28 de diciembre de 2019

¿Qué "sabor" tenía el río atmosférico causante del último temporal?

En la anterior entrada del blog me refería al pasado gran temporal de lluvia y viento de la vertiente atlántica y  a su relación con la llegada a la Península de un marcado "río atmosférico" embebido en una gran y alargada masa nubosa que se originaba al menos en la zona del Caribe. A su vez estaba unida a fuertes vientos de componente oeste tanto a niveles altos como medios y bajos. 


Imagen del canal de absorción de vapor de agua de Meteosat del pasado 21 de diciembre. Una larga banda de humedad y de gran espesor llegaba a la Península Ibérica desde el Caribe. En el núcleo central de este tipo de estructuras se suele lleva a cabo un gran transporte horizontal de agua precipitable por lo que esas zonas se han dado en llamar "ríos atmosférico"
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De este mismo día es esta imagen de contenido total de agua precipitable obtenido por el SSEC de la Universidad de Wisconsin a través del procesado de la información de distintas bandas de los satélites meteorológicos. Puede verse como, al menos cualitativamente, el "río" que llega a la Península Ibérica tiene su origen en la gran banda húmeda ligada a la ZCIT del Pacífico cercano a Centroamérica

Esta situación me llamó mucho la atención al estar, al menos parcialmente, desvinculada de las borrascas "Elsa" y "Fabien"  a las que se las atribuyó el temporal (sin excluir que pudiera haber alguna modificación por su parte). También lo hizo por su gran profundización hacia el interior peninsular -algo que no ocurre en todas las entradas de este tipo- y que, alcanzando  de lleno a parte del Sistema Ibérico y de las montañas béticas, alimentó de forma extraordinaria a las cabeceras de algunos ríos mediterráneos. De hecho ocurrieron episodios de inundación en zonas peninsulares muy distantes unas de otras.



Reinosa (@rulomusica)


Cuenca (Lanza digital)
Ayna (autor desconocido)

Pues justamente unos pocos días antes de comenzar el temporal se presentaba en la reunión de otoño de la American Geophysical Union (AGU) un interesante trabajo realizado por investigadores de las universidades norteamericanas de Stanford y Colorado con el atrayente título de "Flavors of Atmospheric Rivers: Climatology and Impacts of Moisture- vs. Wind-Dominated Atmospheric Rivers Along the US West Coast". Lo que, de un modo muy resumido, viene a exponer este artículo es que, si bien hasta ahora la caracterización básica de un río atmosférico y, de alguna forma, su relación con su potencial de precipitación, ha venido dada por su mayor o menor valor del denominado "transporte horizontal verticalmente integrado de vapor de agua (IVT) entre 1000 hPa y 300 hPa",  parece necesario introducir también la mayor o menor intensidad del viento que lo acompaña. De este modo los "ríos" podrían clasificarse en cuatro "sabores": "húmedo" (alto contenido de humedad y poco viento), "ventoso" (poca humedad y mucho viento), "húmedo y ventoso" (alta humedad y mucho viento) o "neutral" (valores medios de humedad y viento).

Aunque en su fundamento este planteamiento no es nuevo, desde mi punto de vista es una aportación importante porque de la conjugación -quizás pronto cuantitativa- de esos dos factores puede depender mucho el conocimiento a priori de la eficiencia de precipitación del "río". Dado que la masa aérea que lo contiene presenta en muchas ocasiones neutralidad húmeda en la baja troposfera, son muy importantes para las precipitaciones -aunque no únicos- los ascensos forzados por las zonas montañosas. Y en ese ascenso juega un papel preponderante el viento que acompaña a esa masa aérea. En nuestro reciente episodio hemos podido ver como, justamente por ese mecanismo, las mayores precipitaciones han ocurrido en zonas montañosas o elevadas. Y también se me ocurre pensar que también ese viento ha sido responsable de la gran profundización del río hacia el interior peninsular llegando probablemente más allá de la propia Península. 

Naturalmente supongo que hay que investigar cuál es el perfil de viento óptimo en relación con la IVT de cada "río" y con las zonas geográficas a atravesar para que, en vez de una acción favorable a la precipitación- no se desarrolle otra desfavorable que pudiera "romper" la dinámica interna de la nube y la dificultara.

Éste es en fin otro de los muchos artículos que se están publicando en los últimos tiempos reconociendo el importante papel de estos ríos en la distribución de la humedad a escala planetaria. Cuáles son las regiones fuente de estos ríos, cómo se activan en relación con la oscilaciones Madden Julian o ENSO, o cómo son los mecanismos específicos de transporte y de la precipitación asociada son líneas importantes de investigación. En España, al menos que yo conozca, son muy de destacar los trabajos realizados en este contexto desde hace ya varios años por el Laboratorio de Física Ambiental del Departamento de Física Aplicada de la Universidad de Vigo. Sirva como pequeña muestra este artículo que da una excelente visión de conjunto sobre los ríos atmosféricos.

Y si, para finalizar, nos preguntamos por cuál sería el "sabor" de nuestro último río atmosférico creo, a la espera de posteriores investigaciones,  que sería el de "húmedo y ventoso". En cualquier caso, habrá que ir afinando el "gusto".

22 de diciembre de 2019

¿Ha pasado un "expreso tropical"?

Ahora que ya puede darse por finalizado el temporal de lluvia y viento que nos ha afectado durante los últimos días me parece interesante exponer algunas ideas que se me ocurren en relación con él y sobre las que me encantaría que los lectores del blog pudieran también opinar. 

