26 de enero de 2020

Otro "temporal histórico"...¿o una nueva normalidad?

Acaba de finalizar otro temporal en el área mediterránea que ha vuelto a ser denominado "histórico" por tantos récords batidos en altura de oleaje, vientos fuertes o intensas precipitaciones de lluvia o nieve. Entre otros detalles llama mucho la atención que, en pleno mes de enero, las cantidades de precipitación alcanzadas no desmerezcan en absoluto de valores típicos de los grandes temporales mediterráneos de otoño y que, además, vengan acompañados de una marcada actividad tormentosa. No dejan tampoco de extrañar los récords de alta presión en superficie alcanzados en varios países europeos de forma simultánea. 

No voy a extenderme mucho en la evolución de esta situación a lo que ya dediqué una entrada anterior salvo destacar lo que más me ha llamado la atención de todo ello: la gran energía puesta en juego, energía que sólo puede provenir, o al menos en gran medida, de la participación de aire subtropical -o tropical- muy húmedo y relativamente cálido. Desde este punto de vista la anormalidad básica ha sido la presencia tan hacia el norte de este tipo de aire en pleno invierno. Otra cuestión  que habría que dilucidar más detenidamente es su conexión con el impresionante crecimiento de la gran dorsal atlántica que dio lugar al potente anticiclón de superficie, causante de los récords de presión a que antes me refería, y que contribuyó al establecimiento de los fuertes vientos mediterráneos que tanto nos afectaron. Se podría argumentar que también apareció la nieve: es verdad, pero el aire frío del nordeste que, al converger con el aire mediterráneo-subtropical, dio lugar a las nevadas era mucho menos frío del que solía entrar en invierno hace años. Y la gran cantidad de nieve solo puede justificarse por esa clara participación de ese aire tan húmedo al que me refiero.

A mi juicio, el problema de fondo en todo ello es la frecuencia creciente de situaciones más o menos adversas o extremas en las que interviene esta masa de aire desde hace ya bastantes años, bien sea en forma de aire subtropical marítimo causante de grandes o intensas precipitaciones o de aire subtropical continental, origen en buena medida de altas temperaturas o de olas de calor, incluso en meses como mayo o septiembre. Ello se complica cuando aparecen danas que siguen llegando a nuestras latitudes -no estoy seguro de si en mayor o menor frecuencia- y que encuentran un combustible -aire cálido y húmedo- cada vez de mayor "calidad" y "rendimiento" para la generación  de fenómenos adversos. Las referencias a varias de estas situaciones pueden encontrarse en muchas entradas de este blog que inicié hace ya ocho años si bien, lógicamente no se trata en absoluto de ninguna información científica. 

La cuestión es si todas estas situaciones tomadas en su conjunto, y desde un punto de vista climatológico, pueden constatar la realidad de una expansión hacia el norte de la atmósfera subtropical o tropical. Y si, por tanto, la Península Ibérica y Baleares no tienen ya un clima cada vez más de carácter subtropical que el que era típico de nuestras latitudes medias, y con distinto tipo de fenómenos que todavía no conocemos bien. 

Puede argumentarse que estas ideas son exageradas y preguntarse si no vienen provocadas en buena medida de la gran capacidad de observación que disponemos en la actualidad y de la rapidez con que la información fluye, e incluso a veces se magnifica. Desde mi experiencia de muchos y muchos años de observar prácticamente a diario las evoluciones atmosféricas pienso que, aunque algo haya de todo ello, existen señales claras de que las circulaciones atmosféricas están cambiando en nuestras latitudes y de que a veces no son ya las borrascas "de toda la vida" las que generan los fuertes temporales sino estas potentes incursiones del aire tropical que a veces, eso sí, pueden ser moduladas o parcialmente redirigidas por esas borrascas. 

