Finaliza enero y es un buen momento de revisar lo que ha sido noticia durante este mes desde el punto de vista meteorológico. A mi modo de ver destacan las singularidades acaecidas en muchas áreas del hemisferio norte; situaciones aparentemente inconexas pero unidas por un tipo concreto de circulación atmosférica que las explica....Aunque, quizás, lo más difícil de explicar sea por qué ha predominado esa circulación y no otra.
La circulación atmosférica a gran escala de enero se ha caracterizado por la persistencia de una estructura de ondas atmosféricas bastante repetitiva que ha originado un enero muy suave en Europa occidental y grandes contrastes en Norteámerica entre las fuertes olas de frío en su mitad occidental, la continuación de una gran sequía en California y las temperaturas inusualmente altas en Alaska, donde además, la nieve típica de la época, ha sido sustituida por la lluvia en muchas zonas.
Para comprender un poco mejor como todo ello no son sino facetas de una misma estructura global, vamos a comentar el mapa que muestro a continuación. Es un análisis de la topografía de 500 hPa y de la temperatura de 850 hPa en el hemisferio norte correspondiente al 21 de este mes. Aunque es de un día concreto la he elegido porque es una muestra bastante representativa del esquema básico de circulación que ha predominado a lo largo de todo el mes en el hemisferio norte.
Topografía del geopotencial de 500 hPa y de la temperatura de 850 hPa de todo el hemisferio norte correspondiente al 21 de enero de 2014 elaborada por el Centro Europeo de Predicción a Plazo Medio. Muestra una configuración bastante representativa de la que ha predominado a lo largo de todo el mes |
En el mapa puede verse la ubicación de las grandes ondas de Rossby formadas por el chorro polar estableciendo la separación entre las masas frías de las latitudes septentrionales y las más cálidas meridionales. En las zonas delanteras y traseras de cada vaguada el aire cálido se expande hacia el norte mientras que en el seno de esas vaguadas es el aire frío el que penetra hacia el sur.
Fijémonos en principio en la importante vaguada sobre la mitad occidental de Estados Unidos en la parte centro-izquierda de la imagen. Aunque no ha estado así todos los días del mes, ha sido la configuración que más ha predominado sobre esa zona. La profundidad de esa vaguada ha conseguido que, en varias ocasiones durante el mes, el aire polar haya encontrado un camino abierto hacia el sur dando lugar a las olas de frío que han afectado a amplias zonas de Norteámerica. En la primera de esas entradas, a principios de mes, se extendió por los medios la noticia de que la causa era la llegada, o incluso la rotura del vórtice polar. Desde mi punto de vista, se utilizó un concepto científico bastante fuera de lugar, lo que creó mas confusión que claridad sobre lo que estaba ocurriendo y que pienso que se explica con mas sencillez de esta forma.
Indudablemente, tras una vaguada tiene que haber una dorsal. Si observamos de nuevo el mapa vemos esa dorsal extendiéndose sobre el tercio oriental de Norteámerica. La consecuencia inmediata es el tiempo seco en toda esa zona prolongando la sequía que ha afectado con gran intensidad sobre todo al estado de California. Y moviéndonos en esa zona un poco hacia el nordeste vemos como otra vaguada, en este caso menos desarrollada, lleva aire relativamente cálido y húmedo del sur sobre Alaska provocando lluvias en varias de sus zonas.
Y, por supuesto, delante de la vaguada tiene que haber otra dorsal. La que nos interesa ahora se extiende sobre todo el Atlántico norte. En este caso es mas tendida y menos profunda que la estacionada en el oriente de Estados Unidos. Está unida a una zona del chorro polar bastante rectilínea, relativamente alta de latitud para esta época y con suaves ondulaciones en su seno pero que son capaces de inducir un rosario de borrascas en niveles bajos que se dirigen hacia Europa transportando calor y humedad del sur hacia unas zonas donde, por la época del año, debería predominar fundamentalmente el aire polar. Se trata de borrascas muy profundas, acompañadas de vientos muy fuertes, procedentes algunas de ellas de ciclogénesis explosivas -que por su repetición parece que han dejado de ser noticia- y con gran recorrido sobre el océano. Ello que ha facilitado la aparición de grandes oleajes, que incluso han llegado a romper algunos récords de altura de olas en la costa de Galicia. Como ya he comentado en alguna otra ocasión, y aunque no tengo pruebas de que sea así, buena parte de la gran energía de estas borrascas podría proceder de la acumulada en las aguas atlánticas subtropicales durante el verano y casi no consumida por los pocos ciclones tropicales generados este año en esa zona.
Pues bien, esta situación es el origen del enero en general bastante benigno que vive Europa occidental y que, por ejemplo, ha originado en Gran Bretaña una anomalía superior a un grado en las temperaturas asó como el enero mas lluvioso en el centro y sur del país desde 1910. En España, y a falta todavía de los datos oficiales, supongo que la temperatura media habrá estado algo por encima del valor normal y así supongo que también lo estará la precipitación.
Es reseñable que, hasta ahora, no ha habido invasiones significativas de aire siberiano sobre Europa occidental. Una posibilidad para que ello ocurriera, sería que la dorsal atlántica se hiciera más acusada y se moviera hacia Europa occidental al tiempo que inclinase su eje en dirección nordeste-suroeste, dando lugar a lo que se llama técnicamente una retrogresión, lo que favorecería la llegada del aire frío de Siberia. La meteorología popular afirma que febrero suele ser bastante distinto a enero...En fin, no demos ideas y veamos que nos dice la Candelaria pasado mañana, 2 de febrero. ¿Está fuera el invierno...o todavía no?
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