El temporal ha sido atribuido a dos potentes borrascas "Elsa" y "Fabien". Si bien el inicio del mismo sí puede ser atribuido a "Elsa", y en su final ha intervenido parcialmente "Fabien", mi opinión es que el grueso del mismo se ha debido al impacto sobre la Península de una fortísima corriente en chorro de componente del suroeste/oeste, de carácter tropical-subtropical con la probable participación de otra de tipo polar en parte de su recorrido. Ese chorro, acompañado también de vientos fuertes en niveles medios-bajos, ha estado unido a una densa banda nubosa en la que se producía un importantísimo transporte de aire cálido y húmedo tropical con gran contenido de agua precipitable y que podría visualizarse o definirse en su zona central como un "río atmosférico". De las imágenes de satélite podría inferirse que el origen de este aire era el océano Pacífico cercano a México, si bien durante su viaje atlántico podría haber ganado mucha más humedad. 

Análisis de 500 hPa de las 12 UTC del 18 de diciembre. Puede verse una "confluencia" sobre la costa este de Estados Unidos del chorro polar con otra proveniente del Pacífico a través de México (ECMWF)

En esta imagen del satélite GOES-East del pasado día 18 puede verse en el borde derecho de la imagen a la borrasca "Elsa" con su espiral hacia el suroeste de Irlanda y su descarga de aire frío posfrontal formando células convectivas abiertas. Muy poco al oeste de esa descarga aparece el inicio de la gran banda nubosa que arranca -desde el punto de vista visible- desde la costa pacífica de México y atraviesa el Caribe y Atlántico norte. El impacto de esta banda sobre la Península es lo que provocaría el gran temporal de viento y lluvia.
En esta imagen del canal de vapor de agua de la madrugada del día 19 puede verse la gran banda nubosa afectando ya a la Península. "Elsa" quedaba ya al norte de las Islas Británicas con su frente frío asociado difuminándose hacia Baleares

Las pequeñas ondulaciones del chorro propiciaban en esa banda la aparición de pequeñas ondas frontales muy abiertas que se propagaban con rapidez hacia la Península y que mediante sus convergencias asociadas han sido a mi juicio las responsables de la mayor parte de las precipitaciones.



Imagen del GOES-East para el mismo día 20. En el centro de la imagen aparece ya la borrasca "Fabien" con su amplia y típica descarga posfrontal. Parece tener conexión con la banda tropical/subtropical de donde pudo obtener la energía para su rápida intensificación. 
Imagen compuesta por dos órbitas del satélite polar TERRA del mediodía del 21 con "Fabien" centrada ya al suroeste de Irlanda y trasladándose hacia el continente

Me ha llamado mucho la atención la gran anchura de esta banda de humedad, que ha dado lugar a que las lluvias copiosas e inundaciones se hayan extendido por toda la vertiente atlántica, desde las regiones del norte a las del sur. Del mismo modo, los fuertes vientos han afectado también a amplias zonas de la Península. Debe reseñarse por otra parte la importancia que ha tenido la llegada de aire tan cálido y húmedo en la fusión de gran parte de la nieve que, de forma climatológicamente muy adelantada, había caído en semanas pasadas sobre zonas montañosas; algo que ha contribuido de forma sustancial a la crecida de tantos ríos. 

Esta situación me ha recordado mucho a la que se conoce en Norteamérica como "Pinneapple express", una amplia corriente de aire cálido y muy húmedo que se dirige desde la zona de las islas Hawaii hacia California dando lugar también a lluvias copiosas y fuertes vientos. Si tomamos esa analogía podríamos decir que lo que nos ha afectado estos días ha sido un "pacific express" o, al menos, un "expreso tropical". 

Imagen del "pineapple express" (NOAA)

Este tipo de situaciones no son en absoluto desconocidas en España aunque tampoco muy frecuentes, pero sí me da la impresión, a la espera de estudios más reposados, que ha sido bastante más "potente" que otras, tanto por lo que se refiere a la intensidad y extensión de las lluvias, como por la intensidad de los vientos y la gran suavidad de las temperaturas, todo ello ya prácticamente en puertas del invierno. ¿Algo que ver con el calentamiento global y la consecuente mayor energía disponible con un aire más cálido y húmedo? A nivel de opinión yo diría que sí, pero esperemos a ver si surgen estudios sobre todo ello.

El otro día comentaba que en la atmósfera hay vida mucho más allá de borrascas y anticiclones. En este caso nos ha afectado fundamentalmente un fenómeno de muchas mayores dimensiones y de características distintas. Habría que encontrar la mejor  manera de denominarlo para cuando vuelva. Desde luego no "expreso tropical"

4 de diciembre de 2019

Dana...¿un concepto a revisar técnicamente?

En los últimos meses, y sin conocer mucho las causas concretas, el término "dana" se ha extendido rápidamente por los medios de comunicación y por tanto se está haciendo también de uso común en la sociedad. De este modo compite ya, casi de igual a igual, con el de "gota fría". Recordemos que este término tuvo su origen entre los meteorólogos españoles de los años cuarenta y cincuenta del siglo XX para designar una borrasca en niveles medios y altos de la atmósfera separada de la circulación del chorro polar, y que equivalía al de "cut off low" del mundo anglosajón. Sin embargo, dada la relación que existía -y existe- con la aparición de lluvias fuertes mediterráneas, la sociedad -sobre todo la mediterránea- acabó denominando como "gota fría" a cualquier situación de este tipo -tuviera o no relación con la "gota fría"en su concepción original- y poco a poco se uso se ha ido extendiendo y entendiéndose como la causa de lluvias intensas en cualquier zona de España, algo que no es exacto.

Borrasca fría sobre el área mediterránea y ¿dana? en formación al oeste de Portugal. Imagen del canal infrarrojo de Meteosat del 4 de diciembre a las 09 UTC.
Fue a finales de los ochenta cuando en el Instituto Nacional de Meteorología se decidió -y referido sólo en principio a la esfera técnica- utilizar para ese fenómeno el acrónimo "DANA" de Depresión Aislada de Niveles Altos, que parecía ser mucho más acorde con la naturaleza del fenómeno atmosférico en cuestión que "gota fría", unida ya de forma indisoluble a las lluvias intensas. Es curioso que muchos años después de haberse introducido el término y de haberse utilizado fundamentalmente en esos ambientes técnicos, se haya extendido tanto en la sociedad que esté a punto de sustituir, o desde luego de competir, con "gota fría" para referirse a cualquier situación de lluvias intensas bien como causa de ella o como a la propia situación en sí misma. 

