13 de junio de 2019

NOAA pisa el acelerador

Si el pasado martes, 11 de junio, el Centro Europeo de Predicción a Medio Plazo hizo pública la puesta en operación de una nueva versión de su sistema de predicción IFS, ayer día 12 fue NOAA quien también anunció la implementación operativa de otra versión de su sistema conocido como GFS. Si bien la acción del Centro Europeo forma parte de su rutina de introducir mejoras de importancia una o dos veces por año, la de NOAA es esta vez más significativa ya que ha supuesto el reemplazamiento del denominado "core" o núcleo del modelo por otro denominado Finite-Volume Cubed-Sphere (FV3), que es una nueva versión de la familia FV utilizada previamente en modelos de evolución climática y de dispersión de contaminantes. Junto al reemplazamiento de este núcleo básico, algo que supone ya de partida una gran salto adelante en la dinámica y en el cálculo, se han introducido otras  mejoras relacionadas alguna de ellas con la microfísica de nubes que deberían permitir un optimización de la predicción de la precipitación. Junto a ello, NOAA espera también una mejora de la predicción de la intensidad de los huracanes, cuestión ésta que ha creado muchas dificultades en los últimos años.


Las "cajas" o "cubos" de cálculo del FV 3 (NOAA)

Este cambio, que al parecer se ha ido retrasando bastante respecto a las fechas previstas en un principio, era muy deseado por la comunidad meteorológica norteamericana.  Era muy clara la necesidad de una profunda renovación del GFS, de modo que pudieran subsanarse problemas que dieron lugar a algunos importantes fallos de predicción ocurridos en el pasado y que le permitiera competir con el modelo del Centro Europeo, considerado como el mejor del mundo. 

En principio parece difícil por múltiples razones, al menos de momento, que el GFS pueda igualarlo o superarlo, pero no deja de ser un gran estímulo para unos y otros y constituye en cualquier caso un paso adelante muy importante para el avance de la modelización y la predicción. Esperemos también otro paso adelante de NOAA en sus modelos probabilistas y veremos si, en general, sus planes para los próximos años siguen a los muy atractivos y ambiciosos del Centro Europeo del periodo 2016 a 2025.

En cualquier caso no cabe olvidar la existencia de otros modelos globales de predicción operados por otros importantes Servicios Meteorológicos e incluso por una o dos compañías  multinacionales. Y tampoco el buen número de modelos mesoescalares regionales existentes entre los cuales se encuentra el del consorcio HIRLAM al que pertenece AEMET.  Va a ser muy interesante seguir la evolución -y la estrategia- de todos ellos en los próximos años en el  marco de un mundo tan cambiante.

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