15 de agosto de 2022

Adecuación al cambio climático: ¿Qué hacer en meteorología?

 Tras el desgraciado suceso de Cullera, pero a la vista también de las intensas y extensas olas de calor con la multitud de incendios asociados que venimos sufriendo desde el mes de junio, algunos periódicos han publicado editoriales o columnas de opinión llamando a la adopción de medidas para la adecuación al nuevo escenario climático y, en su caso, la toma de las oportunas acciones de mitigación. Pues bien, dado que para llevar a cabo todo ello es irrenunciable contar con la mayor y mejor información meteorológica y climática posible me gustaría expresar -sin ánimo de ser exhaustivo- mi punto de vista sobre qué acciones deberíamos adoptar en España en esos campos. 

Conviene matizar antes que nada que cuando se habla de un nuevo escenario climático no se trata de la aparición de fenómenos o evoluciones desconocidas, sino a su intensificación y/o a un aumento de frecuencia. Ello da lugar a impactos sociales y económicos muy importantes que necesitan respuestas muy efectivas y en algunos casos distintas a las adoptadas hasta ahora.



En ese contexto y desde mi punto de vista -ya expresado con frecuencia en este blog- creo que sería importante desarrollar al menos cuatro líneas de acción:

a) Muy prioritaria: Creación en el seno de AEMET de una unidad especializada en incendios, olas de calor y sequías tal como ya existen otras específicas como por ejemplo las de soporte a la navegación aérea o la meteorología de montaña. 

b) Revisión del sistema de avisos y de la operatividad meteorológica ante los fenómenos adversos. En concreto:

b.1) Plan de Avisos (Meteoalerta)

En distintas ocasiones he comentado la necesidad de reestructurar el actual sistema de avisos de fenómenos adversos orientándolo hacia los impactos que estos pueden causar en la sociedad y teniendo en cuenta su probabilidad de ocurrencia. Algunos pasos se han dado en este sentido -sobre todo en el tema de las altas temperaturas- pero es necesario extenderlo a todo tipo de fenómenos. Además, en esa revisión, habría que plantearse para algunos fenómenos de más fácil predicción, como por ejemplo las situaciones de altas temperaturas, la emisión de avisos a medio plazo que permitan organizar planes adecuados de respuesta. 

b.2) Revisión y/o replanteamiento de la vigilancia meteorológica

El aumento de frecuencia y/o la magnitud de algunos fenómenos adversos hace necesario en mi opinión un replanteamiento de las actividades operativas de vigilancia. La rapidez y la coherencia en la toma de decisiones en tiempo real es vital y es una tarea que es multidisciplinar. Por ello vuelvo a reiterar, como ya lo he hecho en otras ocasiones, la necesidad de la creación de un centro conjunto operativo en el que trabajaran codo con codo meteorólogos, técnicos de protección civil y psicólogos sociales. En el marco de un análisis y un seguimiento conjunto de la situación o situaciones y en coordinación con las unidades regionales, se generarían en tiempo real informes, directrices y recomendaciones hacia los distintos responsables autonómicos, provinciales o locales para su toma de decisiones. Creo que la sinergia que se produce en ese trabajo conjunto en tiempo real es una riqueza que no debería desperdiciarse. 

En cualquier caso si no se considerase oportuna o posible una acción de ese tipo, o incluso considerándola, sí puede ser necesaria la potenciación de recursos humanos y la actualización de algunos protocolos en las unidades operativas de vigilancia de Aemet.

c) Mejor y más coordinada investigación de las evoluciones atmosféricas en nuestra zona. 

Dada la profunda conexión entre los fenómenos adversos y la circulación atmosférica sobre nuestra zona geográfica, circulación que ha ido cambiando durante los últimos decenios, se hace necesario tener un conocimiento más profundo de todo ello y de cómo podría continuar esa evolución en el futuro. Podría decirse en principio que ya conocemos estas tendencias: aumento de la temperatura media, olas de calor más frecuentes, extensas e intensas, una reducción progresiva de la precipitación dependiendo en zonas geográficas y estaciones del año… Sin embargo, sería importante poder profundizar más en algunos aspectos, tales como los que cito a continuación:

  •  Cambios observados y previstos en la circulación de los chorros extratropicales y subtropicales y su relación con períodos de sequía, olas de calor e incendios. 

  • En relación con lo anterior, cambios observados y previstos en los patrones de comportamiento de las precipitaciones y los vientos y su relación con la generación de energías renovables. 

  • Mayor adecuación para el caso de España de las predicciones mensuales y estacionales. 

  • Establecimiento de una metodología rápida para la atribución de fenómenos adversos.

 Para avanzar adecuadamente en estos objetivos sería muy importante la creación por el Gobierno de un plan estatal de investigación adecuadamente dotado que -tras establecer las prioridades más oportunas-  profundizara y particularizara para España, hasta donde sea posible, lo que los resultados que a escala mundial se van ofreciendo.

d) Comunicación

Junto a todo lo expuesto se hace necesario el establecimiento de canales de comunicación rápidos, eficaces y adecuados de difusión de avisos. Últimamente se han anunciado avances en este sentido pero que hasta el momento no han llegado a concretarse. Junto a ello, siguen siendo muy necesarias campañas de divulgación sobre los distintos fenómenos adversos, sus características, la forma de estar perfectamente informados sobre ellos y de las acciones a tomar en su caso.

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No sé si las líneas de acción expuestas pueden considerarse como las adecuadas y sería interesante un amplio debate sobre ello. En cualquier caso, de una forma u otra, debe llevarse ya a cabo una revisión profunda en el campo de la meteorología, tanto en su rama investigadora como en la operativa, de modo que se genere, o al menos se refuerce, una base actualizada y eficaz de conocimientos que permitan el desarrollo de unas acciones de adecuación y mitigación cada vez más urgentes. Para ello un compromiso claro y bien estructurado del Gobierno es necesario. 

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