Si volvemos ahora al campo científico-técnico puede observarse que entre algunos meteorólogos va tomando cuerpo la idea de que el concepto "dana" quizás debería ser revisado. No es nada raro que, en la medida en que se dispone de más y mejores observaciones, mejores recursos de cálculo y nuevos estudios, muchos de los conceptos que se introdujeron hace años necesiten revisiones o adecuaciones, y más aún en un escenario de calentamiento global. En el caso concreto de las danas probablemente debe revisarse tanto qué se entiende por "aislada" como por "niveles altos", así como cuáles son los rasgos claramente diferenciales entre dana y borrasca fría. Y, en ese contexto, parece también muy conveniente revisar todo el campo de las ciclogénesis, tanto las de carácter tropical como extratropical y sus transiciones. Evidentemente ello debe llevarse a cabo en un contexto científico internacional tras un amplio análisis y debate en las publicaciones adecuadas.


Imagen del canal de vapor de agua de Meteosat del día 3 de diciembre con la superposición del campo de vorticidad potencial en niveles altos. Este campo puede ser una buena herramienta de diagnóstico para aclarar el concepto de "separación". Imagen tomada de la Revista del Aficionado a la Meteorología (RAM) donde ya se ha planteado esta cuestión en algunas ocasiones.
Estas revisiones son algo común en el campo científico pero en el caso de las danas es curioso que ocurra justo ahora cuando el término se extiende ampliamente por la sociedad. Puestos en esta situación me pregunto si en las informaciones meteorológicas para el público (no en contextos divulgativos en los que sí puede hacerse) deberíamos referirnos cada vez más a los efectos sensibles para la población, que son los que nunca cambian: lluvias y vientos fuertes o temperaturas extremas así como a sus previsibles efectos e impactos, y quizás utilizar menos términos técnicos que deben revisarse de tiempo en tiempo. Pero por otra parte estoy cada vez más convencido que en esta sociedad actual de la información eso es imposible y el "mestizaje" científico-técnico-social es inevitable. Probablemente no tiene por qué ser "malo". Todo lo contrario, aunque a veces haya que pasar por tiempos de cierta confusión. 

25 de noviembre de 2019

Pues no, no vinieron para quedarse

En una entrada anterior del blog me refería a la borrasca "Cecilia" que nos visitó del jueves al sábado pasados y mostraba mi esperanza de que nos pudiera dar una situación de vientos ábregos o "llovedores", que trajeran a la vertiente atlántica las lluvias tranquilas y abundantes que se necesitan en muchas de sus comarcas. Como allí expresaba, sería una situación rápida y fugaz pero que, quizás, podría abrir a medio plazo el camino para una situación de ábregos que durase varios días más. 

La borrasca entró el jueves por la noche por el oeste peninsular pero a tanta velocidad que a media tarde del viernes su frente frío asociado ya había rebasado la mitad occidental peninsular. Dio lugar a vientos fuertes en muchos lugares que se prolongaron también durante el sábado pero, en este caso, ya de componente norte y bastante más fríos. De este modo los ábregos y sus lluvias asociadas -que se corresponden con el paso de la nubosidad ligada al frente cálido delantero- solo actuaron durante unas horas en las regiones de la vertiente atlántica dejando cantidades de precipitación bastante menores que en otras situaciones de este tipo. Es verdad que en zonas de la vertiente cantábrica y sobre todo de la Andalucía mediterránea algunos registros superaron los 60 o 70 mm, pero justo esta circunstancia hace ver que no se trataba de un verdadero temporal de ábregos. Cuando lo es, puede durar al menos tres o cuatro días y llegar a superar los 100 o más mm. de lluvia en la vertiente atlántica, mientras que muy poco o nada en las otras vertientes. Una trayectoria relativamente anómala de "Cecilia", sus fuertes vientos asociados y su rápida traslación hizo que el deseado temporal no se hiciera realidad, si bien supongo que el agua caída aunque en menores cantidades de las deseadas, puede haber recargado ligeramente algunos acuíferos y facilitado ciertas labores agrícolas. 

¿Se ve un temporal de este tipo durante los próximos días? Antes de hablar de ello, prestemos atención a un interesante fenómeno que se puede observar por satélite esta noche y mañana. La tormenta tropical "Sebastien" -cuyo comportamiento y evolución ha extrañado hasta al propio Centro Nacional de Huracanes- ha hecho su transición extratropical -se ha convertido en una borrasca común- y va a interaccionar con otra borrasca atlántica. Estos encuentros son normales y suele ser la ex-circulación tropical la que se ve absorbida por la extratropical a la que, sin embargo, puede reforzar bastante mediante una excelente inyección de aire húmedo y relativamente cálido. En esta ocasión parece que la voz cantante la va a llevar "ex Sebastien" que conservará su estructura más tiempo que la otra borrasca aunque, al final, todo será un único y gran remolino borrascoso, distinto ya a las estructuras que se unieron. Y será  mañana cuando el frente frío ligado a este proceso nos dejará algunas lluvias pero poco significativas.

