Hace pocos días, en su habitual rueda de prensa trimestral, AEMET ha facilitado un avance (hasta el 12 de diciembre) del comportamiento meteorológico del año 2018 en España. Ha destacado fundamentalmente por su carácter "muy húmedo" con una precipitación media de 784 mm, lo que supone un 20 por ciento más que el valor medio del periodo 1981-2010. Queda caracterizado así como uno de los cinco años más lluviosos desde 1965, y el segundo o tercero del siglo XXI. Por otra parte la temperatura media ha sido de 15,5ºC, con una anomalía de 0,4ºC respecto al valor medio del citado periodo 1981-2010, lo que le convierte en el quinto año consecutivo con temperaturas por encima de la media. En cualquier caso, más allá de estos valores medios, se han producido a lo largo del año una serie de situaciones atmosféricas a las que me quiero referir brevemente y que, en su momento, traté más ampliamente en este blog.
Los problemas empezaron pronto. En pleno Día de Reyes una nevada copiosa pero bien prevista y avisada bloqueó a cientos de automovilistas en la AP-6 cuando retornaban a Madrid.
(foto: El País) |
¿Qué información habían recibido... si es que habían recibido alguna? ¿Cómo la interpretaron? ¿Fueron realmente conscientes de los problemas que podrían encontrar? Y, por otra parte, ¿volvería a ocurrir algo así un año después? ¿Ha cambiado de algún modo la difusión y el modo de comprensión de los avisos meteorológicos?
A finales de febrero, un cambio radical en la circulación atmosférica, provocado como posteriormente se ha demostrado por la ocurrencia previa de un calentamiento súbito estratosférico, dio origen al establecimiento de un gran temporal de lluvias en la vertiente atlántica que supuso el principio del fin de la grave sequía que se prolongaba desde hacía algunos años.
(Universidad de Wisconsin) |
Cabe destacar la rapidez con que esta vez investigadores españoles estudiaron la situación y demostraron su relación con el citado calentamiento súbito.
Abril y mayo fueron tiempos de danas, pero entrando por el noroeste o, como mucho, por el oeste penínsular, dando por tanto un tiempo más frío y menos lluvioso que si lo hubieran hecho por el suroeste. Además, por ese camino, hubieran podido afectar al área mediterránea donde la lluvia seguía escaseando mucho.
Mis comentarios sobre estas situaciones y sobre los distintos "caminos" de las danas ibéricas quedaron reflejados en esta y esta otra entrada.
Junio y julio no fueron excesivamente calurosos, pero agosto empezó con una muy marcada ola de calor que culminó el día 4 con temperaturas máximas entre 46 y 47ºC.
Algunos comentarios sobre el origen de la masa de aire responsable y su evolución aparecen en esta y esta otra entrada. Pero agosto no sólo se caracterizó por esas altas temperaturas sino también por batir el récord mensual absoluto de rayos registrados en España; una circunstancia que probablemente estuvo relacionada con la continuada presencia de vaguadas durante todo el mes con entradas de aire húmedo atlántico unas veces y mediterráneo otras, lo que provocaba una gran actividad tormentosa.
(Fuente: AEMET) |
Octubre fue un mes realmente complejo. El día 9 se produjo la dramática torrentada de Sant Llorenç en la isla de Mallorca, recogiéndose en la zona unos 233 mm en cuatro horas y teniendo que lamentar un alto número de personas fallecidas.
(El País) |
Una situación que ponía al límite las posibilidades y recursos de las modernas técnicas de vigilancia y predicción y volvía a plantear una vez más el interrogante de si los avisos llegan en tiempo y forma a todos los potenciales afectados.
Pocas jornadas después, el día 13, y tras muchas indefiniciones, vueltas y revueltas que mantuvieron en vilo a profesionales y aficionados, el huracán Leslie llegó a la Península Ibérica.
Según el Centro Nacional de Huracanes se había convertido ya desde unas horas antes en un ciclón subtropical pero humildemente mantuve mis dudas en esta entrada sobre si no llegó a tocar tierra todavía como huracán clase I.
Y siguieron más episodios de intensas lluvias mediterráneas que dieron registros realmente impresionantes tales como los 159 mm en una hora en Vinaroz el 19 de octubre, o los 289 mm en seis horas en Alpandeire.
Una reiteración de episodios en los que jugó un papel preponderante un flujo muy persistente de aire mediterráneo muy cálido y húmedo, y que abrió de nuevo el debate sobre su mayor o menor relación con el calentamiento global y la necesidad de revisar o replantear medios y técnicas de vigilancia y aviso. A ello me referí en esta entrada del blog y también lo expresó AEMET en una nota que emitió en relación con estas situaciones. Una cuestión que, de nuevo, volvió a surgir en la jornada que la Agencia celebró en Valencia el pasado once de diciembre sobre situaciones adversas mediterráneas y cambio climático.
Pero las sorpresas de octubre no acabaron con las lluvias torrenciales. En un nuevo giro argumental, el mes se despidió con una marcada entrada fría y nevadas en cotas relativamente bajas que en algunas zonas sorprendieron por su gran adelanto.
Por tanto, y tal como dijo la portavoz de AEMET al presentar el resumen del año en la pasada rueda de prensa, un año para recordar en lo meteorológico. Pero también fue para recordar en lo meteorológico el año 2017, tal como apuntaba en esta reciente entrada. Y si seguimos mirando más atrás, a lo largo de estos años tan cálidos del principios del siglo XXI, surgen más y más "recuerdos". Situaciones que en muchos casos han estado relacionadas con esa, al menos aparente, mayor "meandrización" del chorro polar provocada según muchos científicos por el marcado aumento de temperaturas en la zona ártica debido al calentamiento global.
Veremos si 2019 es también un año para recordar. Su comienzo ya apunta maneras con un calentamiento súbito estratosférico inmediato y la aparición de un nuevo episodio de "El Niño". Pero de momento y mientras se manifiesta todo ello, mis mejores deseos en estas fiestas y nuevo año para amigos y seguidores del blog.
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