Depende de la intención de la pregunta, claro. Para el común de los mortales ha sido una mala y desapacible semana con frío, lluvia, granizo, nieve… es decir, todo un muestrario meteorológico que ha fastidiado bastante, por mucho que se reconociera que hacía falta el agua. Sin embargo, para los predictores meteorológicos que tuvieron que pasar su semana o semana y media de pasión, ha sido buena ya que las predicciones, aún con algunos detalles que ahora comentaré, han ido aceptablemente bien. Además, a diferencia de otros años, no ha habido polémica con el sector de la hostelería y creo que por dos razones. La primera, porque el “mal tiempo” empezó ya con el comienzo de la semana y hay siempre un sentimiento muy arraigado -pero que no siempre es cierto- de que “si no aciertan en los primeros días como van a acertar en los siguientes”. La segunda es que, quien más quien menos, avisaba de que la predicción era algo incierta para la segunda mitad de la semana, con lo cual quedaba espacio suficiente para quien quisiera tentar a la suerte.
Todo ha salido en gran medida tal como planteaban los principales modelos numéricos. Eso sí, los “ensembles” nos avisaban que estuviéramos atentos a la segunda mitad de la semana porque cabía la posibilidad de que hubiera alguna desviación notable. Las precipitaciones –en este caso es apropiado decirlo así porque ha precipitado de todo- han afectado a prácticamente todos los puntos de la Península y Baleares y a veces con cantidades bastante significativas. A falta de la confirmación del dato por parte de AEMET estimo que se puede haber rebajado el déficit hídrico español en dos o tres puntos. Es una cantidad importante pero no olvidemos que antes del comienzo de temporal este déficit alcanzaba la respetable cifra de un 44 por ciento aproximadamente.
La primera parte de la semana se caracterizó por la presencia de débiles borrascas de niveles altos unidas a bolsas de aire frío pero sin una estructura sinóptica bien marcada. Las lluvias empezaron afectando al suroeste peninsular para irse extendiendo el martes a zonas del centro y del noroeste peninsular para ya el miércoles afectar a puntos de casi toda la Península.
El miércoles era el día de la “crisis”. Durante ese día y los siguientes todo sucedió como decían los modelos deterministas aunque con algunas menores variaciones entre ellos. Una marcada borrasca de niveles altos, que se fue convirtiendo poco a poco en borrasca fría, se situó sobre Portugal y durante la noche del jueves al viernes desarrolló una bien definida línea de chubascos y tormentas que fue la responsable de la suspensión de muchas procesiones de esa madrugada e incluso de la aparición de la nieve en zonas del interior peninsular por encima de 700-800 metros. Tras esa línea de inestabilidad el aire frío del núcleo de la perturbación daba lugar a caprichosas estructuras nubosas que aparecían y desaparecían sin cesar y nos regalaban con una muestra variada de precipitaciones: lluvia, nieve granulada, granizo blando…
Imagen Meteosat de "masas de aire" correspondiente a las primeras horas de la mañana del Viernes Santo. Destacan en ella la línea de chubascos y tormentas, las células nubosas de la descarga fría y la marca del chorro sobre el oceano separando distintas nubosidades |
Y ya, como estaba previsto, a partir del sábado la situación empezó a mejorar…
En cualquier caso merece la pena mencionar un par de cuestiones desde el punto de vista de la predicción. El mismo miércoles hubo comentarios en algunos medios apuntando que la evolución continuaba poco clara para los siguientes días. Mi opinión es que estaba ya bien definida desde un punto de vista sinóptico. Lo que difería –y a veces bastante- era la estructura de los campos de precipitación. Eso es hasta cierto punto normal ya que los distintos modelos la parametrizan de forma muy distinta dado que , por resolución y por formulación, no la calculan directamente.
La segunda cuestión va en relación con la predicción de la cota de nieve para la madrugada del viernes. No he seguido cuidadosamente las predicciones pero tengo la sensación de que se quedó un poco alta. Se estimaba alrededor de los 1100 metros para Castilla y León…¡y bajó hasta los 700 metros de Valladolid! Probablemente una humedad relativamente baja en capas cercanas al suelo o el tamaño grande de los copos procedentes de los procesos convectivos de esa línea de inestabilidad tuvieron algo que ver. En cualquier caso la nieve abrileña funde rápido y no suele crear problemas.
Y lo último: a la vista del buen comportamiento de los deterministas se podría argüir la idea que ya expresé en otra entrada de este blog sobre si hubiera sido aconsejable dar la probabilidad de ocurrencia de escenarios alternativos. Sigo pensando que sí, que sería muy conveniente.
Durante esta semana que empieza nos afectarán diversas perturbaciones arrastradas por un flujo de vientos del noroeste en niveles altos que traerán lluvias y chubascos la mayor parte de los días –y ya no es Semana Santa- a zonas fundamentalmente de la mitad norte. Lo mas interesante podría ser la interacción entre la corriente polar y la subtropical hacia el jueves o viernes. A veces esas interacciones dan bastante lluvia. Pero faltan cuatro días…y es primavera.
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