Imagen del pasado 21 de diciembre, en pleno temporal "histórico" en la vertiente atlántica: Una gran banda de humedad tropical se dirige a la Península Ibérica desde, al menos, el Caribe. Desde mi punto de vista las borrascas "Elsa" y "Fabien" pudieron modular algo el comportamiento de esa banda que fue la gran protagonista de esa situación.
Imagen infrarroja del 18 de enero de este año. Sobre el Cantábrico se encuentra en pleno desarrollo la borrasca "Gloria", luego de tan efímera vida. Cuando horas más tarde llegó al Mediterráneo encontró una masa de aire cálido y húmedo procedente de una circulación subtropical que había alcanzado esa zona poco antes  y que se visualiza por esa gran banda nubosa sobre la costa africana. ¿Pudo ser el "combustible de excelente calidad" que dio lugar posteriormente a los fuertes vientos e importantes precipitaciones?

En cualquier caso es verdad que estas cuestiones no puede estar basada en opiniones de aficionados o blogueros; por eso desde hace tiempo vengo reclamando una potente iniciativa a nivel gubernamental -Ministerios de Ciencia e Innovación, de Universidades, y de Transición Ecológica- para establecer un plan estatal de investigación de la evolución atmosférica en España. Me consta que hay departamentos universitarios que están en ello, pero creo que son pocos y, por lo que me llega, dotados en general de pocos recursos.

Es necesario comprobar científicamente esa evolución en el contexto del cambio climático para decidir la mejor forma de convivir con ella -aparte por supuesto de seguir luchando por la disminución drástica de la emisión de dióxido de carbono y otros gases- y ver qué medidas hay que adoptar desde muchos puntos de vista: protección civil, ambiental, económico, urbanístico....y tantos y tantos otros. Incluso es posible que los meteorólogos tengamos que revisar algunos modelos conceptuales de fenómenos atmosféricos o de técnicas de predicción. Lo que en cualquier caso no se puede hacer es mirar hacia otro lado o enfocar todo ello desde una visión reduccionista o cortoplacista. Nos jugamos mucho. 

22 de enero de 2020

Sobre el temporal "Gloria"




Ahora que el temporal mediterráneo empieza a tocar a su fin, me parece de interés señalar algunos aspectos del mismo que me resultan interesantes y sobre los que sería seguramente útil compartir algunos puntos de vista. En cualquier caso vaya antes que nada el reconocimiento a los excelentes y adecuados avisos de AEMET, al trabajo de los comunicadores meteorológicos y a las eficaces actuaciones de las Protecciones Civiles y de otros colectivos de servicio público, todo ello aunque no haya sido posible evitar la ocurrencia de algunas víctimas mortales y de grandes destrozos materiales. Justo es reconocer también la gran calidad de los modelos del Centro Europeo de Predicción a Medio Plazo que, ya con cuatro o cinco días de anticipación, apuntaban con alta probabilidad a las zonas donde el temporal ha mostrado mayor intensidad.

Como en tantas ocasiones, la evolución comenzó a partir de una pequeña vaguada de la circulación del chorro polar que fue agudizándose y estrechándose por el avance de una dorsal anticiclónica que se propagaba tras ella a gran velocidad. Esa vaguada en desarrollo se dirigió por el Cantábrico a través de la Península hacia el Mediterráneo. En su zona delantera la acompañaba una borrasca en superficie de no gran intensidad, borrasca que, cuando llegó al Mediterráneo, se profundizó muy poco, sin que podamos hablar de una verdadera ciclogénesis mediterránea. Es la que recibió el nombre de “Gloria” y en este punto conviene recordar que, según AEMET, una borrasca recibe nombre cuando su profundización da lugar a la emisión de avisos naranjas y/o rojos por viento.

La topografía de 500 hPa del sábado 18 de enero a las 00 UTC:  Una pequeña vaguada atlántica, englobada en la circulación del chorro polar, comenzó a profundizarse por el avance y crecimiento de una gran dorsal atlántica. Ese crecimiento fue motivado por la inyección de aire cálido subtropical en la zona delantera de una profunda vaguada que había originado condiciones muy adversas en Canadá.