Aunque la imagen visible de Meteosat de hoy a las 15 UTC resulte un poco oscura debido a la escasa iluminación solar en esta época del año, se aprecia al noroeste de Galicia a la borrasca resultante de la tormenta tropical "Sebastien" y un poco más al oeste pero muy cerca una borrasca atlántica con no gran desarrollo. Será interesante ver la interacción de ambas esta noche y mañana si bien todo parece indicar que será la borrasca "clásica" la que se convertirá en satélite de "ex Sebastien" hasta que ambos remolinos se fundan y den lugar a una borrasca distinta.
En el mapa de presión en superficie y precipitación previsto para hoy 25 de noviembre a las 18 UTC  pueden verse perfectamente las dos estructuras comentadas en la imagen anterior y sus campos de lluvia asociados.
El mismo mapa pero previsto para mañana 26 de noviembre a las 12 UTC. Presumiblemente el centro de "ex Sebastien" se encuentra ya sobre Irlanda mientras que la borrasca atlántica absorbida en su circulación aparece en el mapa como una débil vaguada secundaria al sur de ese centro y al noroeste de Galicia aunque con un notable campo de lluvias asociado. El correspondiente frente frío afecta ya al noroeste peninsular.

¿Y después? Pues no, no llegan los ábregos. El chorro polar, soplando en general del oeste, se establecerá sobre la Península y Baleares arrastrando frentes atlánticos pero que solo dejarán lluvias significativas en el cuadrante noroeste peninsular. Solo algunas de ellas, en general débiles, pueden llegar al centro peninsular dejando cantidades muy modestas de precipitación. El ambiente en general será algo desapacible, no porque las temperaturas sean bajas sino por la presencia alternante del viento. 

Mapa de geopotencial de 300 hPa previsto para el miércoles 27 a las 12 UTC. Puede observarse el flujo del chorro polar sobre el Atlántico y afectando en el caso de la Península Ibérica a su mitad norte. Sus ondas asociadas darán lugar a algunos frentes en superficie que afectarán con lluvias sobre todo al noroeste peninsular.

Previsión de lluvia acumulada desde hoy lunes hasta el próximo domingo. Como se ve las cantidades más significativas se recogerán en Galicia, mitad norte de Portugal y zonas montañosas de la mitad norte.

Después,  a partir del domingo, podría llegar el "escobazo". Así designaban algunos clásicos meteorólogos españoles a una abrupta entrada de aire frío del norte tras el paso de un frente frío muy activo que cerraba la sucesión de pasos de frentes menos activos sobre la Península. Con frecuencia ese "escobazo" se debía -como posiblemente ocurra también ahora- a un rápido crecimiento hacia el norte del eje de la dorsal anticiclónica atlántica que volvería a "levantar la cabeza". 


Si el modelo determinista del Centro Europeo acierta -y parece que hay bastantes posibilidades de que sea así- ya para el próximo domingo, 2 de diciembre, por la noche la configuración ondulatoria del chorro sobre el Atlántico habrá cambiado radicalmente si se compara con el mapa anterior. Una reestructuración de la circulación planetaria del hemisferio norte dará lugar a unas ondas muy marcadas con un gran crecimiento hacia el norte de la dorsal atlántica y con entrada de aire frío del norte sobre Península y Baleares tanto en superficie como en altura. Acompañando a la zona delantera de la vaguada que aparece sobre la Península habrá pasado previamente un frente frío algo más activo que los anteriores. Esa entrada fría postfrontal que cierra un periodo de dias con paso de frentes era lo que algunos meteorólogos designaban coloquialmente como "el escobazo".

Una entrada fría y ventosa que, al parecer, duraría varios días. Por tanto... habrá que seguir esperando a los ábregos si es que se deciden.







20 de noviembre de 2019

El temporal se acerca...en dos fases

Aunque ayer ya comenté en otra entrada algunas ideas sobre la situación de vientos ábregos y lluvias atlánticas que nos va a afectar en los dos o tres próximos días, creo interesante  hoy señalar de forma rápida algunos rasgos dinámicos de esta situación como simples reflexiones que pueden alimentar un debate o dar algunas pistas para el seguimiento de la situación.

En la imagen visible de hoy a mediodía se aprecia una pequeña onda o borrasca muy poco profunda sobre la zona de Azores. Llamo la atención sobre ella -y otra algo más al oeste -porque puede tener algo que ver con las lluvias que durante la tarde y noche de mañana afectarán sobre todo a zonas del suroeste peninsular. En el mapa de 300 hPa (más abajo) vemos que está soportada por una pequeña vaguada en el flujo de niveles altos. En la imagen también puede adivinarse, más que verse, la amplia zona nubosa de una joven borrasca que está apareciendo por esas latitudes y que se aprecia mejor en la imagen del GOES-E. 

Imagen del canal visible de Meteosat de hoy 20 de noviembre a mediodía. Sobre la Península Ibérica se aprecia el débil frente que la atraviesa y que pertenece a la antigua y gran borrasca, ya en claro declive, que se centra al suroeste de Irlanda. En el centro de la imagen sobre las islas Azores aparece una pequeña espiral nubosa provocada por una débil borrasca u onda a la que sigue a no mucha distancia corriente arriba otra pequeña onda.
Imagen del GOES-East de primera horas de esta tarde. Hacia la zona de Terranova se observa la formación de la borrasca que, más profundizada, nos afectará del jueves noche al sábado. Hacia la mitad del borde derecho de la imagen se aprecia la onda o pequeña borrasca sobre Azores. En el centro/abajo de la imagen la tormenta tropical "Sebastien".
Mapa de geopotencial y viento a 300 hPa previsto para las 18 UTC de hoy. Obsérvese la amplia corriente en chorro sobre el Atlántico (podrían ser dos) con sus máximos de viento asociados. El que llega a Azores tiende a irse incurvando y es el que conducirá hacia el golfo de Cádiz las pequeñas estructuras de superficie de la zona de Azores. Ligeramente a su derecha aparece otro máximo ligado a la antigua borrasca de las Islas Británicas. 

