28 de febrero de 2018

¡Al fin!


Al fin parece que la titánica lucha que, según nuestro admirado Forges, mantenía el "Jefe del Servicio de Anticiclones" de AEMET con el sempiterno anticiclón de Azores para que se retirara hacia el norte, y dejara paso a las borrascas atlánticas, ha dado resultado. Y es una lástima que él no haya podido conocer el buen final de ese tremendo esfuerzo.

Viñeta publicada por Forges en "El País" a mediados del pasado mes de noviembre


Pero haya sido el "Jefe del Servicio de Anticiclones" o bien esa reestructuración invernal que ocurre cada cierto tiempo entre la estratosfera y la troposfera, y que se conoce por uno de sus efectos -el calentamiento súbito estratosférico-, lo cierto es que el anticiclón se ha retirado y las húmedas masas de aire atlánticas penetran ya por el suroeste peninsular dejando lluvias abundantes en la vertiente atlántica. Lluvias que, en principio, fueron nieve en muchas zonas, ya que a ésta la costaba trabajo fundirse al encontrar en su camino hacia la superficie una cuña de aire muy frío. Aire que venía a ser como la frontera sur de la masa gélida que en los últimos días se extendió por la mayor parte de Europa desde latitudes siberianas y que ha sido denominada en los medios con los más rocambolescos apelativos.

Mapa de superficie elaborado por AEMET para las 12 UTC de hoy, 28 de febrero. Resulta verdaderamente inusual ver al anticiclón extendido entre Islandia y Escandinavia mientras que buena parte del Atlántico norte aparece ocupado por una gran borrasca. Y en latitudes medias-altas, donde normalmente reinan los ponientes, lo que aparece ahora es una marcada corriente de vientos del este.


También impresiona, por casi olvidada, esta imagen de hoy, 28 de febrero, a las 9 UTC. Camino totalmente abierto para que los vientos ábregos fluyan sobre la Península

Es ahora por tanto, el turno de la visita de sucesivos sistemas frontales o de frentes secundarios. Frentes que separan masas de aire algo distintas y que convergen atraídas por las borrascas pero que, aún distintas, en general son de carácter húmedo y relativamente templadas. A su paso darán lluvias abundantes en la vertiente atlántica, que serán muy copiosas en sus montañas debido al efecto de represamiento y ascenso que esas zonas provocan sobre el flujo. Y será interesante observar en el seno de esos frentes, o de los cinturones transportadores de aire cálido (warm conveyor belts), la aparición de "ríos atmosféricos" o zonas de máximo contenido de agua precipitable. 

El último análisis difundido por el SSEC de la Universidad de Wisconsin muestra un río atmosférico no muy intenso apuntando a la Península Ibérica desde latitudes subtropicales pasando por Canarias. Los "ríos" marcan las zonas donde los ascensos de las masas húmedas concentran la mayor parte del agua precipitable y en sus zonas de incidencia suelen registrarse importantes precipitaciones. Será interesante seguir su evolución en los próximos días y ver si se llega a señalar una conexión con la gran reserva de humedad tropical-ecuatorial.

Cuando se miran los mapas previstos de acumulación de precipitación en una semana aparecen en general, pero sobre todo en esas zonas montañosas del cuadrante suroeste, valores que impresionan, ya que apuntan a cantidades de más de 300 o incluso 400 mm. Ello indica que esos modelos detectan la llegada de aire subtropical rebosante de humedad, para lo cual debe ser bastante templado. Y aquí me surge una pregunta...¿lo es, o será, más de lo que sería climatológicamente normal en estas fechas y ello podría contribuir a las grandes cantidades de precipitación? No lo sé, y lo dejo como una hipótesis sobre la que se podría volver cuando el temporal haya finalizado y conozcamos las precipitaciones reales registradas.  En cualquier caso esperemos que se llenen pantanos y no haya que lamentar inundaciones importantes.


