1 de marzo de 2015

El trimestre primaveral (I): Visión de marzo


Tras un trimestre invernal que, cuando tengamos el informe de AEMET, probablemente resultará ligeramente frío, hoy, uno de marzo, comienza el trimestre primaveral. Por supuesto, no comienza la primavera, porque ese nombre ha sido desde tiempos remotos la denominación de una determinada estación astronómica que puede comenzar entre el 19 y el 21 de marzo. Lo que sí es verdad es que los climatólogos han llegado al acuerdo de establecer como trimestre primaveral el correspondiente a los meses de marzo, abril y mayo, algo que facilita mucho cálculos y estadísticas. Por tanto eso es  lo que, a mi juicio, hoy comienza junto con el mes de marzo.

Y para entrar en este mes, y tal como he hecho con algún otro anterior, transcribo a continuación un fragmento del capítulo que le dedico  en mi libro Meses y Tiempos.


                                                           





Visión de marzo

Marzo da entrada a la primavera, y se nota. Alrededor del día 21 llega el equinoccio y las horas de luz igualan ya a las de oscuridad. Aumenta la energía recibida por la tierra, que empieza a desperezarse, y con ella buena parte de la vida animal y vegetal. El suelo va calentando levemente al aire que tiene por encima y éste se encuentra así más ligero para moverse. Aparece el viento…pero, todavía, las masas que se movilizan están en general bastante frías y la sensación térmica es con frecuencia desagradable. En esa movilidad aún puede alcanzarnos alguna masa gélida retrasada, aunque es cada vez menos probable en la medida en que el mes avanza. Todo ello hace de marzo un mes de altibajos, de “querer pero no poder” aún, de una cierta hosquedad mezclada con periodos suaves en los que el calor del sol ya se hace notar claramente.



Lógicamente, el refranero refleja fielmente todo ello:

Marzo marzuelo, un día malo y otro bueno



Marzo treinta y un días tiene y trescientos pareceres.



En marzo, la veleta ni dos horas se está quieta.

También se refiere al despertar de la Naturaleza, si bien los cambios que se van produciendo en ella por el calentamiento global pueden llevar a revisar algunos de estos refranes:


A quince de marzo, da el sol a la sombra y canta la alondra.


San Raimundo (día 15) trae la golondrina del otro mundo.



En marzo, saca la cabeza el lagarto.



Marzo, los almendros en flor y los mozos en amor.

En el conjunto de la Península, las lluvias de marzo quedan por debajo de las de los cinco meses precedentes pero, a su vez, suelen estar por encima de las de los cinco siguientes. En general, marzo suele ser más lluvioso en el área Mediterránea y Valle del Ebro que en las vertientes Cantábrica y Atlántica. La temperatura media sube unos 4º respecto a febrero pero, como antes apuntaba, sigue todavía el riesgo –y el temor de la gente del campo- a las  heladas tardías, muy dañinas para algunos cultivos adelantados y para ganados que ya están al aire libre. Lo refleja muy claramente este otro refrán:

Si marzo vuelve el rabo, no queda oveja con pellejo ni pastor enzamarrado.

En general, parece que en el campo no interesa que llueva mucho, sino que los cultivos despierten poco a poco y estén bien preparados para las lluvias -esas sí muy deseadas- de abril y mayo.

Como no podía ser menos, el comportamiento de marzo, o de algunos de sus días claves, también tienen un carácter predictivo en la meteorología popular. Así, si marzo es seco, se cree que abril o mayo podrán ser húmedos:

Las secas de marzo son aguas de mayo.

O bien:

Si marzo no hace lagunas, la cosecha es segura.

En el caso de que el mes transcurra anormalmente tranquilo, en situación anticiclónica y con la aparición de nieblas, se piensa que ello puede alterar el ritmo atmosférico normal y podrían entonces esperarse algunas complicaciones en los meses siguientes:

Niebla de marzo, nieve de abril

Y también:

Nieblas en marzo, heladas en mayo

Aunque quizás, el mas conocido sea:

Si marzo mayea, mayo marcea

Dada la variabilidad de marzo, es  muy difícil concretar, desde el punto de vista climatológico, cual sería el ritmo o “tiempo” normal del mes. A veces, los primeros días son fríos formando parte de un periodo que pueden extenderse desde finales de febrero y que, en los antiguos calendarios, se denominaba como fríos de la vieja o de la cabra. Otros años lo que ocurre es la entrada de masas de aire atlánticas que pueden dar lugar a un corto temporal de Poniente. Sí se trata de masas húmedas y cálidas de carácter subtropical que puedan llegar a interaccionar con masas frías sobre la Península, es posible la aparición de tormentas con granizo:

Marzo que comienza bochornoso pronto se convierte en granizoso

Curiosamente, el refranero no es unívoco en la valoración de esta situación. En general la valora positivamente:

Si en marzo truena, cosecha buena

o:

Si en marzo oyes tronar, limpia la era y barre el pajar

pero también:

Si en marzo oyes tronar, echa las llaves a tu pajar

Creo que esta aparente contradicción refleja un pensamiento bastante lógico: en general, salvo momentos muy puntales, la lluvia es siempre bienvenida, y más cuando se recuerda la pesadilla de las primaveras secas, pero, por otra parte, se teme que las lluvias de primavera un poco adelantadas anuncien una estación anómala con fríos y heladas tardías.



Tras esos primeros días normalmente revueltos, suelen seguir otros bonancibles hasta mediados de mes. Puede presentarse entonces, de nuevo, un tiempo inestable y ventoso que podría prolongarse hasta los días del equinoccio o algo más, dando lugar a las llamadas lluvias de la Anunciación (día 25); es cuando marzo “volvería el rabo”. A partir de  ahí se estima que, si el año viene normal, se han acabado los grandes fríos:

Por la  Encarnación (también el día 25) los últimos fríos son, si el año no sale respondón

 Después, y hasta finales de mes, suelen subir las temperaturas dando lugar con frecuencia al primer veranillo del año.

