6 de mayo de 2015

¿Ciencias sociales en meteorología?...¿Por qué no?

"Estamos trabajando con los científicos sociales para ver cómo podemos ayudar a conseguir el tipo de conducta que buscamos". Esta frase fue pronunciada hace pocos días por John Murphy, un alto responsable operativo del Servicio Meteorológico de Estados Unidos, en una reunión que mantuvo con investigadores del Centro Meteorológico de Norman, en Oklahoma. La cita está recogida en un reportaje publicado el pasado 3 de mayo en la página web de la cadena ABCnews en el que también  aparecen opiniones en el mismo sentido de otros responsables de la NOAA.

En general, se deja traslucir una gran preocupación por el alto número de muertes que todavía ocasionan los tornados en Estados Unidos, un número que no ha llegado a reducirse de forma proporcional a como ha avanzado la tecnología y los métodos de predicción. Se piensa que los mensajes de aviso no son lo suficientemente claros como para que el público -los distintos tipos de público- tomen las decisiones correctas. Por eso, NOAA ha decidido trabajar junto a expertos en ciencias sociales para conocer mejor las formas de conducta de distintos colectivos y generar los mensajes de aviso más adecuados, en un intento de rebajar el número de muertes. Entre otras acciones se ha puesto en marcha el proyecto FACETS  que busca una mejor comunicación pública de los avisos de tiempo adverso.

Quienes siguen este blog saben que me he referido con frecuencia a la importancia de que los mensajes meteorológicos -muy especialmente los avisos, pero también las predicciones "normales"- lleguen con eficacia a los distintos colectivos sociales. Si no es así, la significativa inversión que la sociedad hace en meteorología resulta muy poco útil y, sobre todo, no se presta el servicio público que la ciencia y la tecnología hacen ya posible. 

Entre los meteorólogos y comunicadores meteorológicos ronda siempre la misma pregunta: ¿Nos entienden? Y, ante ella, surgen distintas respuestas, que son mas bien opiniones, ya que, para conocer la verdadera, hay que preguntar, medir y estudiar los resultados; es la única manera. Y luego, repetir el proceso periódicamente para ver si esa comprensión -y los resultados de la misma- avanza o disminuye, es decir, si lo estamos haciendo bien o mal. 

En España, la encuesta más significativa fue hecha por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) en el año 2011 por encargo de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET). Los resultados, que son públicos,  fueron realmente interesantes, pero más interesante sería aún repetirla cada dos  o tres años para saber si el servicio público meteorológico avanza o no, y que acciones correctoras deberían, en su caso, adoptarse. Incluso podría pensarse -y recuerdo que alguna vez se habló de ello- de que un par de preguntas sobre la comprensión y la valoración de las informaciones meteorológicas, deberían ser incluidas en los barómetros periódicos de opinión que el CIS lleva a cabo de forma normalizada y en los que se consulta a los ciudadanos sobre aspectos críticos o significativos del servicio público.

Naturalmente, estas encuestas deben estar diseñadas por psicólogos sociales y sociólogos junto con meteorólogos, y así se hizo en el caso de la encuesta a que hago referencia. Después, esos expertos deben seguir trabajando en el diseño textual y/o visual más adecuado de avisos y predicciones, de acuerdo con los resultados obtenidos. Por supuesto ello es crítico en el caso de los avisos, pero también es importantísimo para las predicciones de cada día. Es verdad que -como dicen algunos meteorólogos y comunicadores tanto en Estados Unidos como en España- la predicción tiene que ser contada de forma que la entienda mi madre, mi marido o mis hijos...pero...¿la contamos así? ¿Sabemos contarla así?

Por tanto, insisto en que los expertos sociales tienen que trabajar codo con codo con meteorólogos y comunicadores para conseguir que a  la actual "potencia" meteorológica se le saque todo su provecho. Es hora de ir contestando ya a la pregunta de: ¿realmente se nos entiende?... y también a las que nos hacemos cuando, desgraciadamente, una riada súbita inunda muchas viviendas o arrastra a vehículos incluso con ocupantes...¿conocían los avisos?, ¿los entendían? ..¿sabían como actuar?

No podemos quedarnos eternamente en las preguntas. Hay que actuar.

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