30 de noviembre de 2014

Diciembre: climatología, tradición popular y predicción


Aunque tras el muy cálido otoño que hemos tenido cueste trabajo aceptarlo, mañana comienza diciembre y con él el trimestre invernal desde el punto de vista climatológico. El texto que sigue a continuación es un fragmento del capítulo titulado: Diciembre: las visitas de la nieve de mi libro Meses y tiempos. Una visión personal de la meteorología de España recientemente publicado y que refleja como suele ser diciembre desde el punto de vista de la climatología y la meteorología tradicional:


¿Abrirá este diciembre el camino a las nevadas en los llanos?

Aunque astronómicamente diciembre pertenezca en gran parte al otoño, es un mes típicamente invernal, tal como la climatología científica atestigua y la popular asegura:

En diciembre, hielos y nieves

Los refranes también asumen la oportunidad, e incluso la necesidad, de ese tiempo frío y temen las distorsiones que su ausencia pudiera ocasionar:

Navidad en la azotea, Semana Santa en la chimenea

Y si es con nieve, aún mejor, ya que se asegura la preservación del frío excesivo de la semilla recién plantada -dado que la nieve es un buen aislante- y, al mismo tiempo, su lenta fusión y absorción por el terreno procura el necesario aporte de agua, aunque sea en pequeña cantidad. Por tanto:

Cuando en diciembre veas nevar, ensancha el granero y el pajar

y, por supuesto,

Navidades nevadas, primavera con galas

Ahora bien, siempre que esa nieve no dificulte en exceso las labores de recogida de aceituna o, el frío, las de la naranja en Levante.

Pero si no hace frío, la preocupación aumenta:

Diciembre caliente, trae al diablo en el vientre

y, si predomina la lluvia sobre la nieve:

Navidad lluviosa, año de poca cosa

Ahora bien, como de una forma u otra, la naturaleza se va durmiendo y no hay posibilidad de establecer muchos refranes sobre el comportamiento de plantas o animales, el refranero se inclina hacia los pronósticos a largo plazo. Así, parece que al comportamiento de los primeros días del mes se le da un cierto carácter predictivo. Por ejemplo:

En lloviendo el día de Santa Bibiana (día 2) llueve cuarenta días y una semana

o bien,
En diciembre, como el tres, todo el mes

También parece tener esa condición el día de la Purísima (día 8):

Si llueve en la Purísima Concepción, llueve en Carnaval, Semana Santa y Resurrección

Y siguen las “predictoras” femeninas:

Si el día de Santa Lucía (día 13) salen las mujeres al sol, en mayo los santos en procesión

un refrán que, como se ve, insiste en los peligros de un diciembre seco o cálido. Y se trata de un peligro real porque, si predominan las situaciones de carácter meridiano (sur-norte o norte-sur), predominará también el calor (relativo) o el frío y, sobre todo, faltará el agua tan necesaria, salvo que una vaguada de la circulación general “se estrangule” y dé lugar a una borrasca fría con temporal de lluvia y nieve; algo, en cualquier caso, generalmente efímero.

¿Qué nos dice, no ya la climatología popular, sino la científica sobre diciembre? Pues, por una parte, que es normalmente el segundo mes más frío del año, “honor” que comparte con febrero y siempre detrás de enero. También, que es uno de los meses mas lluviosos (o nivosos) en la vertiente Atlántica y, probablemente, el más lluvioso en Galicia. Además, la temperatura media en España desciende unos tres grados y el tiempo de luz solar disminuye en unos 13 minutos, si bien a partir del solsticio de invierno, los días empiezan ya tímidamente a ganar algún minuto aunque en la práctica aún no se note nada, tal como reza este refrán:

Días de diciembre, días de amargura; apenas amanece, ya es noche oscura

Quizás, para combatir esa “amargura”, la gente se refugia en las casas si bien ahora la televisión o internet ha sustituido en buena medida a las tertulias y narraciones junto a estufas y hogares. También se hace acopio de comida y de regalos para las próximas fiestas y se aprovecha algún día claro y tranquilo para salir al campo, sobre todo si hay posibilidades de “puente”. Y están siempre, por supuesto, los obligados desplazamientos navideños que con frecuencia se complican por la situación atmosférica.