En este contexto me parece importante prestar especial atención, además de a los fuertes vientos de hoy y mañana por el paso de la borrasca atlántica hacia Francia, a la llegada el viernes al suroeste y sur de la Península Ibérica de un marcado máximo de viento en el chorro, algo que podría provocar fuertes ascendencias, mucha precipitación y quizás algunos fenómenos violentos.

Mapa previsto de viento y geopotencial a 300 hPa para mediodía del próximo viernes. La llegada de ese intenso máximo de viento -¿provocado quizás por alguna confluencia de los chorros polar y subtropical?- con sus circulaciones ageostróficas asociadas, podría provocar fuertes lluvias o fenómenos de carácter tormentoso. 

¿Cuánto va a durar este temporal? Si bien el modelo determinista del Centro Europeo insinúa para el final de su periodo de predicción, hacia mediados-finales de la próxima semana, un cierto ascenso hacia la Península y el Mediterráneo de una dorsal norteafricana, el sistema probabilista muestra todavía, como es lógico, una gran incertidumbre y no apoya claramente esa opción.



Por otra parte, y como hemos recordado estos días, el último gran temporal atlántico -no entradas atlánticas menores- se extendió desde finales de diciembre de 2009 hasta -creo recordar- comienzos de febrero de 2010. Difícil que éste pudiera tener una extensión tan larga. La primavera empieza a estar cercana -mañana, uno de marzo, comienza el trimestre primaveral- y en ella la atmósfera se hace muy cambiante como para ser capaz de mantener muchos días una situación más o menos estacionaria. En cualquier caso, acabe cuando acabe, qué interesante sería que lo hiciera con la formación de una dana sobre Golfo de Cádiz-Gibraltar que originase un eficaz temporal de levante sobre el este y sureste peninsular, zonas que se van a ver poco afectadas por este temporal atlántico. Pero, para ello, la dorsal tendría que crecer en el Atlántico cercano, y no sobre la Península o el Mediterráneo.

Y una reflexión para acabar. Ojalá el ver los pantanos llenos, o al menos con una cantidad importante de agua embalsada, no nos lleve a bajar la guardia en los planes hidrológicos a medio y largo plazo y en las campañas y medidas de ahorro de agua. Han pasado varios años desde el último gran temporal atlántico, y no sabemos cuando llegará el próximo.

2 de febrero de 2018

Temporal de invierno...entrando por el norte

Los primeros días de febrero son fechas señaladas para la meteorología popular y la astrometeorología ya que, al parecer, tienen la clave del comportamiento del invierno a partir de ese momento. Hoy, día 2, se celebra en el calendario católico la fiesta de la Candelaria o de Las Candelas, mientras que en otras civilizaciones, tal como la celta, era la fiesta de la Luz en memoria de la diosa Brígida. En el fondo, se trataba probablemente de la celebración por un sol que ya va prolongando su estancia sobre el horizonte, al tiempo que las tinieblas de la noche, se retiran poco a poco. En cualquier caso, y como el hemisferio norte todavía está muy frío, la primera quincena de febrero suele albergar algunos -o muchos- de los días más gélidos del año. 



Así amanece el día de la Candelaria en parte del hemisferio norte. Buena parte del Atlántico está ocupada por una gran dorsal que en las últimas 48 horas se ha extendido como una afilada cuña desde Azores hasta Islandia. Ello ha propiciado la llegada a la Península Ibérica de una primera masa de aire frío que se ha deslizado por su flanco oriental. Mañana esa dorsal se traslada hacia Europa, pero ese avance se va a ver frenado durante algunos días por una amplia borrasca fría sobre Centroeuropa que experimentará una retrogresión parcial hacia el suroeste. El resultado de ello va a ser la llegada a nuestra zona durante la próxima semana de embolsamientos frios o danas de mayor o menor tamaño que, entrando en la Península por el norte, harán un recorrido relativamente errático calculado con dificultad y no mucha fiabilidad por los modelos numéricos. Si bien el tiempo frío está asegurado en todas las zonas, parece que las precipitaciones más abundantes deberían corresponder, aparte de las cordilleras, a zonas de la mitad oriental peninsular y Baleares

Antes de seguir adelante, no quiero dejar de recordar que la más intensa ola de frío registrada en España ocurrió durante la primera quincena de febrero de 1956 y que fue justamente tal día como hoy, el 2 de febrero de ese año, cuando se registraron los famosos -32ºC en el Estany Gento pirenaico. 