Las efemérides de marzo subrayan bien algunos de los caracteres de este mes. Así, los fríos de la vieja o de la cabra se produjeron con gran intensidad al comienzo del mes en el 2004 y 2005. En el primero de ellos, el día 2, León registró -11,2ºC y el día 3 Vitoria -9,2ºC, ambas, efemérides absolutas del mes para estos observatorios. En el 2005, el día 1 se anotaron -13,2 ºC en Ávila y Segovia, -12,8 en Soria y -12 en Burgos, todas ellas también efemérides absolutas del mes y es de señalar que, también en ese día, Hontoria del Pinar, en Burgos, alcanzó los -19. Al día siguiente, Agoncillo (Logroño) marcó -8,8ºC, -8,4 Zamora y Lugo -8,2, una vez más efemérides absolutas. En cualquier caso, los fríos pueden llegar en cualquier momento en que una masa europea o siberiana se desplace un poco hacia el suroeste; así, el 11 de marzo del 2010 se registraron las mínimas absolutas del mes en Baleares, con -7 ºC en Lluc y -5 ºC en Puigpunyent-Galatzó. Por otra parte, las subidas térmicas de la segunda parte del mes tienen un buen ejemplo en el 23 de marzo de 2001 cuando, de nuevo en Baleares, se registraron valores históricos en las máximas con 33,4 ºC en Sóller, 32,6 ºC en Manacor, 32,1 ºC en Lluc, 32 ºC en Artà Molí den Leu, 30,5 ºC en Santa Gertrudis y 30 ºC en Santa Eulària.

Sin embargo, las “vueltas de rabo” de marzo pueden aparecer en cualquier momento. Así, entre el 23 y 27 de marzo de 1992, más de 100 pueblos de León quedan incomunicados por el temporal de nieve que azotó al norte de la Península, con precipitaciones de alrededor de los 200 mm en el conjunto de esos días. También en otro temporal, el 20 de marzo de 2007, Burgos registró una precipitación de 44,7 mm en forma de nieve. Y no cabe olvidar que en 1971, entre los días 7 y 9, nevó en Madrid por tres días consecutivos alcanzándose un espesor cercano a los 30 cm.

En el área Mediterránea, las lluvias intensas ya se vuelven a hacer notar tras el relativo parón invernal. Están relacionadas casi siempre con la entrada de aire todavía muy frío por las capas altas; bajo él se  encuentra un mar todavía también frío, pero menos que la tierra circundante con lo cual pueden aparecer los procesos convectivos que dan lugar a este tipo de precipitaciones. Así, el 6 de marzo de 2010, se registraron fuertes precipitaciones en la provincia de Málaga, con 216 mm. en Casarabonela, que desbordaron el río Manilva. El 11 de marzo de 2011, de nuevo intensas lluvias en la misma provincia, con 136 mm. en Cártama y, de nuevo, 112 en Casarabonela. Del 12 al 15, el temporal afectó a la provincia de Girona y dejó 246,4 mm. en Les Planes y 244  en Sacalm. El 27 y 28, esta vez del 2004, un nuevo temporal de lluvias en Málaga provoca el desbordamiento del río Guadalhorce y un registro máximo de 229 mm en Rincón de la Victoria. Y ya, el 29 de marzo de 1974, fuertes precipitaciones en el norte de Mallorca dejaron 275,4 mm en Escorca Son Torrella y 230  en Lluc.

También Canarias tiene recuerdo de importantes lluvias en marzo. En 1993, a mediados de mes,  un fuerte temporal dejó más de 330 mm. en zonas de montaña de Tenerife y entre 150 y 200  en medianías y zonas de montaña de Gran Canaria y La Gomera. Y no se puede olvidar la intensísima tormenta “anclada” o prácticamente estacionaria sobre Santa Cruz de Tenerife, que el 31 de marzo de 2002 dejó en su observatorio 232,6 mm, con una intensidad máxima de 162,6 mm/h, que causó la muerte de ocho personas y cuantiosos daños materiales. Pero también marzo puede ser ya caluroso en el archipiélago cuando el viento sopla de África. Así ocurrió en 1990 y en 2002 cuando en sendos episodios de este tipo las temperaturas medias del archipiélago se situaron entre 5 y 6º por encima de sus valores normales.

Las tempranas tormentas de marzo también han sido noticia algunas veces: el 21 de marzo de 2010, una fuerte tormenta sobre Badajoz acumuló en algunas zonas mas de medio metro de granizo causando daños importantes y el 9 de marzo de 2013, aparecieron varios tornados y trombas marinas en el litoral sur de Galicia.

En cuanto a vientos, la racha mas fuerte registrada para este mes en los archivos climatológicos es de 194 km/h en el observatorio del Montseny el 19 de marzo de 1969. En el 2007, el 7, se alcanzaron rachas 140 km/h en Santander y de 130 km/h en el aeropuerto de Asturias y en el 2002, el día 14, Plasencia registró 149 km/h. También en el sur peninsular marzo da con alguna frecuencia fuertes vientos. Así  el 8 de marzo de 2007 se dieron rachas de viento de hasta 118 km/h en el aeropuerto de Almería.

En relación mas o menos directa con el viento están los grandes temporales marítimos como una combinación, casi siempre, de mar de viento y de fondo. El 11 de marzo de 2008 el oleaje superó los 12 metros de altura en los litorales vizcaíno y guipuzcoano y los días 3 y 4 de marzo de 2014, otro gran temporal de viento y mar, continuación de los que durante todo el mes de febrero afectaron intensamente a la fachada occidental europea, causó importantes destrozos en todo el litoral cantábrico.

