Por séptimo año consecutivo la American Meteorological Society ha publicado su informe titulado "Explaining Extreme Events in 2017 from a Climate Perspective". En él se recogen 17 estudios sobre situaciones de tiempo adverso en todo el planeta, y mediante el uso de las modernas técnicas de atribución se establece su mayor, menor o nula relación -expresada en general de forma probabilista- con el cambio climático de origen antropogénico. A este respecto es interesante recordar que de los 146 estudios presentados a lo largo de las siete ediciones realizadas de este informe, en el setenta por ciento de ellos se encontró una marcada relación del suceso en cuestión con el cambio climático mientras que en el treinta por ciento no se encontró ninguna relación y deberían ser atribuidos por tanto a la variabilidad natural.
Algunos de los resultados más interesantes del informe son los siguientes:
Las temperaturas récord registradas en el mar de Tasmania en 2017 y 2018 hubieran sido virtualmente imposibles sin el cambio climático.
Las temperaturas extremadamente cálidas del mar junto a las costas africanas doblaron la probabilidad de ocurrencia de la sequía de África oriental que tuvo un gran impacto en la población de Somalia. El estudio correspondiente afirma que esas extremas temperaturas del océano no podrían haber ocurrido en la era preindustrial.
El récord de mínima extensión del hielo ártico debido al cambio influyó en el marcado déficit de precipitaciones en diciembre de 2016 en gran parte de Europa occidental
En el informe existen muchas más informaciones interesantes sobre la evolución climática de 2017 y vale la pena descargarlo a través de este enlace u obtener al menos un resumen a través de este otro.
Llegados a este punto quiero recordar que 2017 fue un año pródigo en fenómenos adversos en España. En esta entrada del blog hice referencia a la mayor parte de ellos. Cabe recordar por ejemplo:
El fuerte temporal de nieve en la Comunidad Valenciana y zonas del bajo Aragón en enero, con graves problemas originados en el tráfico ferroviario y automovilístico y que destacó, entre otros aspectos, por su gran actividad convectiva, muy rara en ese mes.
La fortísima ola de calor de junio -no sólo en España sino también en buena parte de Europa- que batió muchos récords.
Las temperaturas máximas de julio, de modo que Córdoba alcanzó la máxima absoluta nacional con 46,9ºC el día 13 de ese mes.
Un nuevo episodio de altas temperaturas a primeros de agosto que afectó al área mediterránea con la aparición de algunos fenómenos locales que intensificaron más si cabe el efecto de la propia entrada cálida. Fue muy destacable en esta situación la gran extensión meridional de la estrecha vaguada en cuya zona delantera se produjo la advección cálida.
Y, para finalizar, en octubre nos sorprendió la trayectoria del huracán "Ophelia" pero sobre todo su mantenimiento como tal huracán hasta latitudes muy elevadas así como su posible relación, más o menos directa, con los fortísimos incendios forestales que se registraron coincidiendo con su paso -aunque a cierta distancia- en Portugal y Galicia.
La fortísima ola de calor de junio -no sólo en España sino también en buena parte de Europa- que batió muchos récords.
Las temperaturas máximas de julio, de modo que Córdoba alcanzó la máxima absoluta nacional con 46,9ºC el día 13 de ese mes.
Un nuevo episodio de altas temperaturas a primeros de agosto que afectó al área mediterránea con la aparición de algunos fenómenos locales que intensificaron más si cabe el efecto de la propia entrada cálida. Fue muy destacable en esta situación la gran extensión meridional de la estrecha vaguada en cuya zona delantera se produjo la advección cálida.
Y, para finalizar, en octubre nos sorprendió la trayectoria del huracán "Ophelia" pero sobre todo su mantenimiento como tal huracán hasta latitudes muy elevadas así como su posible relación, más o menos directa, con los fortísimos incendios forestales que se registraron coincidiendo con su paso -aunque a cierta distancia- en Portugal y Galicia.
Qué interesante sería que se llevaran a cabo estudios de atribución para éstas u otras de las situaciones meteorológicas adversas que afecten a España. Soy consciente de que hay dificultades: a las crónicas escaseces de recursos humanos y económicos para la investigación se une una cierta prevención por parte de algunos científicos en relación con los estudios de atribución, sobre todo por lo que se refiere a las precipitaciones. Además es verdad que esos estudios no permiten afirmar de forma categórica -aunque en algunas de las conclusiones a las que me he referido más arriba parece que sí- que un fenómeno concreto no habría sucedido si no existiera el calentamiento global. Sin embargo sí es posible expresar la mayor o menor probabilidad de que un fenómeno pueda tener relación directa. Pues perfecto, si esa es la mayor verdad científica que puede establecerse en una naturaleza tan compleja, es una riqueza y una oportunidad que no podemos dejar de lado. Avancemos y conozcamos mejor nuestro clima y su evolución.
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