Pues bien, esa borrasca que ahora se empieza a fortalecer hacia Terranova es la que nos afectará desde el jueves noche al sábado con un temporal de viento y lluvia, y que llegará unas horas después de las ondas más pequeñas que comentaba anteriormente. Su rápida traslación y desarrollo -no será un desarrollo explosivo pero sí muy significativo- estará regido por la aparición e intensificación de otro máximo de viento en altura al tiempo que se va desvaneciendo el que condujo a las ondas anteriormente comentadas. 

El mismo mapa anterior pero ahora previsto para mañana jueves 21 a las 12 UTC. Compárense ambos para ver los cambios.  El flujo proveniente de Azores se ha incurvado algo más y forma una vaguada sobre el golfo de Cádiz que, con algún tipo de relación con la baja u onda que ha conducido, será responsable de las lluvias de mañana en el suroeste y centro peninsular. Por otra parte, otro máximo de viento que aparecía en la anterior algo al oeste de Terranova se ha reforzado y se propaga corriente abajo profundizado y conduciendo a la borrasca principal hacia la Península Ibérica. 
Mapa de superficie y precipitación acumulada en 6 horas previsto para mañana 21 a las 12 UTC. Puede verse como la precipitación en el suroeste peninsular está ligada a la llegada de la onda en altura al golfo de Cádiz. No me queda claro, y habrá que verlo a través de datos e imágenes, la participación en ello de la débil borrasca de superficie que seguimos desde Azores. De hecho en los mapas con frentes previstos por distintos Servicios Meteorológicos aparecen discrepancias en esa zona. Por otra parte, en pleno Atlántico y situada a la izquierda de la zona de salida del potente máximo de chorro que la conduce,  se acerca a la Península con rapidez la borrasca principal de este episodio. 

Los mapas de presión en superficie y precipitación para la madrugada del viernes sugieren una posible unión o interacción entre ambos sistemas dada la gran disminución de velocidad del primero en relación con el segundo. Si esa interacción -en caso de producirse- puede ser positiva o negativa en cuanto a generación de lluvias es difícil de saber más allá de lo que los modelos nos indiquen. 

A las 12 UTC del próximo viernes 22 de noviembre la profunda borrasca de unos 970 hPa se encuentra afectando ya a toda la Península. Los máximos más importantes de lluvia en 6 horas se observan además de Galicia, en Andalucía. ¿Podrá tener que ver con la humedad llevada antes hasta allí por la estructura del jueves que hemos ido siguiendo?

Para finalizar la única "pega" que encuentro a esta situación es que estas ciclogénesis tan enérgicas provocan en general vientos fuertes con sus riesgos asociados y sin embargo lluvias menos abundantes -aunque ocasionalmente intensas- que una borrasca menos profunda y con una traslación más lenta. Bienvenida sea en cualquier caso. Situación muy interesante a seguir por profesionales y aficionados. 

19 de noviembre de 2019

Ábregos...¿vienen para quedarse?


En una de las últimas entradas del blog me refería a la preponderancia que desde hace ya varios años muestran las situaciones del noroeste sobre nuestro entorno geográfico, con una dorsal anticiclónica atlántica poco propensa a bajar de latitud, algo que, de suceder, provocaría a su vez un descenso de la corriente en chorro con sus borrascas asociadas. De hecho, el origen del temporal de nieve y frío de los últimos días solo ha sido una cierta variante de dicha circulación del noroeste: la dorsal atlántica se elongó y dio lugar a su vez a que se profundizara una vaguada sobre la Península con aire muy frío.  En su interior se formó una borrasca fría que fue la causante de las grandes caídas de nieve, sobre todo en la cordillera Cantábrica y zonas aledañas. 

Mapa de geopotencial de 500 hPa y de temperatura a 850 hPa del viernes 15 de noviembre a las 12 UTC. La dorsal atlántica se ha "estirado" hacia el norte mientras que la vaguada delantera se ha profundizado un poco más, apareciendo en su interior una borrasca fría. Esa borrasca conducía aire polar marítimo sobre el área Cantábrica lo que, junto a la apertura del flujo sobre el noroeste peninsular, provocaba la formación de nubes y precipitaciones. Lógicamente las zonas montañosas orientadas más o menos perpendicularmente a ese flujo reforzaban los ascensos del aire y potenciaban nubes y nevadas.

En esa entrada apuntaba también que, a veces, esta situación permite que, de vez en cuando una vaguada pueda acercarse al oeste peninsular y profundizar un poco más hacia el sur facilitando así que los vientos ábregos o llovedores, que cada vez nos visitan con menos frecuencia, puedan hacerlo durante un par de días y proporcionar a la vertiente atlántica esas lluvias extensas, continuadas y "tranquilas" tan importantes en estas zonas. 

Pues bien, tal como muestran los modelos parece que vamos a tener esa visita de los ábregos. De momento corta y fugaz pero que podría ser la antesala de un temporal más prolongado. Tras el paso mañana de un primer frente atlántico, la circulación del chorro del NW sobre el Atlántico se refuerza y reorganiza de modo que consigue bajar más de latitud y profundizar y arrastrar hacia la Península dos borrascas atlánticas. Una, que sería más una onda secundaria que una borrasca propiamente dicha sobre el golfo de Cádiz, y otra al oeste de Portugal.  Una y otra afectarían a la Península durante el jueves y el viernes y originarían esos ábregos y sus lluvias asociadas por tierras de Andalucía occidental, Extremadura y buena parte de Castilla la Mancha y Castilla y León.

Mapa de presión en superficie y de precipitaciones en seis horas previsto para las 18 UTC del próximo jueves. Una borrasca principal se acerca a Galicia mientras que una onda secundaria en el seno de los suroestes ha penetrado ya por el golfo de Cádiz. Los ábregos ya soplan sobre la vertiente atlántica (ECMWF/Tiempo.com)

Doce horas después la circulación de suroestes o ábregos unida a la borrasca principal afecta ya a todas las zonas. Sin embargo muy cerca de Portugal se observa un cambio del flujo al NW unido al paso del frente frío de esa borrasca. De este modo y de acuerdo con los modelos, ya el sábado -y sobre todo el domingo- se volvería a un flujo general del NW.  Para las personas interesadas puede resultar muy atractivo seguir la evolución de esta situación con los mapas previstos a intervalos de seis horas.