Sin embargo, mas allá de los valores extremos que hayan podido registrarse durante el mes, los vientos de marzo son mas notables por su persistencia. Es una persistencia muy vinculada, como decía anteriormente, a los comienzos de la inestabilidad primaveral, de modo distinto al otoño e invierno en que lo está más con los grandes temporales. O que en verano, muy unida los fuertes fenómenos tormentosos. En cualquier caso, la situación geográfica de España y su compleja orografía da lugar a una gran variedad y complejidad eólica. 

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Hasta aquí, la visión climatológica de marzo. Si nos vamos a las predicciones para este mes concreto, vemos que, según la última predicción de AEMET para las próximas semanas, el carácter general de buena parte del mes podría estar marcado por lluvias algo por encima de lo normal en la vertiente mediterránea y normales, o incluso algo por debajo, en el resto de las zonas. 

Y por lo que respecta al trimestre primaveral, la última predicción estacional, también de AEMET, habla de una mayor probabilidad de que la temperatura alcance valores superiores a los normales en la España peninsular y Baleares mientras que en Canarias podrían estar por debajo. Por lo que respecta a las precipitaciones, no se aprecian diferencias significativas con respecto a la climatología en ninguna zona de España. Es decir, dentro de las icertidumbres de este tipo de predicciones, parece que tendremos un trimestre primaveral normal en precipitaciones, algo cálido en Península y Baleares y algo frío en Canarias.

Pero dentro de esa tendencia general, lo más probable es que, de vez en  cuando, marzo vuelva el rabo. Quizás ya, esta semana que empieza. Habrá que estar atentos.

27 de febrero de 2015

Nuevo ordenador, nuevos retos...y nuevas oportunidades


A finales de septiembre del pasado año, la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) hizo pública la adquisición de un nuevo ordenador de 168 teraflops, una potencia de cálculo que multiplicaría por 75 la del "antiguo", pero todavía operativo, ordenador CRAY y que le convierte, al menos por ahora, en el tercer ordenador más potente entre los instalados en España. Así mismo, se reduciría de un modo significativo el consumo energético al estar dotado de un sistema de refrigeración mucho más eficiente. Ahora, hace muy pocos días, la noticia ha saltado de nuevo a los medios añadiendo las novedades de que la compañía suministradora de este ordenador es Bull y de que su coste es de 3,5 millones de euros

No se en qué punto se encuentra la instalación de la nueva máquina pero, en cualquier caso, se trata de una magnífica noticia ya que no puede contemplarse el desarrollo y la explotación de los nuevos y complejos modelos meteorológicos, tanto deterministas como probabilísticos, sin contar con la potencia de cálculo adecuada. También es necesaria esa potencia de cálculo para obtener en plazos razonables las proyecciones a decenas de años vista realizadas por los modelos de predicción climática.

En este contexto, y tal como se indica en las informaciones, una de las principales tareas del nuevo Bull será el cálculo del modelo HARMONIE ( Hirlam Aladin Research on Meso-scale Operational NWP in Euromed) en su versión AROME (Application de la recherche à l'opérationnel à mésoéchelle) de predicción a corto y muy corto plazo con una resolución de 2,5 km y de una física muy compleja. Este modelo permite una mayor concreción espacial, temporal y cuantitativa de muchos de los fenómenos meteorológicos adversos que pueden afectar a España, así como de otros fenómenos no adversos, pero de gran importancia económica y social.  El modelo se está ya utilizando con resultados muy interesantes -que se nos han mostrado ocasionalmente en Internet- pero todavía en unas condiciones de cálculo que dificultan su total operatividad y que ahora se verán claramente mejoradas.

Aunque la noticia no lo dice explícitamente, supongo que otra actividad del nuevo ordenador será el cálculo del modelo de predicción probabilística a corto plazo denominado SREPS (Short Range Ensemble Prediction System), un interesante trabajo pionero de AEMET. Hasta ahora, para las predicciones de este tipo se utiliza el modelo probabilístico del Centro Europeo pero, dado que su diseño es más específico para el medio plazo, es aconsejable la utilización de sistemas probabilísticos de más resolución espacial y temporal tales como SREPS. 

Además, y tal como añade la noticia, la nueva máquina se empleará también para el cálculo del modelo MOCAGE  (Modélisation de la Chimie Atmosphérique Grande Echelle) que genera predicciones de concentración de distintos componentes químicos atmosféricos dando indicaciones muy precisas sobre la calidad del aire que se espera. También se hace referencia a la realización de predicciones  de alcance estacional con una estimación de su incertidumbre, así como al desarrollo de nuevos productos relacionados con los escenarios regionalizados de cambio climático para el territorio nacional.

Hay por tanto que felicitarse de este importante aumento de la potencia de cálculo de AEMET y por las actividades que puede hacer posibles u optimizar.  No puede concebirse de otra forma un Servicio Meteorológico moderno y eficaz. Sin embargo, en este contexto, surgen algunos interrogantes. El primero es si AEMET va a poder contar en los próximos años con el necesario y excelentemente preparado equipo humano que mantenga y siga desarrollando estos complejos modelos. Actualmente lo tiene, pero existe una preocupación -que incluso ha trascendido alguna vez a los medios- sobre el significativo descenso de personal en la Agencia debido, tanto a las jubilaciones, como a la muy exigua entrada de gente joven en los últimos años. Y lo mismo podría decirse respecto a los equipos de predictores que tienen que trabajar con estas novedosas técnicas. Estoy seguro que el actual equipo directivo de AEMET estará haciendo todo lo posible para que esta circunstancia pueda resolverse.