La imagen infrarroja de ese mismo día 18 a las 17 horas muestra ya sobre el Cantábrico a la estructura nubosa que acompañaba a esa vaguada que también se reflejaba en superficie por una débil borrasca. 


El análisis de superficie del Centro Europeo para ese mismo día 18 a las 12 UTC muestra a la borrasca poco profunda -unos 1014 hPa- en su centro que acompañaba a la vaguada en altura y se trasladaba con ella. Téngase en cuenta que el contorneo en estos mapas va de 5 e 5 hPa en vez del intervalo de 4 en 4 al que estamos más acostumbrados. Ello puede dar la impresión ficticia de que el gradiente es menor que el que existe realmente.
Topografía de 500 hPa del domingo 19 de enero a las 12 UTC. La dorsal atlántica ha crecido espectacularmente al tiempo que ha profundizado y llevado hacia el sur la vaguada delantera, en cuyo seno se ha cerrado una circulación que no podría aún denominarse como dana al seguir rodeada por la circulación principal del chorro.

Análisis de superficie para el mismo día y hora. Aparece sobre el Mediterráneo una débil borrasca que probablemente sea la misma que estaba sobre el Cantábrico 24 horas antes y que se coloca justo en la zona delantera de la vaguada en altura, zona donde suelen ocurrir descensos de presión. Prácticamente no ha sufrido profundización -aunque puede que llegara a descender hasta 1011 o 1012 hPa- y no ha tenido lugar ninguna ciclogénesis mediterránea. Era "Gloria" y lo que sí se ve es cómo entre ella y el gran anticiclón británico aparece ya una circulación del este.
Composición de imágenes del satélite polar "Terra" del mediodía del día 19. Se aprecia al oeste la configuración nubosa típica del chorro polar. 

Al mismo tiempo que ocurría la evolución anterior, el rápido crecimiento y avance de la dorsal atlántica dio lugar, al sur de ella, a una retrogresión de esa vaguada a la que antes me refería cuyo eje principal se orientó algo más hacia el oeste y en cuyo seno aparecía una circulación cerrada; una circulación que, en principio, no podía considerarse como dana ya que no quedaba aislada de la circulación principal, que todavía la rodeaba. Bajo ella, en su zona delantera, ya no aparecía “Gloria”. Por otra parte, el reflejo en superficie de la dorsal que forzó esta evolución era un potente anticiclón centrado en las Islas Británicas con altísimas presiones de algo más de 1050 hPa. El gradiente de presión que se establecía entre él y la borrasca mediterránea era muy marcado y a ello respondían los fuertes vientos. Sin embargo “Gloria” no era una gran borrasca por sí misma ni casi se había profundizado; no era sino el reflejo de la zona delantera del embolsamiento de fondo de vaguada. Cuando ese “embolsamiento” evolucionó,  cesó o disminuyó la causa dinámica que la sustentaba, y desapareció o quizás quedó integrada en un seno de bajas presiones relativas que suele aparecer frecuentemente en situaciones de este tipo sobre el norte de Marruecos y Argelia.

El lunes 20 a las 12 UTC se observa la retrogresión de la vaguada con el gran núcleo cerrado en su interior. Quizás pueda hablarse ya de dana dado que aunque la rodean vientos fuertes, el chorro polar parece haberse reconstruido en el norte de Europa.
Mismo día y hora: en superficie no se observa ninguna circulación ciclónica cerrada. "Gloria" no está, salvo que la identifiquemos con esa zona de bajas presiones relativas sobre Alborán y norte de Argelia, un tipo de configuración bastante común en estas situaciones. En cualquier caso, sí existe un tremendo gradiente de presión entre el potente anticiclón británico y esa zona de bajas presiones relativas. Esa es la causa del fuerte flujo de levante y del temporal, ayudado todo ello muy eficazmente por la configuración y situación de la dana.
Imagen de "Terra" del día 20. Obsérvese la amplia banda nubosa que se extiende desde más allá de Italia hacia Baleares y la Península y que corresponde a la potente y de largo recorrido circulación de vientos de levante

