Por fin ha acabado la semana de pasión de los meteorólogos y empieza la Semana Santa. En general suelen ser días de menor presión porque mucha gente ya ha tomado sus decisiones y porque los modelos poco a poco van encontrando – o no- la evolución definitiva.
Mi opinión es que durante esta semana pasada estos modelos se han comportado razonablemente bien para ser primavera. Los productos provenientes de los “ensembles” o “conjuntos” del Centro Europeo o del GFS –por cierto, qué poca información de estos sistemas probabilísticos hay en la red siendo fundamentales- nos venían indicando desde hace varios días que la atmósfera en nuestra zona tenía una predecibilidad bastante aceptable hasta el miércoles pero que, a partir de ahí, la tenía baja. Y así se han mantenido dando fe de la complejidad de esa evolución del miércoles al viernes originada sobre todo por las dudas sobre el comportamiento final de la vaguada que el miércoles se acerca a Irlanda.
En este marco general, los modelos deterministas han ido relativamente de acuerdo y el público ha quedado bien informado sobre las características de la primera mitad de la semana si bien, como es lógico en estas situaciones, es imposible saber la hora y la intensidad de cada chubasco o tormenta en localizaciones geográficas concretas dado que son fenómenos de pequeña escala no resueltos explícitamente por los mismos.
¿Qué habría que haber hecho a partir de ahí? Quizás lo científicamente “sensato” hubiera sido el “pronóstico reservado”, o bien una descripción gráfica de los dos o tres escenarios con mayor probabilidad de ocurrir. Pero lógicamente ésto es muy difícil de hacer y a partir de ahí se han establecido diferentes estrategias de comunicación para contar lo que no acabamos de saber o para contar que no lo sabemos… pero contando algo.
Parece confirmarse que la vaguada que se acerca a Irlanda el miércoles tiende a estrangularse y dar lugar a una borrasca de niveles altos cuyo centro se situaría entre el jueves y el viernes en la vertical de Lisboa. Si ello es así, y lo hace con la estructura que muestra el modelo determinista del Centro Europeo, las lluvias parecen aseguradas para esos días. Pero el “ensemble” sigue sin tenerlas todas consigo y continúa marcando una zona de relativa baja predecibilidad en una franja al noroeste de la Península Ibérica. ¿Qué quiere ello decir? Pues que no acaba de haber una seguridad plena respecto a la ubicación final de la perturbación. Podría darse un escenario en que la borrasca se sitúe 200 o 300 km más hacia el oeste o que, situada sobre Lisboa, presentara un flanco delantero con viento muy del sur. En ambos casos, poca o nula precipitación y temperaturas muy suaves o incluso un punto cálidas.
Ésta es la situación clásica que ha conducido bastantes veces a errores de predicción serios en España. Como la he vivido con cierta frecuencia la tomo siempre con mucha precaución. Lo que sí es para nota es que se presente justo para el jueves y el viernes santo ¡es como para creer en las meigas!
Pero bueno, mas allá de esta digresión, esperemos que el estupendo modelo determinista del Centro Europeo, que va en bastante coincidencia ahora con el GFS, se salga definitivamente con la suya. Tiene bastantes probabilidades de hacerlo.
En cualquier caso, buena semana y buena suerte.
Veo que la experiencia es un grado, además un grado muy alto. Se nota que ha sido usted un comunicador además de meteorólogo.
ResponderEliminarSaludos y buena semana.