2 de febrero de 2016

¿Febrero de locuras?

Acaba de comenzar febrero con una situación atmosférica muy parecida a la que venimos teniendo durante ya muchos meses: dominio del aire subtropical con breves y no muy fuertes irrupciones del aire polar, temperaturas muy por encima de las normales de la época y, en general, precipitaciones poco abundantes. Cunde en muchas personas la sensación de que "nos quedamos sin invierno", al tiempo que muchos agricultores andan preocupados por la gran aceleración del ciclo vegetativo de muchos cultivos y por la posible escasez de recursos hídricos. Y otra preocupación, más de fondo, es cómo puede afectar también este prolongado exceso de energía a la vida y a su calidad en todos sus aspectos.

Tal como se ve en este mapa procedente del Balance Hídrico de AEMET, el déficit de precipitación es significativo en amplias zonas y se suma al que ya se arrastraba del periodo anterior
Las esperanzas están puestas en que "las locuras" por las que siempre se ha caracterizado febrero, y que tan abundantemente están reflejadas en el refranero, nos traigan todavía un invierno donde la nieve asegure una buena reserva hídrica y donde las temperaturas normalicen -o, a lo peor, para algunos ya perjudiquen- los ciclos vitales de la naturaleza.

De momento, hoy es el día de la Candelaria o de las Candelas, un hito muy importante en la meteorología popular y en el que los refranes, en sus distintas variantes, señalan que, si llueve, el invierno puede considerarse finalizado y si no llueve pueden aparecer todavía episodios invernales. Lo que parece haber tras estos refranes es que un temporal de lluvia en estas fechas supone la entrada de aires más húmedos y suaves y que, a partir de ahí, al invierno le costaría mucho mostrarse con gran severidad. Pero el problema es que dudo si realmente hemos tenido hasta ahora invierno -algo que el refrán da por supuesto- y, por tanto, si en esta ocasión es aplicable. 

Con esta falta de concreción "popular" nos volvemos hacia los modelos de predicción y vemos como el aire polar, tras una pequeña aproximación mañana y pasado, parece querer entrar con más rotundidad durante el fin de semana dando un tiempo invernal aunque sin extremos significativos. Un tiempo que se prolongaría durante varios días mantenido por circulaciones del noroeste. 

Para el próximo fin de semana, los mapas probabilísticos apuestan, aún con algunas dudas de segundo nivel, a una marcada circulación sobre la Península de una circulación polar del noroeste.
Cinco días después, hacia el 12 de febrero, los mismos mapas muestran la continuación del flujo del noroeste aunque con bastante más incertidumbre. ¿Habría una retrogresión con entradas de viento del nordeste debida a un calentamiento súbito estratosférico? Estos mapas no lo sugieren, pero si apuestan por la continuación de un tiempo más invernal que el que ahora tenemos.

Como vemos, por tanto, el invierno asoma un poco más, pero sería con aire polar. Si el deseo es de un tiempo riguroso con entrada de aires árticos o siberianos, sólo cabe poner esperanza en el calentamiento súbito estratosférico (ver aquí una estupenda entrada publicada en la RAM sobre esta cuestión) que parece estar empezando a producirse y que podría originar a su vez, por rotura y reestructuración del vórtice polar, una llegada de ese aire gélido hacia nuestra zona geográfica. ¿Podría ocurrir a partir de mediados de mes, tal como apuntan los expertos en astrometeorología? Vamos a verlo.

Por su parte, los modelos de predicción mensual no apuntan demasiado hacia el frío ni hacia el exceso de precipitaciones:

Predicción de anomalías de precipitación y temperatura en periodos semanales del 1 al 21 de febrero elaborado por el Centro Europeo de Medio Plazo. Precipitaciones algo más significativas -aunque no mucho-en el noroeste peninsular y temperaturas por encima de lo normal, aunque van bajando por el noroeste peninsular. No parecen verse signos, en principio, de una entrada fría del nordeste.

Tampoco lo hacen los de predicción estacional que se muestran muy conservadores prolongando aparentemente el predominio del aire subtropical con incursiones del polar, al menos por el cuadrante noroeste peninsular. 

La predicción estacional del Centro Europeo/AEMET apunta hacia un trimestre febrero-abril más cálido que lo normal con una ligera mayor incertidumbre en el cuadrante noroeste.

A la vista de este panorama -que ojalá cambie- ya mucha gente se pregunta temerosa si se nos avecina otro verano como el del 2015. A este respecto, la mejor información disponible se encuentra en la última nota informativa hecha pública por el Servicio Meteorológico británico y en la que se estima que sí, que este próximo verano puede ser al menos tan caluroso como el pasado ya que, aunque El Niño comienza ya su declive, sus efectos deberían seguirse aún notando a lo largo del año. También apunta, -menos mal-, que con la desaparición de El Niño, en 2017 podría ya romperse esta racha -2014 a 2016- de años récord si bien el calentamiento global seguiría originando una tendencia al alza de las temperaturas.


Las líneas negras muestran la evolución observada por diferentes metodologías de la temperatura media de la Tierra desde 1960 con sus intervalos de confianza, de acuerdo con la escala de colores. En azul aparece el intervalo en el que debería moverse la evolución de esta temperatura entre 2016 y 2020, todo ello referido como diferencia respecto al periodo 1981-2010 (Met. Office)

A este respecto -y es lo más interesante de esta nota - es que, por primera vez se hace pública una predicción de evolución de la temperatura para el periodo 2016-2020. La gráfica presentada sigue mostrando un ascenso de la temperatura media del planeta en un intervalo entre 0,28ºC y 0,77ºC, dando como referencia que el valor del año 2015 fue de 0,40ºC. Sin embargo, señala que, en el caso de Europa, la incertidumbre es mayor debido al comportamiento que pueda desarrollar el llamado giro subpolar atlántico, (ver artículo aquí) una zona oceánica en el Atlántico norte que puede influir en la evolución climática durante estos años en algunas áreas geográficas y entre ellas el continente europeo. 

De momento esperemos que el invierno no "esté fora" aún y que a febrero no se le ocurra hacer la que sería la mayor y más preocupante de sus locuras: no hacerlas. 

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