Ya sin “Gloria” fue el fortísimo gradiente entre el anticiclón y ese seno de baja presión el que mantuvo el intenso flujo del este con muy largo recorrido marítimo y que cerca de nuestra zona geográfica confluía con otro del nordeste, más seco y frío, formando una especie de banda de convergencia. Esa banda desarrollaba bastante actividad convectiva y fue causante principal de las nevadas e intensas lluvias que la acompañaban en sus lentos movimientos. Cabe señalar a este respecto los récords alcanzados en altura de oleaje, viento y precipitaciones así como la constatación de que, aún en pleno invierno, y si la situación es la adecuada, pueden recogerse cantidades de precipitación que en nada tienen que envidiar a las que se registran en un típico temporal mediterráneo de otoño. Es también muy significativo en esta situación la gran actividad tormentosa, tan poco típica del tiempo invernal pero que también se dio en el temporal que ocurrió prácticamente en las mismas fechas del 2017. ¿Algo está cambiando?

Ya ayer, martes 21, la interacción de la dana con una circulación tropical-subtropical hizo que volviera a reorientar su eje, al tiempo que extendía algo hacia el norte el seno de bajas presiones africanas.  De este modo el flujo de levante se movió también más hacia el nordeste y se fue cortando por otra parte el flujo más frío del nordeste. Ello supuso una suavización de las temperaturas, una subida de la cota de nieve  y una disminución progresiva de lluvias y nevadas excepto en Cataluña que es donde ahora apuntaba ese flujo.

El 21 a las 12 UTC la dana ha sufrido una cierta reorientación probablemente por la interacción en su zona sur con una circulación subtropical. De este modo traslada su zona delantera sobre el nordeste peninsular.
El flujo de superficie sigue ese movimiento y apunta también con intensidad hacia el nordeste peninsular. 
Imagen de "Terra" de ayer martes día 21. La posible interacción de la dana con una corriente subtropical la reorienta y ello provoca a su vez otra reorientación del flujo de levante que pasa a dirigirse algo más hacia el nordeste. Se aprecia bien la entrada de polvo en suspensión hacia el SE peninsular donde algunas nevadas presentaban un tinte algo marrón.

Hoy ya, día 22, la dana en un cierto movimiento retrogrado se dirige hacia el golfo de Cádiz y va a volver a aparecer bajo ella una débil borrasca. Aunque todavía se mantiene el flujo del este sobre Cataluña, pasamos ahora progresivamente a una situación de lluvias en la vertiente atlántica. De este modo el aire atlántico va a ir penetrando y nos evita así una situación de heladas muy intensas que se hubieran producido si, en vez de esta evolución, se hubiera establecido sobre la Península un fuerte anticiclón.

Por tanto, y como ya se ha comentado por algún compañero, el actor principal de esta situación  ha sido el potentísimo anticiclón británico. Sin él o -con él pero mucho más débil- no se hubiera establecido ese impresionante flujo del este, responsable directo del temporal. Ahora bien, el anticiclón ha sido consecuencia de la gran y rápida dorsal …dorsal que parece que tuvo ese comportamiento muy en conexión con la profunda borrasca invernal que se cebó en días pasados sobre Canadá…que a su vez…

En resumen, una situación de retrogresión típica de enero pero mucho más intensa que en otras ocasiones debido en buena medida a la gran fortaleza del anticiclón británico. ¿Es esa la única causa de los récords alcanzados?, ?cuál es la razón de que esta vez, con esa situación en altura, no se generase una ciclogénesis mediterránea? No lo sé. Pero al igual que otros sucesos meteorológicos de los últimos tiempos -recordemos por ejemplo al reciente temporal "Elsa"- todo ello necesita una investigación a fondo. Creo que nuestras circulaciones atmosféricas van cambiando. Hay que conocerlas mejor y quizás cambiar también algunos conceptos. 

