22 de diciembre de 2016

Tras el temporal de levante

En mi entrada del miércoles de la pasada semana planteaba la posibilidad de que el fuerte flujo de aire húmedo mediterráneo que provocaría el temporal en todo el área mediterránea pudiera ser considerado desde el punto de vista técnico como un "río atmosférico". Mi intención era abrir un debate sobre el tema y algunas personas expresaron sus razones por las que pensaban que a ese flujo no se le podía catalogar de tal  manera. Creo que el debate es interesante y que puede seguir, pero de momento me parece más importante hablar sobre lo que me ha resultado más significativo de este temporal de levante o llevantada



Mapa de contenido de agua en columna sobre el área mediterránea a las 19 horas del 17 de diciembre de 2016 (fuente: AEMET)


El mismo producto pero a las 9 horas del 18 de diciembre (fuente: AEMET)

Debo admitir que me han sorprendido las cantidades acumuladas. De mi experiencia de otros temporales de este tipo pensé que se podían alcanzar en algunos puntos hasta los 300 o 350 mm, y un valor medio de unos 100 mm. Me ha llamado por tanto mucho la atención que ese valor medio haya sido, según datos de AEMET, de 127 mm en la Comunidad Valenciana y de 144 en la Murciana. Y, sobre todo, los datos de valores máximos, tales como el de L´Orxa donde se han alcanzado los 621 mm (dato de AVAMET). Además, los umbrales de 400, e incluso de 500 mm, se han superado en distintas estaciones de estas redes. Por lo que se refiere a la Comunidad de Murcia, el registro máximo fue de 239 mm en San Javier.



Mapa de precipitaciones entre los días 16 y 19 de diciembre según AEMET


El mismo producto según AVAMET. Como puede verse la estructura es la misma aunque pueda diferir algún valor máximo

De esta forma pueden haberse alcanzado diversos récords para precipitaciones en el mes de diciembre, como. por ejemplo, ser el segundo diciembre más lluvioso en la Comunidad Valenciana, al menos desde 1950, sólo superado por el diciembre de 1989 y muy igualado al de 1964.



(fuente: AEMET)

Debe recordarse en cualquier caso que el récord histórico de lluvia en el área mediterránea en 24 horas lo sigue ocupando Oliva con sus 817 mm registrados el 3 de noviembre de 1987. Cabe señalar que en aquella situación, la precipitación tenía fundamentalmente carácter convectivo por lo que las lluvias, aún muy intensas, presentaban una distribución mucho más focalizada que en un episodio como éste, de carácter claramente advectivo aunque con algunos brotes convectivos. 



Mapa de precipitaciones del 3 al 4 de noviembre de 1987 (fuente: AEMET)

Por tanto, el temporal que acaba de ocurrir puede considerarse histórico y entre los más importantes de nuestra zona mediterránea, pero con la singularidad de haber ocurrido en las puertas del invierno, de una forma más tardía que otros parecidos. 

Cuando se llega a estas situaciones extremas cabe preguntarse, como siempre, si se trata de una muestra más de la variabilidad natural de la atmósfera o si el fenómeno del calentamiento global está incidiendo en ello. No tengo conocimientos como para establecer una opinión fundada, pero sigo con la intuición de qué sí tiene algo que ver. Lo afirmo así porque, no se trata a mi juicio de un hecho aislado, sino que se engloba en el conjunto de otros varios sucedidos en los dos o tres últimos años y que, desde mi punto de vista tienen un denominador común: la subida continuada hacia el norte de las masas subtropicales con aire más cálido en capas medias y bajas de lo que correspondería a la época del año. Recordemos -y puede consultarse este blog- las intensas lluvias de marzo de 2015 que ocasionaron el desbordamiento del Ebro; el desusado "subidón" térmico de mediados de mayo de ese mismo año, la ola de calor de julio, también de 2015, con ese récord de -1,1ºC a 500 hPa sobre Palma, el insólito huracán Alex de enero de 2016 o el también insólito episodio de calor del pasado mes de septiembre con 45,4ºC en Córdoba. Y todo ello en un contexto mundial de los años más cálidos registrados.

Pues bien, en la situación que nos ocupa, creo que la fuerte circulación del este en capas medias-bajas establecida sobre una amplia zona mediterránea advectó en su origen una masa de aire cálido y seco ¿quizás más que lo que correspondería climatológicamente al mes de diciembre?- que alcanzó el Mediterráneo desde Libia o incluso Egipto. 


Análisis de superficie del 18 de diciembre a las 12 UTC (fuente: AEMET)

Esas condiciones permitieron que absorbiese una gran cantidad de humedad a través de su largo recorrido marítimo, ¿quizás también más elevada, que la normal para esta época del año? Ello podría explicar de algún modo esos valores de precipitación casi o del todo desconocidos para el mes de diciembre. 

En cualquier caso, más allá de estas conjeturas, sigo insistiendo en el interés y la importancia de que departamentos universitarios españoles estudiaran esta situación y algunas otras muy llamativas de los últimos años.  Es importante conocer la probabilidad -alta, baja o nula- de que puedan haber estado influenciadas, generadas o amplificadas por el calentamiento global. Ya no podemos argumentar como hasta hace unos años -yo mismo lo hacía- que es imposible saber si un fenómeno concreto puede tener una mayor o menor relación con el calentamiento global. Los estudios de atribución, de los que una buena muestra de ellos son recogidos cada año por una edición especial de la American Meteorological Society  (aquí está la publicada este año referida a fenómenos extremos del 2015), muestran como ya es posible conocer -siempre probabilísticamente, como no puede ser de otra manera- hasta que punto esa relación existe. 