Si diciembre es fiel a su propia climatología, el “puente” de la Constitución y la Inmaculada puede ser esa oportunidad para salir al campo o viajar. En la primera decena del mes suele presentarse un tiempo encalmado, aunque frío y con abundantes heladas, con buena transparencia atmosférica y cielos muy azules: el llamado a veces “cielo de la Inmaculada”. Ya, a mediados, es fácil que se presente algún temporal de lluvia o nieve, sobre todo en la vertiente Atlántica, que puede extenderse hasta Nochebuena. Sin embargo, entre Navidad y el Día de Inocentes pueden entrar vientos del norte que incrementan la sensación de frío, frío ya de puro invierno. Y, salvo que los temporales atlánticos vuelvan otra vez, el fin de año suele registrar en general tiempo estable y no exageradamente frío. En cualquier caso, en estos últimos días del mes conviene prestar mucha atención a la posible aparición de profundas y rápidas borrascas atlánticas que generan importantes temporales de viento, lluvia y nieve en buena parte de Europa occidental. Aunque su trayectoria suele discurrir al norte de la Península Ibérica, no es difícil que la parte más meridional de la perturbación pueda afectarnos con vientos fuertes y lluvias abundantes.

Pero una cosa es la evolución normal que nos presenta la climatología y otra, las anomalías que la interrumpen de una forma u otra. Así, esa primera decena del mes, en principio tranquila, se ha visto con cierta frecuencia alterada por temporales de nieve, tales como el del año 1950 en Madrid con importantes espesores, o el de los primeros días del mes en 1998, cuando algunos pueblos del interior montañoso de Murcia quedaron aislados. También el frío se hizo extraordinariamente presente a principios de mes, el año 2010, en Andalucía con una  mínima de -12º en Santiago de la Espada. Y, aunque ya un poco fuera de la época más propicia para ello, todavía el área Mediterránea experimentó fuertes diluvios en esa primera decena como los acaecidos en 1971 en Cataluña.

Los temporales atlánticos que pueden presentarse en la franja central del mes quizás tuvieron su máxima expresión en los acaecidos en Canarias tanto en el 2002 como en el 2007 y 2013. En la Península destaca el del año 1996, en el que la lluvia y la nieve ocasionaron 22 fallecimientos, y el de 1961 con graves inundaciones en las cuencas del Guadiana y del Guadalquivir.

También, a veces, el frío ha atacado con intensidad en este periodo; así el aeropuerto de Madrid-Barajas registró una mínima de -10,5º el 16 de diciembre del 2001, lo que constituye su record de temperatura mínima en este mes. Y en el 2009, el día 20, Burgos alcanzó -17,1º. Esta mínima, junto con los -18,8º de Albacete en 1989 (el día 16) y los -19º de Teruel en el 2009 (aunque ya el día 29), forman hasta ahora el ranking de temperaturas más frías de diciembre en capitales de provincia. Ahora bien, tomando en cuenta todo los observatorios, el récord absoluto de frío en zonas no montañosas, tanto para diciembre como para todo el año, lo tiene el observatorio de Calamocha-Fuentes Claras con una temperatura mínima de -30º el 17 de diciembre de 1963.

Y ya, esos últimos días del mes que suelen caracterizarse por su “frialdad”, han albergado también algunos temporales importantes tales como el de levante en Cataluña en el 2008 o los de viento de 1978 en Sevilla (incluso con la aparición de un pequeño tornado) o el de 1999 en zonas de la Cornisa Cantábrica.


Basten estas muestras para comprobar la alta variabilidad meteorológica de este mes, en el que se mezclan borrascas típicas de finales de otoño con entradas frías de invierno. 

De momento, diciembre va a empezar con un cambio sustancial en el tipo de circulación atmosférica sobre España:



Esta imagen de las 18 horas de hoy, 30 de noviembre, muestra la complejidad de la gran borrasca que nos afecta estos días con su enrevesada estructura multivórtice. Sobre Bélgica aparece ya la pequeña DANA que mañana atravesará el área mediterránea española en su camino hacia el norte de África y será interesante desde el punto de vista meteorológico ver su interacción con la borrasca mediterránea. Después, ya el martes, con la llegada de una onda atlántica a las costas europeas, se consolidará un fenómeno de retrogresión, de alguna manera ya iniciado, que dará lugar a una nueva DANA sobre la Península Ibérica. Como siempre, sus consecuencias por lo que se refiere a precipitaciones, van a depender mucho de su ubicación final aunque, salvo en alguna zona costera, las precipitaciones no parece que puedan ser importantes al no existir un aporte de aire húmedo y cálido en niveles bajos. En cualquier caso, empieza diciembre, cambia el patrón atmosférico, entran nortes o nordestes y de momento temperaturas a la baja, que ya toca.

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