28 de abril de 2023

Lluvias: alguna esperanza

Comentaba en la entrada de ayer de este blog que había síntomas de que, tras la nueva subida de temperaturas que experimentaremos en los días centrales de la próxima semana, era posible la entrada de una circulación atlántica que podría arrastrar algunos frentes o pseudofrentes de lluvias y chubascos. Pues bien, última salida de la predicción a tres semanas del Centro Europeo parece ir confirmando esa posibilidad.

En los mapas que acaba de difundir Aemet, se observa que para la primera semana de mayo las lluvias estarán por debajo de los valores normales en prácticamente toda España, si bien, esa gran anomalía positiva que se ve al oeste de la Península y la otra pequeña en el litoral gallego dejan ya albergar alguna esperanza.


Y esa esperanza parece hacerse realidad en los mapas para la segunda semana:


Así es: la anomalía positiva se extiende ya a las vertientes atlántica y cantábrica y zonas de Baleares mientras que la mediterránea recibiría en principio valores normales, ya que esas bandas de lluvia llegan allí ya muy debilitadas.. Y otra buena noticia es que las temperaturas se suavizarían bastante frenando así en parte la fuerte evapotranspiración. También puede apreciarse en la imagen como las anomalías de precipitación son algo más marcadas en las zonas montañosas de esa vertiente atlántica, como es normal en estas circulaciones.

En cualquier caso, visto el tipo de circulación atmosférica que va a dominar parece que esa segunda semana de mayo podría caracterizarse por el paso de vez en cuando de algunas franjas de lluvias y chubascos que humedecerían el ambiente y sobre todo la tierra que tanto lo necesita pero que en su conjunto no dejarían grandes cantidades de lluvia. Pero en la situación en que nos encontramos cualquier cosa es bienvenida.



27 de abril de 2023

¿Pero va a llover o no?

 Dada la situación en que nos encontramos, paso sin más preámbulos a comentar directamente la situación meteorológica y su posible evolución (es un comentario rápido más bien de tipo técnico).

a) La dorsal cálida que ahora nos afecta se va a ir desplazando hacia el este de modo que a partir del sábado llegan a la Península vientos del Atlántico con mayor contenido de humedad. En el seno de esa circulación aparece una vaguada secundaria que dará lugar a algunos chubascos y tormentas en zonas de la mitad norte y puntos del centro.  En general poca lluvia salgo en algunas zonas en la que las tormentas pudieran ser localmente más fuertes. El domingo también podría aparecer alguna tormenta sobre todo en montañas del sur peninsular


La pequeña onda que atravesará la Península durante el sábado dando algunas tormentas aparece en este mapa llegando a Portugal.

b) A partir del lunes se empieza a desarrollar sobre la Península una nueva dorsal cálida más alargada y estrecha que la actual (a veces se las denomina como "domos" cálidos). Son las estructuras atmosféricas más ligadas a situaciones de calor excepcional, sobre todo si se quedan estacionarias, y fueron bastante responsables del tórrido verano del año pasado. Su presencia va a dar lugar a un nuevo aumento de las temperaturas que probablemente durará hasta el miércoles o jueves. 

Miércoles, 3 de mayo a las 12 UTC. El domo cálido sobre la Península parece que, por suerte, tenderá a desplazarse hacia el este y la amplia vaguada atlántica empezaría poco a poco a afectar a la Península. Que se cumpla o no es la clave para que nos lleguen algunas lluvias.

c) Si finalmente la situación evoluciona de este modo, volverían a llegar vientos atlántico a la Península trayendo incluso algunos sistemas frontales que darían lluvias algo más significativas en bastantes regiones. En esa dirección apunta este meteograma probabilista para Madrid en el que aparece la posibilidad de algunas precipitaciones a partir del cinco o seis de mayo. No es en absoluto seguro, pero, como decía ayer, es una "ventana de oportunidad" para que nos llegue, aunque no sea mucha, ese agua que necesitamos. 