Y un último y rápido apunte: si se considera necesario poner nombre propio  a situaciones de este tipo y dado que puede haber situaciones como ésta en la que no interviene de forma directa o completa ninguna borrasca….¿Por que en vez de nombrar a ésta no se nombra al temporal en sí? En mi opinión ganaríamos en claridad y coherencia.

17 de enero de 2020

Temporal de enero: Que esta vez sea distinto

Ya en mi última entrada del blog comentaba el radical cambio de tiempo que se va a producir a partir de mañana, aunque pensé que sería un poco menos importante de lo que ahora ya nos indican los modelos. La borrasca -"Gloria" ha sido llamada- que se va a formar en el Mediterráneo a partir de las últimas horas de mañana va a ser rápida e intensa con lo que el temporal en la mar puede ser duro y los vientos, tanto en tierra como en mar, muy fuertes. Las nevadas afectarán a cotas bajas de la mitad oriental de la Península y, en general, la combinación de viento y temperaturas bajas provocará una sensación de intenso frío. Todo ello queda bien reflejado en los avisos específicos y en el especial que ha emitido AEMET.

Mapa de superficie previsto por el Met. Office para la noche del domingo al lunes
Nieve acumulada desde el comienzo del temporal hasta la noche del lunes al martes según el Centro Europeo de Predicción a Medio Plazo.

A la vista de los últimos mapas no he podido dejar de recordar un temporal de características similares que ocurrió justamente en los mismos días de 2017 y que originó problemas graves en carreteras e incluso en los trenes AVE. A esa situación dediqué esta entrada de mi blog del 20 de enero de aquel año en la que comentaba la situación y reflexionaba sobre algunos de los problemas que surgieron. Es verdad que, desde el punto de vista meteorológico hay algunas diferencias, pero creo que son menores y que no van a influir en las consecuencias, sobre todo en las zonas más afectadas.

Espero que esta vez las cosas vayan mejor y los problemas no sean graves, pero quizás conviene recordar lo que pasó entonces para intentar no repetir equivocaciones. Y más teniendo en cuenta que ocurre en fin de semana.

15 de enero de 2020

De los Reyes a los "santos de hielo"


Transcurre enero y va siguiendo a grandes líneas una evolución normal desde el punto de vista climatológico. En la última entrada de este blog -la del 3 de enero- comentaba que hacia las fechas de Reyes suele ocurrir una retrogresión de la dorsal anticiclónica que propicia la entrada de aire más frío de componente este sobre la Península. Pues bien, esa entrada tuvo lugar aunque algo desplazada hacia el sur y con el eje de la dorsal sobre la mitad norte peninsular. Ello dio lugar a  que el aire frío que llegó no lo fuera excesivamente y que el viento no fuera muy marcado. Lo que sí originó es que, durante las encalmadas nocturnas, las mínimas descendieran un poco más. De este modo, en algunos observatorios las mínimas llegaran a los -11 o -12ºC tras unos valores más "suaves" -para enero- de -7 o -8ºC. 

Ya en aquella entrada del blog también comentaba que, a más largo plazo, se vislumbraba la posibilidad de la llegada de algunos frentes atlánticos. Pues bien, desde ayer día 14, el “aliento atlántico” ha comenzado a afectarnos, de modo que nubosidad y neblinas se extiende por amplias zonas de la vertiente atlántica y las temperaturas nocturnas se han suavizado. Sin embargo, las lluvias de hoy y de los dos o tres próximos días sólo serán significativas en el noroeste peninsular.

