Tras un trimestre invernal que, cuando tengamos el informe de AEMET, probablemente resultará ligeramente frío, hoy, uno de marzo, comienza el trimestre primaveral. Por supuesto, no comienza la primavera, porque ese nombre ha sido desde tiempos remotos la denominación de una determinada estación astronómica que puede comenzar entre el 19 y el 21 de marzo. Lo que sí es verdad es que los climatólogos han llegado al acuerdo de establecer como trimestre primaveral el correspondiente a los meses de marzo, abril y mayo, algo que facilita mucho cálculos y estadísticas. Por tanto eso es lo que, a mi juicio, hoy comienza junto con el mes de marzo.
Y para entrar en este mes, y tal como he hecho con algún otro anterior, transcribo a continuación un fragmento del capítulo que le dedico en mi libro Meses y Tiempos.
Visión
de marzo
Marzo da entrada a la
primavera, y se nota. Alrededor del día 21 llega el equinoccio y las horas de
luz igualan ya a las de oscuridad. Aumenta la energía recibida por la tierra,
que empieza a desperezarse, y con ella buena parte de la vida animal y vegetal.
El suelo va calentando levemente al aire que tiene por encima y éste se encuentra
así más ligero para moverse. Aparece el viento…pero, todavía, las masas que se
movilizan están en general bastante frías y la sensación térmica es con
frecuencia desagradable. En esa movilidad aún puede alcanzarnos alguna masa
gélida retrasada, aunque es cada vez menos probable en la medida en que el mes
avanza. Todo ello hace de marzo un mes de altibajos, de “querer pero no poder”
aún, de una cierta hosquedad mezclada con periodos suaves en los que el calor
del sol ya se hace notar claramente.
Lógicamente, el refranero
refleja fielmente todo ello:
Marzo marzuelo, un día malo y
otro bueno
Marzo treinta y un días tiene y trescientos
pareceres.
En marzo, la veleta ni dos horas se está quieta.
También se refiere al
despertar de la Naturaleza, si bien los cambios que se van produciendo en ella
por el calentamiento global pueden llevar a revisar algunos de estos refranes:
A quince de marzo, da el sol
a la sombra y canta la alondra.
San Raimundo (día
15) trae la golondrina del otro mundo.
En marzo, saca la cabeza el lagarto.
Marzo, los almendros en flor y los mozos en
amor.
En el conjunto de la
Península, las lluvias de marzo quedan por debajo de las de los cinco meses
precedentes pero, a su vez, suelen estar por encima de las de los cinco
siguientes. En general, marzo suele ser más lluvioso en el área Mediterránea y
Valle del Ebro que en las vertientes Cantábrica y Atlántica. La temperatura
media sube unos 4º respecto a febrero pero, como antes apuntaba, sigue todavía
el riesgo –y el temor de la gente del campo- a las heladas tardías, muy dañinas para algunos
cultivos adelantados y para ganados que ya están al aire libre. Lo refleja muy
claramente este otro refrán:
Si marzo
vuelve el rabo, no queda oveja con pellejo ni pastor enzamarrado.
En general, parece que en
el campo no interesa que llueva mucho, sino que los cultivos despierten poco a
poco y estén bien preparados para las lluvias -esas sí muy deseadas- de abril y
mayo.
Como no podía ser menos,
el comportamiento de marzo, o de algunos de sus días claves, también tienen un
carácter predictivo en la meteorología popular. Así, si marzo es seco, se cree
que abril o mayo podrán ser húmedos:
Las secas de
marzo son aguas de mayo.
O bien:
Si marzo no
hace lagunas, la cosecha es segura.
En el caso de que el mes
transcurra anormalmente tranquilo, en situación anticiclónica y con la
aparición de nieblas, se piensa que ello puede alterar el ritmo atmosférico
normal y podrían entonces esperarse algunas complicaciones en los meses
siguientes:
Niebla de
marzo, nieve de abril
Y también:
Nieblas en
marzo, heladas en mayo
Aunque quizás, el mas
conocido sea:
Si marzo
mayea, mayo marcea
Dada la variabilidad de
marzo, es muy difícil concretar, desde
el punto de vista climatológico, cual sería el ritmo o “tiempo” normal del mes.
