Siempre que ocurre un fenómeno atmosférico significativo, y más si ha tenido un efecto adverso sobre la población, la pregunta más repetida por los periodistas es si tiene relación con el cambio climático. Y la respuesta de los meteorólogos siempre ha sido la misma: Un fenómeno aislado no se puede nunca atribuir científicamente al cambio climático porque puede quedar dentro de la variabidad natural de la atmósfera. Y en el caso de que tuviera algo que ver no podría saberse en qué proporción exacta. Además se suele añadir que sería la tendencia creciente de este tipo de fenómenos la que sí podría estar relacionada con el cambio. El periodista acepta que ésta es la respuesta científica correcta pero… ahí “no hay titular” ya que no es posibilita ver al cambio climático como responsable de las situaciones adversas concretas que nos afectan y que es lo que realmente interesa al público.
Sin embargo las cosas están cambiando. En los últimos tiempos se han publicado varios artículos científicos que vinculan ya fenómenos concretos con el cambio climático, o dicho más correctamente, los ven como efectos, al menos parciales, del calentamiento global. Voy a hacer referencia a un par de ellos.
En febrero del año pasado “Nature” publicó un artículo de un grupo de científicos ingleses, suizos y japoneses sobre las inundaciones de Inglaterra y Gales y su posible relación con el efecto invernadero inducido por las actividades humanas. Efectuaron miles de simulaciones de esa situación con modelos numéricos incluyendo -o no- los gases procedentes de la actividad industrial del siglo XX. Llegaron a la conclusión de que, en nueve de cada diez simulaciones, aparecía que estos gases incrementaban en más de un 20 por ciento el riesgo de esas inundaciones concretas y que dos de cada tres lo incrementaban hasta un 80 por ciento.
En septiembre aparecía otro artículo de investigadores del Instituto de Investigación del Impacto Climático de Postdam en el que se estimaba -a través del estudio estadístico de la serie climatológica- en un 80 por ciento la probabilidad de que la ola de calor de julio de 2010 en Moscú no hubiera ocurrido sin el calentamiento global. Aunque el artículo no se refiere a ello, otros artículos han relacionado esta ola de calor con las inundaciones del monzón en Pakistan ocurridas también en aquel verano mostrándolo como las dos caras de una única situación de bloqueo atmosférico. Por tanto esas catastróficas inundaciones podrían estar también muy vinculadas al calentamiento global.
Estos artículos son solo una muestra de todos los trabajos que se vienen realizando sobre esta cuestión. Y ello, bien a través de simulaciones con modelos matemáticos o mediante técnicas estadísticas. En cualquier caso sí hay que tener en cuenta una cosa: los resultados se expresan y se expresarán siempre en términos de probabilidad porque eso es lo que nos ofrece, nos guste o no, el método científico. Y creo que hacemos mal si no acabamos de incluir las probabilidades como algo normal de nuestro universo con lo que hay que convivir…y sacar partido como ya vamos haciendo, aunque con mucho esfuerzo, en la predicción meteorológica.
Por otra parte, hace sólo un par de días la NOAA ha anunciado que el pasado mes de marzo ha sido con diferencia el más cálido en Estados Unidos al menos desde 1895 batiéndose todo tipo de records. Seguro que en muy pocos meses tendremos varios artículos donde se estudiará su mayor o menor vinculación con el calentamiento global. De momento Martin Hoerling del Earth System Research Laboratory de NOAA ha lanzado un interesante estudio preliminar sobre esta situación con el expresivo título "Meteorological March Madness 2012". Hoerling apunta en principio a una causa básicamente dinámica sin excluir ya alguna contribución del calentamiento global. El tema sigue abierto pero avanzamos por un camino muy interesante y sobre todo mas cercano a la comprensión e interés del público.
Por tanto, quizás a partir de ahora, los meteorólogos debemos ir modificando o matizando nuestras contestaciones cuando se nos pregunte: ¿Pero ésto es cambio climático?
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