No será una situación duradera. A partir del fin de semana, el panorama quiere cambiar. En altura, sobre el Atlántico, aparece una pequeña onda, -un “remolino topo” lo llamaba Mariano Medina en su pionero libro “El tiempo es noticia”- que podría ser una pequeña vaguada más sin demasiada importancia. Sin embargo probablemente la va a tener -y mucha- para España al verse afectada por una reestructuración hemisférica de las grandes ondas de Rossby. En efecto, el crecimiento de una amplia dorsal al este de Norteamérica va a dar lugar a que esa pequeña vaguada crezca con rapidez y tienda a instalarse en nuestra zona entre el sábado y domingo. 


Previsto de 500 hPa y temp de 850 para la madrugada del viernes 17. Esa pequeña onda un poco al noroeste de Azores, en medio de la corriente del chorro, podría no tener mayor importancia, pero...


...pero sí parece que la puede tener. Veinticuatro horas después, el rápido avance y crecimiento de una dorsal corriente arriba, propiciado por un máximo de chorro proveniente de Norteamérica, potencia y profundiza la vaguada que se acerca más al noroeste peninsular. 
Otro "salto" de 24 horas hasta la madrugada del domingo 19: la vaguada se encuentra sobre el interior peninsular rodeada de un chorro cuyo máximo apunta hacia el sur/sureste. En Meteorología sinóptica, una de las primeras cosas que se aprendía, cuando prácticamente no existían los modelos, es que estas estructuras se moverían en la dirección de los vientos más fuertes que las rodeaban...
En cualquier caso, este tipo de evoluciones a tres o cuatro días vista suelen tener problemas de predecibilidad. Por eso conviene tener en cuenta cuáles son las zonas más críticas o dudosas de acuerdo con los modelos probabilistas. Como vemos, ese máximo del chorro y sobre todo su localización exacta, presenta aún algunos problemas. Y de su ubicación exacta depende mucho la predicción para esos días.
...Pero supongamos que las cosas suceden tal como apunta el modelo determinista para la madrugada del lunes. Ahora el núcleo frío de esa vaguada se encuentra sobre el norte de Argelia, al tiempo que aire muy frío a 850 hPa, por debajo de -8ºC, se extiende por la mitad norte peninsular....
Para ese momento en superficie ya se ha creado el típico seno de baja presión sobre el norte de Argelia-Túnez. Entre el y el anticiclón fluiría una fuerte corriente de vientos claramente del nordeste al norte de Baleares y más bien del este-sureste al sur. Esta confluencia de masas de aire distintas podría crear una línea de convergencia que focalizaría las precipitaciones más importantes y se extendería hacia el interior peninsular.

Por tanto, aunque caben aún ciertas dudas sobre la ubicación exacta de esta estructura, todo parece indicar que lo hará sobre el norte de Argelia-Túnez colocando su activa zona delantera sobre nuestra zona mediterránea. Sabemos que el resultado de ello serán lluvias abundantes en esas áreas con posibilidad de que sean intensas en algunas comarcas. Todo ello ocurrirá en el seno de una fuerte circulación de vientos de levante que traerán aire húmedo hacia zonas el interior de la mitad oriental peninsular. A lo largo de esa posible línea de convergencia de vientos a la que me refería en el pie de la figura anterior, ese aire remontará sobre el más frío ayudado por una cierta inestabilidad vertical. El resultado serán precipitaciones que podrían ser de nieve en algunas zonas pero no excesivamente abundantes, salvo en zonas montañosas de la mitad oriental. En cualquier caso, es difícil saber hasta dónde va a profundizar la entrada de vientos de levante y sus precipitaciones asociadas mientras que no se determine bien el comportamiento de la borrasca pero, en principio, no parece que pueda afectar mucho a la mitad occidental peninsular. De una forma u otra van a ser días con una sensación térmica de mucho frío....justo cuando la climatología popular nos recuerda que son las fechas de "los santos de hielo" (San Antonio el día 17 y San Sebastián el 20)




Acumulación de precipitación entre hoy y el miércoles 22 según el modelo determinista del Centro Europeo. Por supuesto que no se le puede dar mucha credibilidad a tantos días vista, pero sirve para reflejar como las zonas más favorecidas por las precipitaciones serán el noroeste peninsular en estos días de hoy al fin de semana y el área  mediterránea a partir del sábado. En las zonas del interior no cabe esperar gran precipitación salvo que cambie la situación de la borrasca. 