A veces, los primeros días son fríos formando parte de un periodo que pueden
extenderse desde finales de febrero y que, en los antiguos calendarios, se
denominaba como fríos de la vieja o de la
cabra. Otros años lo que ocurre es la entrada de masas de aire atlánticas
que pueden dar lugar a un corto temporal de Poniente. Sí se trata de masas
húmedas y cálidas de carácter subtropical que puedan llegar a interaccionar con
masas frías sobre la Península, es posible la aparición de tormentas con
granizo:
Marzo que
comienza bochornoso pronto se convierte en granizoso
Curiosamente, el refranero
no es unívoco en la valoración de esta situación. En general la valora
positivamente:
Si en marzo
truena, cosecha buena
o:
Si en marzo
oyes tronar, limpia la era y barre el pajar
pero también:
Si en marzo
oyes tronar, echa las llaves a tu pajar
Creo que esta aparente
contradicción refleja un pensamiento bastante lógico: en general, salvo
momentos muy puntales, la lluvia es siempre bienvenida, y más cuando se
recuerda la pesadilla de las primaveras secas, pero, por otra parte, se teme
que las lluvias de primavera un poco adelantadas anuncien una estación anómala
con fríos y heladas tardías.
Tras esos primeros días
normalmente revueltos, suelen seguir otros bonancibles hasta mediados de mes.
Puede presentarse entonces, de nuevo, un tiempo inestable y ventoso que podría
prolongarse hasta los días del equinoccio o algo más, dando lugar a las
llamadas lluvias de la Anunciación (día
25); es cuando marzo “volvería el
rabo”. A partir de ahí se estima que, si
el año viene normal, se han acabado los grandes fríos:
Por la Encarnación (también el día 25) los últimos fríos son, si el año no sale
respondón
Después, y hasta finales de mes, suelen subir
las temperaturas dando lugar con frecuencia al primer veranillo del año.
Las efemérides de marzo subrayan bien
algunos de los caracteres de este mes. Así, los
fríos de la vieja o de la cabra se produjeron con gran intensidad al comienzo del mes en el 2004 y 2005. En
el primero de ellos, el día 2, León registró -11,2ºC y el día 3 Vitoria -9,2ºC,
ambas, efemérides absolutas del mes para estos observatorios. En el 2005, el
día 1 se anotaron -13,2 ºC en Ávila y Segovia, -12,8 en
Soria y -12 en Burgos, todas ellas también efemérides absolutas del mes y es de
señalar que, también en ese día, Hontoria del Pinar, en Burgos, alcanzó los
-19. Al día siguiente, Agoncillo (Logroño) marcó -8,8ºC, -8,4 Zamora y Lugo
-8,2, una vez más efemérides absolutas. En cualquier caso, los fríos pueden
llegar en cualquier momento en que una masa europea o siberiana se desplace un
poco hacia el suroeste; así, el 11 de
marzo del 2010 se registraron las mínimas absolutas del mes en Baleares,
con -7 ºC en Lluc y -5 ºC en Puigpunyent-Galatzó. Por otra parte, las subidas
térmicas de la segunda parte del mes tienen un buen ejemplo en el 23 de marzo de 2001 cuando, de nuevo
en Baleares, se registraron valores históricos en las máximas con 33,4 ºC en
Sóller, 32,6 ºC en Manacor, 32,1 ºC en Lluc, 32 ºC en Artà Molí den Leu, 30,5
ºC en Santa Gertrudis y 30 ºC en Santa Eulària.
Sin embargo,
las “vueltas de rabo” de marzo pueden aparecer en cualquier momento. Así, entre el 23 y 27 de marzo de 1992, más de 100 pueblos de
León quedan incomunicados por el temporal
de nieve que azotó al norte de la Península, con precipitaciones de
alrededor de los 200 mm en el conjunto de esos días. También en otro
temporal, el 20 de marzo de 2007,
Burgos registró una precipitación de 44,7 mm en forma de nieve. Y no cabe
olvidar que en 1971, entre los días 7 y 9,
nevó en Madrid por tres días consecutivos alcanzándose un espesor cercano a los
30 cm.
En el área
Mediterránea, las lluvias intensas ya
se vuelven a hacer notar tras el relativo parón invernal. Están relacionadas
casi siempre con la entrada de aire todavía muy frío por las capas altas; bajo
él se encuentra un mar todavía también frío, pero menos que la tierra circundante con lo cual pueden aparecer los procesos
convectivos que dan lugar a este tipo de precipitaciones. Así, el 6 de marzo de 2010, se registraron fuertes
precipitaciones en la provincia de Málaga, con 216 mm. en Casarabonela, que
desbordaron el río Manilva. El 11 de
marzo de 2011, de nuevo intensas lluvias en la misma provincia, con 136 mm. en Cártama
y, de nuevo, 112 en Casarabonela. Del 12 al 15, el temporal afectó a la provincia de Girona y dejó 246,4 mm. en
Les Planes y 244 en Sacalm. El 27 y 28, esta vez del 2004, un nuevo
temporal de lluvias en Málaga provoca el desbordamiento del río Guadalhorce y
un registro máximo de 229 mm en Rincón de la Victoria. Y ya, el 29 de marzo de 1974, fuertes
precipitaciones en el norte de Mallorca dejaron 275,4 mm en Escorca Son
Torrella y 230 en Lluc.