Por otra parte, y tal como ya he comentado en otras ocasiones, mi opinión es que la utilización de estos nuevos modelos, y sobre todo los de caracter probabilístico, exige otros protocolos de predicción y comunicación, así como la formación de nuevos predictores expertos en estas técnicas que permitan manejarlas adecuadamente y dar a sus resultados un valor añadido adicional, sobre todo de cara a los avisos de fenómenos adversos. Espero que se esté trabajando en esa dirección para sacar el máximo partido de todo ello.

Y hablando de fenómenos adversos, y contando con esta potencia de cálculo y con los nuevos modelos, ¿sería el momento de que AEMET se planteara el desarrollo y explotación de modelos de impacto que permitieran ir orientando la determinación del nivel de avisos mediante una doble entrada probabilidad/impacto potencial, tal como ya hacen algunos Servicios Meteorológicos? Naturalmente, no estoy pensando en un desarrollo en solitario sino, quizás, con grupos universitarios expertos, así como con la asesoría de especialistas de Protección Civil.

Para finalizar, y desde mi situación actual de aficionado, pero creo que representando el sentir de muchas personas, expreso mi petición de que, buena parte de estos nuevos productos, sean de libre disposición, tanto en formato gráfico como digital, aunque contando, en caso necesario, con las restricciones de uso comercial que pudieran estimarse oportunas. Creo que ello, además de otros beneficios, potenciaría aún más el interés de la gente joven por la nueva meteorología y daría lugar a una excelente generación de meteorólogos vocacionales y bien preparados. No son oportunidades a perder. 


20 de febrero de 2015

Impactos meteorológicos: Un paso en la buena dirección

Euskalmet, la Agencia Vasca de Meteorología, acaba de presentar una modificación sustancial en sus sistema de avisos y alertas meteorológicas en lo que se refiere a fenómenos costeros de carácter adverso. De este modo, se tendrá en cuenta para su emisión, y el establecimiento del nivel adecuado, el impacto del oleaje en la costa, mediante un índice que orientará sobre la posibilidad de rebase de las olas y afectación a las estructuras costeras. Para su determinación se tienen en cuenta variables como la altura de ola significante, el periodo de ola, la altura de la marea y la dirección del oleaje.

Sin entrar a valorar la bondad o idoneidad de dicho índice, ya que no lo conozco en detalle ni soy especialista, lo que sí me parece muy importante es que, de algún modo, se tenga en cuenta para la determinación del nivel de aviso o alerta, el impacto potencial que el fenómeno puede causar. Ya he comentado varias veces en este blog, y es una idea que se extiende cada vez más, el interés de que para la determinación de emitir un aviso y el establecimiento de su nivel correspondiente, debe tenerse en cuenta, por una parte, su probabilidad de ocurrencia y, por otra, su impacto potencial. Este planteamiento lo utiliza ya el Servicio Meteorológico británico y la modificación que ahora hace Euskalmet va también en esa dirección. De esta forma, la población no recibe una información meteorológica por un lado y la de protección civil por otra, sino que le llega un único mensaje integrado. 

Es verdad que, probablemente, en Euskalmet es más fácil actuar de este modo dada su integración en la Dirección General de Atención a Emergencias y Meteorología, dependiente de la Consejería de Seguridad, pero las cuestiones de estructura o de distinta dependencia no pueden ser un obstáculo insalvable para que se actúe así en otras Comunidades Autónomas. Todo consistiría en que se fueran revisando progresivamente los umbrales meteorológicos ahora establecidos. A ellos se llegó, más que nada, por su "rareza" climatológica en la suposición de que, cuanto mayor fuera esa "rareza", mayor debería ser su potencial impacto. En principio es una buena aproximación pero lo lógico sería irlos adecuando a los resultados de los distintos estudios específicos que se vayan realizando  o a otras consideraciones valoradas y cuantificadas por los responsables de Protección Civil. Además, junto con ello, debería tenerse en cuenta la probabilidad de ocurrencia del fenómeno previsto. Todo ello nos daría esa tabla de doble entrada, similar a la británica, con la que se determinaría el nivel de aviso, prealerta o alerta. Quizás un problema que se podría plantear en la práctica es qué organismo es el que emitiría el mensaje, -en el País Vasco todo se concentra en una única Dirección General- pero, como apuntaba antes, ese no debería ser el obstáculo que impidiera el avance. 

Mientras se llega a ello, un logro importante es que, al igual que AEMET facilita de forma continuada mapas de avisos en su web, existieran otros a nivel estatal, en los que se reflejaran las prealertas o alertas establecidas en su caso en las diferentes Comunidades (supongo que, a nivel autonómico ya existen, pero mi impresión es que, sí es así, podría mejorarse su difusión) Ello, además de ayudar a los comunicadores meteorológicos, iría evitando la continua confusión entre avisos y alertas en los medios de comunicación que tanta desinformación puede producir.

En cualquier caso, creo que modificaciones de este tipo deberían ir acompañadas de un gran esfuerzo informativo para que la población  entienda correctamente los mensajes. Y para que se entienda también que, la no existencia de  una prealerta o alerta, no quiere decir que la situación meteorológica no deba ser tenida en cuenta, ya que puede entrañar riesgos para algunas actividades concretas o, simplemente, para salir a contemplar el fenómeno. Fue precisamente esta preocupación  por la posible falta de atención a las predicciones si no hay aviso o alerta, la que, de algún modo, forzó el establecimiento del nivel amarillo cuando se creó el sistema europeo Meteoalarm y que tantos inconvenientes origina.

En resumen, creo que la modernización y adecuación de las informaciones sobre adversidades meteorológicas en España es algo que empieza a ser urgente, y mi opinión es que el Ministerio del Interior debería ser el elemento coordinador y dinamizador ya que afecta tanto a la Administración Central como a las Autonómicas. En cualquier caso es un tema que se presta a múltiples opiniones y sería interesante conocer otras en la misma o distinta línea.

