24 de septiembre de 2012

A propósito -una vez más- de "Nadine"


“Nadine” ha resurgido de nuevo como perturbación tropical después de una larga vida como depresión, tormenta tropical, huracán de categoría 1, de nuevo tormenta tropical, después ciclón post-tropical, ahora, cuando escribo estas líneas, de nuevo tormenta tropical y todavía con mucha probabilidad de alcanzar de nuevo la categoría de huracán en los próximos días. Después, probablemente, hará su transición a borrasca extratropical finalizando así su larga y azarosa vida. Aunque en entradas anteriores de este blog me he ocupado ya de esta perturbación, ahora ya que parece que su destino está mas o menos claro, creo oportuno compartir algunas reflexiones surgidas estos días durante su seguimiento.


"Nadine" el 30 de septiembre de 2012

Lo primero de todo es reconocer el gran impacto que este fenómeno ha tenido en las redes sociales. La gran disponibilidad de datos de todo tipo, junto a la inmensa cantidad de documentación existente, da lugar a que conocimientos y términos que hasta hace poco pertenecían a un ámbito científico y profesional relativamente pequeño se hagan populares en muy poco tiempo. Denominaciones como “extratropical”, “subtropical”, “post-tropical”, “híbrido”, “predicción por conjuntos” o “escenarios” han circulado y circulan estos días ampliamente, unas veces con mayor acierto y otras con menos, pero consiguiendo en cualquier caso un impresionante aprendizaje práctico y una amplísima divulgación.  Los foros de debate especializados han “echado humo” estos días siguiendo puntualmente la situación, tanto que hasta un importante medio de comunicación se han referido a alguno de ellos como  “Cazatormentas” como fuente de información.

Por otra parte, siempre que este tipo de perturbaciones alcanzan o se acercan a zonas españolas surgen algunas voces que atribuyen este comportamiento al cambio climático. No parece en principio que tenga necesariamente que ser así. Nos encontramos cerca de latitudes subtropicales y no es del todo extraño que, en determinadas condiciones atmosféricas, alguna de las perturbaciones nacidas en ellas pueda visitarnos.  Probablemente ello ha ocurrido desde siempre pero ha sido a partir del uso continuado e intensivo de las imágenes de satélite y de la mejora de los métodos de análisis y diagnosis cuando hemos podido identificar y comprender mejor estas estructuras. Antes de tener esas herramientas y métodos las identificábamos como borrascas anormalmente fuertes que nos sorprendían bastante y que podían estropear  en  gran medida nuestras predicciones sin saber exactamente a qué nos enfrentábamos. En cualquier caso, un tema distinto y no resuelto del todo todavía  es si los modos de circulación predominantes en los nuevos escenarios de calentamiento global facilitarán o dificultarán la llegada de estas perturbaciones a nuestras zonas.

Mas allá de todo ello, la cuestión fundamental para mi surge a partir de la limitadísima predecibilidad que ha tenido esta situación. Durante varios días, cuando uno de los dos modelos globales mas importantes de predicción enviaba a “Nadine” en una dirección el otro lo hacía a la contraria e incluso pasadas consecutivas del mismo modelo ofrecían soluciones muy diferentes entre ellas. Desde mi punto de vista esas dificultades tenían dos orígenes distintos. Uno de ellos era la extremadamente compleja dinámica interna de estas perturbaciones tropicales, muy difícil de modelizar adecuadamente. Ello puede conducir a serias inexactitudes en el cálculo de su intensidad y trayectoria así como en el de la propia extensión de la circulación ciclónica asociada. El segundo tenía que ver con las características específicas que los modelos atribuían a la vaguada atlántica con la que “Nadine” podría interactuar. De este modo algunas veces la “extendían” mas hacía el sur, otras inclinaban mas o menos su eje o bien llevaba una circulación de vientos mayor o menor. Obviamente y como ya he comentado otras veces, variaciones incluso no muy grandes en las características de estas dos perturbaciones -que de algún modo se esperaba que interaccionaran- daba lugar a que esa interacción unas veces se produjera y otras no, cambiando así el comportamiento de "Nadine"  y originando así la gran incertidumbre –y expectación-  que ha rodeado a su seguimiento.

Como es lógico había que consultar la salida de los “ensembles”… pero esta vez no nos sacaban mucho de dudas ya que las distintas trayectorias se repartían casi por igual en las distintas direcciones.  Pero sí nos informaban de algo fundamental: el grado de predecibilidad era bajísimo y la mejor predicción era…reconocer que no sabíamos a donde iba a ir a parar “Nadine”.  Así lo hizo en un momento dado el Centro Nacional de Huracanes y así lo trasladaron al público a través de los medios distintos comunicadores españoles de meteorología en una postura que honra a unos y a otros y que ayuda a que el público comprenda como funciona realmente la predicción meteorológica.

Y algo que es fundamental para acabar. Comprobamos como dependemos totalmente de los modelos numéricos tanto de los deterministas como cada vez más de los probabilistas o “ensemble”. Tanto dependemos que cabe preguntarse si con sus características actuales o con las que cabe esperar en los próximos años queda sitio para un verdadero valor añadido del predictor humano. Me ocupé de este tema en la entrada de este blog titulada “Los nuevos predictores” y no voy a repetir mis argumentos. En cualquier caso allí apuntaba que ese valor pueden darlo en los casos de fenómenos extremos siempre que esos predictores estén muy bien seleccionados y entrenados pero que, en cualquier caso, su orientación debe ser cada vez mayor hacia la asesoría especializada, la comunicación de calidad y la divulgación.

Si de verdad queremos disponer cada vez de predicciones cada vez mas certeras y fiables es  necesario seguir invirtiendo en sistemas de observación terrestres y en modelos de muy alta resolución y probabilistas. Y por supuesto en científicos que los hagan posibles. Desgraciadamente, todo ello, no es hoy una alta prioridad en absoluto.

Y por supuesto, hay que seguir difundiendo, divulgando, debatiendo…, en resumen compartiendo conocimiento y experiencia sin miedo y sin nostalgia.

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