LA GRAN ENTRADA SIBERIANA DE FEBRERO DE 1956
Hoy, 2 de febrero de 2018, hace 56 años del récord de temperatura más baja registrada en España propiciada por un fuerte invasión de aire siberiano, al menos en la "oleada" que refleja este mapa del día 2 de febrero de 1956. Fue la primera de las tres entradas frías que ocurrieron durante la primera quincena de febrero de aquel año. A 850 hPa llegaron a alcanzarse valores de -20 a -25ºC en la zona pirenaica. Nada que ver en principio con los -8 o -10ºC que cabría esperar en principio, y como mucho, en la situación actual. 

Y, aunque sin tanta intensidad, también parece que van a ser muy fríos al menos los siete u ocho primeros días de este febrero. Como explicaba más arriba, una sucesiva llegada de masas de aire frío entrando desde el norte y nordeste va a dar lugar a un temporal de invierno caracterizado por temperaturas muy bajas, y unidas al viento, sensaciones térmicas de bastante frío. Además, al ser una masa de aire con recorrido sobre el mar Cantábrico, la nieve aparecerá en abundancia en zonas montañosas y llegará también a zonas llanas, incluso de baja altitud, provocando probablemente un impacto social y mediático más por la novedad que por la intensidad en sí de la situación. 

En cualquier caso, si bien el carácter general de la circulación atmosférica durante los próximos días es el que acabo de describir, los modelos nos muestran, sobre todo a partir del miércoles, evoluciones e interacciones muy complejas entre las distintas circulaciones secundarias -pequeñas danas- que van a entrar en juego.  Ello va a dificultar la concreción a más de 48 o 60 horas de las zonas más afectadas y de las cantidades de precipitación que pueden acumularse, si bien en zonas montañosas o del tercio oriental peninsular y Baleares pueden ser importantes ya que es probable que, dependiendo de la ubicación o ubicaciones de las danas, entre también en juego el aire húmedo mediterráneo. 


El mapa de 500 hPa previsto por el modelo determinista del Centro Europeo para la madrugada del martes muestra una dana centrada en la Península Ibérica. El aporte del sistema probabilístico nos llama la atención sobre la posibilidad -no muy marcada- de que esa dana pudiera situarse algo más al suroeste; algo a vigilar.


48 horas después, el modelo determinista muestra pequeñas y mal definidas danas entre Gran Bretaña y el suroeste peninsular. La incertidumbre va creciendo pero hay margen para pensar que continuará aún el temporal.

El modelo determinista muestra una nueva dana sobre la Península para el próximo viernes/sábado, proveniente del cierre de la vaguada atlántica que en el mapa anterior aparecía acercándose a Gran Bretaña. La incertidumbre es muy alta y es muy dificil predecir cuál puede ser la evolución a partir, sobre todo, del próximo miércoles.

Aunque trabajar con un modelo determinista a cinco días vista y más en una situación de este tipo no es nada recomendable, lo pongo para dar una primera idea de cuál puede ser, según el Centro Europeo, el reparto y la incidencia de las precipitaciones de este temporal. El mapa muestra la acumulación de precipitación desde hoy, 2 de febrero, hasta el miércoles día 7. Como puede verse, son las montañas de la mitad norte, Baleares y algunas zonas del tercio oriental peninsular las que recibirán más precipitaciones, si bien la aparición de la nieve en extensas áreas será noticia destacada.

