1 de marzo de 2015

El trimestre primaveral (I): Visión de marzo


Tras un trimestre invernal que, cuando tengamos el informe de AEMET, probablemente resultará ligeramente frío, hoy, uno de marzo, comienza el trimestre primaveral. Por supuesto, no comienza la primavera, porque ese nombre ha sido desde tiempos remotos la denominación de una determinada estación astronómica que puede comenzar entre el 19 y el 21 de marzo. Lo que sí es verdad es que los climatólogos han llegado al acuerdo de establecer como trimestre primaveral el correspondiente a los meses de marzo, abril y mayo, algo que facilita mucho cálculos y estadísticas. Por tanto eso es  lo que, a mi juicio, hoy comienza junto con el mes de marzo.

Y para entrar en este mes, y tal como he hecho con algún otro anterior, transcribo a continuación un fragmento del capítulo que le dedico  en mi libro Meses y Tiempos.


                                                           





Visión de marzo

Marzo da entrada a la primavera, y se nota. Alrededor del día 21 llega el equinoccio y las horas de luz igualan ya a las de oscuridad. Aumenta la energía recibida por la tierra, que empieza a desperezarse, y con ella buena parte de la vida animal y vegetal. El suelo va calentando levemente al aire que tiene por encima y éste se encuentra así más ligero para moverse. Aparece el viento…pero, todavía, las masas que se movilizan están en general bastante frías y la sensación térmica es con frecuencia desagradable. En esa movilidad aún puede alcanzarnos alguna masa gélida retrasada, aunque es cada vez menos probable en la medida en que el mes avanza. Todo ello hace de marzo un mes de altibajos, de “querer pero no poder” aún, de una cierta hosquedad mezclada con periodos suaves en los que el calor del sol ya se hace notar claramente.



Lógicamente, el refranero refleja fielmente todo ello:

Marzo marzuelo, un día malo y otro bueno



Marzo treinta y un días tiene y trescientos pareceres.



En marzo, la veleta ni dos horas se está quieta.

También se refiere al despertar de la Naturaleza, si bien los cambios que se van produciendo en ella por el calentamiento global pueden llevar a revisar algunos de estos refranes:


A quince de marzo, da el sol a la sombra y canta la alondra.


San Raimundo (día 15) trae la golondrina del otro mundo.



En marzo, saca la cabeza el lagarto.



Marzo, los almendros en flor y los mozos en amor.

En el conjunto de la Península, las lluvias de marzo quedan por debajo de las de los cinco meses precedentes pero, a su vez, suelen estar por encima de las de los cinco siguientes. En general, marzo suele ser más lluvioso en el área Mediterránea y Valle del Ebro que en las vertientes Cantábrica y Atlántica. La temperatura media sube unos 4º respecto a febrero pero, como antes apuntaba, sigue todavía el riesgo –y el temor de la gente del campo- a las  heladas tardías, muy dañinas para algunos cultivos adelantados y para ganados que ya están al aire libre. Lo refleja muy claramente este otro refrán:

Si marzo vuelve el rabo, no queda oveja con pellejo ni pastor enzamarrado.

En general, parece que en el campo no interesa que llueva mucho, sino que los cultivos despierten poco a poco y estén bien preparados para las lluvias -esas sí muy deseadas- de abril y mayo.

Como no podía ser menos, el comportamiento de marzo, o de algunos de sus días claves, también tienen un carácter predictivo en la meteorología popular. Así, si marzo es seco, se cree que abril o mayo podrán ser húmedos:

Las secas de marzo son aguas de mayo.

O bien:

Si marzo no hace lagunas, la cosecha es segura.

En el caso de que el mes transcurra anormalmente tranquilo, en situación anticiclónica y con la aparición de nieblas, se piensa que ello puede alterar el ritmo atmosférico normal y podrían entonces esperarse algunas complicaciones en los meses siguientes:

Niebla de marzo, nieve de abril

Y también:

Nieblas en marzo, heladas en mayo

Aunque quizás, el mas conocido sea:

Si marzo mayea, mayo marcea

Dada la variabilidad de marzo, es  muy difícil concretar, desde el punto de vista climatológico, cual sería el ritmo o “tiempo” normal del mes. A veces, los primeros días son fríos formando parte de un periodo que pueden extenderse desde finales de febrero y que, en los antiguos calendarios, se denominaba como fríos de la vieja o de la cabra. Otros años lo que ocurre es la entrada de masas de aire atlánticas que pueden dar lugar a un corto temporal de Poniente. Sí se trata de masas húmedas y cálidas de carácter subtropical que puedan llegar a interaccionar con masas frías sobre la Península, es posible la aparición de tormentas con granizo:

Marzo que comienza bochornoso pronto se convierte en granizoso

Curiosamente, el refranero no es unívoco en la valoración de esta situación. En general la valora positivamente:

Si en marzo truena, cosecha buena

o:

Si en marzo oyes tronar, limpia la era y barre el pajar

pero también:

Si en marzo oyes tronar, echa las llaves a tu pajar

Creo que esta aparente contradicción refleja un pensamiento bastante lógico: en general, salvo momentos muy puntales, la lluvia es siempre bienvenida, y más cuando se recuerda la pesadilla de las primaveras secas, pero, por otra parte, se teme que las lluvias de primavera un poco adelantadas anuncien una estación anómala con fríos y heladas tardías.



Tras esos primeros días normalmente revueltos, suelen seguir otros bonancibles hasta mediados de mes. Puede presentarse entonces, de nuevo, un tiempo inestable y ventoso que podría prolongarse hasta los días del equinoccio o algo más, dando lugar a las llamadas lluvias de la Anunciación (día 25); es cuando marzo “volvería el rabo”. A partir de  ahí se estima que, si el año viene normal, se han acabado los grandes fríos:

Por la  Encarnación (también el día 25) los últimos fríos son, si el año no sale respondón

 Después, y hasta finales de mes, suelen subir las temperaturas dando lugar con frecuencia al primer veranillo del año.

Las efemérides de marzo subrayan bien algunos de los caracteres de este mes. Así, los fríos de la vieja o de la cabra se produjeron con gran intensidad al comienzo del mes en el 2004 y 2005. En el primero de ellos, el día 2, León registró -11,2ºC y el día 3 Vitoria -9,2ºC, ambas, efemérides absolutas del mes para estos observatorios. En el 2005, el día 1 se anotaron -13,2 ºC en Ávila y Segovia, -12,8 en Soria y -12 en Burgos, todas ellas también efemérides absolutas del mes y es de señalar que, también en ese día, Hontoria del Pinar, en Burgos, alcanzó los -19. Al día siguiente, Agoncillo (Logroño) marcó -8,8ºC, -8,4 Zamora y Lugo -8,2, una vez más efemérides absolutas. En cualquier caso, los fríos pueden llegar en cualquier momento en que una masa europea o siberiana se desplace un poco hacia el suroeste; así, el 11 de marzo del 2010 se registraron las mínimas absolutas del mes en Baleares, con -7 ºC en Lluc y -5 ºC en Puigpunyent-Galatzó. Por otra parte, las subidas térmicas de la segunda parte del mes tienen un buen ejemplo en el 23 de marzo de 2001 cuando, de nuevo en Baleares, se registraron valores históricos en las máximas con 33,4 ºC en Sóller, 32,6 ºC en Manacor, 32,1 ºC en Lluc, 32 ºC en Artà Molí den Leu, 30,5 ºC en Santa Gertrudis y 30 ºC en Santa Eulària.

Sin embargo, las “vueltas de rabo” de marzo pueden aparecer en cualquier momento. Así, entre el 23 y 27 de marzo de 1992, más de 100 pueblos de León quedan incomunicados por el temporal de nieve que azotó al norte de la Península, con precipitaciones de alrededor de los 200 mm en el conjunto de esos días. También en otro temporal, el 20 de marzo de 2007, Burgos registró una precipitación de 44,7 mm en forma de nieve. Y no cabe olvidar que en 1971, entre los días 7 y 9, nevó en Madrid por tres días consecutivos alcanzándose un espesor cercano a los 30 cm.

En el área Mediterránea, las lluvias intensas ya se vuelven a hacer notar tras el relativo parón invernal. Están relacionadas casi siempre con la entrada de aire todavía muy frío por las capas altas; bajo él se  encuentra un mar todavía también frío, pero menos que la tierra circundante con lo cual pueden aparecer los procesos convectivos que dan lugar a este tipo de precipitaciones. Así, el 6 de marzo de 2010, se registraron fuertes precipitaciones en la provincia de Málaga, con 216 mm. en Casarabonela, que desbordaron el río Manilva. El 11 de marzo de 2011, de nuevo intensas lluvias en la misma provincia, con 136 mm. en Cártama y, de nuevo, 112 en Casarabonela. Del 12 al 15, el temporal afectó a la provincia de Girona y dejó 246,4 mm. en Les Planes y 244  en Sacalm. El 27 y 28, esta vez del 2004, un nuevo temporal de lluvias en Málaga provoca el desbordamiento del río Guadalhorce y un registro máximo de 229 mm en Rincón de la Victoria. Y ya, el 29 de marzo de 1974, fuertes precipitaciones en el norte de Mallorca dejaron 275,4 mm en Escorca Son Torrella y 230  en Lluc.