¿Cuándo tendremos estudios de este tipo para nuestras situaciones?




13 de diciembre de 2016

Ríos mediterráneos: terrestres y ¿también atmosféricos?

Le sigue costando trabajo al chorro polar bajar claramente de latitud y tengo la sensación continuada -por muchas razones- de que nos encontramos, cada vez durante más tiempo, en una atmósfera de tipo subtropical, si bien modificada por nuestro relieve y por supuesto por la época del año. Sin embargo, lo que sí muestra ese chorro es un patrón reiterativo de formación de profundas vaguadas y danas que se trasladan hacia nuestras zonas y que provocan las lluvias -a veces abundantes- que  no nos están dando los ponientes en la vertiente atlántica o los temporales de levante, bien establecidos, en la mediterránea.


En la imagen de hoy, martes 13 a las 18 UTC, se aprecia una profunda vaguada al oeste penínsular que va a cerrarse y que dará lugar con rapidez a una dana sobre Argelia, con tendencia a irse hacia el este. Prácticamente en la misma zona de esa vaguada actual, aparecerá otra el jueves, que formará de nuevo una dana y que se trasladará también con rapidez hacia el sur penínsular y norte de África. A causa de ella, sobre Argelia y Libia se formará una amplia zona de bajas presiones en superficie que canalizará hacia la zona mediterránea española un flujo de aire con largo recorrido marítimo.

Pero ese temporal de levante o "llevantada" que tanto se echa en falta, tiene ahora una marcada probabilidad de producirse durante el próximo fin de semana. Tras el paso de una primera dana durante el jueves que se dirige rápidamente hacia Argelia y más hacia el este, otra segunda estructura de este tipo nos atravesará con rapidez el viernes y se cerrará probablemente sobre el norte de África el sábado, dando lugar, más que a una dana, a una pseudo borrasca fría. La posición y elongación de las bajas presiones en superficie puede generar un marcado flujo del este a lo largo de buena parte del Mediterráneo hasta la Península Ibérica durante todo el fin de semana, flujo que incidiría de lleno y de forma sucesiva en distintas zonas del este peninsular. Sería un aire muy cargado de humedad debido tanto a su largo recorrido sobre las aguas mediterráneas como a su alta capacidad de admitir vapor al ser en su origen relativamente cálido y seco. 


Mapas de 500 hPa previstos para el sábado a las 12 UTC por los modelos determinista y probabilístico del Centro Europeo. Aunque todavía con algunas indefiniciones, la situación que muestra el modelo determinista parece que tiene bastantes probabilidades de cumplirse.
La situación en superficie para el mismo día y la misma hora a partir de los mismos modelos. Puede apreciarse el largo recorrido del viento del este sobre el Mediterráneo. ¿Albergará un río atmosférico en su seno?
De cumplirse esta predicción, lo más probable es que las precipitaciones se concentren  en un momento dado en zonas relativamente estrechas. Sin embargo, el desplazamiento de esa corriente hacia el norte, acompañando al también previsto desplazamiento de la borrasca que la origina, hará que las lluvias afecten a muchas zonas de la vertiente mediterránea y que se registren por acumulación, en 6 o 12 horas, cantidades muy importantes pero esperemos que sin el problema, desgraciadamente tan frecuente, de la torrencialidad.

A este flujo relativamente estrecho, muy húmedo y de largo recorrido, le he denominado a veces y en plan muy coloquial como la "manguera" mediterránea. En cualquier caso, tal como ya han apuntado otras personas en las redes sociales, quizás podríamos empezar a hablar ya de "ríos atmosféricos mediterráneos", al igual que ya llevamos bastante tiempo hablando de "ríos atmosféricos" en general, dando siempre por entendido que nos referimos al entorno oceánico. A esos "ríos" me referí ya en esta entrada de hace un par de años.


La definición científica de un atmospheric river depende de la variable que se emplee para estudiarlo, pero puede decirse que es una banda de no menos de 2000 km de longitud y con una anchura no mayor de 1000 km, en la que el contenido integrado de vapor de agua es al menos de 2 cm. Esta definición puede ser adecuada para un entorno oceánico, pero ¿lo sería para un mar como el Mediterráneo? Es posible que esos criterios puedan cumplirse, pero podría haber estructuras de este tipo que, sin cumplirlos, respondieran perfectamente al concepto de "río atmosférico". 

Flujos de agua precipitable total a las 18 UTC de hoy 13 de diciembre. De forma aproximada se podría decir que los largos filamentos con colores a partir del amarillo-anaranjado podrían identificarse con ríos atmosféricos, aunque ¿tendría que ser así en el Mediterráneo? A ver que observamos el sábado y el domingo. La información sobre este producto puede encontrarse aquí.
En cualquier caso es un tema interesante de estudio y debate. Por el momento sigamos la evolución de ese posible río en las magníficas imágenes y animaciones que prepara el Cooperative Institute for Meteorological Satellites Studies (CIMSS) y después, si procede, saquemos conclusiones. Y vigilemos también las cantidades acumuladas que, además, en zonas altas del interior del tercio oriental peninsular, podrían ser de nieve, algo de gran importancia para asegurar un cierto caudal de los ríos mediterráneos, con frecuencia tan necesitados. 


Ríos atmosféricos mediterráneos alimentando a ríos terrestres mediterráneos: una bella imagen, pero sobre todo una gran oportunidad que esperemos que se haga realidad.