25 de mayo de 2022

Oportunidades que se escapan

La situación de altas temperaturas que acaba de afectarnos ha vuelto a dejar -como cabía esperar- récords importantes de temperaturas máximas y algunas mínimas. Mientras que las primeras han quedado algo suavizadas por el efecto conjunto de las nubes altas y de la calima, las segundas han sido un poco forzadas al alza por esos mismos fenómenos. En fin, cuando parecía difícil que se superasen los valores de la situación de mediados de mayo de 2015, ello ha ocurrido y no hace sino confirmar lo que es ya una clara tendencia a que las temperaturas veraniegas vayan apareciendo cada vez con más frecuencia en los meses de mayo y junio. 

El relato de la situación y de  los valores alcanzados se han ido reflejando en sucesivos mensajes de Aemet así como en esta crónica de Victoria Torres en "El País" a partir de las declaraciones de Rubén del Campo, portavoz de la Agencia. Por su parte, la tendencia al adelanto de las temperaturas veraniegas ha sido excelentemente tratado en este artículo de Benito Fuentes en el blog de Aemet y por César Rodríguez Ballesteros en su blog "Clima en mapas".


Uno de los tweets que Aemet publicó en días pasados informando sobre la singularidad de la situación.

Por mi parte me interesa fijarme sobre todo en la necesidad de conocer más a fondo las causas dinámicas y/o termodinámicas que favorecen estos valores y estas tendencias. Durante mucho tiempo se ha razonado que ello se debe a una expansión de la masa aérea norteafricana, favorecida muchas veces por la circulación sobre nuestras zonas de viento de componente sur. Sin embargo, cuando se examinan más a fondo estas situaciones se constata que no siempre ocurre de este modo, o al menos que los valores alcanzados no pueden explicarse solamente por esas causas. Así por ejemplo, los análisis de retrotrayectorias nos muestran que, a veces, esas masas no proceden de África sino que son de origen subtropical marítimo y que han sufrido un fuerte proceso de calentamiento y "secado" por subsidencia. En otras ocasiones se observa cómo las temperaturas alcanzadas no pueden explicarse solamente por la temperatura de la masa de aire que nos llega sino que debe haber otros procesos regionales o locales -que no conocemos del todo- que deben haber contribuido a ello. 

Por tanto creo que se hace necesario ir un poco más allá y profundizar en las causas concretas que nos llevan a estos episodios y al aumento de su frecuencia. Hay métodos muy útiles tales como los estudios de retrotrayectorias o los experimentos de sensibilidad con los modelos numéricos ("conexión" o "desconexión" de ciertos módulos físico-matemáticos en los modelos para ver su influencia -o no- en las situaciones que se presentan y en los valores que se alcanzan). Y junto a ellos otros, como los de atribución, que nos permiten saber hasta qué punto una situación concreta está en mayor o menor relación con la evolución del cambio climático.

Cuando ocurren estas situaciones se dice en un primer momento -y es lógico que sea así- que las causas o las conexiones de estos fenómenos deberán conocerse con detalle tras un cuidadoso estudio posterior. Sin embargo, muy pocos de ellos se realizan. Y si se hacen, casi no se dan a conocer sus conclusiones. ¿Se ha hecho en España algún estudio profundo sobre la dinámica y termodinámica de “Filomena”? ¿Y sobre los cambios de circulación en altura sobre nuestra zona geográfica con los cambios subsiguientes en los “ríos atmosféricos”? ¿O sobre el aparente aumento de la intensidad de las precipitaciones en invierno?, ¿ Se está profundizando más sobre las transiciones extratropicales en nuestras zonas atlánticas y mediterráneas? Y ello solo por citar algunos ejemplos.

Es importante reseñar que este tipo de estudios no solo tienen un valor académico, sino que pueden resultar vitales para la planificación de las respuestas en actividades de prevención y/o de mitigación ante estos fenómenos. Me consta que esta preocupación es compartida por otras muchas personas, varias de las cuales son excelentes investigadores que se dedican a estas tareas en la medida en que les es posible. Ante esta situación la respuesta de ellos siempre suele ser la misma: falta de personal y/o falta de recursos. Por tanto, ¿cuándo el Gobierno va a dar la prioridad que requiere el estudio de nuestra meteorología y nuestro clima con un plan general de investigación bien diseñado, coordinado, dotado y adecuadamente gestionado? Se van escapando muchas ocasiones y oportunidades. 