Tras el viernes, la circulación volvería de nuevo a ser del noroeste. Sin embargo, los mapas a medio plazo muestran una amplia expansión sobre el Atlántico del aire polar dando lugar a una bajada del chorro más en bloque:

Mapa previsto de 500 hPa previsto para el jueves 28 de noviembre por el modelo determinista del ECMWF. El chorro polar baja mucho de latitud y conduciría sucesivas borrascas y frentes asociados hacia la Península. Aunque el flujo a 500 hPa sea claramente del oeste, las borrascas en superficie que se forman bajo él presentan circulación del suroeste con ábregos en sus zonas delanteras. En cualquier caso, y de cara  a la eficiencia de las posibles lluvias, todavía sería mejor que el flujo de 500 hPa fuera algo más del SW. Pero...¿qué probabilidad hay de que se dé esta situación?
Parece que puede haber esperanza. Los mapas del sistema de predicción probabilista del Centro Europeo previstos para ese 28 de noviembre son relativamente optimistas en el sentido de que se establezca esa situación de Poniente sobre la Península

 Si esa situación llega a establecerse a partir de mediados de la próxima semana -y habría que ver cuanto duraría- ese sí sería el verdadero temporal de ábregos que tanto se espera en esa vertiente atlántica, pero que tanta sequedad provoca en el área mediterránea. A veces esos temporales finalizaban con la formación de una dana en el golfo de Cádiz y de una borrasca mediterránea que trasladaba la lluvia a esa vertiente...pero, de momento, es adelantar mucho. Vamos a ver. 

14 de noviembre de 2019

Los tipos de tiempo: Climatología, predicción...y ¿cambio climático?

AEMET acaba de publicar una nota técnica titulada "Recuperación de la clasificación sinóptica de Font: Reconstrucción con el reanálisis ERA40" cuyos autores son los meteorólogos Carlos Santos, Álvaro Subías y Alejandro Roa.

Portada de la Nota Técnica recién publicada

Quizás el título resulte algo críptico para los no expertos en meteorología, de modo que para valorar adecuadamente este magnífico trabajo convenga hacer algo de historia. Ya desde el siglo XIX, pero sobre todo a lo largo del XX, los climatólogos sintieron gran interés por clasificar las estructuras atmosféricas que afectan a una región determinada del planeta y conseguir de ese modo un catálogo de situaciones típicas, representadas fundamentalmente por los campos de presión en superficie y a veces, cuando ya fue posible, por mapas de niveles altos. Se trataba por tanto de obtener un "catálogo", un conjunto de quince, veinte, veinticinco mapas.. de días concretos que fueran representativos de las distintas situaciones atmosféricas que pueden afectar a la zona geográfica en cuestión. Naturalmente esto sólo podía hacerse mediante el estudio intensivo -y siempre subjetivo- de los mapas elaborados por técnicas sinópticas, consistentes en utilizar muchos datos de observación para obtener representaciones generales o "sinopsis" de la situación atmosférica en forma de mapas de presión en superficie y/o, en su caso de geopotencial. En España se desarrollaron varios de estos catálogos, pero quizás uno de los mejores y desde luego más conocidos fue el del excelente meteorólogo  y climatólogo Inocencio Font, compuesto de los mapas de superficie y de 500 hPa de 23 días representativos de 23 tipos distintos de tiempo.

En algunos de esos mismos catálogos, o en estudios complementarios, se relacionaban esos "tipos de tiempo" con el tiempo sensible que provocaban y muy especialmente con las precipitaciones. Por eso no es de extrañar que cuando se empezó a trabajar con los primeros modelos numéricos de predicción en los años setenta, modelos que sólo proporcionaban topografias de 500 o 300 hPa y mapas de superficie, surgiera de inmediato en los predictores "la tentación" de ver si esa situación prevista en superficie para "mañana", o como mucho para "pasado mañana", se parecía lo suficiente, era más o menos "análoga" a uno de los mapas de los "tipos de tiempo" catalogados. Y, de ese modo, inferir a partir de su base de precipitaciones asociada, cuál podría ser el comportamiento de las precipitaciones para "mañana" o "pasado".

Cuando a finales de los años setenta me incorporé al equipo de predicción de Paco García Dana en el entonces Instituto Nacional de Meteorología, recuerdo que la principal misión diaria de un veterano compañero era la localización de esa posible configuración sinóptica catalogada a la que se asemejara más el mapa de superficie previsto que aquellos modelos nos daban. Este compañero -el recordado Juan Jiménez Cordobés- tenía muy sistematizado el procedimiento, de forma que, una vez localizada la situación básica en el catálogo de tipos, localizaba a partir de anteriores trabajos varios días parecidos en los gigantescos tomos donde estaban encuadernados por trimestres los análisis de gran calidad del Servicio Meteorológico alemán. Era una labor pesadísima -en fondo y forma- para que, después de dos o tres horas de trabajo que a media mañana presentaba a García Dana, éste casi siempre encontrara detalles que no encajaban en los ejemplos que Jiménez Cordobés le mostraba. Y aunque casi siempre encontrara algunos detalles interesantes, al final solía utilizar su amplia experiencia de predictor para establecer la predicción de las precipitaciones, no sin mantener antes, la mayoría de los días, un rápido pero fructífero cambio de impresiones con nuestro "gran jefe" Mariano Medina. 

En los años noventa, y aunque los modelos ya ofrecían campos previstos de precipitación, todavía aplicábamos esta técnica denominada de "predicción por análogos" pero usando ahora métodos objetivos por ordenador. Sin embargo, poco a poco, la calidad creciente de los campos de precipitación previstos por los modelos hizo que el método por análogos fuera cayendo en el desuso. 

