9 de septiembre de 2013

Fenómenos meteorológicos extremos del 2012: ¿Son cambio climático?

Con frecuencia me he referido en este blog a la dificultad de atribuir total o parcialmente -o de no atribuirlo en absoluto- un fenómeno atmosférico concreto al calentamiento global de carácter antropogénico.  Es clara la importancia que ello tendría tanto para profundizar más en la naturaleza del fenómeno en cuestión como para dar a conocer a la sociedad los efectos sensibles que el calentamiento puede originar mas allá de especulaciones teóricas. De este modo se podría responder, al menos parcialmente, a las contínuas preguntas de los periodistas, cuando ocurre un fenómeno de este tipo, sobre su posible relación con el cambio climático.

Desde hace dos o tres años años diversos grupos científicos han intensificado sus trabajos en el desarrollo y aplicación de métodos de atribución y los resultados van saliendo a la luz. En esta línea, y al igual que hizo el año pasado con los fenómenos extremos del 2011, el Boletín de la American Meteorological Society (BAMS) , ha publicado junto con su número de septiembre una importante monografía titulada "Explaining extreme events of 2012 from a climate perspective". La publicación reúne 19 artículos de 18 grupos distintos de investigación sobre 12 sucesos distintos tales como la ola de calor en Estados Unidos, la gran disminución del hielo ártico en verano, las intensas lluvias del norte de Europa, las inundaciones provocadas por el huracán Sandy, la ola de calor del verano en Europa, la sequía del 2011-12 en la Península Ibérica o las inundaciones en el norte de China entre otros. Una interesante particularidad es que, cuatro de estos sucesos, han sido estudiados simultáneamente por distintos grupos de investigación empleando metodologías distintas lo que permite interesantes comparaciones entre sus resultados. Junto con los propios artículos son también realmente interesantes tanto la introducción de la monografía como su conclusión final, que constituyen, a mi juicio, estupendos ejemplos de claridad, rigurosidad científica y sensatez respecto al tema en cuestión.

Si bien recomiendo vivamente la lectura de toda la monografía para una comprensión profunda de su mensaje, no puedo dejar de apuntar su conclusión básica final. En ella se establece que, aproximadamente en la mitad de los estudios presentados, se halló alguna evidencia de que el cambio climático de origen antropogénico era un factor contribuyente al fenómeno extremo estudiado, si bien la propia evolución del tiempo y del clima eran también factores clave. De cualquier forma, tan importantes casi como esta conclusión, son la riqueza de consideraciones y de matices que se exponen y que constituyen una magnífica revisión de lo que sabemos y lo que nó, de donde se encuentran las principales incertezas y cuales son los puntos fuertes y débiles de los métodos de investigación que se están utilizando. Es por tanto una satisfacción que la AMS haya emprendido la realización de estas monografías anuales que nos permiten por una parte conocer mejor los fenómenos extremos mas importantes de cada año así como responder, si bien parcialmente y con algún retraso a la eterna pregunta de los periodistas cuando suceden fenómenos de este tipo: Pero... ésto es cambio climático?

Antes de finalizar quiero dejar constancia de la presencia en esta monografía de un artículo sobre la sequía en la Península Ibérica  durante el invierno y la primavera 2011 y 12  (artículo 14 de la publicación) realizado  por un grupo de investigadores portugueses, españoles e ingleses . Mas allá de sus interesantes conclusiones que también recomiendo leer, es de destacar la aplicación de estos estudios de atribución a nuestra Península y a nuestras situaciones específicas: un camino a recorrer absolutamente necesario.





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