6 de febrero de 2015

¿Ola de frío...o temporal de nieve, viento y frío?

Si bien durante estos días hemos venido hablando de ola de frío -y seguramente los datos confirmarán que así ha sido- para denominar a la situación atmosférica que nos está afectando, y a la que me referí en una entrada anterior,  parece que la expresión temporal de nieve, viento y frío, aunque no sea muy ortodoxa,  puede reflejar mejor la situación que estamos viviendo, dada la gran incidencia y protagonismo que están teniendo las intensas y extensas nevadas y también el viento en la mitad norte del país y en Baleares. 

La playa de San Lorenzo, en Gijón, cubierta de nieve


Las nevadas han sido especialmente intensas en la Cordillera Cantábrica y zonas limítrofes. En la imagen una pareja de locomotoras diesel en la estación de Busdongo, junto al puerto de Pajares

Nevadas que, en expresión de muchos de los afectados, han sido "como las de antes" y es verdad que algunas imágenes nos recuerdan a los que ya tenemos una edad aquellas otras que reflejaban los NO-DOs de las décadas de los 50 y 60.

Si en otra entrada de este blog describía el modelo sinóptico o conceptual de una situación de ola de frío por entrada de viento del nordeste, pienso que esta situación no se ha ajustado del todo a ese tipo, de ahí que me cueste denominarla ola de frío a secas. Veamos por qué.

En una situación ideal de este tipo, una gran dorsal anticiclónica atlántica "tumba" su eje norte-sur hasta ponerlo en dirección oeste-este sobre Europa occidental y central, creando  así un alargado anticiclón en superficie y apareciendo al mismo tiempo un amplio seno de bajas presiones sobre gran parte del área mediterránea, muchas veces sin un centro de circulación claramente definido. Entre esos dos centros de acción fluye una corriente de viento del este-nordeste que proviene de zonas de la Europa central y oriental y que, en algunas situaciones concretas, -no ésta, desde luego-, puede llegar desde Siberia. De ahí se acuñó la expresión "frio siberiano" o más coloquialmente "expreso siberiano". Es un viento que trae hasta la Península masas de aire gélido con temperaturas  a unos 1500 metros que pueden llegar a 15 o 16 grados bajo cero, si bien estos valores  tan extremos no suelen sobrepasar los Pirineos. Y digo "no suelen" porque, en la famosa ola de frío de febrero de 1956, la más intensa de la que hasta ahora se tienen registros, esos valores  de 15 o 16 bajo cero llegaron hasta la zona de Teruel. Por otra parte, este tipo de aire es muy seco y sólo cuando hace recorrido marítimo adquiere algo de humedad y origina nevadas allí donde la orografía cercana a la costa le hace ascender. Así puede ocurrir en zonas de Cataluña, norte de la Comunidad Valenciana, alguna vez Baleares y en la Cordillera Cantábrica, sobre todo en su mitad oriental.

Pero en esta ocasión, las nevadas han sido mucho más importantes y. aunque el frío se ha hecho notar claramente -muy potenciada la sensación térmica por el fuerte viento- no ha sido extremo, ya que a esos 1500 metros de altura a que antes me refería no se ha llegado a pasar de 8 o 10 grados bajo cero. Entonces...¿Cual ha sido la diferencia? 

Aunque no he hecho un estudio muy detallado, lo distinto en mi opinión es la aparición de una borrasca en capas bajas en nuestras zonas mediterráneas. En ese proceso de inclinación de la gran dorsal atlántica que comenzó a principios de semana y que no llegó a completarse del todo, estuvo acompañado por la aparición de una borrasca de niveles altos sobre el norte y nordeste peninsular. Y esa borrasca dio lugar a su vez a la formación de otra en las capas bajas, entre Cataluña y Baleares, algo que no es lo más usual en este tipo de procesos. 

Análisis de 500 hPa del modelo del Centro Europeo de las 00 UTC del 4 de febrero. Puede observarse la borrasca de niveles altos sobre el norte peninsular y la débil inclinación del eje de la dorsal anticiclónica atlántica. En los siguientes días no se inclinaría mucho más. Si lo hubiera hecho probablemente habríamos tenido más frío pero menos nevadas

Análisis de superficie del Centro Europeo correspondiente a las 12 UTC del 4 de febrero, 12 horas después del mapa anterior. La borrasca se encuentra sobre Baleares. Hacia ella fluye aire polar marítimo a través del Cantábrico (téngase en cuenta que el viento real se cruza con las isobaras con un cierto ángulo, por tanto sería del norte o nornoroeste). Fluye también hacia ella aire seco y frío desde Centroeuropa. Y, por último, también aire más húmedo y menos frío mediterráneo desde el sur y sureste. Probablemente las precipitaciones se focalizaban más y eran más intensas en las zonas de contacto entre las distintas masas.

Pues bien, la aparición de esta borrasca tan cerca de la Península focalizó mucho el giro de vientos alrededor de ella en el sentido contrario de las agujas del reloj. A mi modo de ver, convergían hacia su centro, como si de un sumidero se tratase, al menos tres masas de aire: Una de carácter polar marítimo, relativamente húmeda y fría, procedente del sur de Escandinavia y Mar del Norte; era arrastrada por vientos del norte que giraban al nornoroeste y noroeste sobre la Península para dirigirse hacia ese centro.  Otra de carácter polar continental, muy fría y más seca, que desde Europa Central -en absoluto desde Siberia- se dirigía hacia el centro de la borrasca como viento del nornordeste, aunque a veces modificado por la orografía. Por fin, la borrasca también succionaba hacia ella, aire mediterráneo más húmedo y relativamente cálido.