Sin embargo, más allá de entrar en el detalle de la evlución, en lo que quiero incidir hoy en que esta situación se genera -en líneas generales- del mismo modo en que lo han hecho la mayoría de las que en los últimos años nos han traído precipitaciones. Son visitas de borrascas frías o danas entrando por el norte o noroeste y dando precipitaciones que, salvo algunas excepciones, no son muy abundantes, al no contar en superficie con una masa de aire relativamente cálida y cargada de humedad. Algo que sí ocurriría si esas borrascas o danas se hubieran formado en pleno Atlántico, en la zona de Madeira- Azores, y se hubieran instalado en la zona de Golfo de Cádiz-Gibraltar. O bien, como ocurrió en el invierno 2009-2010, que el chorro polar hubiera bajado en bloque de latitud y, al menos durante dos o tres semanas, hubiera conducido sobre la Península Ibérica una sucesión de borrascas con sus frentes asociados. Pero no ha sido así, al menos hasta ahora, y eso lo refleja el mapa de porcentaje de precipitación acumulada desde  el 1 de septiembre de 2017.


Este mapa elaborado por AEMET muestra el porcentaje de precipitación acumulada desde el 1 de septiembre de 2017 respecto a los valores normales. Puede verse como los temporales registrados en enero no han ayudado demasiado a paliar la sequía que nos afecta en los últimos dos o tres años. Falla el aporte significativo de humedad en capas bajas. 

Podría argumentarse que, al menos, estas entradas por el norte nos pueden regalar abundante nieve, algo fundamental para las reservas hídricas de cara a la primavera y el verano. Eso va a ser así evidentemente y no es en absoluto despreciable. Sin embargo, la situación de nevadas y lluvias generalizadas y persistentes tanto en montaña como en llano, vendría dada por la presencia de una borrasca fría en la citada zona del golfo de Cadiz-Gibraltar que tuviera bloqueada su salida hacia el este-nordeste por un fuerte anticiclón invernal situado sobre Europa central. En ese caso, la convergencia en capas bajas del aire cálido y húmedo atlántico con el aire frío o muy frío de procedencia europea o siberiana ayudado por la presencia de aire frío en capas altas, daría lugar a nevadas o lluvias copiosas y extendidas. 

En resumen, nos sigue faltando unas buenas y continuadas entradas de aires atlánticos -o mediterráneos, para el caso de la vertiente mediterránea- que permitan poder "finalizar" en serio la sequía que ya arrastramos durante demasiado tiempo. Sin embargo, el patrón básico de circulación es un chorro polar "climatologicamente" demasiado alto de latitud, con marcadas ondulaciones que generan de vez en cuando borrascas frías o danas pero que, con algunas excepciones se cierran en latitudes de mas al norte y entrando después en la Península por el norte o noroeste. Y en los periodos que ese chorro adquiere un carácter mas "rectílineo" sigue alto de latitud, de modo que  la sucesión de profundas borrascas atlánticas que genera y conduce afectan a la Europa de más al norte donde provoca vientos fuertes e inundaciones.

¿Seguirá este patrón  lo largo de febrero y meses venideros? Estamos en la Candelaria y existen refranes que, con algunas variaciones,  quieren indicar la posible tendencia del invierno según el comportamiento atmosférico de este día: "si la Candelaria plora..." Pero me temo que estos refranes se originaron en épocas en que el proceso de cambio climático no se había puesto en marcha y tengo mis dudas de que puedan ser útiles en estos tiempos. En ese contexto, al menos los astrometeorólogos nos auguran un 2018 mucho más húmedo que el 2017. Esperemos que acierten porque un invierno y una primavera con precipitaciones escasas nos conducirían a un verano verdaderamente complicado.

De momento disfrutemos -y cuidemonos- de este temporal de invierno y esperemos que nos deje la mayor cantidad posible de agua, líquida, o mejor, sólida. Vamos allá.