Llegados a este punto de la "historia" es el momento de volver al objeto de esta entrada que no es sino reseñar el excelente trabajo de Santos, Subías y Roa al que al comienzo de la entrada me refería.  Ellos tomaron nota de los días que Font reseñaba como representativos de los distintos "tipos de tiempo" y han vuelto a construir los mapas de superficie de esos días, pero ya no mediante técnicas sinópticas más o menos subjetivas, sino a partir de los reanálisis de alta calidad y completamente objetivos desarrollados por el Centro Europeo de Predicción a Medio Plazo en el marco del proyecto ERA 40. 

Comparación de mapas de superficie de 500 hPa y de superficie de un "tipo de tiempo" de la clasificación de Font con los obtenidos a partir de los reanálisis del ERA-40 (imagen tomada de la Nota Técnica comentada)

Creo que este excelente trabajo, ya interesante por sí mismo, podría utilizarse ahora, no tanto ya para la predicción, sino como una herramienta muy útil  para ver cómo el cambio climático está pudiendo afectar a nuestras configuraciones sinópticas típicas. Se trataría a mi entender de utilizar esta clasificación de Font, ya objetivada y digitalizada, para ir clasificando los reanálisis diarios de los últimos ¿treinta? ¿cuarenta años? y ver la tendencia ascendente o decreciente de cada una de esas configuraciones típicas con el paso de los años. No soy experto en este tipo de cálculo y podría estar proponiendo algo difícil o poco revelador pero, en caso de hacerse, creo que sería una representación y una medida muy interesante de cómo puede estar cambiando nuestro clima. De cualquier forma, y de momento, considero muy recomendable la lectura de esta nota técnica. 

8 de noviembre de 2019

"Conocer la meteorología", mucho más que un diccionario

Tengo ya en mis manos el séptimo libro de mi buen amigo y excelente divulgador y comunicador meteorológico José Miguel Viñas titulado "Conocer la Meteorología. Diccionario Ilustrado del Tiempo y el Clima". Era cuestión de tiempo que José Miguel publicara un libro así conociendo su labor de tantos años en relación con la historia de la meteorología y climatología, su capacidad de buscar y organizar adecuadamente informaciones y estudios de muy distintos tipos -como puede comprobarse accediendo a su portal "Divulgameteo"- y su asombrosa capacidad para relacionar la temperie con los temas más diversos, tal como lo ha demostrado en sus quince años de colaboración con el programa de Radio Nacional "No es un día cualquiera". Además, y en buena medida a través de esa emisión, ha recopilado gran cantidad de saber popular y locuciones típicas relacionadas con tiempo y clima. Al mismo tiempo, José Miguel se ha esforzado por divulgar las más modernas técnicas meteorológicas desde las de vigilancia atmosférica hasta las de modelización numérica o de predicción probabilista, así como los principales planteamientos del cambio climático. 


De todo ese entramado ha surgido, después de un laborioso trabajo de varios años, este libro que es un compendio claro y conciso de todo ello que, aunque organizado bajo la forma de un diccionario de tiempo y clima, se convierte en una excelente obra divulgativa y también de consulta. Además, cuenta con varios textos monográficos así como con un magnífico material gráfico, tanto por lo que se refiere a fotografías como a cuadros explicativos. Se convierte de este modo tanto en una obra de consulta como en un libro de lectura amena, se le abra por la página que se quiera. Es por tanto un libro muy recomendable para profesionales y aficionados y en general para cualquier persona que se sienta atraída por clima y tiempo.



7 de noviembre de 2019

"Noroestes", una vez más

Es verdad que el tiempo se ha vuelto ya muy otoñal, y por lo que se ve en los mapas previstos para los próximos días va camino de hacerse casi o plenamente invernal. Pero en este otoño siguen faltando, al menos en la vertiente atlántica, las lluvias de otoñada, las lluvias tranquilas y provechosas que traen -traían- los "suroestes", los "ábregos", "los llovedores". Todo lo contrario: como viene ocurriendo con mucha frecuencia durante ya varios años son los "noroestes", los "regañones" de Castilla y León, los que siguen dominando nuestra circulación atmosférica. Como vientos más fríos transportan menos humedad atmosférica y, además, como es un tipo de circulación que tampoco favorece los ascensos verticales potentes de carácter dinámico, las precipitaciones son mucho menos importantes y significativas que en el caso de los suroestes que transportan masas más cálidas y húmedas con movimientos ascendentes mucho más marcados. Solo en las cadenas montañosas orientadas más o menos perpendicularmente a ellos y sobre todo en las montañas cantábricas y parte de las pirenaicas -que son las primeras en recibirlos- esas lluvias y nieves son importantes. 

Topografía de 300 hPa prevista para mañana viernes. Muestra un patrón de circulación que, con algunas alternativas, será predominante en los próximos días: circulación del noroeste o norte en capas altas y formación de danas o borrascas frías pero siempre centradas sobre el Mediterráneo occidental o, como mucho, sobre el centro peninsular (ECMWF/Tiempo.com)

Con esta situación, la distribución probable de las precipitaciones acumuladas durante los próximos siete días está clara: acumulaciones importantes en el área Cantábrica y en montañas del cuadrante noroeste. También en Baleares debido a la ubicación de la o las borrascas frías que se puedan formar. 

Es verdad que, como en estos días venideros, pueden venir desde esa dirección danas o borrascas frías que den lugar a algunas precipitaciones significativas, pero la tendencia es que su centro, con la llamada "convección del núcleo frío" asociada, se sitúe sobre el interior peninsular con algunas precipitaciones significativas pero poco duraderas y mal estructuradas. Es posible que la vertiente mediterránea pudiera recibirlas en mayor cantidad si la borrasca se colocara adecuadamente pero a veces con el coste de muchos fenómenos adversos asociados. 