Indudablemente entre los límites de estas masas había interacciones y ahí se podrían haber formado una especie de pequeños frentes, o más bien líneas de convergencia, a veces bastantes estacionarias, que potenciaban mucho las nevadas. Mientras unas masas (la polar marítima y la mediterránea) daban la humedad, la polar continental, más fría y densa, probablemente hacía como de cuña para hacerlas ascender, algo que, en su caso, el relieve también ayudaba mucho. A todo ello se unía también la presencia de pequeñas bolsas de aire frío en las capas altas que potenciaba más la inestabilidad. Ese aire frío es el que -creo- que justifica la extensión a "sotavento" de la Cantábrica de las importantes nevadas.

Por tanto, a mi juicio, ha sido la formación de esa borrasca, que ahora se aleja muy desgastada por el Mediterráneo, la que ha impedido seguramente la aparición de una ola de frío clásica -aunque de una forma u otra también ha estado presente- y nos ha dado en cambio este gran y "antiguo" temporal de nieve.

En cuanto a las temperaturas, si bien se han registrado valores bajos, han sido prácticamente los propios de la masa fría, ya que la presencia continuada de viento no ha permitido que la acción del enfriamiento nocturno por radiación hiciera su trabajo. Va a ser ahora, durante las próximas noches despejadas, con el viento en calma y con superficies nevadas, cuando probablemente se alcancen las mínimas más bajas de esta situación.


NOTA:
En cualquier caso ha sido una situación bastante compleja que necesitaría un estudio en profundidad y que, desde luego, no la tengo del todo clara. Probablemente, algunos de los lectores del blog puedan tener una visión distinta o complementaria a la mía. Les invito a compartirla como comentario.

4 de febrero de 2015

Entradas del nordeste y olas de frío.

Ahora que nos encontramos en el inicio de esta situación de ola de frío, me parece interesante transcribir a continuación un fragmento de mi libro Meses y tiempos perteneciente al capítulo titulado Febrero: las olas de frío, y que se refiere justamente a las "olas" provocadas por vientos del norte/nordeste, como ocurre en esta situación.




c.3) Entradas del nordeste

Éste es el origen principal de las olas de frío en España. El aire extraordinariamente frío del extremo oriental de Europa, o incluso de Siberia, llega a la Península y a Baleares como una verdadera ola en el seno de los vientos del nordeste. Así como las entradas del norte pueden tener alguna dificultad para su avance debido a que tienen que atravesar cordilleras de forma casi perpendicular, las del nordeste tienen menos problemas, una vez superado el obstáculo pirenaico, ya que el Sistema Ibérico ofrece un paso mas sencillo debido a su menor altura y a sus discontinuidades orográficas. La extensión es rápida y amplia por todas las regiones, si bien el núcleo de aire más frío no suele traspasar el centro peninsular. A 850 hPa la temperatura sobre el nordeste puede rebasar ampliamente los -10ºC e incluso recuerdo haber llegado a ver valores de hasta -14ºC a este nivel. Indudablemente, esos valores nunca alcanzan al suroeste peninsular pero la isoterma de 0ºC a 850 hPa  -o en algún caso hasta la de -2, puede llegar a situarse sobre el interior de Marruecos. En general se trata de aire bastante seco, ya que por su baja temperatura no puede contener mucha humedad y teniendo en cuenta además que su trayectoria discurre en gran parte sobre tierra. La poca que pueda contener da lugar a algunas nevadas débiles en Pirineos, zonas del País Vasco,  sierras litorales catalanas y en algunas zonas del Sistema Ibérico. Sin embargo puede haber algunas excepciones. Así, si la procedencia en vez de ser pura del nordeste, es mas bien del este-nordeste, se da un cierto recorrido de la masa sobre el Mediterráneo de forma que se calienta algo pero, sobre todo, gana en humedad. De este modo puede dar lugar a nevadas, no excesivamente intensas pero significativas, en zonas de Cataluña, Comunidad Valenciana y Bajo Aragón desde altitudes muy modestas. Por otra parte, si la corriente principal del nordeste, atraviesa mas bien por el norte y centro de Francia, tiene a continuación un cierto recorrido sobre el Cantábrico, lo que la carga de humedad y la inestabiliza algo. En esa situación las nevadas en la mitad oriental del área Cantábrica suelen ser bastante copiosas ya incluso a nivel del mar pero sobre todo en la vertiente norte de la cordillera.

Imagen WV de hoy, 4 de febrero. La borrasca mediterránea induce un flujo frío del norte/nordeste sobre la Península Ibérica
En el  caso de que la corriente fría del nordeste, o del este-nordeste, lleve en su seno alguna circulación ciclónica unida a un débil embolsamiento frío en niveles altos, la inestabilidad aumenta, las nubes crecen más y la precipitación de nieve puede llegar hasta el centro peninsular, si bien de forma no muy intensa pero creando ciertas complicaciones. Una situación de este tipo fue la ocurrida el 9 de enero de 2009, a la que ya me he referido en el capítulo dedicado a las visitas de la nieve. En este escenario las nevadas pueden ser mas copiosas que en los casos anteriores en la mitad nororiental peninsular.

Una complicación importante de estas entradas del nordeste -y  a la que también hice referencia en el capítulo dedicado a la nieve-, se produce cuando, además, llega o se forma una borrasca en el sur o sureste peninsular. Su circulación asociada envía aire mas húmedo y cálido sobre el cuadrante oriental y centro de la Península que confluye con el aire frío del nordeste al tiempo que lo remonta. Se forma así una especie de frente casi estacionario, muy eficiente en producción de nevadas, que puede dar lugar a acumulaciones muy importantes en estas zonas. De hecho es ésta la situación mas característica e importante de nevadas en este espacio geográfico y marca a veces el final de una ola de frío. Debe recordarse que, desde el punto de vista de intensidad de las “olas”, las nevadas son de importancia fundamental ya que impiden o dificultan mucho el escape de la radiación infrarroja terrestre que calienta a la masa de aire que está inmediatamente sobre él, haciendo que experimente enfriamientos importantes.