También Canarias tiene recuerdo de importantes lluvias en marzo. En 1993, a mediados de mes,  un fuerte temporal dejó más de 330 mm. en zonas de montaña de Tenerife y entre 150 y 200  en medianías y zonas de montaña de Gran Canaria y La Gomera. Y no se puede olvidar la intensísima tormenta “anclada” o prácticamente estacionaria sobre Santa Cruz de Tenerife, que el 31 de marzo de 2002 dejó en su observatorio 232,6 mm, con una intensidad máxima de 162,6 mm/h, que causó la muerte de ocho personas y cuantiosos daños materiales. Pero también marzo puede ser ya caluroso en el archipiélago cuando el viento sopla de África. Así ocurrió en 1990 y en 2002 cuando en sendos episodios de este tipo las temperaturas medias del archipiélago se situaron entre 5 y 6º por encima de sus valores normales.

Las tempranas tormentas de marzo también han sido noticia algunas veces: el 21 de marzo de 2010, una fuerte tormenta sobre Badajoz acumuló en algunas zonas mas de medio metro de granizo causando daños importantes y el 9 de marzo de 2013, aparecieron varios tornados y trombas marinas en el litoral sur de Galicia.

En cuanto a vientos, la racha mas fuerte registrada para este mes en los archivos climatológicos es de 194 km/h en el observatorio del Montseny el 19 de marzo de 1969. En el 2007, el 7, se alcanzaron rachas 140 km/h en Santander y de 130 km/h en el aeropuerto de Asturias y en el 2002, el día 14, Plasencia registró 149 km/h. También en el sur peninsular marzo da con alguna frecuencia fuertes vientos. Así  el 8 de marzo de 2007 se dieron rachas de viento de hasta 118 km/h en el aeropuerto de Almería.

En relación mas o menos directa con el viento están los grandes temporales marítimos como una combinación, casi siempre, de mar de viento y de fondo. El 11 de marzo de 2008 el oleaje superó los 12 metros de altura en los litorales vizcaíno y guipuzcoano y los días 3 y 4 de marzo de 2014, otro gran temporal de viento y mar, continuación de los que durante todo el mes de febrero afectaron intensamente a la fachada occidental europea, causó importantes destrozos en todo el litoral cantábrico.

Sin embargo, mas allá de los valores extremos que hayan podido registrarse durante el mes, los vientos de marzo son mas notables por su persistencia. Es una persistencia muy vinculada, como decía anteriormente, a los comienzos de la inestabilidad primaveral, de modo distinto al otoño e invierno en que lo está más con los grandes temporales. O que en verano, muy unida los fuertes fenómenos tormentosos. En cualquier caso, la situación geográfica de España y su compleja orografía da lugar a una gran variedad y complejidad eólica. 

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Hasta aquí, la visión climatológica de marzo. Si nos vamos a las predicciones para este mes concreto, vemos que, según la última predicción de AEMET para las próximas semanas, el carácter general de buena parte del mes podría estar marcado por lluvias algo por encima de lo normal en la vertiente mediterránea y normales, o incluso algo por debajo, en el resto de las zonas. 

Y por lo que respecta al trimestre primaveral, la última predicción estacional, también de AEMET, habla de una mayor probabilidad de que la temperatura alcance valores superiores a los normales en la España peninsular y Baleares mientras que en Canarias podrían estar por debajo. Por lo que respecta a las precipitaciones, no se aprecian diferencias significativas con respecto a la climatología en ninguna zona de España. Es decir, dentro de las icertidumbres de este tipo de predicciones, parece que tendremos un trimestre primaveral normal en precipitaciones, algo cálido en Península y Baleares y algo frío en Canarias.

Pero dentro de esa tendencia general, lo más probable es que, de vez en  cuando, marzo vuelva el rabo. Quizás ya, esta semana que empieza. Habrá que estar atentos.

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