La causa próxima de todo ello parece clara: la sempiterna dorsal atlántica o "anticiclón de las Azores" no se debilita o se retira hacia el sur permitiendo un descenso del chorro polar y por tanto la entrada de los vientos del suroeste. Es verdad que en algunas ocasiones lo hace pero siempre de modo muy efímero. De un modo u otro es un patrón repetitivo que puede ya convertirse -o se ha convertido- en muy significativo desde un punto de vista climatológico, en un importante cambio climático. Si eso es así, y se convierte en ese rasgo climatológico casi permanente, en España tenemos ya que replantearnos muchas cosas. 

27 de septiembre de 2019

Ola de calor de junio y dana de septiembre: unas rápidas e interesantes respuestas

En muchas de las entradas de este blog he insistido en la conveniencia de que tras los episodios de fenómenos atmosféricos extremos que se registren en España se lleven a cabo con un cierta rapidez estudios de atribución que permiten conocer, desde una aproximación probabilista, su mayor o menor relación con el proceso de calentamiento global. Por eso, y aunque no se traten específicamente de estudios de este tipo, me alegra mucho la publicación en estos días de dos trabajos muy interesantes y con conclusiones muy claras sobre dos situaciones de este tipo que nos han afectado en los últimos meses: la intensa ola de calor de finales de junio de este año (y de principios de agosto del año pasado), 








El primero es un artículo que acaba de aparecer en la revista científica Weather and Climate Extrems titulado "Las intrusiones de aire sahariano como un mecanismo relevante en las olas de calor ibéricas: los eventos récord de agosto de 2018 y junio de 2019" realizado por investigadores de distintas instituciones españolas y portuguesas y encabezados por Pedro M. Sousa de la Facultad de Ciencias de Lisboa y David Barriopedro del Instituto de Geociencias (IGEO) dependiente del CSIC y de la Universidad Complutense de Madrid. Más que comentar el contenido del artículo prefiero copiar a continuación el texto con el que se cierra (la traducción es mía y por tanto cualquier posible error): 

"Nuestros resultados demuestran que las intrusiones saharianas juegan un papel crítico en la ocurrencia de olas de calor, particularmente aquellas que afectan a los sectores del sur de la Península Ibérica. Aunque estas intrusiones son en general menos relevantes para las olas de calor del norte peninsular, la latitud sin precedentes alcanzada por los eventos de principios de agosto de 2018 y finales de junio de 2019 y la tendencia hacia los polos mostradas por las intrusiones saharianas de verano, anticipan un papel cada vez mayor de éstas también en las áreas más septentrionales de la Península, así como en otras regiones de otros países de Europa occidental. En consecuencia, existe una necesidad crítica de una mayor concienciación y prevención sobre los impactos relacionados con los problemas de salud pública, los incendios forestales o la gestión de la sequía entre otros peligros relacionados directa o indirectamente con la tendencia ascendente observada (y proyectada bajo el calentamiento global) y ya mencionada en las olas de calor extremas, particularmente en el entorno mediterráneo".


El siguiente estudio acaba de ser publicado en el blog de AEMET por Jose Ángel Nuñez Mora, jefe de climatología de la Delegación de AEMET en la Comunidad Valenciana y lleva por título "Análisis meteorológico y climático del temporal de precipitaciones torrenciales de septiembre de 2019 en la Comunidad Valenciana". Tiene dos partes, la primera se ocupa del estudio puramente meteorológico de la situación mientras que la segunda está dedicada a la valoración climatológica y a la comparación con otros temporales del pasado en la cuenca baja del Segura (abril de 1946, octubre de 1948, noviembre de 1987 y diciembre de 2016). Las dos partes son muy interesantes y recomiendo mucho su lectura pero, como en el caso anterior, más que hacer ningún comentario prefiero transcribir algunas de sus conclusiones

"...Pero en verano, y hasta bien entrado el otoño, el ascenso en latitud del cinturón de altas presiones subtropicales hace extremadamente raro que se produzca danas tan profundas como la registrada los días 11 al 14 de septiembre de 2019. De hecho, y en base a los datos, habría que concluir que la dana que circuló por el sureste de la Península durante el temporal de septiembre, es la más profunda de las registradas en la estación de radiosondeos de Murcia entre el 6 de junio y el 10 de octubre del período 1984-2019".

"El temporal de septiembre de 2019 es el de mayor precipitación acumulada de los analizados, con un 39% más de precipitación en el promedio de la comarca que el siguiente en volumen, que fue el de noviembre de 1987.

Durante unas pocas horas de temporal, entre la mañana del día 12 y la mañana del día 13, se acumuló en el promedio de la comarca el equivalente a la lluvia de un año.

El temporal de septiembre de 2019 es el de mayor precipitación acumulada en la comarca en al menos los últimos 100 años. Aunque no se ha podido realizar cálculo del volumen de precipitación de noviembre de 1916, los datos registrados indican que el volumen de precipitación durante ese temporal debió de ser notablemente inferior al de septiembre de 2019".

Creo que poco se puede añadir a las conclusiones de ambos estudios. Como se ve estos sucesos no son hechos aislados y marcan una tendencia creciente en la frecuencia y/o en la magnitud de olas de calor, lluvias torrenciales y otros fenómenos asociados en nuestra zona geográfica. Mi felicitación más sincera a los autores de ambos trabajos tanto por su calidad intrínseca como por la rapidez, rapidez que no está necesariamente reñida con la calidad. Queda claro, como ya comentaba el otro día que, más allá de si son "galgos o podencos", el hecho es que están ya acercándose con rapidez y las "conejos" más que lamentarse y llevar a cabo solamente tácticas de corto plazo tienen que protegerse de manera más efectiva y definir estrategias claras para dejar a esos "galgos o podencos" lo más alejados que sea posible.