Una vez que el viento ha cesado o al menos ha disminuido mucho, la sensación térmica mejora algo pero es entonces cuando se dan las condiciones ideales para alcanzar las bajas temperaturas que caracterizan a una ola de frío. El aire de partida es ya muy frío por su procedencia, y al calmarse se enfría con rapidez, y más si se encuentra sobre una superficie nevada y con cielos despejados. En esta situación el aire baja mucho de temperatura en cuanto el sol se pone alcanzando valores de varios grados bajo cero, que pueden ser aún más en zonas de valles o depresiones hacia las que el aire frio va escurriendo y haciéndose cada vez mas denso. Estas son las condiciones en que se han alcanzado los récords de temperaturas mínimas en España fuera de zonas de montaña, tales como varios de los registrados en el denominado triángulo del frío en la zona de confluencia de las provincias de Guadalajara, Teruel y Zaragoza destacando la mínima absoluta de -30ºC en Calamocha el 17 de diciembre de 1963.

3 de febrero de 2015

Se jubila Paco Martín, Nimbus se refuerza

Ayer, 2 de febrero, un nutrido grupo de amigos y compañeros celebramos con Paco Martín, de un modo sencillo y entrañable, su jubilación voluntaria. Paco Martín es uno de nuestros mejores meteorólogos, formador de muchos otros y una de los mayores divulgadores de la meteorología en español.


Conocí a Paco hacia mediados de los 70 trabajando junto a aquel azul y achacoso IBM 360, el primer ordenador que tuvo el Instituto Nacional de Meteorología (INM), y por cuya impresora empezamos a ver, en forma de mapas cebralas salidas del primer modelo numérico que implantó el INM. Ambos trabajábamos en aquella primitiva Sección de Cálculo Automático, que luego se convirtió en el Servicio de Informática. Varios años después, a mediados de los 80, nos reunimos en el recién creado Servicio de Técnicas de Análisis y Predicción, el STAP. Allí, Paco, Ricardo Riosalido y yo mismo nos afanábamos en poner a punto  la primera estación de trabajo McIdas, desarrollar técnicas de vigilancia, celebrar cursillos de formación..., en definitiva, hacer aquello para lo que el STAP fue creado: servir de interfaz, de puente, entre las nuevas técnicas y métodos de teledetección  y de predicción y los predictores operativos; quizás una de las labores más hermosas e interesantes que se pueden hacer en Meteorología.

Algunos años después, Paco se convirtió en jefe del STAP y debo decir que desarrolló a la perfección la finalidad para la que ese Servicio se creó. Después, el Servicio se convirtió en Área y tuvo que hacerse cargo de otras tareas y responsabilidades, pero Paco nunca perdió esa referencia, ese objetivo, y yo se que sufría cuando, por unas u otras razones, no lo podía conseguir. En todos estos años él era la referencia obligada, necesaria, ante el estudio de cualquier situación compleja o en la implementación de alguna nueva técnica. Como predictor de raza, veía más allá de lo que mostraban mapas, imágenes o datos, se daba cuenta del mecanismo físico que subyacía y de las sutiles interacciones. Desde ahí, reinterpretaba de nuevo todo ello.  Y aprendíamos con él y de él.

Pero la inquieta mente meteorológica de Paco no se quedaba ahí. Cuando llegaba a casa se transformaba en Nimbus y seguía con la meteo. Era ahora el tiempo de divulgar a través de Internet y de contactar con los aficionados, para los cuales siempre ha sido alguien cercano, generoso y estimulante. Así, poco a poco, entre otras muchas realizaciones, nació la Revista del Aficionado de Meteorología (RAM), dirigida y elaborada en grandísima medida por Paco/Nimbus con su foro asociado que se ha convertido en verdadera referencia del mundo meteorológico hispano hablante.

Con su jubilación Paco deja un vacío significativo en AEMET. Quiero confiar en que no sea un paso más en un camino menguante de una forma de entender y hacer predicción. Una forma que va mucho más allá de una pura lectura o interpretación de datos, y que es donde reside el importante valor añadido del predictor profesional, que tanto se debería desarrollar y cuidar por parte de los Servicios Meteorológicos. Un valor añadido que tiene que fluir diariamente para dar pistas y claves a todos aquellos que viven y necesitan la meteorología y que deben tener en sus Servicios la referencia ecuánime y profesional final.

Pero, si AEMET de alguna manera le pierde parcialmente -porque su trabajo y forma de hacer quedan ahí-, los aficionados y los locos de la meteo ganamos a un Nimbus fortalecido con más ganas y más tiempo. Un verdadero regalo que vamos a disfrutar mucho...aunque es verdad que lo tendremos que compartir con ese profundo amor de Paco a la música clásica.

Y ya, para finalizar, un ruego al director de la RAM ...¿para cuando una larga entrevista con el meteorólogo jubilado Paco Martín? Se la merece y nos la merecemos. La esperamos.

1 de febrero de 2015

¿Ola de frío?...Es posible

Si, ya desde hace unos días, la sensación ambiental es de puro invierno, la evolución de la atmósfera en esta semana que empezamos nos puede conducir a una situación de invierno riguroso. Vamos a verla someramente con el apoyo de los mapas del sistema de predicción probabilística del Centro Europeo. Aunque ya los seguidores de este blog los conocen de sobra, me permito recordar que presentan la evolución del modelo determinista pero con sombreados de color morado, tanto más intensos cuanto mayor sea la incerteza de que la evolución sea como muestra el determinista. En cualquier caso, hago la matización de que trabajo con algunos de los mapas libremente disponibles en Internet, aunque el sistema del Centro Europeo dispone "en cerrado" de muchos otros productos que permitirían matizar mucho más esta predicción. Éstos son bien conocidos y utilizados por los predictores de AEMET, cuyas predicciones y avisos deberían ser cuidadosamente seguidas estos próximos días. Por tanto, lo que sigue es sólo una somera aproximación a esta interesante evolución.

