas como de comunicación y divulgación estamos, como siempre, siguiendo su camino, trabajando y aprendiendo con Mariano.

25 de septiembre de 2012

Un predictor de "raza" se jubila



Quienes me siguen en este blog conocen de sobra mi gran interés por el tema del “valor añadido” que un predictor humano puede dar a la salida de un modelo numérico dada la creciente calidad de éstos y la mejora que cabe esperar para los próximos años. Saben también que mi opinión es que queda sitio, y sitio todavía importante -además de en la comunicación y el asesoramiento especializado-, en la vigilancia y predicción de los fenómenos extremos dado que estos no son en general bien resueltos por los actuales modelos numéricos pero también que para ello se requieren predictores muy seleccionados y muy bien entrenados. Lo que quiero decir, quizás de una forma mas clara y coloquial, es que son necesarios predictores con una profunda vocación, personas que de algún modo “se enamoren” de cada situación y que sepan utilizar adecuadamente todos los recursos a su alcance para analizar, diagnosticar, conocer los puntos fuertes y débiles de los modelos con que trabajan, aplicarlos adecuadamente, introducir las correcciones que crean oportunas y llegar así a la  mejor predicción posible.

Estos predictores existen y en estos días se nos ha jubilado uno de ellos: Víctor Alcover, jefe del Grupo de Predicción y Vigilancia de Valencia. Víctor es una de esas personas enamoradas de la predicción a la que antes hacía referencia. Teniendo como área de responsabilidad durante muchos años todo el territorio de la Comunidades  Valenciana y Murciana tan pródigas en diluvios, tormentas y temporales marítimos, la presencia de Víctor “al timón” ha sido siempre una garantía de tranquilidad y control que sentíamos tanto los responsables de Predicción en AEMET como los de Protección Civil e incluso los propios periodistas.

Victor Alcover (foto tomada de RAM)

Víctor nunca trabajaba en solitario. Eran famosos en toda la Agencia los “briefings” del GPV de Valencia a través de los que formó “escuela” en cómo analizar, diagnosticar y predecir. En Víctor se han unido siempre ese “sexto sentido” de los predictores de raza, de los “enamorados” de la predicción, con el conocimiento y la utilización –siempre crítica pero inteligente- de los distintos modelos y técnicas. A todo eso él añadía un conocimiento profundo de los “modelos conceptuales” de las circulaciones mediterráneas y detectaba en seguida si estaban presentes todos los ingredientes necesarios para que una situación crítica se desatara. Y cuando faltaba uno de ellos aguantaba la presencia de todos los demás mientras vigilaba continuamente junto con sus predictores la aparición de aquel del que iba a depender el desencadenamiento de la situación. Y la predicción o el aviso llegaba en el momento adecuado y justo.

Un divulgador científico valenciano, buen amigo mío y suyo, me decía con motivo de su jubilación que Víctor era “quizás la persona que mas sabe de “gotas frías” de Europa. Uno y otro saben que a mí no me gusta nada el término “gota fría” -y probablemente explique aquí algún día la razón- pero hoy, reconociendo el profundo conocimiento del tema por su parte, rubrico encantado la frase porque se la merece.

Sé que Víctor no podrá dejar a un lado el seguimiento de sus “gotas” y de su Mediterráneo. Lo hará de una forma u otra y aunque ya no aparezca –supongo- por el Grupo de Predicción su “escuela” de predictores tiene un camino  a seguir bien marcado. Ha sido y será siempre un meteorólogo, un predictor de pura raza. Junto con mis mejores deseos en su jubilación, mi homenaje cariñoso para él y en él para todos los predictores “enamorados”. Hacen falta.



Se puede leer una interesante entrevista a Victor Alcover en este enlace de la "Revista del Aficionado a la Meteorología" (RAM)