13 de abril de 2023

Reflexiones bajo la sequía

Es difícil comentar algo que no se haya dicho ya en relación con la situación meteorológica que estamos viviendo en las últimas semanas. Estamos en una primavera muy seca con alguna irrupción circunstancial de aire relativamente frío que deja alguna lluvias débiles por zonas del norte peninsular. Pero lo que predomina es el aire subtropical muy cálido, a veces en forma de dorsales anticiclónicas que con frecuencia tienden a evolucionar a “domos cálidos”. Son estructuras que, como por desgracia ya conocemos, facilitan el alcance de nuevos récords de temperaturas máximas y que generan las condiciones propicias, -junto al estado de la vegetación, seca y con frecuencia sin desbrozar- para que un incendio se convierta con rapidez en un “megaincendio”. En cualquier caso no cabe ignorar que también se han batido algunos récords de temperaturas mínimas del mes de abril dada la extrema sequedad reinante y los cielos muy despejados tras la entrada de algo de aire frío sobre la Península. 

Y es verdad que cuando tenemos un domo anticiclónico suele existir alguna dana o borrasca fría al este o al oeste, pero ni se están dando claras retrogresiones en las orientales, ni las occidentales se acercan lo suficiente, además que tampoco muestran una dinámica suficiente como para generar las necesarias lluvias. Lo único a lo que a veces dan lugar es a entradas de polvo africano. 

No parece que se vislumbren cambios sustanciales en los próximos diez días si bien parece que nos libramos de otro “domo cálido” que amenazaba ya con afectarnos durante al menos la primera mitad de la próxima semana y que podría  ser sustituido a partir del lunes por una débil pero refrescante circulación del nordeste. Mientras tanto la atmósfera intenta que nos llegue desde el Atlántico alguna vaguada o dana pero, de momento, queda en eso, solo en intentos. 

Precipitación que podría acumularse durante los próximos diez días según el modelo determinista del Centro Europeo. Salvo en zonas montañosas del norte, las lluvias van a ser escasas o nulas.

Pero a ver si alguna de ellas lo consigue. Todavía nos queda cierta esperanza de que a finales de este mes o principios del próximo  pudieran llegar algunas lluvias pero en absoluto serían en la cantidad necesaria para significar un alivio sustancial de la sequía. Después el verano…Luego, ¿será posible que con el cambio del patrón “Niña” a “Niño” nos llegue un otoño e invierno lluviosos?...Ojalá.

En cualquier caso hay dos cuestiones que la clase política debería abordar con más profundidad y con una visión de más largo alcance. Una es más inmediata: el próximo verano. Como estamos viendo el aire subtropical entra -y se queda- en la Península cada vez con más frecuencia y los dichosos “domos” parecen tender a ser cada vez más persistentes (algo que merecería como tantas veces he dicho un cuidadoso estudio)…¿Se están tomando medidas de todo tipo -preventivas y adaptativas- por si nos enfrentamos a un verano como el pasado -señales van dando los modelos estacionales- y encima con menos agua?

Este mapa de predicción para el trimestre junio-julio-agosto elaborado por el Centro Europeo muestra una alta probabilidad de que las temperaturas a dos metros sobre el suelo en gran parte de Europa -y desde luego en España- se encuentren por encima de los valores "normales" del periodo 1993-2016.

Y la sequía. No caben soluciones cortoplacistas. No creo que deba pensarse en resolver problemas mediante trasvases de unas cuencas a otras porque es muy posible que la mayor parte de ellas no van a tener excedentes significativos sino más bien todo lo contrario, vista la tendencia climática. Por otra parte no cabe confiar en que cada tres o cuatro años secos nos venga otro más lluvioso que nos haga “ir tirando” porque, además, ni con algún año así podría solucionarse el problema como ocurría en tiempos anteriores. Con veranos que cada vez “se meten” más en la primavera aumenta la evaporación y el consumo de agua. Por supuesto habrá que intentar aprovechar el agua que pueda caer del mejor modo posible pero hay que plantearse otro tipo de soluciones quizás bastante más duras, pero de todo punto necesarias.