16 de mayo de 2022

El verano vuelve a invadir mayo

Cuando era un chaval y vivía en un pueblo de La Mancha toledana, recuerdo que cuando se producían varios días de mucho calor, los hombres del campo decían que tanto calor no podía sino traer después un episodio de tormentas fuertes, como así solía ocurrir en muchas ocasiones. Bastantes años más tarde ya comprendí que tenía que haber algo más que mucho calor para que esos fenómenos se produzcan: es necesario que aparezca alguna onda, aunque sea débil, o alguna dana en niveles medios y altos para que ello ocurriera. Y justamente es esa onda o dana la que, en su lento acercamiento a la Península, y antes de entrar, genera en su zona delantera, las condiciones para una fuerte subida de temperaturas. En cualquier caso ahí ha quedado esa continuada atribución de algunas situaciones de tormentas a los muchos días de calor: las todavía populares "tormentas de calor".


Algo así va a suceder en los próximos días: tras un progresivo crecimiento de la dorsal africana sobre la Península Ibérica, la suma de la llegada de aire ya cálido de origen, la subsidencia anticiclónica y los cielos poco nubosos o despejados va a provocar un marcado ascenso de temperaturas que alcanzarán o incluso rebasarán algo los 40º C en algunas zonas del centro y sur peninsular. Esa situación tocará a su fin entre el domingo y el martes por la llegada de una pequeña pero activa dana que desde el jueves, momento aproximado de su formación, deambulará entre Azores, Canarias y la Península. Es probable que las tormentas que genere a su paso puedan provocar algunas fuertes tormentas, pero a su vez dará lugar a una clara suavización de las temperaturas. La única duda que muestran los modelos es el momento concreto en que esa  dana nos afectará, teniendo en cuenta sus movimientos de difícil predicción ya que dependen de variaciones muy sutiles de los vientos que la rodean.

Este mapa mixto del geopotencial de 500 hPa y de la temperatura de 850 hPa previsto por el ECMWF para el mediodía del próximo domingo muestra la típica situación de altas temperaturas en la Península y Baleares. La extensión de la masa cálida norteafricana forzada en mayor medida por la presencia de la dana al oeste de Portugal, los vientos débiles o en calma, los cielos despejados y algunos fenómenos de subsidencia crean el escenario ideal para la aparición de las elevadas temperaturas. 

La incertidumbre básica que presenta este mapa proveniente del sistema de predicción por conjuntos del ECMWF previsto para la madrugada del domingo es la ubicación concreta de la pequeña dana al oeste de Portugal, que podría influir de algún modo en las temperaturas máximas que puedan alcanzarse. En cualquier caso, la confianza en que esta dana atraviese la Península entre el domingo/lunes y el martes es bastante alta.

Por lo que respecta a la situación de altas temperaturas no viene sino a seguir confirmando la tendencia ya demostrada del adelanto progresivo de los días claramente veraniegos invadiendo poco a poco la segunda mitad del trimestre primaveral. En mi opinión es esta evolución así como el cambio de trayectoria de las borrascas atlánticas las muestras más claras de la presencia del cambio climático en nuestras zonas geográficas. 

Ante esta situación cabe preguntarse sí se van a batir los récords de temperaturas máximas y/o mínimas del mes de mayo o, por otra parte si se trata de una de "ola de calor". Es posible que algún récord pueda caer pero va siendo difícil porque ya tanto en años anteriores -por ejemplo 2015 o 2020- hemos tenido situaciones de muy altas temperaturas; tal como quedó reflejado en esta entrada del blog, en esta y en esta otra. En cuanto a sí se trata de una "ola de calor" es difícil afirmarlo desde un punto de vista técnico ya que los criterios establecidos por Aemet para definirla se refieren a los meses de junio, julio y agosto; criterios que a la vista de esta rápida evolución deben ser probablemente ampliados. En cualquier caso, sí, desde la percepción subjetiva estos días van a ser considerados por muchas personas como  una clara ola de calor y conviene tenerlo muy en cuenta, sobre todo desde el punto de vista sanitario y quizás también energético y ambiental. 

Para finalizar, recordar una vez más la necesidad de que en España se investigue con mayor profundidad las causas de este adelanto del periodo veraniego: ¿Son más frecuentes las entradas de las dorsales norteafricanas? ¿Es más cálido "de origen" el aire que nos llega de África? ¿Hay más o más intensos fenómenos de subsidencia? ¿influye la sequedad de algunos territorios con déficit hídrico prolongado sobre todo en zonas de la vertiente atlántica? Como tantas veces he apuntado ojalá se organice cuanto antes un esfuerzo cooperativo, priorizado y bien coordinado entre nuestros centros o instituciones de investigación climática y ambiental. Nos seguimos jugando mucho.