Esta borrasca parece que se quedará con nosotros al menos hasta mitad de semana aunque perdiendo actividad. Pero, a continuación, volverán las altas presiones invernales para quedarse varios días. Será entonces, en las todavía largas noches despejadas, con el aire frío que habrá quedado muy pegado al suelo, suelos a veces nevados, cuando se registrarán  mínimas muy bajas que en los sitios conocidos podrán rebasar los -15 pudiendo incluso llegar a los -20. Quizás los días más fríos del invierno...aunque aún nos queda febrero.

Para finalizar únicamente señalar que en esta evolución sólo parece tener componente troposférica. No se ha detectado hasta ahora ningún calentamiento súbito estratosférico que, tal como se ha puesto de manifiesto en los últimos años, tienen a veces bastante relación con situaciones de grandes fríos sobre Europa. Recordemos en ese contexto la famosa situación de "bestia del este" de finales de febrero de 2018 a la que sí se relacionó con uno de esos calentamientos súbitos. 


3 de enero de 2020

Basculamientos de Reyes

En general, enero suele comenzar con predominio del tiempo anticiclónico con días tranquilos, fríos y despejados allí donde no se formen y persistan las nieblas. Sin embargo ocurre con cierta frecuencia que, hacia Reyes, el anticiclón cambia la orientación de su eje norte-sur y bascula hacia el este de modo que por su flanco oriental se cuela aire frío del este o nordeste. Ello puede dar lugar a un tiempo muy desapacible por el efecto combinado de temperaturas y viento como recordarán muchos participantes y asistentes a las cabalgatas de Reyes de distintos años. En algunas ocasiones se acaba aislando una dana al sur o suroeste peninsular dando un  temporal de lluvia o bien de nieve en el caso de que sobre la mitad o tercio norte peninsular siga entrando aire frío de origen continental.

Tras algunas dudas e indefiniciones de los modelos de predicción, este año parece que también va a ocurrir este tipo de evolución aunque, en principio, de modo bastante débil. No parece que vaya a involucrarse el chorro polar y por tanto la advección va a ser débil y el aire advectado bastante menos frío que si viniera de Europa oriental o central. Veámoslo con un cierto detalle.

En el mapa de 500 hPa previsto para la próxima madrugada vemos como el eje de la muy débil vaguada que hoy nos atraviesa mantiene una orientación nordeste-suroeste. Puede apreciarse también que se trata una circulación secundaria no ligada directamente al núcleo del chorro polar. 

Mapa previsto de 500 hPa para la madrugada del 4 de enero (ECMWF)
Si avanzamos ahora 48 horas más, vemos que en la madrugada del día 6 el avance sobre Francia y el norte de España de la dorsal llega a individualizar una débil dana al suroeste peninsular. En otras ocasiones hubiera resultado peligrosa para nuestro Mediterráneo pero dada que su circulación asociada es muy débil, que la dorsal anticiclónica está muy cerca de ella y que no se queda quieta sino que va a seguir una trayectoria hacia el sur, no parece representar ningún riesgo serio. También puede observarse cómo el avance de esa dorsal atlántica hacia el este da lugar a una profunda vaguada sobre el Mediterráneo oriental. 


Mapa previsto de 500 hPa para la madrugada del 6 de enero (ECMWF)

Dos días más tarde, en la madrugada del 8 de enero, aparece la dana que se había formado al suroeste peninsular ubicada ya sobre el Sahara occidental provocando posiblemente entrada de polvo del desierto sobre Canarias. Por otra parte, por el flanco oriental de la dorsal, hacia el norte de Italia, aparece una pequeña vaguada secundaria con una circulación cerrada en su fondo. Es otra vaguada de la circulación del chorro polar que al llegar a esa zona es "frenada" y desviada hacia el sur.

