1 de julio de 2019

Calurosas reflexiones

Tal como estaba previsto, hoy ha finalizado la fase aguda de este último episodio de calor intenso. AEMET tiene ahora la palabra para establecer su categorización como "ola" y, en su caso, las zonas más afectadas. Además supongo que publicará -porque la situación lo merece de sobra- un informe con los datos definitivos de récords, que han sido muchos y muy notables sobre todo en el cuadrante nordeste peninsular.

Creo que debe reconocerse ante todo la calidad de las predicciones del Centro Europeo avisando varios días antes de la magnitud de lo que se venía encima y posibilitando seguramente la salvación de vidas, la protección d bienes y la adecuada planificación y gestión de recursos energéticos. Es una satisfacción saber que, aunque no podamos evitar estos episodios, sí tenemos herramientas para podernos anticipar con tiempo de sobra a su ocurrencia. 

Desde un punto de vista técnico, si bien el episodio ha tenido un desarrollo clásico, me parece interesante destacar algunos rasgos que me han llamado la atención. Fijémonos en el análisis del Centro Europeo del pasado viernes:


Análisis de 500 hPa y T850 de las 12 UTC del viernes 28 de junio (ECMWF)

Destaca ese gran "dedo cálido" que parece venir de África y que corresponde a una dorsal muy estrecha y larga que llega hasta latitudes muy septentrionales. Se ve como la isoterma de 24ºC a 850 hPa ocupa los dos tercios orientales de la Península y roza a Baleares. En el interior peninsular aparecen algunos pequeños núcleos de 28ºC que aseguran temperaturas en superficie cercanas al menos a los 44ºC. Si utilizamos los datos de los radiosondeos de ese momento vemos que tanto Madrid como Santander tienen 24ºC  (en el nivel de 850 hPa). Pero lo que me llama mucho la atención es ese núcleo de 28ºC casi sobre la Costa Azul francesa justo en la zona de la población de Gallargues-le-Montueux, donde su registro de 45,9ºC rompió todos los récords franceses (el muy cercano sondeo de Nimes daba 27,2ºC a 850 hPa, valor muy importante pero que justifica con dificultad los 45,9º). Su situación, desplazada hacia la derecha del núcleo de la dorsal, me hace pensar -y lo planteo sólo como una posibilidad- sí, además de la elevada temperatura de la propia masa, pudo haber un efecto adicional en ese área para alcanzar una temperatura tan desusada, y que en Francia se esperaba alcanzar dentro de varios años en el contexto del calentamiento global.

Otra reflexión más general es sí la causa básica de este episodio y estas temperaturas ha sido el espectacular remonte de la dorsal llevando temperaturas muy altas a zonas donde eran casi desconocidas (el radiosondeo de Santander del sábado 29, daba 25,9º a 850 hPa, que me pregunto si se ha alcanzado alguna otra vez en esa ubicación) o bien, si la masa de aire que remonta va siendo cada vez más cálida. Por supuesto es algo que necesita un estudio muy detallado pero mi impresión es que lo que sucede es que este tipo de dorsales van siendo más frecuentes y remontan más hacia el norte, y no tanto que la masa aérea africana vaya elevando progresivamente su temperatura. 

De hecho, este espectacular remonte de la dorsal ha estado indisolublemente unido a la presencia de una borrasca fría al  oeste de Portugal, y me da la sensación que más "pegada" a la Península de lo que suele ser climatológicamente normal. En general se sitúa algo más hacia el oeste y ello da lugar a que la dorsal cálida se coloque más centrada sobre Andalucía y Extremadura y no tanto, como ha ocurrido esta vez, sobre la mitad oriental peninsular. Por otra parte, borrasca y dorsal han ido ascendiendo hacia el norte en el marco de un chorro polar débil y muy  "meandrizado" compatible -como cada vez se insiste más- con un Ártico más cálido.

Otro posible efecto secundario de esa situación tan cercana de la baja fría ha sido, desde mi punto de vista, el refuerzo de la circulación de la baja térmica peninsular con un aumento en la intensidad de los vientos de componente este; algo que podría haber influido aún más en la aparición de los incendios en zonas del centro peninsular. 

Mi conclusión es que, si bien, este episodio ha respondido a la estructura sinóptica típica de aparición de olas de calor sobre España, es importante estudiar con detalle las variaciones que, como esta vez, pueden producirse sobre el modelo conceptual básico. Además, hay que ver si ese modelo conceptual ha ido variando en el contexto del calentamiento global y qué variaciones futuras nos señalan los modelos de evolución climática. Por otra parte, y como ya lo apuntaba en mi anterior entrada del blog, es necesario priorizar y coordinar más los estudios de atribución. En ese contexto es muy satisfactorio ver como ante una situación de este tipo,un grupo de meteorólogos europeos ha prometido para hoy mismo un estudio de atribución de este episodio basado en técnicas estadísticas. Hay que acelerar porque "el tiempo" también parece acelerar. 


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