También Canarias tiene recuerdo de importantes lluvias en marzo. En 1993, a mediados de mes, un fuerte temporal dejó más
de 330 mm. en zonas de montaña de Tenerife y entre 150 y 200 en medianías y zonas de montaña de Gran
Canaria y La Gomera. Y no se puede olvidar la intensísima tormenta “anclada” o prácticamente estacionaria sobre
Santa Cruz de Tenerife, que el 31 de
marzo de 2002 dejó en su observatorio 232,6 mm, con una intensidad máxima
de 162,6 mm/h, que causó la muerte de ocho personas y cuantiosos daños
materiales. Pero también marzo puede ser ya caluroso
en el archipiélago cuando el viento sopla de África. Así ocurrió en 1990 y en
2002 cuando en sendos episodios de este tipo las temperaturas medias del archipiélago
se situaron entre 5 y 6º por encima de sus valores normales.
Las
tempranas tormentas de marzo también
han sido noticia algunas veces: el 21 de marzo de 2010, una fuerte tormenta
sobre Badajoz acumuló en algunas zonas mas de medio metro de granizo causando
daños importantes y el 9 de marzo de 2013, aparecieron varios tornados y
trombas marinas en el litoral sur de Galicia.
En cuanto a vientos, la racha mas fuerte registrada
para este mes en los archivos climatológicos es de 194 km/h en el observatorio
del Montseny el 19 de marzo de 1969.
En el 2007, el 7, se alcanzaron rachas 140 km/h en
Santander y de 130 km/h en el aeropuerto de Asturias y en el 2002, el día 14, Plasencia registró 149
km/h. También en el sur peninsular marzo da con alguna frecuencia fuertes
vientos. Así el 8 de marzo de 2007 se dieron rachas de viento de hasta 118
km/h en el aeropuerto de Almería.
En relación
mas o menos directa con el viento
están los grandes temporales marítimos
como una combinación, casi siempre, de mar de viento y de fondo. El 11 de marzo de 2008 el oleaje superó los
12 metros de altura en los litorales vizcaíno y guipuzcoano y los días 3 y 4 de marzo de 2014, otro gran
temporal de viento y mar, continuación de los que durante todo el mes de
febrero afectaron intensamente a la fachada occidental europea, causó
importantes destrozos en todo el litoral cantábrico.
Sin embargo,
mas allá de los valores extremos que hayan podido registrarse durante el mes,
los vientos de marzo son mas notables por su persistencia. Es una persistencia
muy vinculada, como decía anteriormente, a los comienzos de la inestabilidad
primaveral, de modo distinto al otoño e invierno en que lo está más con los
grandes temporales. O que en verano, muy unida los fuertes fenómenos tormentosos.
En cualquier caso, la situación geográfica de España y su compleja orografía da
lugar a una gran variedad y complejidad eólica.
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Hasta aquí, la visión climatológica de marzo. Si nos vamos a las predicciones para este mes concreto, vemos que, según la última predicción de AEMET para las próximas semanas, el carácter general de buena parte del mes podría estar marcado por lluvias algo por encima de lo normal en la vertiente mediterránea y normales, o incluso algo por debajo, en el resto de las zonas.
Y por lo que respecta al trimestre primaveral, la última predicción estacional, también de AEMET, habla de una mayor probabilidad de que la temperatura alcance valores superiores a los normales en la España peninsular y Baleares mientras que en Canarias podrían estar por debajo. Por lo que respecta a las precipitaciones, no se aprecian diferencias significativas con respecto a la climatología en ninguna zona de España. Es decir, dentro de las icertidumbres de este tipo de predicciones, parece que tendremos un trimestre primaveral normal en precipitaciones, algo cálido en Península y Baleares y algo frío en Canarias.
Pero dentro de esa tendencia general, lo más probable es que, de vez en cuando, marzo vuelva el rabo. Quizás ya, esta semana que empieza. Habrá que estar atentos.
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