Mapa previsto de 500 hPa para la madrugada del 8 de enero (ECMWF)
Y en un último salto de otras 48 horas llegamos a la madrugada del viernes 10 de enero: La circulación cerrada que aparecía sobre el norte de Italia se ha individualizado ya como dana o borrasca fría sobre Baleares al tiempo que la del Sahara ha subido más hacia el norte. Y por si fuera poco otra dana parece descolgarse un poco al oeste de la Península: 

Mapa previsto de 500 hPa para la madrugada del 10 de enero (ECMWF)

Ello podría dar lugar a la aparición de un temporal mediterráneo pero es difícil saber qué puede pasar con este juego de "remolinos atmosféricos" en el caso hipotético de que la evolución fuera de esta manera. Los mapas que he mostrado pertenecen a uno de los moedelos deterministas y si no he puesto los del sistema "ensemble" ha sido por utilizar un área geográfica más amplia y porque tampoco mostraban serias discrepancias. En cualquier caso veamos los de este día 10 de enero. Se aprecia como los rasgos fundamentales de la evolución se mantienen con una probabilidad razonable, pero por lo que respecta a la individualización de las dos posibles danas, sobre todo la atlántica, hay bastante menos seguridad. 

Mapas del sistema de prediccción probabilista del Centro Europeo para el viernes 10 de enero. La dorsal mediterránea y el tipo de circulación noratlántica tienen una probabilidad media-alta pero, como es lógico, decae aunque no excesivamente por lo que respecta a la formación de las danas.

A la vista de todo ello podría decirse que este año no vamos a perder del todo la tradición de que se produzca ese cierto basculamiento y cambio de ubicación de la dorsal y que de que nos llegue algo de circulación del este. Sin embargo se trata de circulaciones secundarias que no parece que vayan a darnos grandes fríos ni precipitaciones importantes....salvo sorpresas que a veces los "tiempos del este" las pueden dar y que hay que vigilar de cerca. En cualquier caso nada que ver con "antiguas" olas de frío en las que los -14 o -16ºC a 850 hPa rondaban los Pirineos y que, finalizada la advección y por tanto el viento, podían dejar paso a  mínimas del orden de -20ºC en las noches del interior peninsular e incluso más bajas con suelos nevados.

Suele ser también climatológicamente normal que a partir de mediados de mes el tiempo pase a ser "atlántico", y algún atisbo de ello aparece en los mapas de más largo plazo. No olvidemos tampoco que enero y febrero son meses proclives a que puedan darse calentamientos súbitos estratosféricos -no tienen porqué producirse todos los años- y que, en caso de ocurrir, provocan cambios sustanciales de la circulación sobre Europa con el registro de valores climatológicos extremos. En este contexto quiero finalizar con parte del resumen de un artículo  que acaba de aparecer en la revista "JGR Atmospheres" sobre la relación entre calentamientos súbitos estratosféricos (SSW) y extremos climáticos en Europa: 

"Descubrimos que los inviernos con SSW son sustancialmente más fríos que el promedio en áreas como Escandinavia. Las temperaturas por debajo del promedio tienden a preceder a los eventos de SSW, pero la intensidad de los extremos fríos, como la noche más fría del mes, tiende a ser más fuerte después del evento de SSW. La precipitación tiende a disminuir en el norte de Europa en los inviernos con SSW, pero en el sur de Europa, las consecuencias de un SSW a menudo se asocian con más precipitaciones y un número de días de lluvia superior al promedio. El SSW 2018, para el cual el evento de frío superficial posterior se denominó "La Bestia del Este", exhibió anomalías de frío más fuertes en índices extremos sobre el noroeste de Europa que cualquier SSW en el período 1979-2016".