1 de agosto de 2019

Revolución en las masas

En las masas de aire, por supuesto. Creo que no se puede calificar de otra forma la evolución atmosférica iniciada hace pocos días por la que una masa de aire muy cálido se extendió desde el norte de África hacia la Península Ibérica y desde ahí a Francia, Bélgica, Holanda y Noruega provocando caídas de muchos récords de julio e incluso absolutos en estos países. Después, esta masa se movió hacia Groenlandia y allí se encuentra ahora asentada como un anticiclón cálido y provocando subidas de temperaturas y un marcado deshielo. 

Análisis de 500 hPa/T850 del 1 de agosto a las 00 UTC (ECMWF). Puede verse la masa cálida/cúpula anticiclónica sobre Groenlandia tras su periplo -transformándose parcialmente- desde latitudes meridionales. Al sur queda una zona de borrascas separadas de la atmósfera subtropical por un chorro ¿polar? que trae sucesivas ondas sobre la fachada occidental de Europa.

Lo curioso, pero lo lógico también, es que la presencia de esa dorsal ha confinado más hacia el sur el aire frío de esas zonas y, aunque todo esto necesita un estudio más profundo y detallado, se ha generado una circulación de chorro ¿polar? -desde luego no subtropical- en latitudes demasiado meridionales para la época del año en que estamos. Naturalmente ese chorro ha ayudado a la generación de borrascas, formándose una muy curiosa hace dos o tres días enfrente del golfo de Vizcaya que posteriormente se ha movido más hacia el norte. Y digo curiosa porque, aunque su origen fue claramente baroclino, su evolución la llevó a adoptar una estructura más de características subtropicales o tropicales, algo que casi lo ha llegado a ser en algún momento si atendemos a sus diagramas de fase. 

Así aparecía la curiosa borrasca atlántica el pasado 29 de julio (NASA)

Por otra parte esta configuración de chorro que, según los modelos de medio plazo parece que quiere prolongarse algunos días más, mantiene sobre la vertiente atlántica un flujo de viento algo húmedo y no muy cálido que hace que en esas zonas las temperaturas no se disparen en demasía, sobre todo en el cuadrante noroeste peninsular. 

Como digo, esta situación merece un serio estudio dinámico y quizás también termodinámico, pero en principio parece provenir -una vez más- de un chorro débil y muy ondulado. Un chorro con una muy alargada vaguada al oeste de Europa que propició el marcadisimo ascenso de latitud del aire norteafricano -con recalentamiento ibérico añadido- hacia latitudes muy septentrionales y después su "coladura" hacia Groenlandia, reconstruyéndose de algún modo mucho más hacia el sur de donde según la climatología de julio debía situarse. 

Es una evolución verdaderamente curiosa e interesante...pero también muy preocupante por lo que supone de continuación de un gran aporte de calor hacia latitudes árticas con su contribución a una mayor fusión de hielo, a un aumento de la amplificación ártica y a un chorro polar cada vez más ondulado y débil. Es verdad que evoluciones de este tipo provocan también descensos del aire frío hacia el sur y descensos de temperaturas como  también parece haber ocurrido en zonas de Estados Unidos...pero por lo que hemos ido viendo en los últimos tiempos, ese aire frío es menos frío que lo que debería ser para "equilibrar" al aire muy cálido que remonta. Al final, en cómputo anual y balance global, y como ya viene siendo habitual en este siglo, aumento de la temperatura global. Veremos el resultado cuando acabe el año.

No hay comentarios:

Publicar un comentario