Empecemos por mañana lunes:


No hay colores morados. El sistema probabilístico tiene poco o nada que objetar al determinista, como suele ser normal para el primer y segundo día de predicción. En el seno del chorro del NW aparece una singularidad, una onda, que se refleja por una borrasca en superficie. Producirá lluvias y nieves -no voy a entrar en detalle en el "tiempo sensible"- y una cierta suavización de las temperaturas. Como nota curiosa apuntemos que mañana es La Candelaria y en muchos sitios va a  "plorar"...pero no parece que el invierno esté por irse aún.

Martes, día 3:


Sólo hay una pequeña incerteza sobre la ubicación exacta del eje del chorro que, de una forma u otra, sigue discurriendo sobre la Península Ibérica. Nada muy significativo de cara a la predicción específica salvo que, ese pequeño germen de incertidumbre, puede ya dar lugar a otra mayor en días posteriores. Atención a la débil inclinación del eje de  la dorsal atlántica (en relación con el día anterior) y a la vaguada que se intensifica sobre las Islas Británicas. Este tipo de inclinación suele provenir de un reajuste en la configuración de la circulación hemisférica del chorro y se lleva a cabo mediante la aparición de máximos de viento en el chorro que "desajustan" la configuración anterior de las ondas.

Miércoles, 4:



La inclinación del eje de la dorsal continúa, la vaguada de las Islas Británicas se cierra y se desplaza hacia la Península Ibérica. Comienza así un interesante tipo de evolución atmosférica denominada retrogresión -en esta caso, aún bastante débil- y que no es sino un paso más en ese proceso de reestructuración de la circulación hemisférica. Si se quiere recordar algo más sobre este fenómeno, se puede consultar esta anterior entrada del blog. Como se ve, aunque ya empieza a aumentar algo la incertidumbre, la evolución del determinista parece esencialmente correcta aunque con algunas dudas sobre una mayor o menor extensión de la vaguada/borrasca hacia el suroeste.

Jueves, 5:


El núcleo de la ya borrasca fría se instala en algún lugar entre la mitad oriental peninsular y Cerdeña. Debe comenzar la entrada de aire muy frío del nordeste sobre la Península con nevadas que dependerían mucho de la aportación de aire húmedo por la borrasca de superficie, pero que serían mas probables en zonas del norte y nordeste. Obsérvese que la mayor incertidumbre está relacionada con la ubicación del chorro del núcleo y de su zona de "salida". Ello tiene bastante que ver con la ubicación exacta de la borrasca de superficie y con los movimientos de la borrasca de altura con lo cual la predicción del "tiempo sensible" tiene que ser esencialmente probabilística.


Viernes, 6



El determinista muestra dos cosas interesantes: Una nueva inclinación del eje de la dorsal atlántica que da lugar a una nueva retrogresión, ahora más marcada, con la aparición de una pequeña borrasca en niveles altos sobre el Cantábrico y, por otra parte, un desplazamiento hacia el este de la antigua borrasca. El probabilístico lo apoya en líneas generales, aunque mostrando ciertas dudas sobre la profundidad de la retrogresión. Si la evolución fuera ésta, el aire muy frío seguiría entrando y aumentaría la inestabilidad sobre la Península con nevadas.

Sábado, 7:



El modelo determinista muestra aquí la retrogresión en todo su esplendor. Borrascas frías al sur de la corriente principal del chorro polar reconstruido más al norte y con una estructura más rectilínea. Aunque, con una incertidumbre media (por evitar el término "moderada") parece muy posible la existencia de una borrasca fría afectando a la Península aunque sea imposible determinar su ubicación concreta. Y de esa ubicación va a depender mucho el tipo de tiempo "sensible". Así, si se ubicara hacia el golfo de Cádiz la borrasca de superficie induciría una convergencia de masas frías y secas con otras más húmedas de origen marítimo sobre el interior peninsular  dando lugar a la aparición de nevadas extensas sobre el interior peninsular...pero no podemos tener aún ese nivel de detalle.

No tiene mucho sentido seguir adelante porque, aunque el modelo determinista muestra a la baja peninsular siguiendo un camino hacia pleno Atlántico, la incertidumbre ya es alta. En cualquier caso, y como resumen, parece bastante probable que la segunda mitad de la semana venga marcada por una entrada de aire muy frío del nordeste con algunas precipitaciones de nieve cuya intensidad y localización van a depender mucho de la ubicación de la borrasca de niveles altos.

¿Se trata de una ola de frío? Pues, aunque no existe una definición final y definitiva, cada vez se acepta más la establecida por César Rodriguez Ballesteros, que puede consultarse y estudiarse más en detalle en este interesantísimo documento de AEMET. Es la siguiente:

Se considera ‘Ola de frío’ un episodio de al menos tres días consecutivos, en que como mínimo el 10% de las estaciones consideradas registran mínimas por debajo del percentil del 5% de su serie de temperaturas mínimas diarias de los meses de enero y febrero del periodo 1971-2000

Como es lógico, la comprobación de sí ha sido "ola" sólo puede hacerse al final del episodio o, al menos, cuando la situación haya durado al menos tres días. En cualquier caso, todo parece indicar que las condiciones establecidas podrían darse en esta próxima semana sin que eso signifique que vaya a ser una "gran"ola de frío", sino un episodio normal de la parte más profunda del invierno.